Ha pasado una semana desde las elecciones del 7 de octubre, lo cual invita a pensamientos mucho más razonados que los que suelen nacer en momentos tan tensos y frustrantes.
Muchas
personas se me han acercado para que manifieste mis ideas sobre este
momento tan doloroso para la democracia de Venezuela, de Latinoamérica y el
mundo, ante los resultados electorales del pasado domingo.
No tengo vínculos con ninguno de los
dos candidatos y como es de suponer de todo demócrata, guardo profundas
distancias con el totalitarismo mal maquillado de Hugo Chávez.
Por lo tanto, mis ideas no pueden
llegarle a ninguno de los dos, si no es por esta vía pública. Valga para todo
el pueblo venezolano y el demócrata del mundo, este mensaje.
Puedo hablar de democracia, de
política, de elecciones y de Estado, no sólo por formación académica, por mis
escritos, discursos y testimonios públicos a lo largo de 52 años de vida
política, sino porque quienes me conocen, saben que tuve el privilegio de haber
nacido y haber sido criado por personas no solamente, curtidas dentro de
aquella Acción Democrática de lucha democrática y anti-dictatorial, de
clandestinidades, cárceles y exilio, además, tuve el honor y la fortuna de
haber sido el hijo político y afectivo del presidente Rómulo Betancourt, otro
padre que la vida me regaló, él mismo escribió que su matrimonio con mi madre
no había hecho mas que facilitar el encuentro que, en cualquier otra
circunstancia, habría igualmente desembocado
en una relación que lo convirtió para mi, además de un extraordinario
amigo, en mi maestro y guía en disciplinas, para ambos, fundamentales: el
Estado, la política y la democracia.
A Henrique Capriles le di mi apoyo en
estas elecciones, por cuanto representó una alternativa democrática, frente al
modelo totalitario y comunista de Hugo Chávez. No voté por él en las elecciones
primarias, pero más allá de que no comulgue con algunos aspectos de la visión,
que se intuye, tiene del Estado y su papel, hago un absoluto reconocimiento a
su talante democrático, honestidad, alto tenor humano y enorme capacidad de
activismo. Indiscutiblemente que su campaña electoral nos retrotrae a los años
previos del altamente discutible “marketing político”, que tanto énfasis hace
en los medios de comunicación, en vez de trabajar “puerta a puerta”. Todos
tenemos que darle nuestro más profundo reconocimiento a su esfuerzo electoral.
El sábado 6 de octubre, víspera de las
elecciones, no podía dejar pasar el momento, para estimular a los venezolanos a
votar en tan vital fecha, por lo que acepté la invitación de mis queridos
amigos de la ciudadana asociación civil “Primer Poder”, a hacer una pequeña
carta que presentara un ensayo “El Silencio de los Buenos”(que pueden ubicar en
mi blog : http: //pararescatarelporvenir.blogspot.com) el cual les recomiendo
leer. Allí verán, las verdades de una etapa vital de nuestras historia en donde
nacen los próceres de nuestra democracia y sus grandes obras de beneficio colectivo,
así como conocerán las diferencias entre candidatos o mandatarios que sólo
llegaron a la Presidencia versus estadistas que multiplicaron a la Presidencia
y el país.
Algunas de mis palabras fueron:
“… este 7 de octubre, en el momento de
elegir un destino, ustedes van a verse ubicados en alguna de las fechas
históricas que se mencionan en este ensayo; pudiendo así confirmar que la
historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un
nuevo destino.”.
Quiero establecer como base de este
mensaje a las últimas palabras del párrafo anterior: “…la historia no son
fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”.
Bajo el régimen de Hugo Chávez, ni las circunstancias políticas, ni
electorales, ni estatales, son las normales de una democracia. Por lo tanto, al
asistir a unas elecciones tan desiguales, no se está concurriendo a un acto
democrático, sólo se reconoce el triunfo del “eterno” ganador.
La contienda del 7/O no fue entre dos
candidatos, ni dos ideologías, ni dos partidos. La contienda fue entre el
dictador de un estado totalitario gobernante y el Presidente electo de un
estado democrático en oposición. He aquí el problema.
Ud. Sr. Capriles con las elecciones
primarias de febrero, no se ubicó a la cabeza de un estado democrático o como
el máximo representante de un sistema democrático, civilizador, progresista y
pacífico, sino que solamente asumió el simple rol de candidato en unas
supuestas elecciones democráticas y así, con una muy pasiva actitud, el mismo
7/O aceptó el resultado de un estado totalitario. Ese fue su “Plan B”, aceptar
la derrota.
Apenas hace unos días, públicamente
aceptó el abuso desmedido del estado totalitario que era de su conocimiento,
como lo es de todos. Su intento de derrotar a este régimen por la vía electoral
es noble, por lo pacifista; pero sabiendo reconocer la dificultad obvia de su
triunfo ante el monumental ventajismo de su contrincante, su “Plan A” era su
derrota y por ello –esa noche- ha debido estar preparado para asestar el mayor
“golpe mediático” contra el régimen, y aprovechar la mayor audiencia en medios
que iba a tener al momento en que Ud. hablara, como el “derrotado”.
Justo allí, Ud. iba a decir un mensaje
que llegaría a quienes nadie ha podido llegarle en todos estos 14 años, para no
sólo representar a la libertad y al progreso, sino también a Ud., al Presidente
de la Venezuela de la paz, la democracia y el progreso, ante la gran posibilidad
de la desaparición física de Hugo Chávez.
Permítanme explicarlo. Henrique
Capriles Radonsky, dejó de ser el Presidente de la democracia, al perder la
oportunidad de oro para, no solo mantener aglutinada a toda la oposición, sino
para multiplicar tal grupo, mediante la exposición de nuestros reclamos, frente
a un auditorio que como nunca antes Chávez le había permitido tener en un
momento de tanta expectativa como lo fue su posición ante los resultados.
Sus palabras hubiesen herido
sensiblemente a la “fortaleza” de Hugo Chávez, ante quienes están narcotizados
con sus propagandas, pero que sufren todas las calamidades que aquí se
mencionan. Ellos también son venezolanos. Víctimas de la misma miseria
patrocinada por este régimen que les obliga a aceptar chantaje, la coacción y
el soborno.
Mi respetado señor Capriles, el
simplemente haber aceptado los resultados y el haber tratado de consolar a los
6 millones y medio de derrotados, pudo haber sido una parte trivial de lo que
se debía decir, pero le insisto en una Venezuela democrática, no en esta
colonia de la Cuba castrista.
Su débil “mensaje”, ante quienes
esperábamos escuchar la voz del reclamo que a Ud. le fue asignado en las
elecciones primarias, rompió la vital unión de los al menos seis millones y medio
de votos que lo respaldaron.
Hoy, entre frustraciones y confusiones
bastante bien fundadas, se cuestiona al resultado electoral y se divide a esa
millonada de votos en bandos que por tan trivial actitud suya hasta piensan en
abstenerse de votar en diciembre; y peor aún, en el momento en que toda
Venezuela estaba pegada a los televisores, no le llegaron todos los reclamos
que sufrimos todos los venezolanos, a quienes solamente reciben los edulcorados
mensajes que dibujan a un país de maravillas con fantasías mediáticas de la red
de medios de comunicación sumisa ante el régimen (y hablo de no menos del 70%
de la audiencia). Lamentablemente, Ud. perdió ese momento histórico. Un momento
que le hubiera confirmado como el valiente luchador de nuestras necesidades e
ideales. Ud. no estaba allí para solamente ganar o perder, sino para defender
nuestras necesidades e ideales. Ese es el papel de un estadista y no el de un
candidato a una alcaldía o gobernación, que reconoce su derrota y trata de
secar lágrimas ajenas. El momento era para defender a un modelo democrático, a
un país completamente destruido.
Para no crear especulaciones que
puedan invitar a malentendidos, permítame Sr. Capriles exponerle un simple
ejemplo de lo que un equipo de expertos políticos le hubiera recomendado decir,
en tan crucial e irrepetible momento (al menos a la vista de los próximos seis
años).
“Pueblo de Venezuela, ciudadanos
demócratas de Venezuela y el mundo:
El Consejo Nacional Electoral,
conformado mayoritariamente por militantes del partido de gobierno, ha
publicado oficialmente su primer boletín sobre los resultados de la elección
que ha convocado a todo nuestro país en el día de hoy.
Tales cifras de este organismo
comicial anticipan la victoria del candidato a la reelección y actual
mandatario, comandante Hugo Chávez Frías, lo cual acepto de manera provisional,
hasta tanto no se verifiquen los conteos, se diluciden eventuales reclamaciones
y se oficialicen los totales.
Soy un demócrata que cree en las
elecciones y si bien he decidido participar en estas, debo acusar una serie de
fallas en el sistema electoral que sugiero sean revisadas y corregidas para
evitar especulaciones dañinas a la vida democrática y pacífica del país.
Nuestro equipo electoral hará la revisión de los resultados del CNE y conforme
se pronuncien, se harán las sugerencias del caso. Mientras tanto, considero que
es imprescindible por el bienestar del país que pacíficamente vayamos a
nuestros hogares, para mañana continuar con nuestros deberes cotidianos.
Si tal como se perfilan los números,
yo pierdo con demostrados resultados, no duden que democráticamente aceptaré mi derrota. Sin embargo, de haber
denuncias de irregularidades sin respuesta apegada a las normas legales, apelaré
constitucional y pacíficamente ante las
instituciones nacionales y de ser necesario internacionales, para que se
enmienden los errores y se subsanen las irregularidades.
No puedo dejar pasar esta oportunidad
para decirle al pueblo de Venezuela, que en su totalidad me sintoniza en este
momento (algo que los medios del régimen no me permitieron hacer durante mi
campaña electoral), la mención de algunos puntos que quiero reclamar en este
momento ante Ud. comandante Hugo Chávez, como el presunto vencedor y renovado
presidente del país.
Quienes han votado por mí, lo han
hecho buscando grandes mejorías en problemas que han surgido o han ido empeorando a lo largo de estos
catorce años de su mandato.
La inseguridad es la más alta de
nuestro continente, siendo los sectores populares los que ponen la mayor
cantidad de muertos diariamente. Las cifras ya compiten con las de la Guerra de
Independencia, en los mismos 14 años, son más de 160 mil familias las que
sufren el luto, muchas de la cuales confiaron en Ud. para tener una mejor
calidad de vida y sin embargo encontraron la muerte.
El sistema judicial y penitenciario
está en un perfecto caos, ello contribuyendo al fortalecimiento de las
organizaciones criminales y al aumento de la criminalidad.
La presencia de grupos terroristas en
territorio nacional, más el incremento del narcotráfico nos presentan ante el
mundo como un país narco-complaciente, al punto de estar infiltrado dentro de
las fuerzas de seguridad pública.
Con su régimen hemos perdido la
independencia que tanta sangre le costó a Bolívar y los cientos de miles de
héroes que lucharon contra aquel Imperio “extranjero” y hoy somos súbditos de un rey en Cuba, quien
emplaza a sus comandantes y funcionarios para dar órdenes a nuestros militares
y funcionarios públicos; ello sin mencionar la diversión de vitales fondos para
nuestro desarrollo a países asociados al Imperio Castro-Cubano.
La inflación nos atormenta en niveles que los
programas de asistencia popular no logran calmar; el desempleo se esconde con
misiones, pero no ofrece libertad a quienes quieren buscar opciones de mejores
ingresos en un abierto mercado laboral, ya no quedan empresas que puedan
absorber tal cantidad de personal; las expropiaciones por causa de utilidad
pública que contempla nuestro ordenamiento legal han sido realizadas de manera
arbitraria, injusta y completamente dañina para el aparato productor nacional
convirtiéndose en meras confiscaciones; al punto de haber creado la enorme
dependencia de importaciones, que a mucha mano de obra benefician, en otros
países. Los conflictos sindicales abruman a las organizaciones estatales por la
falta de cumplimiento de los compromisos y pagos; los empleados públicos se
sienten humillados al verse obligados a pagar réditos al partido oficial e
igualmente a asistir a eventos del mismo
partido.
Los servicios públicos están sufriendo
el peor deterioro de nuestra historia; y pensar que tuvimos los mejores de todo
el continente, en cuanto a vías terrestres, puertos aeropuertos, centrales
hidroeléctricas para exportar energía a otros países, acueductos y embalses en
cantidades suficientes como para crear grandes desarrollos habitacionales
populares con todas sus comodidades.
La vivienda construida en los cuarenta años de
democracia civil, había alcanzado a casi millón y medio de unidades, mientras
que Ud. hasta el 2011 ha construido apenas algo más que 300.000.
PDVSA, la responsable de haber pagado
al estado más del 70% de su ingreso, es hoy la que debe pedir al Banco Central
ayuda para subsistir, en franco abandono de sus instalaciones, la producción
petrolera ha caído a menos de las dos terceras partes y dependemos de la
gasolina importada para mover al país.
Solamente con decirle que durante el
siglo XX, a pesar de los vicios que todos reclamamos a esos gobiernos, fue
cuando se construyó toda la infraestructura que hoy podemos usar para nuestra
civilidad y que lo que Ud. ha gastado en catorce años es más del triple de todo
lo gastado en 100 años, no es sino para exigirle a Ud. que haga un cambio muy
profundo, porque los resultados de su gestión son devastadores.
Ahora bien, permítanme hablarle a mis
seguidores. Tenemos el ideal de construir una Venezuela próspera, pacífica y
con igualdad de oportunidades para todos. Nunca
vamos a abandonar ese ideal.
Hecho por el cual, seguiré estando en oposición a este régimen y a todos los
regímenes que impidan el sano y pacífico desarrollo de la democracia y del
mejoramiento de nuestras condiciones de vida.
Por ahora los objetivos no han sido
conseguidos. ¡Vivan la democracia y el progreso!”
Espero que con estas palabras haya
quedado bien clara la diferencia entre un buen candidato y un estadista; para
decirle que son estos últimos quienes realizan los actos que se marcan en la
Historia. En estos momentos trascendentales las “salidas” exigen formulas excepcionales.
Lo más probable es que de haber
pronunciado ese discurso, el régimen le hubiese querido meter preso o someter a
juicio por algún tipo de forjado delito, pero
eso Ud. ya lo vivió, así como lo vivieron miles de héroes hasta 1958.
Probablemente el mismo escándalo hubiera promovido su mensaje y me atrevo a
asegurar que se hubiera ganado la admiración de no menos del 90% de los
venezolanos. Las verdades que todos sufrimos lo defenderían de las mentiras del
régimen. El momento pedía valor para defender ideales.
Señor “Ex Presidente” Capriles, como
candidato hay que felicitarlo pero “…la historia no son fechas, sino actos de
hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”.
Caracas 14 de octubre de 2012
Alfredo Coronil Hartmann
@Alfredo43
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