jueves, 7 de junio de 2012

GABRIELA CALDERÓN DE BURGOS, LA ILUSIÓN DE RIQUEZA., EL CATO.ORG,

En 2007 España gozaba de indicadores fiscales saludables. Tenía un superávit fiscal de 1,9% del PIB y una deuda pública de 36,1% del PIB y que había venido reduciéndose paulatinamente desde 64,1% en 1998. Hoy, muchos coinciden en que la crisis actual de España se debe a una burbuja inmobiliaria gigante que estalló en 2008. Lo que parecía ser una situación fiscal responsable rápidamente se convirtió en una pesadilla: el superávit fiscal de 2007 se convirtió en un déficit de -4,20% del PIB en 2008 y llegó a ser de -8,9% en 2011; y la deuda pasó de 36,1% del PIB en 2007 a 68,5% en 2011. Además, se cree que dicha deuda superará el 79% este año, dado el rescate de Bankia y posiblemente otros bancos españoles. Las épocas de vacas gordas cegaron a los políticos que administraron el fisco.

El economista español Xavier Sala-i-Martín dice: “Muchos creyeron que hacerse rico era cosa fácil y, sin pensar que la burbuja generaba una importante demanda artificial que tarde o temprano iba a desaparecer, dejaron de invertir en mejorar la productividad de sus negocios”. Además, agrega Sala-i-Martín, los gobiernos “dilapidaron los extraordinarios ingresos fiscales que la burbuja generaba. Incluso se jactaban de mantener superávits fiscales sin darse cuenta de que eran temporales ya que sus ingresos dependían de la burbuja y desaparecerían con ella”.

Si consideramos el saldo presupuestario estructural –que elimina algunos elementos cíclicos propios de la coyuntura, como por ejemplo ingresos fiscales extraordinarios durante épocas de un boom– veríamos que en ningún año entre 2001 y 2007 España dejó de tener un déficit fiscal. Cegados por ingresos fiscales extraordinarios la clase política de España aumentó el gasto público en un 60% entre 2001 y 2007.

Luego vino la intención de solucionar la crisis mediante políticas keynesianas que aumentaron el gasto público, dilatando aún más un déficit fiscal que habría crecido de todas maneras (aunque menos) debido al colapso de los ingresos extraordinarios. Este fue un error del gobierno de Zapatero, seguido por el error del gobierno de Rajoy de hacer de España uno de los países con los impuestos más altos en Europa, justo cuando la economía estaba ya en medio de una recesión.

La experiencia española muestra cómo el despilfarro y descuido en mejorar la productividad y la competitividad durante épocas de vacas gordas dejó a la economía en una posición extremadamente vulnerable para cuando llegaron las épocas de vacas flacas.

Esto debería servir de advertencia para Ecuador. Según el economista Manuel González Astudillo de la Espol, desde aproximadamente 2004 el crecimiento de la economía ha estado estrechamente relacionado al precio del petróleo, que desde ese entonces ha sido inusualmente alto. Un barril de petróleo caro ha resultado en ingresos fiscales extraordinarios, los cuales el gobierno ha gastado a manos llenas. El gasto público se disparó entre 2004 y 2011 en un 222,7% en términos reales, con un crecimiento promedio anual del 18%. De manera que nos encontramos en una posición fiscal tremendamente vulnerable precisamente cuando la crisis europea y la débil recuperación estadounidense amenazan con reducir el precio del petróleo. Niveles de gasto, endeudamiento y déficit públicos que hoy parecen manejables podrían, repentinamente, volverse asfixiantes.

gcalderon@cato.org
http://www.elcato.org/gabriela-calderon-de-burgos

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