"El Presidente no decide quién es venezolano, son los venezolanos quienes deciden quién es el Presidente".
En el transcurso de la historia del mundo han existido frases
que han definido los momentos de un país y de una sociedad. Es impresionante
como el poder de una frase dicha en el momento justo ha cambiado para siempre
el curso de los acontecimientos.
Nadie se puede imaginar cual habría sido el destino de
Inglaterra si Winston Churchill no hubiera pronunciado esa frase en la Cámara
de los Comunes en 1940 al reemplazar al anterior Primer Ministro Chamberlain y
que se hizo tan famosa: "No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo,
lágrimas y sudor.". El pueblo inglés soportó bombardeos, penurias y
sangre, resistiendo los embates de un enemigo poderosísimo solo porque su
liderazgo le insufló el coraje para hacerlo y salieron adelante.
Que hubiera pasado en Venezuela en 1812 si luego del terremoto
de Caracas, con un pueblo sometido al dominio español, si Bolivar no hubiera
pronunciado "…si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos
que nos obedezca!...", en un claro desafío pecaminoso ante Dios. Muchos lo
atribuyeron a que era necesaria esa dura expresión porque la gente estaba
moralmente derrotada y había que estremecerla para que saliera de su depresión
y peleara por su libertad.
Otra frase que repitió hasta el cansancio Martin Luther King en
su discurso desde las escaleras del Monumento a Lincoln en 1963..."Yo
tengo un sueño, yo tengo un sueño..." fue definitoria para el Movimiento
de los Derechos Civiles de los Estados Unidos cuando todas las minorías negras
soñaron que era posible vivir con igualdad de derechos y oportunidades en un
país que no había terminado de entender que la esclavitud se había acabado con
Abraham Lincoln.
Que importante resultan las frases bien dichas en los momentos
aciagos cuando un liderazgo entiende y se sintoniza con la gente. En el medio
de la más atroz depresión de los años 30’s, en los Estados Unidos, Franklin D.
Roosevelt pronunció un discurso memorable al momento de asumir la Presidencia
en 1933 y en el que indicó, de entrada y en sus primeras frases: “Esta gran
nación va a salir adelante como lo ha hecho hasta ahora; revivirá y prosperará.
En consecuencia, primero que nada, permítanme manifestar mi firme convicción,
de que a la única cosa a la que tenemos que temer, es al miedo mismo- miedo
anónimo e irracional y sin sentido que paraliza todos los esfuerzos que son
necesarios para convertir el retroceso en una marcha hacia adelante…”. ¡Las
palabras justas para el momento justo! No en vano Roosevelt repitió cuatro
veces como Presidente hasta que la muerte lo sorprendió no terminando su último
período.
Ya más de cerca, otras frases se hicieron célebres y ciertamente
marcaron un rumbo al país. La famosa frase “Compañeros: Lamentablemente, por
ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad
capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder.”.
Esto fue pronunciado por Hugo Chávez cuando ladinamente los oficiales que lo
custodiaban desobedecieron las ordenes de mostrar a los medios al principal
responsable del golpe del 4 de Febrero de 1992. Esa frase se grabó en el
imaginario popular al punto que todo el mundo, incluyendo a quien escribe esta
nota, pensó que por fin aparecía un venezolano responsabilizándose de sus
acciones cuando todo el mundo en este país, en particular en el mundo político,
escurría el bulto a las suyas.
Esos 15 segundos de fama se le metieron en los poros a miles de
venezolanos hasta el punto que hoy todavía hay gente que cree que este golpista
sigue siendo la solución. Vean que poder tuvo eso que aun sufrimos.
Una de las frases más importantes del siglo XX venezolano y que
cambió el imaginario popular en el tema económico y político la constituyó el
famoso “Sembrar el Petróleo” de Arturo Uslar Pietri, escrita por primera vez
por el insigne venezolano en el editorial del diario “Ahora” en Julio de 1936.
Tanto caló este pensamiento que todavía los venezolanos nos debatimos en su
significado, dando un sin número de interpretaciones a como debe ser utilizado
el producto de nuestra renta petrolera. Desde ese momento y hasta que se acabe
el petróleo como bien comercial en el mundo y para Venezuela, este concepto
prevalecerá en la mente de todo aquel que gobierne este país para siempre.
Las frases no son solo celebres. Marcan un rumbo. Algunos
recordamos todavía el “Recibo una Venezuela hipotecada” de Luis Herrera Campins
al asumir la Presidencia de la República en 1979, para luego realizar la mayor
devaluación conocida por el país hasta ese entonces durante el famoso “Viernes
Negro” de 1983. Todo el mundo le recordó al Presidente Herrera en su gobierno
que si el había recibido una Venezuela en hipoteca, él perdió la casa. Aun
muchos decíamos, antes de conocer el actual desgobierno de Chávez, que el de
Herrera Campins había sido el peor gobierno de la democracia. Chávez nos
sorprendió con uno, o mejor dicho varios, gobiernos mucho peores que el del
recordado Presidente Herrera, especialista en salidas inteligentes y famosos
dichos. Es por eso que por la boca muere el pez.
Y entre y frase y frase llegamos a la ultima perla del collar
del Presidente: “Quien no es chavista no es venezolano”, pronunciada durante el
discurso del 191 Aniversario de la Batalla de Carabobo. Menudo sitio que
escogió para insultarnos y dividirnos aun más a todos los venezolanos.
Cualquiera que estuviera presente en el acto debió haber sentido terror a que
las almas de aquellos bravos guerreros que lucharon en el Campo de Carabobo,
que selló la libertad de todo un continente, abrieran de par en par esa tierra
y se tragara vivo al insolente que pronunció tal blasfemia. Ya los venezolanos
perdimos nuestra capacidad de asombro ante este adefesio político que funge
como Presidente de la Republica. Pero lo que tal vez no haya previsto este
blasfemo son las consecuencias de esa frase.
Y así como en 1992 esos segundos en los que pronunció su famosa
frase del “Por Ahora” que le dieron fama mundial, elevando al golpista a la
categoría de Presidente, esa frase lamentable y excluyente pronunciada en el
Campo de Carabobo lo llevará a una estrepitosa derrota. Los venezolanos no
somos así y parece que el golpista lo ha olvidado en el camino. No hay nada más
desagradable e intolerable para un venezolano que alguien discrimine por
cualquier condición. Es como un requisito básico de nuestra nacionalidad. Esa
frase lo llevará indefectiblemente a su muerte política.
Pero lo más hermoso, incluyente y abrumador, fue la respuesta de
su principal contendor y próximo Presidente de todos los venezolanos: "El
Presidente no decide quién es venezolano, son los venezolanos quienes deciden quién
es el Presidente". Esa frase cambiará la historia de Venezuela…
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