Leo al funcionario Barroso de Cadivi
decir: "se ha incrementado las solicitudes para viajes, y dentro de ese
auge, se ha detectado casos irregulares con casi 90 mil personas que han
obtenido divisas, mas no viajado"... y no puedo dejar de pensar en la
posibilidad de que esos irregulares puedan haberle dado un uso mucho más
productivo para el país a esas divisas, que viajando.
El funcionario Barroso explicó
"es una estructura de crimen organizado que está tratando de captar
personas por una cantidad pírrica de dinero"... y no puedo dejar de pensar
en "bueno, mejor pírrico que nada".
El funcionario Barroso recordó que
personas que incurran en delitos de este tipo pueden ser sancionados con pena
de cárcel entre 3 y 7 años, de acuerdo a la Ley Contra los Ilícitos
Cambiarios... y no puedo dejar de pensar en nuestras cárceles... o en la
posibilidad de que quienes más merecen estar en la cárcel (por supuesto no en
cárceles inhumanas) son aquellos quienes mantienen este subsidio inmoral, para
que los venezolanos que tengan los recursos, puedan viajar más barato al
exterior.
De ser gobierno, y tener que disponer
de esas divisas a nombre de mis paisanos, Dios me libre de tal responsabilidad,
analizaría la posibilidad de entregarle unos cuantos dólares a cada turista
extranjero, por cada boleto de viaje a Venezuela y por cada noche que pase en
una habitación hotelera en nuestro país. Eso por lo menos podría ayudar a
muchos conseguir unos empleos turísticos, que les permita soñar con viajar, sin
restarles nada a otros, y sin debérselo al cacique de turno.
Un amigo, un furibundo oposicionista,
con cuyas opiniones a veces disiento, pero a quien me une un fuerte amor por
Venezuela, en un foro expresó lo siguiente con respecto a la reciente y notoria
tragedia carcelaria, una de tantas.
"No sé ustedes amigos, pero lo
que soy yo me he sentido profundamente indignado durante ya catorce años. La
indignación no es cuestión de días o semanas.
En nuestra Venezuela de hoy o somos rebeldes, o somos cómplices, no hay
término medio. Quienes guardan silencio frente a este delito son cómplices. ¿O
es que aceptan una definición selectiva de lo que es inmoralidad?
Contesté: "La verdad sea dicha,
yo llevo pronto como 40 años de indignado; desde esa vez en 1974, en el Fondo
de Inversiones de Venezuela, como gerente de Diversificación, cuando se me ordenó
un lunes preparar el análisis del Plan IV de Sidor, con inversiones por 2 mil
millones de dólares, y tenerlo listo para su aprobación, el viernes.
Cada sociedad aprende aceptar mucho de
lo que no debería aceptar, a causa de lo que podemos llamar "hechos o
realidades de la vida". Una sociedad que concentra el poder en el Gobierno
tanto como lo hacemos nosotros, tiene por supuesto una muchísima mayor cantidad
de "hechos o realidades de la vida", y lo cual causa que igual acepte
muchas más cosas de las inaceptables, comparado con una sociedad donde el poder
se encuentra más disperso".
¿Cómo es posible que aceptemos vivir
para siempre en un sistema donde nos autodeclaramos inmaduros para manejar nuestras propias
resultas petroleras? ¿O es que estamos subyugados hasta los tuétanos?
¡Uyuyuy! Si al vecino le va mejor...
de seguro que está con el Gobierno. Imagínense si fuese por cuanto sepa sembrar
sus resultas petroleras mejor que yo... ¿quién lo aguantaría? ¡Yo no! ¡Qué va,
la vida es demasiado corta para responsabilizarse! ¡A mí que no me quiten ni
mis pañales, ni mi niñera, ni mi teterito Cadivi!".
perkurowski@gmail.com
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