En reconocimiento a la célebre Carta Pastoral de
Monseñor Arias Blanco del 1 de mayo de 1957 y a la valiente defensa de la democracia de Su Eminencia
Jorge, Cardenal Urosa, obispos y clero en general, más adelante reproducimos
algunos párrafos de dicha Pastoral. Quizá a los jóvenes que no vivieron esos
terribles años de tiranía les extrañe
que una Pastoral, que no menciona los
asesinatos y presos políticos sino solo
las desigualdades sociales y la necesidad de los sindicatos, se considere como un hito importante que
marcó el inicio del derrumbe de Pérez Jiménez.
Para entender hay que tomar en cuenta que durante la
tiranía del general nativo de Michelena, había una censura estricta en los
medios de comunicación. En cambio hoy la dictadura chavista adaptada al siglo
XXI tolera cierta libertad de expresión, aunque quienes opinan corren riesgos y
los medios de comunicación son ahogados
por medio de las presiones del régimen a los anunciantes para que no
suministren publicidad. Entre comillas citamos al ilustre prelado.
“La Iglesia no solo tiene el derecho, sino que tiene
la gravísima obligación de hacer oír su voz para que todos, patronos y obreros,
gobierno y pueblo, sean orientados por los principios eternos del Evangelio en
esta descomunal tarea de crear las condiciones necesarias de vida para que
todos los ciudadanos puedan disfrutar del bienestar que la Divina Providencia
está regalando a la nación venezolana…Requisito indispensable para el
mejoramiento de los trabajadores es su unión. Por esto la Iglesia Católica ha
defendido siempre con tanta insistencia el derecho natural de asociación de los
obreros”.
En otro párrafo, la Pastoral señala : “Frutos
amargos ha cosechado con lágrimas la humanidad en los países que han caído
víctimas de la revolución marxista. Y con las palabras de Pio XII os recordamos
que -no es en la revolución, sino en una evolución armónica donde está la
salvación y la justicia. La violencia nunca ha hecho más que derribar en vez de
levantar; encender las pasiones en vez de calmarlas; acumular odios y ruinas,
en vez de hermanar a los combatientes, y ha lanzado a los hombres y a los
partidos a la dura necesidad de reconstruir lentamente, tras dolorosas pruebas,
sobre las ruinas de la discordia-”. Hoy,
el oficialismo llama a la violencia, los sindicalistas son asesinados, nos
imponen inconsultamente una nueva Ley
del Trabajo e impera la desigualdad
social. Sin duda Monseñor Arias sigue vigente.
Como en botica: Los generales chavistas no
intentarán un golpe de estado porque saben que sería un suicidio. La amenaza
vendrá de los grupos violentos del oficialismo y de la guerra sucia para
descalificar a la alternativa democrática y desviar la atención sobre lo
declarado por el hampón Aponte referente a los otros hampones que manipulan la
justicia. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!.
eddiearamirez@yahoo.com
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