jueves, 5 de julio de 2012

LUIS ALFREDO RAPOZO, LA FRANELA ROJA DE BOLIVAR

    Aquel 5 de julio de 1811 se llevó a cabo un movimiento en  la Sociedad Patriótica que ardía con discursos contra la Corona Española y muchas voces pedían la proclama de independencia. Esos planteamientos fueron llevados al Congreso y se concretaron con el acta de Independencia, la cual fue firmada paulatinamente por parte de todos los diputados de la incipiente república, después de su justificación, aprobación y elaboración.

    Como todos saben, hubo rechazo interno por la colonia española en el territorio y  también por criollos que no estaban de acuerdo con el proceso emancipador. Incluso por negros, indios, pardos que no entendían la aventura de ser libres de la corona o temían la empresa de mandarse a si mismos en una época inestable en todo el mundo hispano, donde predominaba la ideología absolutista.

    Bolívar en ese año cumpliría  28 julios y al igual que muchos revolucionarios carecía de experiencia para manejar un país y defenderlo del inminente contraataque que vendría de parte de los españoles, para recuperar el mando  y reestablecer el orden en las colonias. Efectivamente, esa primera republica se pierde en 1812 y el mismo Bolívar entrega al General Miranda en La Guaira al gobierno español, para ser conducido preso a Puerto Rico y luego a España donde fallece trágicamente en La Carraca.

    Salvando las distancias y los acontecimientos, debemos entender que se cometieron errores en el manejo de las decisiones en aquel momento- como es lógico en la consolidación de las ideas y en el enfrentamiento con la realidad-, involucrando al país en una guerra inevitable que consumió a una población y le dio un baño de sangre, para conseguir la independencia del reino, durante una década de combate. Es una realidad que debe entenderse sin pintarle desviaciones y malas interpretaciones, como pajaritos en el aire. Por ensayo y error se fue moldeando la independencia en una batalla constante en todo el territorio colonial, con victorias y derrotas hasta llegar al éxito militar en 1821.

    Ahora resulta que los revolucionarios psuvistas tildan a Bolívar de socialista y casi lo ponen a pelear en su descanso eterno contra Obama.  Debemos entender que los precursores del socialismo en Europa estaban pendientes de la revolución industrial  y muchos años después, es que Carlos Marx da a conocer sus ideas sobre el materialismo dialéctico y concreta con el Manifiesto Comunista de 1848, una visión política contra el capitalismo. Es Lenin quien plantea las primeras reflexiones sobre el imperialismo, más tarde. Los revolucionarios bolcheviques de 1917 no se parecían en nada a los revolucionarios franceses de 1789, ni a los independentistas americanos de1811 y menos a los revolucionarios liderados por Chávez.    

    Hacer una ensalada con todos los hechos históricos que han conmovido  al mundo es una ligereza tremenda que puede llegar fácilmente a decir cualquier cosa, como por ejemplo que Jesucristo era socialista o como la barbaridad conceptual: “… aquel que no sea chavista no es venezolano”. Cuando escuchamos decir a un general que es chavista es entender también que es venezolano y que seguramente hay Generales que no son Chavistas… ni venezolanos. Si se sigue manipulando los conceptos y los hechos, pronto veremos un cuadro con Bolívar vistiendo una franela roja del PSUV o creyendo que Chávez “es el Jesucristo este” en una propaganda electoral.

 luisrapozo@yahoo.es

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