martes, 8 de mayo de 2012

VIRGINIA CONTRERAS, CÓMO GANAR LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN VENEZUELA

Es innegable el interés que han despertado en la comunidad internacional las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre en Venezuela. La influencia que este país ha querido ejercer en la región, y ahora el estado de salud del mandatario venezolano, han producido infinidad de especulaciones en torno al presente proceso electoral, dignas de las mejores películas de suspenso.

Comencemos por reconocer que el actual proceso electoral ha estado plagado de contradicciones desde sus inicios. Después de innumerables tentativas para llegar a un acuerdo respecto a quién, o quiénes, serían los candidatos presidenciales que se enfrentarían al actual presidente de la Republica, los sectores opositores, reunidos en lo que se ha denominado Mesa de la Unidad Democrática-MUD- optaron por la realización de elecciones primarias a fin de que la población escogiera a un candidato único que los representara.

Distintas motivaciones fueron presentadas para imponer a toda costa el mandato de la unidad en la candidatura de la oposición, pero todas hicieron alusión al peligro que representaba para el país el permitir el avance de la “revolución bolivariana”, lo cual redundaría en la destrucción de la democracia, el cercenamiento de las libertades, y la sustitución de una economía libre de mercado propia del sistema capitalista, por una basada en la ideología marxista.

Partiendo entonces de esta amenaza, y tomando en cuenta que efectivamente la oposición no solo escogió a un candidato único, Henrique Capriles Radonski, sino que lo hizo en un clima de total armonía y bajo resultados numéricos mucho más amplios que los esperados, la segunda etapa a desarrollar vendría dirigida al establecimiento de una estrategia electoral que le demostrara al país entero -y no ya únicamente a los 3 millones de opositores que votaron en las elecciones primarias- los lineamientos respecto a cómo el recién electo candidato salvaría la democracia en peligro y restablecería el orden jurídico, social y moral lesionado. Ninguna otra razón habría para haber insistido en la tan mencionada unidad, la cual castigaba de plano con el ostracismo político a cualquier otro ciudadano que se hubiera atrevido a presentar una opción distinta para la contienda electoral que se avecina.

Asumiendo el inmenso reto al cual ha tenido que enfrentarse el candidato opositor, y entendiendo las grandes limitaciones a las cuales se encuentra sometida su participación electoral, esa estrategia debía lograr el máximo de eficacia a fin de transmitir, de la manera más directa posible, ese vigoroso mensaje de esperanza, capaz de demostrar no solo la capacidad de Capriles para dirigir al país por los próximos seis años, sino el abismo existente entre su política y la que ha venido ejecutando el actual régimen. Todo esto, bajo el horizonte de una nueva Patria que incluya a todos los venezolanos, con ofertas novedosas, con programas concretos y con la firmeza de espíritu propia de quien pretende sustituir al liderazgo que durante casi catorce años ha venido ejerciendo el presidente Hugo Chávez. Cuesta reconocerlo, pero la realidad ha sido otra.

Distintas teorías han sido desarrolladas a lo largo de la historia democrática de los pueblos, a fin de explicar la conducta del electorado. El objeto de estos estudios ha sido el de lograr el establecimiento de una estrategia efectiva, que de acuerdo a las características de los votantes y a las circunstancias del momento, dirija al candidato al cumplimiento de su objetivo: ganar la elección.

En el caso de Venezuela es bueno recordar que no estamos hablando de circunstancias políticas normales, sino de la amenaza real -según afirmaciones de los actores políticos opositores- al régimen de libertades y a la existencia misma de la Nación. De allí que indistintamente de la escogencia de la orientación teórica en materia de estrategia por parte de los asesores del candidato Capriles, esta debía considerar dicha situación. Si las razones por las cuales se llegó a la determinación del candidato único obedecieron a la existencia de una crisis política de inmensas proporciones, es obvio que el electorado debe conocer cuáles son esos nuevos fundamentos políticos que neutralizarán los cambios ya iniciados por la revolución bolivariana, y garantizarán la reconducción del país.

Muy por el contrario, con la intención de presentar una imagen conciliadora, capaz de atraer a los afectos al chavismo y a quienes sin pertenecer a este sector no han sido ganados al mensaje opositor, el planteamiento político del candidato Capriles prácticamente se ha circunscrito a ofrecer la continuidad de la política pública más emblemática que ha desarrollado el gobierno bolivariano en toda su historia, como son las llamadas “misiones”, cuyo fundamento radica en la ejecución de programas sociales de distinta naturaleza en beneficio de los mas desposeídos, los cuales representan el grueso de la población. Por si esto fuera poco, la oferta electoral no solo se ha basado en mantener esta política, sino en garantizar su permanencia eterna bajo la figura de una Ley que las ampare.

En otras palabras, que mientras los venezolanos se han mantenido en alerta frente a la posibilidad de destrucción de su democracia, y han decidido renunciar a cualquier otra posibilidad electoral con miras a concentrar su energía en un solo candidato; este, en vez de enfrentar la situación con propuestas concretas que eviten la hecatombe del país, ofrece como panacea precisamente el mantenimiento de estos programas, que durante todos estos años han sido criticados por la misma oposición por obedecer a “respuestas puntuales”, que en nada propiciaban el desarrollo del país.

Pero las circunstancias van más allá de la oferta electoral. Es innegable que a pesar de las peculiaridades de la personalidad del candidato-presidente, el gobernante ha logrado mantener un liderazgo solido durante el tiempo de su mandato. Es posible que no se comulgue con sus ideas, pero lo que resulta improbable es que los venezolanos no sepan quién es Hugo Chávez, y qué representa en el contexto político venezolano. De allí, que sin necesidad de transitar por el mismo terreno del candidato oficialista, el otro elemento fundamental para convencer a los votantes sobre la necesidad de un “cambio de timón”, obedece a demostrar aquellas características del candidato opositor, capaces de garantizar la existencia de una firme personalidad, en base a su experiencia, logros, y cualidades y en donde no haya lugar a dudas que bajo su mandato no se perdería la Republica. No olvidemos que la imagen que se tiene de la personalidad del candidato es un elemento fundamental a la hora de la decisión del voto.

El candidato Capriles es un joven profesional con interesantes experiencias en el mundo político. Tuvo en su haber el ser presidente de la cámara de diputados y vicepresidente del antiguo Congreso de la Republica, ha sido alcalde y ahora gobernador, tiene estudios en distintos países del mundo, como los Estados Unidos, los Países Bajos e Italia. Sin embargo nada se dice sobre esto, y sobre muchas otras cualidades adicionales que seguramente posee. En su defecto se le presenta como un candidato neutro, capaz de mimetizarse con cualquier cosa que a juicio de sus asesores lo identifique con los votantes. De allí que regularmente sea presentado al público, llevando alguna gorra, tipo beisbolista sobre su cabeza, o portando un collar similar a los que regularmente usan quienes se dedican a ritos vinculados con la santería.

Los asesores del candidato deberían tener en claro que tales circunstancias podrían producir un efecto totalmente contrario al deseado, siendo que en vez de lograr identificarlo con el electorado chavista, podría perder su autenticidad. Si a esto le agregamos la repetición de las llamadas “frases cohete” tan utilizadas por los políticos del pasado para definir cualquier cosa, así como sus publicitadas visitas, “casa por casa” en los barrios marginales del país, (mecanismo usado hace más de treinta años por el entonces candidato presidencial del partico “COPEI”, Eduardo Fernández), los resultados podrían no ser alentadores.

En lo que respecta específicamente al tipo de estrategia utilizada, si bien ésta no ha sido definida textualmente, de las declaraciones facilitadas por el jefe de campaña opositor, puede inferirse que la estrategia no es otra que las ideas contenidas en el llamado “TEOREMA DEL VOTANTE MEDIANO”, cuya creación se le atribuye a Duncan Black. En 1948 Black estableció que en las elecciones de voto por mayoría, la política pública ganadora seria “el punto ideal del votante que tiene un número igual de conciudadanos a su izquierda y a su derecha.” Esta idea sería desarrollada diez años después por Anthony Downs, quien en su “Teoría Económica de la Democracia” concluía que los partidos políticos cuyo sistema electoral corresponda al de mayoría relativa (tal y como sucede en Venezuela), tendrán mucho más éxito si trasladan sus “plataformas” hacia el punto del votante medio.

En el caso particular de las elecciones venezolanas, ese “termino medio” al cual quiere dirigirse el candidato se ve reflejado en la presentación de ofertas como la antes señalada, de continuidad de las misiones. Con esto pretende atraer al extremo más liviano dentro del chavismo (por aquello que no vale la pena perder el tiempo con el “voto duro”), así como al extremo opuesto a este, el cual todavía no se ha definido. De allí que, transitando en un campo minado, Capriles se mantenga sin una definición concreta, más allá de estas ofertas, a fin de no provocar una reacción negativa de ambos lados.

Esta estrategia podría ser efectiva en Venezuela si pudiéramos hablar de la existencia de dos extremos ideológicos totalmente definidos; de donde pudiera identificarse a la izquierda con el chavismo, y a la derecha con la oposición. Pero la realidad nos demuestra, por lo menos hasta el presente, que no existe ningún fundamento, objetivamente comprobado, para atribuir la existencia de alguna ideología en particular, ni al apoyo al presidente Chávez, ni a su rechazo. Muy por el contrario, si damos por verdaderos los análisis que periódicamente presentan las distintas encuestadoras del país, concluiremos, que en el caso de los seguidores del candidato Chávez, el elemento de enlace entre su persona y el electorado obedece a aspectos de carácter espiritual, del modelo “religioso”, como lo define una de esas organizaciones de análisis. Proviniendo ese apoyo al candidato-presidente de los sectores populares del país, estos ni siquiera conocen los fundamentos de ideología alguna que por sí sola los hiciera movilizar.

En el caso del sector denominado “NI-NI”, (Ni apoyan al gobierno, ni apoyan a la oposición) el cual se ha intentado satanizar desde hace algunos años, la situación es aún peor. Si bien existe un rechazo natural por parte de estos electores potenciales frente al candidato-presidente, estos tampoco se sienten atraídos hacia elementos políticos de la oposición a quienes identifican con el pasado, representado por los partidos políticos Acción Democrática y COPEI, actualmente miembros de la Mesa de la Unidad Democrática. Tal y como sucede con el chavismo, hasta ahora no ha podido identificarse a este importante número de votantes (equivalente al 30 % del electorado) con ideología alguna.

De allí que al proponérsele al candidato opositor el mantenerse en una posición tal, capaz de atraer al votante medio de supuestos dos sectores de la población electoral, (o por lo menos evitar al máximo su rechazo), no solo se corre temerariamente el riesgo de parecer “neutral” en momentos en que se requiere todo lo contrario, sino que se le cercena a este la gran oportunidad de reflejar lo que a su juicio sería la verdadera situación del país y la manera de resolverla, hecho que le permitiría en el peor de los casos, mantener un liderazgo irrefutable para mejores oportunidades.

El último aspecto que vale la pena destacar, pero no menos importante, se refiere a la utilización de ciertos temas como parte del mensaje de campaña; entre ellos la enfermedad que padece el presidente Chávez. Es indudable que la enfermedad del candidato-presidente, indistintamente del interés periodístico, y de la obvia curiosidad de los espectadores, ha venido siendo utilizada como parte de la estrategia electoral, tanto por parte del oficialismo, como del lado de la oposición. Del lado del oficialismo la estrategia ha venido desarrollándose creándose total hermetismo respecto a la salud presidencial. Con esto se ha logrado mantener en zozobra a un importante sector de la población, e incluso de la comunidad internacional, facilitando con su silencio toda serie de rumores, para luego, en un lapso prudencial presentar públicamente la imagen del presidente Chávez, realizando alguna actividad que en principio estaría contraindicada si el jefe de Estado estuviera en verdaderas condiciones críticas.

De parte del sector opositor hemos visto infinidad de partes médicos, atribuidos a fuentes cercanas al mandatario, los cuales hacen ver la existencia de una enfermedad terminal, con escasos meses de vida, lo cual supuestamente estaría promoviendo un estado de “caos” entre sus seguidores.

Verdad o mentira de ambas posiciones, el hecho es que la utilización de la salud presidencial como estrategia electoral no necesariamente produce los mismos resultados para ambas tendencias.

Si bien existen algunas discrepancias de cifras entre las distintas empresas encuestadoras venezolanas, todas coinciden en atribuirle al presidente-candidato un aumento en su popularidad a raíz de conocerse la grave enfermedad que padece. Hasta el presente nada indica que el candidato Capriles haya aumentado su popularidad como consecuencia directa de la enfermedad que sufre el jefe de Estado. No obstante, pueden apreciarse los términos en que esta situación ha venido siendo manejada por el sector opositor, en el sentido de tratar de identificar al candidato Capriles, como una persona sana y en capacidad de dirigir el futuro del país, en contraposición con el candidato Chávez, quien además de enfermo, se ha mantenido alejado del territorio para seguir tratamiento médico en la isla de Cuba.

Reiterando que hasta ahora no existe certeza alguna respecto al verdadero estado de salud del presidente Chávez, el caso es que estas especulaciones han traído como consecuencia otras especulaciones más, las cuales han venido superando al sentido de la realidad y de toda lógica jurídica. Así tenemos que lideres de diversos sectores de la sociedad han venido advirtiendo sobre la posibilidad de que el candidato Chávez se viera obligado, por su enfermedad, a designar a un sustituto, negándose aquellos tajantemente a admitir la idea de tener que cambiarse el calendario electoral con miras a otorgar las condiciones necesarias, no solo al candidato sustituto, sino a “los electores” para ejercer su derecho a elegir y ser elegido.

Quienes así opinan no solo desconocen que el mandato constitucional únicamente establece el lapso para la asunción al poder del candidato electo, y en ningún caso impone como condición una fecha determinada para la realización de las elecciones. Olvidan incluso que fue el Consejo Nacional Electoral el pasado año, que de manera arbitraria modifico el calendario electoral que por costumbre había impuesto las elecciones presidenciales para diciembre, adelantándolas para el mes de octubre, sin que la oposición hubiera manifestado algún tipo de rechazo ante tal decisión. Más allá de la necesidad para ambas partes de mantener la sindéresis en momentos de tensión política, la asunción de actitudes de esta naturaleza podrían resultar contrarias incluso a los intereses del sector opositor, toda vez que de la misma forma en que por causa de fuerza mayor pudiera impedirse la participación del candidato Chávez en las elecciones presidenciales, igualmente en un futuro podría existir alguna circunstancia en la cual se viera imposibilitado el candidato opositor de participar. De allí que muy posiblemente las mismas objeciones presentadas hoy en día por los seguidores de este para negar la posibilidad de un cambio en el cronograma electoral, podrían ser aducidas por los simpatizantes de aquel para impedir el ejercicio de un derecho inmanente a todos los ciudadanos.

De igual forma, como parte de las especulaciones de rigor, existen aspectos de la vida nacional que se han venido incluyendo dentro del tema electoral, y que de continuar así terminarán desviando totalmente la atención del electorado de los verdaderos temas de interés. Aspectos que van desde la aparición ante los medios de comunicación de un ex Magistrado del Máximo Tribunal del país denunciando hechos de corrupción, la amenaza del Jefe de Estado respecto a la posibilidad de excluir al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la reciente promulgación de la Ley Orgánica del Trabajo, o la designación por parte del mandatario de los miembros del Consejo de Estado, son ejemplos de lo que a simple vista representa los llamados “trapos rojos” hacia donde los sectores políticos opositores están siendo conminados a distraer su atención, mientras la actividad electoral oficialista camina de manera paralela y sin pausa.

Estos, grosso modo, son algunos de los muchos elementos que pueden apreciarse de esta contienda electoral, que paradójicamente oficialmente no ha sido declarada, pero que evidentemente empezó hace años. El próximo mes de octubre los venezolanos tendrán la oportunidad de decidir su destino político. La rapidez, o la lentitud con que estos cinco meses que nos separan de las elecciones presidenciales transcurran, estarán determinadas por los logros puntuales que obtengan cada una de las partes. Del exacto conocimiento que estas tengan de la realidad, así como de la estrategia desarrollada por aquellas dependerá el triunfo, o una estrepitosa derrota. Suele decirse que nunca es tarde para rectificar, pero ojala que ese nunca no sea demasiado tarde.

trinitron208@aol.com

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PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES, CRECE EL ESTADO FORAJIDO

         Es evidente que lo que viene es candela, a partir de lo que significa el anunciado retiro de Venezuela de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, si no hacemos lo que corresponde el 7 de octubre y en estos meses precedentes. Por supuesto que el retiro no es para que el Estado venezolano defienda más y mejor nuestros Derechos; pretende evadir controles y sanciones del organismo continental, por los crímenes confesados por el Coronel Magistrado Aponte. El Presidente Chávez quiere quitarse ese escaparate del hombro, obviando que los organismos internacionales seguirán su tarea. El anuncio de reitera que el Estado forajido intenta aplastar más al ciudadano libre. Detenerlo es el desafío.

         Chávez dixit: “La CIDH contribuye al sometimiento de los pueblos de América”, y la acusa de obedecer a los Estados Unidos. Es la justificación, la mentira para convencer incautos. Él alega que la Comisión Interamericana la tiene cogida con su gobierno. Aquí van cifras que lo desmienten: el año pasado, 2011, la CIDH recibió de todo el Continente 1.658 denuncias de violaciones de Derechos Humanos, de las cuales apenas 40 fueron contra el gobierno de Venezuela, y 99 contra el de EE.UU, mucho más del doble.  Venezuela está como décimo país entre los que más denuncias tienen en el Continente, siendo los primeros Colombia, México y Perú. Pero hay más, de las 40 denuncias contra el régimen de Chávez, solo se admitieron formalmente 5, es decir, el 12,5 %. Luego, evidentemente Chávez miente.

         El Presidente teme a la reiteración de las reprimendas de la CIDH que, ya en 2009 habría determinado que “La falta de independencia y autonomía del Poder Judicial frente al poder político, constituye uno de los puntos más débiles de la democracia venezolana”, lo cual es confirmado por las confesiones del Coronel Magistrado Aponte.  También la CIDH precisó en 2010 que “en Venezuela se utiliza el poder punitivo del Estado para criminalizar y perseguir penalmente a los disidentes”.  Tal vez se recuerde que en 2010 Chávez amenazó con nuestro retiro de la CDIH, una vez que esta develó intolerancia del régimen y violaciones en detrimento de sindicalistas, mujeres, campesinos y periodistas.

Don Rómulo Gallegos, uno de los grandes de Venezuela, fue para orgullo nuestro el primer Presidente de la CIDH, instancia de garantía de los derechos fundamentales creada en 1959, a la cual tenemos derecho constitucional de asistir:  “Toda persona tiene derecho… a dirigir peticiones o quejas ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto de solicitar el amparo a sus Derechos Humanos”, (Art. 31). Ahora más que nunca necesitamos esa instancia, junto a la de Naciones Unidas y varias otras, porque las contundentes confesiones del Coronel Aponte confirman que en este país hoy no hay justicia.

La CIDH ha conocido brutalidades del Estado venezolano en regímenes anteriores, como las masacres del Amparo, el Caracazo, el Retén de Catia o desapariciones forzadas en distintos gobiernos. La Comisión  Interamericana existe para que no se silencien monstruosas revelaciones como las del Coronel Magistrado Aponte. Ya voceros de la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y el propio TSJ han dicho que no investigarán sus delaciones porque “no vale la pena”, limitándose a descalificar al ya descalificado denunciante.

El Presidente echa agua al candelero que encendió Aponte. El 7 de octubre es día de encuentro con un camino de esperanza, que estará en nuestras manos entonces. Hoy estamos obligados a labrar el triunfo de octubre y a enfrentar el crecimiento del Estado forajido. Ya basta.

Twitter: @pacianopadron
E-Mail: pacianopadron@gmail.com

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NARCISO GUARAMATO PARRA, MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES - LEY ORGÁNICA DEL TRABAJO

Después de que se despertó una gran expectativa por la aprobación de la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, el presidente de la República, la firmó el pasado lunes 30 de abril y, aunque no se conocía el texto de la Ley, la pudimos leer al día siguiente gracias al ministro Izarra, quien, publicó a través de una de las redes sociales, un enlace donde se podía bajar e imprimir (Decreto 8.938 del 30 de  abril de 2012).

Una gran decepción nos causo la lectura, sinceramente no estuvo a la altura de las expectativas, por lo tanto decidimos, titular este articulo con el nombre de la famosa comedia de William Shakespeare: “Mucho ruido y pocas nueces” ¿Por qué?

En primer lugar no se ve por ningún lado la revolución socialista que tanto se pregona, en la cual se transformaría la relación entre los medios de producción, lo cual es un hecho económico y social, y no solamente social como se establece en el Art. 1º. Sin llegar a los comentarios de algunos expertos que dicen que es la misma Ley anterior con algunas modificaciones, si podemos afirmar que la Ley sigue siendo capitalista. De tal forma, que nos imaginamos que debe haber sido muy grande la decepción entre los seguidores del partido de Gobierno y que son snceros socialistas.

La jornada laboral se estableció con un máximo de 40 horas semanales, la reducción es solamente de cuatro horas, es decir hasta un máximo de 8 horas diarias, con dos días de descanso, por lo tanto, un trabajador puede laborar 8 horas diarias de lunes a viernes y descansar sábado y domingo. Si hay algo parecido a la realidad, es pura coincidencia.

Las mujeres y la familia, salieron bien parados, al aumentarse el período de permiso post natal a 26 semanas.

Ahora comentemos el asunto de la retroactividad de las prestaciones y su pago. En el artículo 142 se estableció una dualidad en que convivirán, la promesa  cumplida con la antigua forma de cálculo. Por lo tanto el Patrono debe depositar trimestralmente 15 días con “base al último salario devengado”. En la actualidad de depositan 5 días mensuales en base al último salario devengado. En ambos casos se depositan  gradualmente un adicional de 30 días. Por lo tanto el trabajador puede acumular un equivalente a 60 días de prestaciones por año. El artículo antes señalado, en el literal c, establece: “se calcularán las prestaciones sociales con base a treinta días por cada año de servicio o fracción superior a los seis meses calculada al último salario” y, finalmente en el literal d, se puede leer: El trabajador o trabajadora recibirá por concepto de prestaciones sociales el monto que resulte mayor entre el total de la garantía depositada de acuerdo a lo establecido en los literales a y b, y el cálculo efectuado al final de la relación laboral de acuerdo al literal c.

Los expertos en materia laboral que han estudiado el problema manifiestan que la retroactividad es ventajosa a partir del año 13. Sin embargo lo que es seguro es que si algún día elimina la inflación, lo que significa una estabilidad en los precios, lo cual haría innecesario los grandes aumentos de salario, el régimen anterior es muy superior al nuevo (60 días es superior a 30).

Nos pareció muy enredado y exagerado el tratamiento dada a la tercerización, pensamos que se  hubiese definido en forma claro el fenómeno y se hubiese prohibido su práctica. La definición que se lee en el Art 42, es muy ambiguo y oscuro: “A los efectos de esta Ley se entiende por tercerización la simulación o fraude cometido por patronos o patronas en general, con el propósito de desvirtuar, desconocer obstaculizar la aplicación de la legislación laboral”. Digan lo que digan, no se entiende esta definición.

Se puede decir que esta ley es buena, porque aumenta los beneficios y protecciones al trabajador y la familia, pero no es lo que se esperaba el segundo instrumento jurídico del país. Se perdió una gran oportunidad para trazar un camino que nos permita la modernidad y la entrada a una economía mundial globalizada y muy competitiva. “La revolución de la productividad  ya se agotó. La nueva era del trabajo implica la aplicación del conocimiento  como la nueva fuente de creación de valor y riqueza La sustitución de tierra trabajo y capital por el conocimiento traducido como valor, tecnología y oportunidad, cambiara completamente la dinámica de las empresas. El costo de la mano de obra, la materia prima, los insumos y otros costos asociados al proceso productivos serán cada día menos importantes”. (Valdes, Luigi.2002:18) 

Guaramatoparra@gmail.com
@guaramatoparra

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EL PARTO DE LOS MONTES, FABULA DE ESOPO, “DEDICADA A LA NUEVA LEY ORGANICA DEL TRABAJO”

“Con varios ademanes horrorosos
los montes de parir dieron señales;
consintieron los hombres temerosos
ver nacer los abortos más fatales.

Después que con bramidos espantosos
infundieron pavor a los mortales,
estos montes, que al mundo estremecieron,
un ratoncillo fue lo que parieron.

Hay autores que en voces misteriosas
estilo fanfarrón y campanudo
nos anuncian ideas portentosas;
pero suele a menudo
ser el gran parto de su pensamiento
después de tanto ruido sólo viento”

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El parto de los montes, FABULA DE ESOPO, PRUBLICADO POR http://imagina65.blogspot.com/search/label/EL%20PARTO%20DE%20LOS%20MONTES

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LUIS UGALDE, ENCUESTAS INCIERTAS

Hace ya más de 30 años (abril a octubre de 1980) Cuba vivió un dramático proceso de éxodo masivo a Estados Unidos desde el puerto de Mariel. Presionado por la avalancha de 10.000 personas sobre la Embajada de Perú para salir hacia el infierno capitalista, Castro otorgó el permiso. El éxodo del paraíso crecía de día en día y el régimen volvió a cerrar las puertas cuando ya 125.000 individuos habían huido en precarias embarcaciones.

En 1979, yo había participado en una reunión en Cuba y volví dos años después. Los militantes del régimen, cuando están solos y no se sienten vigilados, se permiten confidencias conmovedoras. A un funcionario que conocía desde la primera visita le pregunté cómo valoraban el éxodo de Mariel y me respondió: “Sabíamos que hay descontento en Cuba, pero nos sorprendió la enorme avalancha. Pero lo más doloroso e inesperado para nosotros fue descubrir que también se fueron muchos militantes de partido que considerábamos absolutamente leales”. En este tipo de regímenes el temor y el ocultamiento político no son una excepción, sino la regla. Y no puede ser de otra manera, pues para el régimen sólo son dignos de algún respeto los incondicionales, y de ello depende desde la cartilla de racionamiento de comida hasta el empleo y los pequeños o grandes favores.

Venezuela no es igual al régimen castrista, pero quienes mandan hacen esfuerzos para lograr que lo sea. El miedo a hablar de política con sinceridad es un hecho en la calle, en el vecindario, en los ministerios, en los puestos de trabajo, en las colas de las “misiones” y repartos… Por lo menos un tercio de los venezolanos depende de los favores que se dan a cambio de carnet, camisa roja y adhesión. La promesa y la amenaza van de la mano. No puede ser de otra manera en regímenes donde el que no es servil es traidor y se le despoja de toda dignidad y derecho… Si en Cuba o en Venezuela un encuestador pregunta si estamos con la “revolución”, la mayoría va a decir que adora el proceso y a su líder. Más si se anotó en una lista para recibir vivienda, contrato, jubilación, beca, una “misión” para su mamá o empleo para su hijo… La encuesta tiene su valor en temas más neutrales, donde no es delito opinar.

Desconcertados y alarmados por las primarias opositoras de febrero, los dirigentes de la “revolución” se sintieron como ante la huida de Mariel: hay que frenar el éxodo.

La estrategia es echar rápidamente jarros de agua fría a las esperanzas de cambio democrático y para ello concentrar la artillería gubernamental: el candidato opositor no sirve; sus palabras son falsas y su conducta de delincuente, como sus golpistas jefes burgueses e imperialistas; la oposición está dividida, en las encuestas está a 23 puntos irremontables; y la revolución es eterna y también su presidente. ¡Dime de qué presumes y te diré lo que te falta! Las encuestas en el mes de posterior a las primarias son usadas para enfriar el entusiasmo y la esperanza de la oposición, y de aquí a octubre hay que meter miedo a quienes dicen que no van a votar por la “revolución”.

En este tipo de régimen las encuestas son inciertas y la estrategia de los demócratas no puede descansar en ellas, sino en el trabajo y propuestas para superar el desastre presente (y el pasado), dándose la mano las legítimas esperanzas y aspiraciones de la gente y el candidato; con credibilidad, esperanza, propuestas inteligibles y tangibles.

Por otra parte, estos regímenes “revolucionarios” no creen en mecanismos “democrático-burgueses” y sólo obligados los respetan. Por eso hay que urgir la transparencia del Registro Electoral, los testigos de mesa hasta en el último rincón y la última hora del 7 de octubre, y la movilización social y multitudinaria previa, que demuestre la disposición a defender democráticamente los resultados y el alto costo de violarlos.

No hay que ignorar las encuestas, ni poner la confianza en ellas, sino hacer el trabajo propio con convicción, decisión y acierto. En el reino de la mentira y del miedo todo es incierto, excepto el desastre socioeconómico y político reinante. La grave enfermedad presidencial viene a aumentar la incertidumbre. Las esperanzas sociales y la libertad dependen de la activación de millones de demócratas, decididos a defender la democracia e impedir el cierre a la cubana de las puertas del “paraíso”.

lugalde@ucab.edu.ve

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ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, LAS 7 CATEGORÍAS CHAVISTAS

Así como se considera al Socialismo del Siglo XXI un concepto inextricable, hay otro concepto robo-lucionario que sí está claro, entendido y aceptado por propios y extraños. Esa conceptualización es el Chavismo.

El Chavismo, como cualquier ‘ismo’ asociado a un liderazgo personal significa, para la Real Academia de la Lengua Española, una doctrina que se desprende del ejemplo, un sistema o método para implantar el régimen de una idea o conjunto de estas, un modo de actuación apegado a las maneras y cualidades del líder cuyo talante reproduce el colectivo como condición para pertenecer a ese ismo, e incluso se reconoce como partido político pero en su acepción bárbara: Partido para obtener provechos personales, ventajas, beneficios y lucro.

Como doctrina que se desprende del ejemplo un buen chavista debe ser, ante cualquier circunstancia y situación, un falsario capacitado para esconder su castro-comunismo desde el inicio de cualquier relación. Ese sofismo le es útil para falsificar la realidad y la historia, para engañar con imposturas, para simular una presunta convicción revolucionaria mientras disimuladamente exagera los eventos con artificiosos argumentos y prepara el golpe artero a todo aquello que le oponga argumentos en contra.

Como sistema o método para implantar un régimen, el chavista debe estar preparado para dividir y romper con todo aquello que obture la instauración del régimen. Para dividir a un país en dos bandos antagónicos (patriotas y escuálidos... chavistas y majunches...) apelando a los más bajos instintos sociales: el apartheid, el racismo, y las clasificaciones. Para romper con las tradiciones y la cultura, al aceptar al líder máximo como alfa y omega de la historia.

Como un modo de actuación apegado a las maneras y cualidades del líder, el buen chavista debe poseer un verbo incendiario, sin medida ni recato; debe agredir en vez de dialogar; tiene que utilizar los giros verbales del líder aun cuando estos sean un galimatías incomprensible, y además de todo lo anterior, debe estar convenientemente entrenado para desdecirse (de lo mismo que se desdiga su líder), para derramar profusas lágrimas falsas.  Y para ejecutar con excelencia estos modos, deberá portar siempre y en todo momento, una camisa roja, un librito de la Constitución, un rosario con crucifijo, el CD de la Lista Tascón y una banderita de Venezuela con el escudo del ‘caballito volteao’ y las 8 estrellas.

Aún con esta doctrina, sistema y modos en correcta ejecución, no es posible comprender al chavismo sí no se conocen sus 7 categorías. Son 7 clases, cada una con sus propias condiciones y cualidades de chavistas que determinan sutiles aunque profundas distinciones y los agrupan en siete géneros, cada uno de ellos con similares calañas, pelajes y castas, como suele suceder en las jaurías salvajes.

1.- Los chavistas que no saben.

Integran una facción numerosa y constituyen la base electoral de Chávez, una base tan importante como los millones de votantes fantasmas que tiene el líder oculto en los intersticios virtuales de la inextricable e inauditable data del Registro Electoral Permanente del ministerio para las elecciones, que es en lo que se ha convertido el Poder Moral en este ex-país a través de las felonías y obsecuencias de los mal llamados Rectores de su Consejo Nacional Electoral. Esta categoría de chavistas ‘no saben’ ni eso ni nada. Ni siquiera saben que son chavistas aun cuando pertenecen a la categoría. Se trata de ex- ciudadanos que dejaron de serlo al subsumirse voluntariamente al oprobioso canje de las limosnas misioneras. Ex-ciudadanos avenidos en habitantes de un territorio arrasado por el castro comunismo y en el que el Estado, omnipotente y tetra millonario, reparte migajas que los de esta categoría de chavista ‘no saben’ que son eso, migajas, pero que las aceptan por aquel decir castizo que retrata su profunda mediocridad: “Algo es algo, porque peor es nada”

2.- Los chavistas que no quieren saber.

Este clúster de chavistas está todavía muy alejado del epicentro donde se bate el chocolate espeso y recaliente de los grandes negociados con el poder, pero están un paso más cerca del líder y del proceso que los de la categoría anterior. Son los llamados chavistas de a pie que poco a poco caen en cuenta de las atrocidades y del latrocinio que se produce dentro del proceso mesmo, pero cierran ojos y oídos (la boca también) como aquellos tres monitos y en silencio se dicen a sí mismos: “Esto es mentira... Chávez no sabe nada... Esto no está ocurriendo”. En estos chavistas que no quieren saber se observan los mayores índices de agresividad contra los ciudadanos. Un ejemplo de esta categoría de chavistas la encontramos en los inicios del chavismo ( Los ‘círculos bolivarianos’) y más recientemente en ‘colectivos’ armados y violentos, como el ‘Colectivo La Piedrita’ del Comandante Valentín, que hace vida política y militar en la Parroquia 23 de Enero de Caracas. (Hay otros colectivos más violentos y peligrosos, como el Fuerzas Revolucionarias Bolivarianas, pero este es el más popular). Es en este segmento donde también está la mayor fuente de votantes que se pliegan al abstencionismo, pues aun cuando una gran cantidad de estos miembros alcanzan altas cotas de decepción con el proceso robo-lucionario, siguen fieles a Chávez, es decir siguen siendo chavistas ‘que no quieren saber’ de elecciones, bien por decepción, bien por desconfianza en que el CNE (el mismo del Poder Moral) a última hora le ‘robe’ votos a ‘micomandantepresidentemesmo’. Es increíble que piensen así, pero sí existen... Son los que no quieren saber de votos pero siguen creyendo en Chávez.

3.- Los chavistas que odian saber.

Los chavistas que odian saber están literalmente ‘adentro’ aunque convenientemente próximos a la periferia; Son aquellos que no piden nada específico a Chávez; tan solo que los ponga ‘donde-hay’ pero no muy lejos de las puertas de escape.  Ellos provienen del ‘saber’ que obtuvieron en los centros de enseñanza y Universidades antes de que Chávez insurgiera con su golpe fallido al Gobierno constitucional y democrático de Venezuela, allá en el lejanísimo pero muy próximo 1992. Este segmento lo integran profesionales universitarios, técnicos y empresarios de distinto cuño y valencia política que acompañaron a Chávez desde su re-inicio público por la vía democrática, mismos personajes que se han lucrado a más no poder con las facilidades y el pragmatismo que encontraron en el proceso robo-lucionario. Odian saber, pero saben que ese odio es el precio ético a pagar por los favores recibidos. Usted puede identificarlos fácilmente cuando les ve, de hace unos meses a estas fechas, de aquí para allá buscando cómo zafarse de las ligazones económicas, financieras y personales con todo aquello que los ate al régimen y sus burócratas. Son muy fácil de identificar porque se les ve cazando testaferros en las elegantes barras de los no menos elegantes restaurantes de Venezuela. Lo más reciente que odian saber está relacionado con la salud y los pronósticos de vida del ‘coma-andante’. Odian eso tanto como el saber que muchos saben que ellos, elegantísimos chavistas de cuello blanco, odian saber lo que saben pero ¡Como les da provecho!

4.- Los chavistas que sufren por no saber

A diferencia del primer clúster (los chavistas que no saben que son chavistas), estos sí lo saben. Lo aceptan. Es más, saben que saben pero no saben por qué ni para qué, entonces sufren los rigores que impone la ignorancia del pragmatismo chavista. Es como una relación amor-sufrimiento. Una relación masoquista que necesita de un sádico para que los flagele inmisericordemente. Con interminables cadenas de televisión y radio. Un enfermo que los someta a la participación obligada en giras, caminatas, concentraciones humanas, aun a costa de sus trabajos y de su salud. Son los chavistas que sufren por no saber cuándo les darán su casa asignada y malviven en la letrina de un campamento, a la espera de una dádiva de Chávez. Sufren por no saber sí habrá energía eléctrica en el campamento de refugiados. Sufren por no saber sí aquel soldado que les vigila de día es o no es el mismo que vestido de civil, les viola de noche a sus hijas. Sufren por no saber sí micomandantepresidentemesmo está o no enfermo de cáncer, pues en la vorágine de su ignorancia, instigada y acrecentada por las campañas de desinformación que urden los pillines del G2, han llegado a aceptar que el cáncer de Chávez es zodiacal y que sí muere de cáncer no importa: Como Jesús, también Chávez resucitará al tercer día.  Y por no saber nada de nada, son los chavistas que más sufren. 

5.- Los chavistas que aparentan que saben:

En esta categoría de chavistas se manifiestan dos subgrupos: Los que desde adentro del chavismo aparentan que saben parcialmente qué sucede, pero sucede que lo saben todo y están conscientes de lo que pasa, y aún así aparentan que saben poco o casi nada, y los que no liban las mieles del proceso, los chavistas que por variadas razones y circunstancias están del ‘lao-de-afuera’ pero que algo saben (mucho o poco) y que se consideran afectos a Chávez.  Como aquellos otros, aparentan que saben aunque desconocen lo que sucede en sus detalles.  Ambos grupos hacen de la apariencia del saber una fórmula para captar incautos, hacer ‘negociados’ y servir de ‘enlace’ entre los regentes titulares del poder chavista y los que desean ‘bañarse en ese charquito’ pero no encuentran la oportunidad ni el contacto. Cada uno de estos subgrupos tiene una razón de ser y de existir dentro de un Chavismo entendido como estructura de poder. Cada uno cumple una función específica en el aparataje persuasivo de la desinformación y fungen de guías para el tránsito de lisonjas y coimas dentro de los recovecos burocráticos para que los de afuera puedan acceder al contacto y los jerarcas de las diferentes vertientes del chavismo l negociado de licencias, favores y prebendas, exquisitamente rociadas con escocés de 18 años con las que se riegan sólidas y convenientes transacciones bancarias electrónicas.

6.- Los chavistas que triunfan sin saber:

A este grupo pertenecen los ‘enchufados’, y como el anterior, también se divide en dos subgrupos: Los burócratas venezolanos de comprobada y ratificada fidelidad perruna a Chávez, que rotan groseramente de Ministerio en Ministerio, sin saber  ni conocer de qué se trata ni para qué existe esa cartera ministerial, y los burócratas cubanos, de ratificada y perruna fidelidad a Fidel, que están colocados ahí, donde Fidel los necesita para ‘marcar’ muy de cerca a Chávez y sus burócratas, y que como aquellos triunfan sin saber;  nomás por el simple acto físico de salir de Cuba, para encontrarse acá como pequeños capos di tutti capi, viviendo el sueño de todo cubano castrista que se precie de tal, y que no es otro sueño que el de mandar a otro sin saber de ‘ná ni ná’ ¡Cosa más grande, hermano!
El primer subgrupo (los burócratas venezolanos de comprobada y ratificada fidelidad perruna a Chávez,) es un club exclusivo, casi una cofradía sacramental, pero notoria, muy notoria. Casi cualquier habitante en Venezuela conoce sus nombres porque son los mismos que se manosean, de aquí para allá, como Ministros, Directores Generales, Presidentes de Institutos autónomos, Gobernadores, Alcaldes, Diputados, otra vez Ministro, nombres que se repiten porque han completado ‘la ronda’ de cargos unas tres veces cada uno. También se les conoce sus rostros, aunque con el tiempo (y la buena comida, y los trajes, y las joyas) se hayan modificado con implantes, liftings, ceras, colágenos, ampollas, peluquines y dos decenas más de artilugios y potingues. También se les conocen sus gustos y hasta sus más íntimas debilidades. No son más de 50 chavistas privilegiados pero todos, sin excepción alguna, triunfan sin saber que esos triunfos serán, tarde o temprano el más pesado fardo con el que cargarán el día que enfrenten a la verdadera señora ciega de la balanza justa.

7.­ Los chavistas que viven gracias a que los demás no saben:

Más que una categoría, vivir gracias a que los demás no saben es una condición esencial para cualquier chavista; sin embargo, como clúster se trata de una categoría supremamente elitista. Un petit comité de notabilísimos integrantes, entre los que se encuentra -encabezándolo- el mismísimo teniente coronel. Ellos comprendieron, desde el fallido y sangriento golpe al Estado de 1992, que para tomar el poder era y sigue siendo imprescindible que los demás no sepamos, ni sus planes ni sus objetivos. Esa y no otra es la razón para que hayan desarrollado una mitología política falsaria y estrambótica (el árbol de las tres raíces... El delirio del teniente coronel en su Chimborazo carcelario), una mitología pretendidamente fantástica y única en la que han combinado en una mescolanza rimbombante, a Simón Bolívar con Marx y Jesús... A Ezequiel Zamora con Simón Rodríguez... A la ‘Tercera Vía’ de Blair con el bolivarianismo avenido en Socialismo del Siglo XXI... Y todos esos ingredientes incompatibles entre sí, fueron sazonados con el más rancio populismo y el fuego atizado con inimaginadas cantidades de petrodólares, y ofrecieron ese brebaje a sus conciudadanos votantes como sopa macabra cocida en el oscuro caldero de la ignorancia colectiva. 

Ahora ya sabes, estimado lector, que el chavismo SÍ existe y solo te resta ubicar a los chavistas que conozcas en cualquiera de estas siete categorías. Pero ten presente que de acuerdo a la experiencia, más de un chavista puede ser ubicado en más de una categoría, lo cual hará más amena e interesante tu pesquisa, una indagación que también te puede conducir a la sorprendente 8ª categoría: Los conchupantes, también conocidos como ‘demo-chavistas’. Se trata de oposicionistas ultrosos (de la boca para afuera) y algunos militares que medran en el amniótico gel de los que se oponen a Chávez pero sin convicción. Son aquellos que se disfrazan de demócratas, pero que le hacen el juego al totalitarismo, proponiendo como solución las mismas misiones castro-chavistas. Son quienes te invitan a votar sin las debidas garantías del secreto de tu voto... ¡A votar! gritan, sin mediar una auditoría confiable de la data del CNE... ¡Al 7 de Octubre!, incitan... pero lo hacen prometiendo las mismas ofertas engañosas y populistas ‘Esteban’ en sus buenos tiempos. Como sí se tratara del Octavo Infierno de Dante, esta categoría también está full... ¡Y ya tú sabes quiénes son!

andresmorenoarreche@gmail.com

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FERNANDO OCHOA ANTICH, LA CONSPIRACIÓN DE CHÁVEZ Y RANGEL

No había entendido la estrategia de estos dos mefistofélicos personajes. Por suerte Hugo Chávez habla mucho y la manera de actuar de Rangel ha perdido la sinuosidad que tenía en otros tiempos. Ahora deja el rastro como si fuese un aprendiz de politiquero y no el viejo veterano lleno de cinismo y viejas mañas. La pista la dio el propio Hugo Chávez en la perorata que le dirigió al país en la firma de la tan postergada Ley del Trabajo. En medio de las palabras se dirigió a Rangel, que ahora como obsecuente chavista aparece en todos los actos del Gobierno, y le comentó su último artículo. El título me llamó la atención:"La conspiración permanente". El uso que hizo Hugo Chávez de su contenido aún más. Lo más curioso fue que al ir a leer el artículo me di cuenta que Rangel había repetido invariablemente esa tesis en varios de sus escritos.

¿Qué es para J. V. Rangel la conspiración permanente? Acusar a la actual oposición democrática, liderada por Henrique Capriles, de ser la misma que conspiro contra el régimen chavista el 11 de abril de 2002. Su razonamiento no tiene ninguna base histórica pero crea en cualquier lector, con facilidad, una inmensa duda: "a diez años de esos sucesos la oposición ratifica su pasado. Mantiene el mismo discurso, maneja las mismas ideas: desprecia la Constitución, la verdad y las instituciones. Al observarlos desafiar elementales principios cívicos, montados en el mismo tsunami de odios concluyo que si esa oposición, la actual, la misma del 11 de abril y otras aventuras, cuya praxis consiste en asumir la política como 'conspiración permanente al servicio de las peores causas', vuelve al Gobierno, Venezuela se hundiría en una crisis de proporciones colosales".

Al leer los demás artículos se obtiene el hilo conductor de la maniobra y su claro objetivo. El primer elemento surge de un análisis del resultado de las encuestas: ellas confirman la segura derrota de Henrique Capriles. Esta realidad, según Rangel, conduciría a la oposición a buscar el camino de la conspiración mediante el desconocimiento del resultado electoral. 

Su negativa de aceptar reconocer de antemano la transparencia del proceso electoral y la legitimidad democrática del ganador, así lo demuestra. Presionar a la oposición es el objetivo. Un señalamiento grave, pero que le falta fuerza. Hay que vincularlo con los intereses imperiales. La imprudencia del general Douglas Fraser. Comandante del Comando Sur, lo permite. "En conclusión, la elección venezolana trasciende las fronteras. Es un asunto propio de Estados Unidos y de la Unión Europea".

El objetivo no presenta dudas. Es una respuesta a una realidad que le causa preocupación al chavismo. La legitimidad electoral es fundamental para el futuro del régimen. Perderla, por los permanentes abusos de poder, no solo produciría su aislamiento internacional sino un debilitamiento estructural que, ante la enfermedad de Hugo Chávez, podría comprometer la propia estabilidad del Gobierno. 

Este tema debe haber sido tratado, repetidas veces, en esas angustiantes y solitarias noches de Miraflores. Allí, el habilidoso Rangel, que aspira la Vicepresidencia para poder optar a la Presidencia en caso de una crisis, debe haber utilizado su más fina dialéctica, para convencer de esos reales riesgos al temeroso Hugo Chávez. Debe haberle susurrado: "tan grave crisis requiere del manejo de un hombre que como yo no lo abandoné el 11 de abril".

Hugo Chávez se aprendió la lección casi al caletre: "Estados Unidos sabe que la burguesía jamás ganaría unas elecciones en Venezuela, por ello no es casual la injerencia estadounidense en el proceso electoral del 7 de octubre. Existe un plan conspirativo en marcha contra la voluntad del pueblo. Esto ocurre porque la oligarquía sabe que no puede ganar las próximas elecciones y que el pueblo venezolano decidió vivir en paz y democracia". No satisfecho con esta filípica tomó varias medidas buscando impactar a la opinión pública: crear el Consejo de Estado, designando a Rangel y a Luis Brito García como demostración de gran confianza, y retirarse de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El objetivo de esta maniobra se mantiene: presionar a la oposición para que reconozca de antemano la legitimidad del proceso electoral.

La oposición no puede aceptar esta presión: el resultado electoral, si triunfa el chavismo, es ilegítimo. Esta verdad hay que decirla al mundo. Un proceso electoral requiere de iguales condiciones y oportunidades para todos los participantes. En Venezuela no las hay. La pregunta que surge de inmediato es la siguiente: ¿debe la oposición ir a las elecciones en tan desfavorables condiciones? Estoy convencido que sí. Las posibilidades de derrotar a Hugo Chávez son reales. De allí que haya muchos chavistas, entre ellos Rangel, que les interesa suspender las elecciones. 

Eso sí, tienen dos grandes problemas: Hugo Chávez quiere ser candidato aunque le cueste la vida y Henrique Capriles se fortalece, cada día más en la opinión pública, por su mensaje renovador y su creciente carisma.


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LUIS MANUEL AGUANA. LA CIDH Y LA ESTUPIDEZ

Le decían con cierta sorna a un Presidente norteamericano en una campaña electoral, cuando demostró sin lugar a dudas su incompetencia y fracaso en el desempeño de su gestión, "es la economía, estúpido". A Hugo Chávez le diremos ahora, no solo por su incompetencia y fracaso deliberado en materia de DDHH, sino por el “aparheid” abierto y persecución a la disidencia de su régimen, "son los DDHH, estúpido”.

Y si hay dos temas en el mundo civilizado y globalizado de hoy que ningún gobierno se podrá quitar jamás de encima y para siempre serán el Ambiente y los DDHH. Y aquellos que han tratado de hacerlo caen en una especie de arena movediza que al moverse más, se hunden más. No hay nada más implacable que un activista disidente que lucha por los principios. Nadie les paga por hacer eso; mientras más los golpeas, mas levantan la cabeza. Mientras más atropellas los Derechos del Hombre, mas salen a la luz muchos defensores. ¡Y cada vez hay más activistas y son más respondones! Podríamos preguntarnos, ¿Será verdad que Chávez pensará que con denunciar el Pacto de San Jose, en vigor en Venezuela desde 1978 (Gaceta Oficial No. 31256 del 14-6-1977) que establece la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se quitara de encima toda la suciedad de su régimen violatorio a los Derechos Humanos? Si se lo dijo alguien de su gobierno, ese seguramente le está mintiendo para fastidiarlo y dejar que se hunda más.

Y lo mas ridículo de todo esto es que se crea que al salir Venezuela de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y consecuentemente de la OEA, dejaremos de hacer lo que hacemos, denunciándolo incansablemente en el país hasta donde se pueda e internacionalmente siempre. Que solo se imagine a una Yoani Sánchez multiplicada por mucha gente, con nuestras redes sociales, y si esto perdura, por otros medios ya conocidos internacionalmente, adentro y afuera del país. ¿Creerá de verdad Hugo que cerrando la puerta del país acallara los gritos de las madres que han perdido a sus hijos por la delincuencia desatada por su gobierno, o los familiares de los presos políticos sepultados en sus cárceles? ¿Creerá de verdad que metiendo la cabeza como el avestruz dejara de oír la sentencia del pueblo venezolano?

Hay muchas definiciones de la estupidez humana. Pero hay una que particularmente me gustó en relación a esta nota y es la de Carlo M. Cipolla: "Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio". Nada más cierto en el caso de Hugo. Pero la definición de hacer daño se queda corta. Hugo cree que nos hace daño. Lo verdaderamente estúpido se centra en creer que los Derechos Humanos son algo que está escrito en un papel, o en una ley que se sigue o no, porque está sujeta a un Convenio Internacional. Los Derechos Humanos, Hugo, son algo que se defiende en este Siglo XXI como se defiende la Libertad. Un gobernante no “suprime” la Libertad porque le da la gana. Tampoco los DDHH. Eso dejó de existir en la época de la esclavitud.

No se para nadie en un podio para decir “a partir de ahora estudiaremos que no vamos a cumplir” lo que universalmente esta convenido. Elimino las leyes que lo regulan y ahora, porque me da la gana, desaparezco lo que ya es ley escrita y no escrita en la defensa de los Derechos del Hombre. ¡Estupidez humana!

Eso es como el error que muchas comunidades organizadas están cometiendo al dejar de elegir a sus representantes legítimos con votos porque el gobiernito comunal de Hugo no les reconoce. El único reconocimiento deviene del voto, de nadie más. Y si el gobernante local no lo reconoce, estará violando el principio básico de que la soberanía reside en el pueblo. Lo mismo ocurre con esto. Es cosa de principios. Hugo decide que aquí ya no reconoceremos a la CIDH. Muy bien, pero no por eso desaparecerá por arte de magia el respeto que se les debe a los Derechos Humanos universalmente aceptados como lo indica la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y si los viola, igualmente esa causa estará allí hasta que regrese la vigencia plena del Estado de Derecho. No serás impune Hugo…

El concepto de los derechos inherentes a la persona humana no es una concesión graciosa de los Estados, ni en este caso de Hugo. Los DDHH están por encima de los Estados y su soberanía. Ésta es la conceptualización moderna que gira ahora en torno a la defensa de los DDHH internacionalmente. No existe ahora eso de que algún Estado o gobierno “no le de la gana” de cumplirlos o “salirse” del sistema de DDHH. Hugo, los Derechos Humanos no dependen del reconocimiento de los Estados, son inalienables y no se pueden negociar.

Y algo más, en el caso de los Derechos Humanos el principio de soberanía no es absoluto y no va por encima de los derechos de la persona humana. Incluso se han visto casos internacionalmente de la injerencia de otros Estados ante la clara violación de esos derechos en países cuyos gobernantes los han atropellado vilmente, justificándose la esa injerencia por razones humanitarias.

Como ves Hugo, ese desplante hecho ante las cámaras en tu última cadena (de verdad esperamos que lo sea) fue estúpido y sin ninguna noción de lo que hablabas. Salvo que lo hayas hecho de manera maliciosa, con la intención vana e inútil de ocultar algún plan de sucesión inconfesable que se lleve por el medio los derechos de todos los venezolanos.

Poca gente sabe, como muy posiblemente Hugo, que Venezuela fue pionera en la defensa de los Derechos Humanos en el continente. Rómulo Betancourt presidió la delegación venezolana en la 9na. Conferencia Panamericana de Jefes de Estado en 1948 de donde nació la Declaración Americana de los Deberes y Derechos del Hombre, siendo este el primer instrumento internacional en su tipo, siete meses antes a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¡Nosotros fuimos los impulsadores principales del tema, antes que Naciones Unidas! Para la gran frustración del Iluminado de Sabaneta, Rómulo de nuevo sale de su tumba para callarle la boca. Hugo Chávez cree que ha podido degradar nuestra condición de pioneros en la defensa de los Derechos Humanos. Bien equivocado esta al tratar de borrar de un plumazo lo que se encuentra alambrado en nuestra estructura genética e histórica: la Libertad y los Derechos del Hombre.

Twitter:@laguana

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PER KUROWSKI, UN RETO A LA OPOSICIÓN - BARRILES DE PETROLEO EN CIFRAS REALES -

De nuevo fui a una conferencia donde expertos conocedores presentaban cifras exactas para acá, y cifras exactas para allá, sobre las realidades económicas de Venezuela, y nadie entendía absolutamente nada de nada, y menos de todos, los expertos, afectados como están por el síndrome del "esto lo debería entender yo". Eso sí, como la confusión permitía a todo el mundo imaginarse lo que quería imaginarse, resultó una conferencia bastante democrática.

Al salir de la conferencia les dije a unos amigos, voy a retar a la oposición a que busque tener una idea clara sobre dónde se encuentra la economía de Venezuela para cuando tomen el poder, para que luego sepan mejor lo que deban hacer con Venezuela cuando estén en el poder, y para que luego puedan reportarnos a los ciudadanos de manera inteligible, qué rayos andan haciendo en el poder con nuestra Venezuela.

Por supuesto para que sus cifras tengan algún sentido les solicitaré que desarrollen un reporte de gestión pública primaria, expresada en las unidades básicas que mueven a nuestro país, o sea barriles petroleros.

Balance resumido de la Gestión Pública en Venezuela

Mas: Ingreso anual en barriles de petróleo

Menos: barriles petróleo entregados a Pdvsa para cubrir costos de extracción

Menos: barriles regalados para consumo doméstico y contrabando de extracción de gasolina

Menos: barriles vendidos y no cobrados en el año

Más: barriles cobrados por ventas en años anteriores

Menos: barriles entregados al sector privado para la importación de bienes y servicios

Menos: barriles entregados al sector privado para el servicio de deudas

Menos: barriles entregados a privados para viajes, educación y recreación

Menos: barriles entregados al sector público para la importación de bienes

Menos: barriles entregados al sector público para la importación de armas

Menos: barriles entregados al sector público para la importación de servicios

Menos: barriles entregados en apoyo a otros países

Menos: barriles netos entregados al sector público por la vía de deuda pública

Subtotal: saldo primario de barriles petroleros

Más, o menos: ajustes en barriles petroleros anuales (detalle toda partida mayor)

Igual: barriles anuales no reportados... y que por supuesto debe resultar cero.

Luego, estableciendo un valor referencial en bolívares por barril de petróleo, usando para ellos la tasa cambiaria promedio resulte de los barriles de petróleo que vía el dólar se convirtieron en bolívares fiscales... se reportará, en barriles de petróleo, sobre todos los gastos y transferencias públicas nacionales anuales... tales como gastos de salud, educación, misiones, mantenimiento e inversión en infraestructura, subsidios a empresas del Estado, nómina central del Estado, gastos de la presidencia, transferencias a gobernaciones y municipios, y lo demás... hasta que se agoten los barriles de petróleo convertidos en bolívares.

Y el último reporte se referirá entonces a dar un detalle sobre los gastos públicos remanentes cancelados con bolívares cobrados en impuestos, e igualmente expresados en barriles de petróleo.

¿Es este reporte perfecto? Seguro que no, debe ser bastante mejorable, pero, por favor, que también la Mesa de la Unidad trabaje un poco.

Lo que si debe hacerse inmediatamente al asumir la oposición el gobierno, y de insistir esta en mantener los controles de cambio, es permitir la existencia de vibrantes mercados paralelos de dólares que nos permita ver más allá... así sea sólo la punta de la nariz.

PER KUROWSKI
perkurowski@gmail.com

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