jueves, 18 de octubre de 2012

CARLOS ARMANDO FIGUEREDO, ¿VOLVER A LA VOTACIÓN MANUAL?

Si hubo algún fraude es si así se considera la parcialización del CNE, que le dio todas las ventajas a Chávez, que nunca aceptó las denuncias de abusos formuladas por la oposición, que no contó como propaganda las interminables cadenas ni las cuñas obligadas por la ley RESORTE, que no controló la proveniencia de los fondos de la campaña oficialista y más

Están circulando mensajes en la red de personas que dicen que, a menos que se regrese a la votación manual, no volverán a votar. Están sugiriendo que Chávez ganó la elección por fraude en la votación electrónica, cuando muchos de los expertos meas reconocidos de la oposición en materia electoral, habían comprobado, en auditorías sucesivas, que ese tipo de fraude no era posible.

Si hubo algún fraude es si así se considera la parcialización del CNE, que le dio todas las ventajas a Chávez, que nunca aceptó las denuncias de abusos formuladas por la oposición, que no contó como propaganda las interminables cadenas ni las cuñas obligadas por la ley RESORTE, que no controló la proveniencia de los fondos de la campaña oficialista, que impidió que votaran miles de venezolanos residentes en el extranjero.

Con todo eso, Capriles aumentó la votación de la oposición respecto de 2006 en más de dos millones de votos, frente a sólo 700.000 por parte de Chávez. Se logró ese aumento a pesar en que muchos reductos imperdibles de la oposición la abstención fue más alta que lo anticipado.

Si es que fue posible el fraude con las máquinas de votación, ¿se imaginan cómo sería con votación manual.? ¿No recuerdan los que así opinan que, en tiempos de votación manual durante los años de democracia, en las mesas, en los escrutinios había partidos que se repartían los votos?

Alegan esos voceros de la abstención que, en Europa se han suprimido las máquinas, pero no dicen nada acerca de las razones de esa eliminación, que en muchos casos son de índole económica y que se deben a que las votaciones son más sencillas, con un alto grado de abstención y con una cultura democrática menos propensa al fraude.
figueredo.carlosar@gmail.com

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ALFREDO CORONIL HARTMANN, CAPRILES, USTED FUE PRESIDENTE,

Ha pasado una semana desde las elecciones del 7 de octubre, lo cual invita a pensamientos mucho más razonados que los que suelen nacer en momentos tan tensos y frustrantes.

 Muchas  personas se me han acercado para que manifieste mis ideas sobre este momento tan doloroso para la democracia de Venezuela, de Latinoamérica y el mundo, ante los resultados electorales del pasado domingo.
No tengo vínculos con ninguno de los dos candidatos y como es de suponer de todo demócrata, guardo profundas distancias con el totalitarismo mal maquillado de Hugo Chávez.
Por lo tanto, mis ideas no pueden llegarle a ninguno de los dos, si no es por esta vía pública. Valga para todo el pueblo venezolano y el demócrata del mundo, este mensaje.
Puedo hablar de democracia, de política, de elecciones y de Estado, no sólo por formación académica, por mis escritos, discursos y testimonios públicos a lo largo de 52 años de vida política, sino porque quienes me conocen, saben que tuve el privilegio de haber nacido y haber sido criado por personas no solamente, curtidas dentro de aquella Acción Democrática de lucha democrática y anti-dictatorial, de clandestinidades, cárceles y exilio, además, tuve el honor y la fortuna de haber sido el hijo político y afectivo del presidente Rómulo Betancourt, otro padre que la vida me regaló, él mismo escribió que su matrimonio con mi madre no había hecho mas que facilitar el encuentro que, en cualquier otra circunstancia, habría igualmente desembocado  en una relación que lo convirtió para mi, además de un extraordinario amigo, en mi maestro y guía en disciplinas, para ambos, fundamentales: el Estado, la política y la democracia.
A Henrique Capriles le di mi apoyo en estas elecciones, por cuanto representó una alternativa democrática, frente al modelo totalitario y comunista de Hugo Chávez. No voté por él en las elecciones primarias, pero más allá de que no comulgue con algunos aspectos de la visión, que se intuye, tiene del Estado y su papel, hago un absoluto reconocimiento a su talante democrático, honestidad, alto tenor humano y enorme capacidad de activismo. Indiscutiblemente que su campaña electoral nos retrotrae a los años previos del altamente discutible “marketing político”, que tanto énfasis hace en los medios de comunicación, en vez de trabajar “puerta a puerta”. Todos tenemos que darle nuestro más profundo reconocimiento a su esfuerzo electoral.
El sábado 6 de octubre, víspera de las elecciones, no podía dejar pasar el momento, para estimular a los venezolanos a votar en tan vital fecha, por lo que acepté la invitación de mis queridos amigos de la ciudadana asociación civil “Primer Poder”, a hacer una pequeña carta que presentara un ensayo “El Silencio de los Buenos”(que pueden ubicar en mi blog : http: //pararescatarelporvenir.blogspot.com) el cual les recomiendo leer. Allí verán, las verdades de una etapa vital de nuestras historia en donde nacen los próceres de nuestra democracia y sus grandes obras de beneficio colectivo, así como conocerán las diferencias entre candidatos o mandatarios que sólo llegaron a la Presidencia versus estadistas que multiplicaron a la Presidencia y el país.
Algunas de mis palabras fueron:
“… este 7 de octubre, en el momento de elegir un destino, ustedes van a verse ubicados en alguna de las fechas históricas que se mencionan en este ensayo; pudiendo así confirmar que la historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”.
Quiero establecer como base de este mensaje a las últimas palabras del párrafo anterior: “…la historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”. Bajo el régimen de Hugo Chávez, ni las circunstancias políticas, ni electorales, ni estatales, son las normales de una democracia. Por lo tanto, al asistir a unas elecciones tan desiguales, no se está concurriendo a un acto democrático, sólo se reconoce el triunfo del “eterno” ganador.
La contienda del 7/O no fue entre dos candidatos, ni dos ideologías, ni dos partidos. La contienda fue entre el dictador de un estado totalitario gobernante y el Presidente electo de un estado democrático en oposición. He aquí el problema.
Ud. Sr. Capriles con las elecciones primarias de febrero, no se ubicó a la cabeza de un estado democrático o como el máximo representante de un sistema democrático, civilizador, progresista y pacífico, sino que solamente asumió el simple rol de candidato en unas supuestas elecciones democráticas y así, con una muy pasiva actitud, el mismo 7/O aceptó el resultado de un estado totalitario. Ese fue su “Plan B”, aceptar la derrota.
Apenas hace unos días, públicamente aceptó el abuso desmedido del estado totalitario que era de su conocimiento, como lo es de todos. Su intento de derrotar a este régimen por la vía electoral es noble, por lo pacifista; pero sabiendo reconocer la dificultad obvia de su triunfo ante el monumental ventajismo de su contrincante, su “Plan A” era su derrota y por ello –esa noche- ha debido estar preparado para asestar el mayor “golpe mediático” contra el régimen, y aprovechar la mayor audiencia en medios que iba a tener al momento en que Ud. hablara, como el “derrotado”.
Justo allí, Ud. iba a decir un mensaje que llegaría a quienes nadie ha podido llegarle en todos estos 14 años, para no sólo representar a la libertad y al progreso, sino también a Ud., al Presidente de la Venezuela de la paz, la democracia y el progreso, ante la gran posibilidad de la desaparición física de Hugo Chávez.
Permítanme explicarlo. Henrique Capriles Radonsky, dejó de ser el Presidente de la democracia, al perder la oportunidad de oro para, no solo mantener aglutinada a toda la oposición, sino para multiplicar tal grupo, mediante la exposición de nuestros reclamos, frente a un auditorio que como nunca antes Chávez le había permitido tener en un momento de tanta expectativa como lo fue su posición ante los resultados.
Sus palabras hubiesen herido sensiblemente a la “fortaleza” de Hugo Chávez, ante quienes están narcotizados con sus propagandas, pero que sufren todas las calamidades que aquí se mencionan. Ellos también son venezolanos. Víctimas de la misma miseria patrocinada por este régimen que les obliga a aceptar chantaje, la coacción y el soborno.
Mi respetado señor Capriles, el simplemente haber aceptado los resultados y el haber tratado de consolar a los 6 millones y medio de derrotados, pudo haber sido una parte trivial de lo que se debía decir, pero le insisto en una Venezuela democrática, no en esta colonia de la Cuba castrista.
Su débil “mensaje”, ante quienes esperábamos escuchar la voz del reclamo que a Ud. le fue asignado en las elecciones primarias, rompió la vital unión de los al menos seis millones y medio de votos que lo respaldaron.
Hoy, entre frustraciones y confusiones bastante bien fundadas, se cuestiona al resultado electoral y se divide a esa millonada de votos en bandos que por tan trivial actitud suya hasta piensan en abstenerse de votar en diciembre; y peor aún, en el momento en que toda Venezuela estaba pegada a los televisores, no le llegaron todos los reclamos que sufrimos todos los venezolanos, a quienes solamente reciben los edulcorados mensajes que dibujan a un país de maravillas con fantasías mediáticas de la red de medios de comunicación sumisa ante el régimen (y hablo de no menos del 70% de la audiencia). Lamentablemente, Ud. perdió ese momento histórico. Un momento que le hubiera confirmado como el valiente luchador de nuestras necesidades e ideales. Ud. no estaba allí para solamente ganar o perder, sino para defender nuestras necesidades e ideales. Ese es el papel de un estadista y no el de un candidato a una alcaldía o gobernación, que reconoce su derrota y trata de secar lágrimas ajenas. El momento era para defender a un modelo democrático, a un país completamente destruido.
Para no crear especulaciones que puedan invitar a malentendidos, permítame Sr. Capriles exponerle un simple ejemplo de lo que un equipo de expertos políticos le hubiera recomendado decir, en tan crucial e irrepetible momento (al menos a la vista de los próximos seis años).
“Pueblo de Venezuela, ciudadanos demócratas de Venezuela y el mundo:
El Consejo Nacional Electoral, conformado mayoritariamente por militantes del partido de gobierno, ha publicado oficialmente su primer boletín sobre los resultados de la elección que ha convocado a todo nuestro país en el día de hoy.
Tales cifras de este organismo comicial anticipan la victoria del candidato a la reelección y actual mandatario, comandante Hugo Chávez Frías, lo cual acepto de manera provisional, hasta tanto no se verifiquen los conteos, se diluciden eventuales reclamaciones y se oficialicen los totales.
Soy un demócrata que cree en las elecciones y si bien he decidido participar en estas, debo acusar una serie de fallas en el sistema electoral que sugiero sean revisadas y corregidas para evitar especulaciones dañinas a la vida democrática y pacífica del país. Nuestro equipo electoral hará la revisión de los resultados del CNE y conforme se pronuncien, se harán las sugerencias del caso. Mientras tanto, considero que es imprescindible por el bienestar del país que pacíficamente vayamos a nuestros hogares, para mañana continuar con nuestros deberes cotidianos.
Si tal como se perfilan los números, yo pierdo con demostrados resultados, no duden que democráticamente  aceptaré mi derrota. Sin embargo, de haber denuncias de irregularidades sin respuesta apegada a las normas legales, apelaré constitucional y  pacíficamente ante las instituciones nacionales y de ser necesario internacionales, para que se enmienden los errores y se subsanen las irregularidades.
No puedo dejar pasar esta oportunidad para decirle al pueblo de Venezuela, que en su totalidad me sintoniza en este momento (algo que los medios del régimen no me permitieron hacer durante mi campaña electoral), la mención de algunos puntos que quiero reclamar en este momento ante Ud. comandante Hugo Chávez, como el presunto vencedor y renovado presidente del país.
Quienes han votado por mí, lo han hecho buscando grandes mejorías en problemas que han surgido o  han ido empeorando a lo largo de estos catorce años de su mandato.
La inseguridad es la más alta de nuestro continente, siendo los sectores populares los que ponen la mayor cantidad de muertos diariamente. Las cifras ya compiten con las de la Guerra de Independencia, en los mismos 14 años, son más de 160 mil familias las que sufren el luto, muchas de la cuales confiaron en Ud. para tener una mejor calidad de vida y sin embargo encontraron la muerte.
El sistema judicial y penitenciario está en un perfecto caos, ello contribuyendo al fortalecimiento de las organizaciones criminales y al aumento de la criminalidad.
La presencia de grupos terroristas en territorio nacional, más el incremento del narcotráfico nos presentan ante el mundo como un país narco-complaciente, al punto de estar infiltrado dentro de las fuerzas de seguridad pública.
Con su régimen hemos perdido la independencia que tanta sangre le costó a Bolívar y los cientos de miles de héroes que lucharon contra aquel Imperio “extranjero” y  hoy somos súbditos de un rey en Cuba, quien emplaza a sus comandantes y funcionarios para dar órdenes a nuestros militares y funcionarios públicos; ello sin mencionar la diversión de vitales fondos para nuestro desarrollo a países asociados al Imperio Castro-Cubano.
 La inflación nos atormenta en niveles que los programas de asistencia popular no logran calmar; el desempleo se esconde con misiones, pero no ofrece libertad a quienes quieren buscar opciones de mejores ingresos en un abierto mercado laboral, ya no quedan empresas que puedan absorber tal cantidad de personal; las expropiaciones por causa de utilidad pública que contempla nuestro ordenamiento legal han sido realizadas de manera arbitraria, injusta y completamente dañina para el aparato productor nacional convirtiéndose en meras confiscaciones; al punto de haber creado la enorme dependencia de importaciones, que a mucha mano de obra benefician, en otros países. Los conflictos sindicales abruman a las organizaciones estatales por la falta de cumplimiento de los compromisos y pagos; los empleados públicos se sienten humillados al verse obligados a pagar réditos al partido oficial e igualmente  a asistir a eventos del mismo partido.
Los servicios públicos están sufriendo el peor deterioro de nuestra historia; y pensar que tuvimos los mejores de todo el continente, en cuanto a vías terrestres, puertos aeropuertos, centrales hidroeléctricas para exportar energía a otros países, acueductos y embalses en cantidades suficientes como para crear grandes desarrollos habitacionales populares con todas sus comodidades.
 La vivienda construida en los cuarenta años de democracia civil, había alcanzado a casi millón y medio de unidades, mientras que Ud. hasta el 2011 ha construido apenas algo más que 300.000.
PDVSA, la responsable de haber pagado al estado más del 70% de su ingreso, es hoy la que debe pedir al Banco Central ayuda para subsistir, en franco abandono de sus instalaciones, la producción petrolera ha caído a menos de las dos terceras partes y dependemos de la gasolina importada para mover al país.
Solamente con decirle que durante el siglo XX, a pesar de los vicios que todos reclamamos a esos gobiernos, fue cuando se construyó toda la infraestructura que hoy podemos usar para nuestra civilidad y que lo que Ud. ha gastado en catorce años es más del triple de todo lo gastado en 100 años, no es sino para exigirle a Ud. que haga un cambio muy profundo, porque los resultados de su gestión son devastadores.
Ahora bien, permítanme hablarle a mis seguidores. Tenemos el ideal de construir una Venezuela próspera, pacífica y con igualdad de oportunidades para todos. Nunca  vamos a  abandonar ese ideal. Hecho por el cual, seguiré estando en oposición a este régimen y a todos los regímenes que impidan el sano y pacífico desarrollo de la democracia y del mejoramiento de nuestras condiciones de vida.
Por ahora los objetivos no han sido conseguidos. ¡Vivan la democracia y el progreso!”
Espero que con estas palabras haya quedado bien clara la diferencia entre un buen candidato y un estadista; para decirle que son estos últimos quienes realizan los actos que se marcan en la Historia. En estos momentos trascendentales las “salidas” exigen formulas excepcionales.
Lo más probable es que de haber pronunciado ese discurso, el régimen le hubiese querido meter preso o someter a juicio por algún tipo de forjado delito, pero  eso Ud. ya lo vivió, así como lo vivieron miles de héroes hasta 1958. Probablemente el mismo escándalo hubiera promovido su mensaje y me atrevo a asegurar que se hubiera ganado la admiración de no menos del 90% de los venezolanos. Las verdades que todos sufrimos lo defenderían de las mentiras del régimen. El momento pedía valor para defender ideales.
Señor “Ex Presidente” Capriles, como candidato hay que felicitarlo pero “…la historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”.
 Caracas 14 de octubre de 2012
Alfredo Coronil Hartmann
@Alfredo43
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PEDRO PAÚL BELLO, DEMOCRACIA III

Para la cosmovisión personalista y comunitaria del mundo, las sociedades nacionales, con su política, poder y Estado, deben, en democracia,  apoyarse sobre valores que no provienen de fuentes históricas como el liberalismo individualista, el marxismo o de variantes totalitarias como las nazis y falangistas, sino de las profundidades del pensamiento cuyas raíces están inspiradas en el Evangelio. Por ello, la democracia se presenta como exigencia de la personalización, continua y sin fin, de todos y cada uno de los miembros de toda sociedad nacional. 
Esa personalización se apoya, de manera muy importante, sobre la libertad de elección de su destino personal que toda persona tiene y debe serle respetado, así como de ejercer cabalmente su responsabilidad con el todo social que significa el Bien Común General y su correspondiente Obra Común, realizada con la participación que, moralmente, obliga a todos los miembros de cada Sociedad. 
En el seno de cada Sociedad, la igualdad de las personas significa una equivalencia entre éstas que  revela su inconmensurabilidad en el destino singular de cada una y reconoce que, si bien todos los seres humanos somos iguales en dignidad, tal dignidad debe ser respetada para todos, cada uno es radicalmente distinto en su interioridad de voluntad, pensamiento, aspiraciones y senderos de realización personal, por lo que la Sociedad tiene que proporcionar los medios e instrumentos proporcionados para que se ajusten a cada condición personal de sus miembros. Se trata, entonces, de que la Sociedad debe, ineludiblemente, instalar un espectro muy amplio de medios e instrumentos institucionales para que todos y cada uno de sus miembros tengan efectivas oportunidades para realizarse como personas.
El desarrollo de tal igualdad de oportunidades, es paralelo al de la libertad de independencia que, a diferencia de la libertad interna o libre albedrío que es un don del Creador, libertad  de independencia debe ser proporcionada por el cuerpo social, o conquistada por sus miembros en el seno de su propia sociedad. Tal desarrollo humano y personal favorece, y, al mismo tiempo se ordena a la elevación moral, económica, social y política del todo social y de la multitud de sociedades intermedias que lo constituyen y se alojan en su seno.
La democracia verdadera no se agota en el bienestar de la población, ni obedece a la supremacía del número, que puede llegar a  confundirse con las  influencias y la fuerza. Por otra parte, no es cierto que la “voluntad del pueblo” sea un absoluto infalible. Ciertamente, la consulta a la voluntad de las personas miembros tiene un papel indispensable y fundamental, pero en todo caso debe ser personalmente expresada y nunca orientada, dirigida o explotada mediante compras de conciencia facilitadas por necesidades de las familias o personas singulares, manipulaciones hipnóticas impuestas por propagandas masivas y engañosas difundidas por personas que buscan favorecer sus propios intereses, sea directamente o a través de medios de comunicación presionados por la fuerza.
La democracia se establece, en su más puro y alto nivel, sobre la base del equilibrio entre los diferentes centros del poder social: político, legislador, judicial, económico, educativo, comunicativo, organizados verticalmente pero coordinados y articulados de manera horizontal. Implica también la democracia, una adecuada desconcentración y descentralización de manera que las entidades regionales y locales asuman directamente la responsabilidad  de los asuntos que les afectan particularmente y sobre cuyas decisiones deben tener capacidad y competencia. El poder centralizado, muy generalizado en nuestra América Latina, es un adefesio, factor del retraso y subdesarrollo que, históricamente, han caracterizado a nuestras naciones hermanas. En nuestro subcontinente Sur, el único país verdaderamente descentralizado es Brasil y, en menor medida Uruguay y Argentina. La centralización asfixia a los pueblos, impide su crecimiento y desarrollo armónico y favorece el establecimiento de dictaduras y tiranías de cualquier signo político que, al tener como propio el trasfondo histórico populista que nos ha caracterizado, han condenado a nuestros pueblos a depender de unos centros de poder que cercenan sus libertades y posibilidades de desarrollo, tanto personal como general.
Sin embargo, no se trata la descentralización de una concepción granular de la Sociedad Nacional que anime particularismos negativos, o que signifique pueriles e inaceptables idealizaciones de la realidad social incompatibles con las características y exigencias del presente Estado moderno. En efecto, el Estado debe descargar sobre las diversas regiones, subregiones y comunidades de la Nación, aquellas facultades y tareas organizativas que no le correspondan de manera directa, pero, manteniéndose, en todas las instancias,   como centro de planificación, coordinación, control y arbitraje supremos, así como también cual representante y garante supremo del todo social hacia lo externo.
La democracia ha de ser, por definición, participativa. No se trata, como algunos piensan, que los poderes centrales del Estado le “participen” a las instancias regionales lo que deciden en la Capital de la Nación. Se trata, si, de institucionalizar la participación de las regiones y sus habitantes, en la corresponsabilidad y corresponsabilidad libre de sus propios intereses. Para ello, será menester:
a)      Establecer un nuevo ordenamiento económico-jurídico capaz de hacer emerger los valores de toda la población. No se trata, desde luego, de crear o reforzar instituciones “para dar” (asistencialismos, paternalismos o proteccionismos), sino de promover y crear las vías, los medios y las organizaciones “para pedirles” a las poblaciones e instancias regionales de gobierno; esto es. Para incorporarles a una activa participación en el desarrollo y en los procesos organizativos, productivos, educativos, etc., de la Nación.
b)      Establecer un nuevo ordenamiento jurídico-político orientado a realizar efectivamente la aceleración de procesos que hagan, al pueblo todo de la Nación, ser realmente el sujeto del cambio mediante la asimilación y toma de conciencia de valores de los cuales ha sido históricamente despojado: personalidad, responsabilidad, dirección, administración, etc.; y de valores que existen fuera de él y que no desarrolla o recibe: morales, intelectuales, técnicos, científicos, estéticos, productivos, etc.  Para esto, es menester un gran esfuerzo para realizar, en verdad y no en palabras, la justicia social, valga decir, igualar las posibilidades y aptitudes entre sectores desiguales, incluido el acceso a la propiedad de medios de producción, a fin de incorporar a la población, en su totalidad, al proceso productivo y de desarrollo del país.
El más alto grado de la participación es la codecisión. Por múltiples razones, no es posible pensar en la codecisión de todos. La democracia implica delegación, representatividad y, sobre todo, confianza, lo que, por inalcanzable, sustituye una utópica, por inalcanzable, codecisión general.
En el estado actual del desarrollo democrático   --en términos generales--   la exigencia de la población es más el de una mejor información que el intervenir directamente en la toma de decisiones, muchas de las cuales escaparían a las competencias, vocaciones, habilidades y aptitudes, o a los conocimientos de mucha gente. Se trata, de inicio, de establecer una doble corriente de información que asume carácter prioritario e inmediato:  primera, de la población hacia las dirigencias locales descentralizadas, entidades en las que se toman las decisiones, a fin de que éstas instancias se enteren y se vean comprometidas con las opiniones, necesidades y exigencias de sus gobernados;  segunda, en sentido inverso, para que la población reciba las debidas explicaciones y justificaciones de los actos y decisiones que les proponen quienes tienen la responsabilidad de realizarles;  tercera, que el fruto de los diversos intercambios, se alcance en un consenso que incorpore las propuestas posibles y útiles que ambas partes acuerdan realizar.  Esto, por supuesto, supone que se instalen ámbitos para conocer los puntos de vista y razones de una y otra parte y se aprueben las decisiones acordadas.
De esa manera, la democracia deja de ser una palabra cuasi misteriosa y carente de real significado, para transformarse, progresivamente, en una vivencia concreta, deseable y, por tanto, respetada y defendida.
De resto, el problema real de la participación de nuestra población de bajos niveles de recursos y de instrucción, en el poder político consciente, sea indirecto a través de los partidos políticos o directo en funciones de gobierno tiene, como previa exigencia, la necesidad de encuadrar a esas personas, una vez socialmente integradas, en el conocimiento y progresiva participación en las instituciones políticas. La realidad muestra, en todas las latitudes, que la verdadera participación en lo político pasa, principalmente, por la experiencia en los partidos políticos democráticos. En efecto, el principio reza que la soberanía pertenece al pueblo tal como lo hemos entendido (y no como masa informe); la práctica muestra que dicha soberanía es vivida y ejercida mediante la intermediación de los partidos que operan cual escuelas de formación política. Pero es menester que los partidos no se conviertan en frenos u obstáculos que limiten la soberanía popular porque la limiten o anulen para asumirla por cuenta propia, sino que sean verdaderos instrumentos de activación de la voluntad popular en las realidades locales, regionales y nacionales y sean, al mismo tiempo, transmisores de esa voluntad hacia las instancias del Estado en su realidad política constitucional.
Por lo tanto, la democracia viene a ser una exigencia de renovación de los partidos políticos. Tal renovación ha de consistir en:
a)      Una apertura democrática interna de los partidos que implique la supresión de trabas y resistencias que puedan impedir o limitar la participación de sus miembros en la vida política interna de éstos. 
Será, por tanto, necesario, que el miembro o militante se sienta parte del partido. Para ello debe tomar plena conciencia de su condición y dignidad de persona, de ciudadano de la Nación y de miembro de una organización democrática con los derechos y deberes que a cada condición corresponden. De esta manera, la participación en la vida interna del partido comienza con la formación política de sus miembros.
b)      Inmediatamente, es necesario instaurar o restaurar el ejercicio efectivo de una democracia en lo interno de los partidos. Esa democracia será directa e indirecta. 1º) Directa en todas las instancias en las que sea materialmente posible, lo cual se irá logrando, progresivamente, mediante la formación política principista y democrática. Especial importancia van a tener, en tal sentido, los organismos de base, en los que la participación signifique la toma de contactos con la vida de la colectividad de miembros del partido y de las realidades y necesidades de la población correspondiente a su pertenencia como ciudadano, de cuyas necesidades y problemas debe participar a los niveles de dirección del partido.  2º) Indirecta, en aquellas instancias en las que el carácter técnico de las decisiones no permite, en muchos casos, que sean ventilados ciertos asuntos ante la simple opinión y, en consecuencia, se tiene de nuevo la noción de representación que debe ser legítima y verdadera, no manipulada ni mediatizada o determinada por artificios que desvirtúen su naturaleza.
c)      El complemento indispensable de la participación es la doble corriente de información de la base a la cima y a la inversa. Todo ello refuerza al miembro en sus convicciones y sentidos de responsabilidad ante el partido y ante el país.
d)      Apertura democrática externa, tarea indispensable para garantizar la democracia en las sociedades modernas.  Los partidos tienen tendencias a cerrarse en su propio mundo, pero deben rechazar ser clanes o “ghettos” en la sociedad nacional, para abrirse al diálogo y a la participación efectiva de quienes, sin tener militancia específica  --o ideologías o compromisos políticos con otras tendencias--  tengan el mérito y la capacidad de aportar ideas, esfuerzos y experiencias en beneficio de las superiores exigencias del Bien Común General.
ppaulbello@gmail.com
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LUIS ALFREDO RAPOZO, “El DEDO” Y ARISTOBULO, EN ANZOATEGUI.

Cuando faltaban apenas unas pocas horas para decidir sobre los candidatos del PSUV para gobernadores, “el dedo” llamó a reunión a los altos jerarcas del partido; se levantó en lo alto y comenzó a dictar los nombres que tendrían su apoyo, cual emperador romano. Así fue como Aristóbulo fue  hecho candidato y tuvo que preparar su morral y tomar la avioneta que sobrevolaría Barcelona, para lanzarlo sobre la ciudad como un paracaidista en la segunda guerra mundial.
Seguramente se hospedó en un hotel de Venetur- como siempre lo hace cuando va en campaña proselitista- en Puerto La Cruz, para proceder a inscribirse y cumplir la primera meta del mandato “del dedo”. Estuvo sentado al lado del Gobernador Saab, cuando inscribió su nombre frente al CNE. Estaba contento y lo demostraba bailando tambores sobre la silla, en pleno contraste con el rostro contradictorio de Tareck Saab, quién hacía sin duda denodados esfuerzos por mostrarse colaborador, pero era evidente su incomodidad al perder el respaldo “del dedo”. Tarek se mostraba como sentado en un hormiguero, que no le dejaba tranquilo, mientras pensaba en preparar la entrega de la gobernación al ganador de la contienda.
Luego -el afro descendiente-, se montó en una tarima para hablar de sus objetivos como gobernador y lo que expresó fue un extraño discurso alejado de la realidad regional, expresando su apoyo “al dedo”; hablando de una revolución que respaldaría el poder popular y relanzaría el proceso socialista bajando recursos a dicho Poder Popular…y que si patatín y que si patatán.
No habló el afro descendiente barloventeño de la inseguridad en el Estado; ni de las deficiencias eléctricas, ni del desempleo, ni de la crisis turística, ni del mal estado de las vías, puentes e infraestructura vial, ni del mal estado de las escuelas, ni del costo de la vida, ni de nada que le doliera al anzoatiguense. Tan solo se limitó a hablar de la revolución como si estuviera en un barrio de Catia, en Caracas, de donde salió electo diputado a la Asamblea Nacional. Evidentemente, el candidato-diputado se estaba dirigiendo a los militantes comunistas, pero nunca al hombre de Anzoátegui.
Mi amigo Euro Flores en Uchire-candidato a Alcalde por la MUD-, diría posteriormente que “el dedo” se la puso fácil al candidato demócrata Barreto Sira, mandando a Aristóbulo a competir por la gobernación del Estado; un hombre que nunca ha pisado Uchire, ni Clarines, ni Cantaura, ni El Tigre y si acaso se ha paseado con su yate frente a Puerto La Cruz con su gorra de navegado”.
 “Evidentemente-opina Euro Flores-, las bases del PSUV deben tener ese problema en el inconciente: al aceptar la imposición de un candidato que no fue electo por las bases, habiendo tanto anzoatiguense capaz de asumir esa responsabilidad y que conozca plenamente la realidad social, económica, geográfica y cultural del Estado.”
-¡No tengo nada contra Aristóbulo, pero en Anzoátegui no tiene vida¡ -opinó Don Tulio Acosta.
-Y en Uchire tampoco-dijo Euro Flores, poniéndose su gorra de Alcalde-.
luisrapozo@yahoo.es

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EGILDO LUJAN, DE VUELTA A LA REALIDAD, FORMATO DEL FUTURO…

El argumento permanente del Presidente de la República ha sido que el gran fracaso de los conductores del pasado, fue haberle dado la espalda al pueblo y sometido a vivir bajos los efectos de la aplicación de políticas extremas, concebidas bajo un formato de  Neoliberalismo salvaje.

Ahora bien, hoy, a 14 años de un mandato a cargo suyo, ¿qué tenemos los venezolanos como referencia de lo que se ha hecho y cuáles han sido los resultados?: La Tercera Vía de Tony Blair,  el Programa Hambre Cero de Brasil (exitoso solamente en Brasil), el Capitalismo Social Chino y, finalmente, el Comunismo a la cubana, todos convertidos en componentes caprichosos de un llamado Socialismo del Siglo XXI a la venezolana, con los resultados que viven y desaprueban más de 6.500.000 de venezolanos, y que un poco más de otros 8 millones asimila y convierte en motivo de celebración y respaldo electoral.

¿Qué nos ha dejado este rosario de intentos?: la destrucción parcial de la estructura productiva que el país construyó durante el último siglo, la pérdida de una inmensa cantidad de recursos provenientes del negocio petrolero,  y  figurar hoy en los últimos lugares a nivel mundial en todas las listas de medidores de eficiencia, seguridad, desarrollo, inversión extranjera, educación, etc.  En fin, un panorama sombrío.

Ahora bien, nunca es tarde para rectificar. Si tomamos en cuenta que en las pasadas elecciones del 7-0, el candidato de la alternativa democrática obtuvo cerca de la mitad de los votos presentes en el acto comicial, y que el 70% de los votantes corresponde a ciudadanos menores de 40 años (con menos de 24 años cuando el actual Presidente llego al poder, por lo que nunca tuvieron nada que ver con la vapuleada Cuarta República), estamos en presencia de que una parte importante de la población ha reaccionado democráticamente contra el hecho de haber sido obligada a pagar injustamente,  en un ambiente de odio y culpa, por algo con lo que nada ha tenido que ver.

Lo que sí admite como suya esa población, es el disfrute, reconocimiento y admiración por la existencia funcional de un conjunto de obras publicas importantes que fueron construidas durante esa época,  y que si hoy exhiben condiciones de deterioro extremo, o desaparición progresiva, es como consecuencia de que no ha habido dedicación administrativa, competencia profesional y gerencial desde el Estado, para que eso haya sido evitado.

De hecho, gran parte de esa voluntad participativa estuvo identificada con la posibilidad de que con una nueva forma de gobierno al frente del Estado venezolano, ese proceso destructivo sería detenido, revertido y convertido en una realidad de progreso y bienestar. Nunca más de destrucción de obras, de sueños y de esperanzas.

Pero la alternativa democrática ofrecida y defendida por un Candidato joven, integrante de esa misma generación de votantes, no fue respaldada por la mayoría de quienes acudieron a las urnas el pasado domingo 7-0. No pudo con la fuerza del ventajismo brutal que se ha construido en el país durante los últimos años para fines electorales, y cuya mayor fortaleza se sustenta en la vigencia de una troika eficiente para tales propósitos: un partido, los fondos públicos de libre uso y la inexistencia de una plataforma institucional gubernamental dispuesta a hacer cumplir las leyes aprobadas para evitarlo.

Con razón, algún vocero de esa misma alternativa democrática explicó que, en estas elecciones, el liderazgo opositor y los seguidores estaban participando como si lo hicieran en un partido de balón pie, en un campo inclinado, teniendo que remontar la pelota y contra un equipo en el que, además de los competidores, también participaban los árbitros empeñados en mantener el juego con una pelota ¿de plomo?.

Lo cierto es que con 0ctubre de 2012, en Venezuela también se plantea la vigencia de un escenario político totalmente distinto al que existía hasta el pasado sábado 6; con la presencia de un grupo de electores que no necesariamente hicieron valer su respaldo de corazón, a un vencedor rodeado de ventajas incuantificables. Y el nacimiento de un liderazgo político dispuesto a trabajar para que el país se corresponda con lo que necesita y requiere toda la población, y no con la conversión de esa misma población en un instrumento al exclusivo servicio de quienes son depositarios de la confianza para que gobiernen para todos, nunca –como lo dice la Constitución- al servicio de una parcialidad grupal.

Mas de la mitad de los venezolanos no está de acuerdo con ser comunista a la fuerza. Quiere vivir en paz, sin violencia, y en un ambiente de verdadera libertad. Está dispuesta a reencontrarse con el espíritu de hermandad que siempre ha distinguido a la población venezolana, dentro y fuera del país. Quiere progresar y aportar esfuerzos. Rechaza la tesis de que SER RICO ES MALO Y QUE LO BUENO ES SER POBRE. La historia política del país ofrece nuevas páginas para la rectificación y la concordia. Y, si lo deseara, al Ciudadano Presidente le corresponde el honor de escribirlas adelantándose al futuro, a partir de una detenida meditación sobre su papel histórico.

Existe una gran familia de 30 millones de personas que insiste en verse de reojo, sobre los hombros, y no como la necesita el país: dispuesta a aportar, a trabajar en un ambiente de respeto, sin odios, ni resentimientos avidadores de la violencia y del revanchismo. Juntos somos un gran equipo, incluso para convertir a Venezuela en esa fuerza competidora a nivel internacional, a partir de la inversión y el esfuerzo nacional que nos libere de la obligación de estar dependiendo de los mercados internacionales, para satisfacer las necesidades de consumo interno. Pero se requieren los pasos supremos que conviertan esa expectativa y posibilidad, en una realidad de trascendencia perdurable.

El país espera un llamado a la unidad. Y que, inclusive,  se les permita a los venezolanos que algún día se fueron de su casa, a retornar a su tierra. Todos  somos necesarios. Porque todos somos venezolanos. Y Venezuela nos necesita a todos.

egildolujan@gmail.com

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WILLMER CHIQUÍN SÁNCHEZ, ES UN FRAUDE PORQUE…


He tratado de comprobar que hubo fraude el domingo 7 de Octubre; he pensado argumentos como:

-        Se manipularon las máquinas al momento de mandar la información al cne
-        Se cruzaron cables internos de la máquina para que los votos de un candidato fueran al otro
-        Se forjaron cifras inexistentes.
Lo cierto es que hasta nuestro candidato reconoció que había perdido las elecciones, y en el mismo sentido declaró el jefe de su campaña. Yo confío en Henrique Capriles y conozco y respeto a Ramón Guillermo Aveledo por una vida intachable.
Si el anuncio lo hubiera dado algún politiquero oportunista, que también existen en nuestro lado, yo habría tenido motivos para pensar en algún “negociado” entre las partes, pero no, el anuncio lo hicieron dos personas a quienes respeto y de cuyas trayectorias no tengo ninguna duda.
Un amigo me preguntó mi parecer acerca de los resultados electorales, y pensando mi respuesta, de pronto me dí cuenta de algo. Prefiero justificar el fraude que convencerme de que la mayoría de votantes en mi país escogieron seguir viajando en retroceso en la historia.
El lunes 8 recibí mensajes de  una persona de mi afecto y confianza absoluta, y me permito citar uno de ellos:
-        “No Hubo fraude, se perdió ..!! Busquemos las razones en nuestro alrededor; quizás la respuesta la tengan algunos muy cercanos a nosotros; familiares o amigos que no quisieron discernir para decidir por un futuro limpio y corregir atrocidades como las que en este momento se te vienen a la mente y que no nombro para no darle fuerzas. Sí, nos puede parecer increible que con una participación de 81,90 % , algunos habilitados para hacerlo no votaron; como ejemplo en Chacao y El Cafetal, la participación fué menor que en el 23 de Enero y Catia. De ese 8 % que no votó habìa un 5% rescatable porque estadísticamente el resto correspondería a personas fallecidas y no excluídas aún del Registro, enfermos graves imposibilitados de mover, compatriotas que se mudaron al exterior o al interior que no pudieron hacer el cambio a tiempo y algunos otros casos; sin embargo lo que privó en perjuicio del futuro fué el Voto interesado o bajo promesas, el voto egoísta, el que como dice un amigo, antepuso su miedo a perder prebendas, bajo un "Estado todo" amenazante cubierto por un manto de legítimidad. Así pues hemos perdido, hasta tanto y cuando corresponda en la Perfección del tiempo de Dios, la oportunidad de ser guiados por un hombre noble, ètico y de Principios que ante los insultos mostró su temple para anteponer Venezuela. No caigamos en la campaña del Gobierno y los intrusos extranjeros que vieron también en riesgo sus Petro-prebendas y quieren aniquilar a todos quienes priorizaban a nuestro Pueblo. Pido a nuestro Gran Arquitecto del Universo que nos proteja de peligros y penurias a todos sin excepción. Finalmente, salud para Henrique Capriles Radonsky con mi eterno agradecimiento.
Ante esas palabras, no hay mucho que me reste por decir.
Perdimos ante un estado que se tornó caja chica de la campaña electoral oficialista y puso todos sus inmensos recursos, y hasta sus soldados,  al servicio del autócrata, al más puro estilo Luís XIV “El estado soy yo”.
Perdimos ante un ente “fiscalizador” que nada hizo por evitar los excesos y atropellos legales cometidos, los chantajes, presiones y compra de conciencias.
Pero ante todo, perdimos porque la mayoría de electores así lo quiso. Que haya sido justa nuestra derrota no creo que nadie lo piense, que haya sido legítima, lo dudo, que no haya sido legal, no hay forma de probarlo.
Pero la lucha sigue, y más pronto de lo que se pueda pensar, tendremos el segundo round en esta pelea por un futuro mejor.
Muy, muy pronto tendremos la revancha.-
venezueladigna@hotmail.com   
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LUIS MARIN, ELECCIONES DEL SIGLO XXI

Venezuela ha transitado de un sistema de elecciones competitivas a otro de elecciones controladas, que podríamos llamar refrendario o convalidatorio, en el que no se elige nada, ni personas, ni cursos de acción, sino que se ratifica un poder ya establecido y las orientaciones que ya han sido decididas por otros en la trastienda.
En verdad no importa cómo vote la gente porque el CNE, vocero del gobierno, puede anunciar lo que le dé la gana y hay que aceptar ese resultado como un auto de fe, puesto que el mayor esfuerzo se ha puesto en hacerlo hermético, inexpugnable a verificación imparcial y por tanto inmune a toda refutación documentada.
Otro elemento de la escenografía que no puede causar sino perplejidad es la extrañísima unanimidad que se teje ante estos resultados, que no son objetados, discutidos, siquiera contrastados sino que son “palabra de Dios”, como si algo emanado de este régimen mereciera el menor crédito.
Este patético espectáculo que recuerda los procesos de Stalin, en que los procesados se acusaban con más vehemencia que los mismos fiscales y alababan a los verdugos que los iban a ejecutar, nos revela que el totalitarismo conserva cierta eficacia, a pesar de las catástrofes humanitarias que protagonizó en el siglo XX.
Son las víctimas del proceso quienes claman con más fuerza que no fueron atropelladas, que todo es prístino e impoluto, que ésta es la democracia más perfecta; pero cuidado, que la forma obsesiva en que se repite que no hubo fraude pone sobre el tapete que el asunto es discutible y si no lo fuera, ¿a qué viene tanta insistencia?
Los que no aparecen por ninguna parte son los que siempre tuvieron razón, predijeron exactamente lo que iba a pasar y no participaron en el simulacro electoral. Otra vez han desaparecido bajo la sombra de las “dos Venezuelas”: los que no son gobierno ni oposición sencilla y democráticamente, no existen.
La primera reacción es del sentido común: Una de las tragedias del nacionalsocialismo es que su máxima según la cual una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, resulta ser completamente falsa.
Que una constelación de mentiras se imponga por la fuerza y que todos aparenten aceptarla por las razones que sean (cálculo político, comodidad o cobardía), no modifica ni un ápice la realidad, sino que crea una ficción paralela, típica del socialismo; pero al fin y al cabo la realidad pasará su factura.
El vencimiento de la factura es cuando se diseñan políticas públicas y líneas de acción basadas en falsedades, entonces habrá que pagar a un cobrador inexorable. Para decirlo gráficamente: nadie debería lanzarse de cabeza en una piscina porque Tibisay Lucena le diga que está llena. Y si lo hace, seguro que la temeridad tendrá sus consecuencias.
La segunda reacción es del pensamiento: No existe ninguna filosofía que postule ni hay pensador que recomiende burlarse de la gente, que aplastar y humillar al prójimo sea un negocio seguro. Quien tome ese camino cosechará los frutos que haya sembrado.
Como dirían los niños, únicos capaces de ver al rey desnudo: “La tramposería sale”.
PRUEBA DIABÓLICA
Otra vez sale a relucir el viejo argumento de las “pruebas”, el preferido de los abogados que saben el peso de “la carga de la prueba” en hombros de las víctimas. Dicen que no hay pruebas fehacientes del fraude; si existen las tales pruebas nadie las ha exhibido; si hubieran sido exhibidas que, bueno, esa es su palabra contra la del CNE, que goza de una presunción de veracidad y por ahí nos vamos.
Lo cierto es que la fuerza de una prueba depende de que se quiera ser convencido, porque hay gente absolutamente impermeable a toda prueba. Para algunos bastó que el referéndum revocatorio de 2004 se convirtiera en “ratificatorio”, gracias a la súbita intervención de las maquinitas traganíqueles Olivetti; y luego, en las inmediatas elecciones parlamentarias de 2005, al retirarse la oposición, la abstención llegara al 80% del electorado. ¿Cómo es esto posible si el régimen tenía holgada mayoría?
Hay multitud de trabajos académicos, serios y documentados, muchos publicados en revistas internacionales arbitradas, en su mayoría disponibles en Internet; pero hay que hacer un esfuerzo y pocas personas están dispuestas a hacerlo. Es más fácil atenerse a las matrices de opinión creadas por los opinadores de oficio, las encuestadoras tarifadas y el aparato comunicacional del régimen que nadar contra esa corriente.
Otro argumento es que no hay razón para creer que un régimen como éste no pueda ganar unas elecciones limpiamente, sin necesidad de fraude, es decir, que si tenga la mayoría; pero en ese caso debería hacer elecciones transparentes, no a través de esa caja negra que es el CNE. No actuaría con “acompañantes” cómplices y sin “observadores” imparciales.
Lo cierto es que los resultados son inverosímiles, matemáticamente inconsistentes, estadísticamente imposibles, psicológicamente esquizofrénicos y sin correspondencia con ninguna lógica, por lo que producen consternación en la gente normal.
No vamos a detenernos en los que suscriben el discurso oficial según el cual éste es “el gobierno de los pobres” y que los pobres son mayoría, porque eso es como decir que el partido comunista es el  partido de los obreros, aunque nunca se haya encontrado ningún obrero dirigiendo ningún partido comunista histórico que haya sido gobierno.
Esta también es una de las maravillas del discurso socialista, que ha podido ocultar lo que está a la vista, por ejemplo, el carácter militar de la dictadura de los hermanos Castro; pero la sabiduría popular cubana ha sabido signar a Raúl Castro con su título para la historia: “Un general sin batallas y  presidente sin votos”.
La verdad, éste no es ningún gobierno de los pobres, ni tiene nada que ver con los excluidos, porque los jefazos militares nunca han sido pobres ni jamás han estado excluidos, muy por el contrario, siempre han sido los dueños de todo. Otro tanto se puede decir de la plantilla que ahora usufructúa el poder: son la gente más rica del país.
Es muy fácil cometer tropelías y después echarles la culpa a los pobres, que no tienen nada que ver en el asunto, con lo que se une el escarnio a la injusticia.
Pero el fondo del argumento es justificar la tiranía con la omnipotencia de la mayoría.
LOS LÍMITES DE LA MAYORÍA
Una de las falacias más extendida en Venezuela es la de que la mayoría sirve para todo, hasta para saltarse no sólo la constitución y las leyes sino también la lógica, el sentido común y toda racionalidad.
Cada vez que el régimen se encuentra en un atolladero constitucional recurre al viejo argumento jesuita de que “hay que preguntarle al pueblo” y si el pueblo dice, bueno, entonces eso está bien.
Por ejemplo, el artículo 6 de la constitución dice en sus Principios Fundamentales que el gobierno de la república “es y será siempre alternativo”, pero se va a un referendo para establecer el continuismo, la reelección indefinida.
Referendo que ni siquiera podía hacerse porque el artículo 74 dice que “no podrá hacerse más de un referendo abrogatorio en un período constitucional para la misma materia”; y el tema de la reelección indefinida ya había sido propuesto y rechazado con el “no” en el referendo constitucional de 2007.
En su artículo 330 establece que los integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley “sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político”.
Ocurre que comandante en jefe es un cargo creado e incorporado a la ley orgánica de las fuerzas armadas, por lo que el susodicho comandante es un militar en situación de actividad y no puede optar a cargos de elección popular, según la constitución.
Esto por no insistir en que las FAN constituyen una institución “sin militancia política”, que está al servicio exclusivo de la nación “y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”.
La constitución del 61 decía “apolítica” y “no deliberante”, términos que elimina la del 99; pero curiosamente dejó entre sus pilares fundamentales la “obediencia”, al lado de disciplina y subordinación. Ahora bien, no se puede ser obediente y deliberante a la vez.
No hay mayoría que enmiende estos entuertos, como hacer existente en el mundo jurídico lo manifiestamente inconstitucional. El verdadero problema es establecer qué pasa cuando la constitución es “un pedazo de papel mojado”, como dicen los socialistas.
Una vez más hay que atenerse al veredicto de la realidad, a ver qué nos dice.
VOCES DESDE LEJOS
Basta pasearse por Caracas el 8 de octubre, casualmente, “día del guerrillero heroico” que nadie recordó conmemorar. La ciudad estaba sumida en el más profundo silencio y estupor, para lo que no pueden requerirse pruebas porque está a la vista incluso de quien no quiera verlo, porque la densidad del ambiente podía tocarse con la mano.
Así como no puede negarse la uniformidad en aceptar e incluso alabar los resultados, precisamente por los supuestamente más afectados por ellos, lo que no es consistente con ninguna psicología normal de las reacciones humanas comprensibles.
Desafortunadamente para los socialistas de uno y otro lado, ya los teóricos políticos han dejado escrito que cuanto más amplias son las mayorías y cuanto más se acercan a la unanimidad, tanto más surge la sospecha de que la expresión del voto no ha sido libre.
La uniformidad de las opiniones sólo puede conseguirse bajo la tiranía y mientras más absoluta tanto más unánime es, no digamos la casta política, sino incluso la población. Lo que se refleja en ese espejo no es la imagen de una sociedad libre, como Corea del Norte, que es a lo que nos aproximamos.
Otro testimonio lo da la resistencia a aceptar la mentira que se escurre por todas partes, a despecho de quien la diga y quien la refrende. Hay algo que carcome la conciencia, que causa disconformidad hasta al más crédulo, que dice: “No puede ser, no puede ser”. ¿Por qué la verdad sigue sugestionando la conciencia de los seres humanos y la mentira, aunque sea confortable, no la deja tranquila?
Mucho antes de las elecciones el canciller del Brasil, un señor de apellido Patriota, había sentenciado que las elecciones en Venezuela serían “transparentes y creíbles”, es decir, precisamente lo que no son. Pero ¿por qué ese énfasis en lo de “creíbles”? Eso no se predica de las elecciones de Brasil ni de ningún lugar del mundo, que puedan creerse.
El dictador de Bielorrusia Alexander Lukashenko es más brutal, dice que: Chávez “es un hacha” (hay que entender lo que significará eso en bielorruso); pero más claro: “Hasta nosotros tenemos que aprender de estas elecciones”.
En cambio, todos los países civilizados felicitan “al pueblo venezolano”, pero no al tirano. El comunicado de la Unión Europea es un modelo de lenguaje diplomático, interpretado por la prensa como felicitación en realidad decía lo siguiente: “He tomado nota de la victoria de HC en las elecciones presidenciales y me gustaría felicitarlo por su reelección”. Le gustaría hacerlo, pero no lo hizo, como que a alguien le gustaría besar a Catherine Ashton no significa que la esté besando.
La UE pide “reforzar las instituciones del país” (será que están débiles); y “promover las libertades fundamentales” (será que no se promueven).
Otra tragedia del totalitarismo es que pone en la unanimidad la condición sine qua non de su sobrevivencia y la conciencia humana no la permite, no está hecha para eso.
lumarinre@gmail.com

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EDDIE A. RAMÍREZ S., “EL CORRECTOR DE LA COMARCA ”

Así se autocalificó el teniente coronel en el acto de proclamación del CNE. Por asociación de ideas, recordamos al “ viejo enterrador de la comarca”, del lúgubre poema de Julio Flórez. Sin embargo, como está en la onda del diálogo, que seguramente pasará en menos que canta un gallo,  nos permitimos sugerir algunos errores que podría enmendar.

La corrección más obvia es poner en libertad a los sentenciados injustamente por los sucesos del 11 de abril. También a los condenados por  el asesinato del Fiscal Anderson, por el falso testimonio  del “testigo estrella” localizado    por Isaías Rodríguez.  Sería justo que la juez Afiuni  pueda disfrutar de la libertad. Baduel  no tuvo derecho a la debida defensa. Los directivos de las Casas de Bolsa ya no deberían estar detenidos, sino juzgados en libertad. Usted, como corrector de desaguisados, está consciente que esos y otros  son presos suyos, condenados por jueces sumisos, tal como declararon  los intelectualmente deshonestos Eladio Aponte y Velázquez Alvaray

Otra importante corrección sería permitir que regresen al país los ocho gerentes petroleros que tuvieron que exiliarse por tener una injusta orden de captura, entre ellos Horacio Medina, Juan Fernández, Edgar Paredes, Edgar Quijano, Juan Santana y Lino Carrillo. Igualmente no deberían estar expatriados  Manuel Rosales, Carlos Ortega, Carlos Fernándes, Guillermo Zuloaga, Mezherane, Oscar Pérez, Pedro Carmona, los Poleo,  numerosos oficiales y otros ciudadanos que no tuvieron oportunidad de defenderse. ¿Por qué no corrige la injusta confiscación de prestaciones y haberes en el Fondo de Ahorros, así como la prohibición de trabajar en empresas relacionadas con Pdvsa a los miles de trabajadores despedidos ilegalmente de Pdvsa y filiales?

Ya en el plano de lo material, ¿por qué no remedia el pésimo desempeño de Pdvsa  y otras empresas del Estado? ¿Por qué no renegocia los convenios de suministro  gratis de nuestro petróleo?  Ahora, pretende  corregir  ineptitudes con un Ministerio de Seguimiento a las obras gubernamentales. ¿Acaso no sabe  que los ministros y responsables  de organismo del Estado tienen la obligación de hacerle seguimiento a sus proyectos y que, además, la Contraloría General debe velar por la buena marcha de los planes aprobados?
    
Si solo corrige los aspectos mencionados,  podrá decir que es el “corrector de la comarca”, caso contrario seguirá percibido como  el enterrador de la comarca.

Como en botica: Estamos de acuerdo con la declaración de la Rectora Lucena:“Muchos opositores no reconocen la dignidad de los partidarios del gobierno, al tildarlos de comprados o ignorantes”, pero también debería condenar los insultos a los opositores por parte del teniente coronel y parte de sus seguidores.  Rechazamos la aseveración de la señora Lucena de que “Nunca más este país, se dejará arrebatar su protagonismo  por una minoría desplazada a quien le debemos cerrar la puerta definitivamente”. ¡Imparcial  esta Rectora!  

Apoyemos a Capriles y a todos nuestros candidatos a gobernadores 

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com 

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