En 2007 España gozaba de indicadores fiscales
saludables. Tenía un superávit fiscal de 1,9% del PIB y una deuda pública de
36,1% del PIB y que había venido reduciéndose paulatinamente desde 64,1% en
1998. Hoy, muchos coinciden en que la crisis actual de España se debe a una
burbuja inmobiliaria gigante que estalló en 2008. Lo que parecía ser una
situación fiscal responsable rápidamente se convirtió en una pesadilla: el
superávit fiscal de 2007 se convirtió en un déficit de -4,20% del PIB en 2008 y
llegó a ser de -8,9% en 2011; y la deuda pasó de 36,1% del PIB en 2007 a 68,5%
en 2011. Además, se cree que dicha deuda superará el 79% este año, dado el
rescate de Bankia y posiblemente otros bancos españoles. Las épocas de vacas
gordas cegaron a los políticos que administraron el fisco.
El economista español Xavier Sala-i-Martín dice:
“Muchos creyeron que hacerse rico era cosa fácil y, sin pensar que la burbuja
generaba una importante demanda artificial que tarde o temprano iba a
desaparecer, dejaron de invertir en mejorar la productividad de sus negocios”.
Además, agrega Sala-i-Martín, los gobiernos “dilapidaron los extraordinarios
ingresos fiscales que la burbuja generaba. Incluso se jactaban de mantener
superávits fiscales sin darse cuenta de que eran temporales ya que sus ingresos
dependían de la burbuja y desaparecerían con ella”.
Si consideramos el saldo presupuestario
estructural –que elimina algunos elementos cíclicos propios de la coyuntura,
como por ejemplo ingresos fiscales extraordinarios durante épocas de un boom–
veríamos que en ningún año entre 2001 y 2007 España dejó de tener un déficit
fiscal. Cegados por ingresos fiscales extraordinarios la clase política de
España aumentó el gasto público en un 60% entre 2001 y 2007.
Luego vino la intención de solucionar la crisis
mediante políticas keynesianas que aumentaron el gasto público, dilatando aún
más un déficit fiscal que habría crecido de todas maneras (aunque menos) debido
al colapso de los ingresos extraordinarios. Este fue un error del gobierno de Zapatero,
seguido por el error del gobierno de Rajoy de hacer de España uno de los países
con los impuestos más altos en Europa, justo cuando la economía estaba ya en
medio de una recesión.
La experiencia española muestra cómo el
despilfarro y descuido en mejorar la productividad y la competitividad durante
épocas de vacas gordas dejó a la economía en una posición extremadamente
vulnerable para cuando llegaron las épocas de vacas flacas.
Esto debería servir de advertencia para Ecuador.
Según el economista Manuel González Astudillo de la Espol, desde
aproximadamente 2004 el crecimiento de la economía ha estado estrechamente
relacionado al precio del petróleo, que desde ese entonces ha sido inusualmente
alto. Un barril de petróleo caro ha resultado en ingresos fiscales
extraordinarios, los cuales el gobierno ha gastado a manos llenas. El gasto
público se disparó entre 2004 y 2011 en un 222,7% en términos reales, con un
crecimiento promedio anual del 18%. De manera que nos encontramos en una
posición fiscal tremendamente vulnerable precisamente cuando la crisis europea
y la débil recuperación estadounidense amenazan con reducir el precio del
petróleo. Niveles de gasto, endeudamiento y déficit públicos que hoy parecen
manejables podrían, repentinamente, volverse asfixiantes.
gcalderon@cato.org
http://www.elcato.org/gabriela-calderon-de-burgos
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.