Hay debate en la calle y es vibrantemente activo, entre dos
realidades populares: la decepción por lo mucho prometido en contraste con lo
poco cumplido, y una brisa fresca que se va convirtiendo en huracán hacia un
futuro con espíritu de juventud y nueva esperanza
Era impensable esperar que el presidente Chávez aceptase ir a un
debate con Henrique Capriles, Chávez jamás ha debatido en sus trece años de
mandato y hacerlo en esta oportunidad significaba, más que nunca, un excesivo
riesgo para el mandatario.
Pero el problema para Chávez y la ventaja para Capriles, es que
el debate sí se está produciendo, está ahí, en la calle, en los comentarios de
la gente, en las asistencias diferentes a las convocatorias de calle de ambos
candidatos.
En ese escenario Chávez pierde, aunque es necesario reconocer el
enorme potencial que tiene la fuerza del Gobierno y del propio Hugo Chávez en
el uso de la propaganda en los medios de comunicación. Sin embargo, con toda
esa fuerza, se siente que algo está pasando que no había pasado antes.
Hay debate en la calle y es vibrantemente activo, entre dos
realidades populares: la decepción por lo mucho prometido en contraste con lo
poco cumplido, y una brisa fresca que se va conv irtiendo en huracán hacia un
futuro con espíritu de juventud y nueva esperanza. El debate entre lo que se
apaga y lo que surge
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20 DE JUNIO DE 2012
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