miércoles, 25 de abril de 2012

PEDRO PAUL BELLO, ¿CUAL HA SIDO EL PEOR GOBIERNO DE VENEZUELA? PARTE II

             El 24 de noviembre de 1908, Castro estaba en La Guaira a bordo del barco que le llevó a Alemania para ser operado de la fístula, ya tratada en Caracas, pero entonces agravada.  25 días después, el 19 de diciembre, el Compadre, a quien había dejado al mando de una República en grave crisis, dio el golpe de Estado que lo llevó al poder hasta su muerte, el 28-12-1935.  Poco tiempo luego, el Gobernador de Caracas Pedro María Cárdenas, recibió un cable procedente de Berlín, cuyo texto, igual al que Castro enviara cifrado para ordenar la muerte de Antonio Paredes a orillas del Orinoco, rezaba: “La culebra se mata por la cabeza.” Era la orden del “Cabito” derrocado.
             La llegada de Gómez al poder generó gran alborozó en el país. Hasta el grupo literario “La Alborada” (formado, entre otros, por Rómulo Gallegos, Julio Planchart y Salustio González) acuñó ese nombre para identificarse. Gómez pidió apoyo militar de barcos a los Estados Unidos, que recibió de inmediato acorazados, pues Castro había cortado relaciones con ese país.
Gómez manejó este país a su antojo.  En lo Constitucional, por ejemplo, hizo aprobar las siguientes Constituciones: La de 1909, que es la 12ª, que lo eligió para 4 años y en la que volvimos a la división territorial de 20 Estados que dictó la de 1864; elección indirecta del Presidente por el Congreso; creación del Consejo de Gobierno. El Estatuto Constitucional Provisorio de 1913 pero promulgado en 1914, que impidió la elección prevista por la Constitución vigente por causa de una supuesta invasión de Castro, pero en verdad era porque dicha Constitución obligaba al Presidente a estar en Caracas y él prefería Maracay y, además, se incorporó la figura del Comandante en Jefe del Ejército, quien fue él mismo. La Constitución de 1922 (14ª), por la que fue electo Presidente para el período 1922-1929. La última, que fue la de 1925 (15ª), que fue enmendada en 1928 y 1929,  por la que eliminó la segunda vicepresidencia y también la disposición existente que no le permitía ausentarse del país por más de 25 días.  Las Constituciones en tiempos de Gómez se sujetaron mucho a sus situaciones y caprichos de vida. Gómez supo dejar pesados asuntos del Estado, designando como Presidentes a personas competentes y honestas (Márquez Bustillos, Baptista Galindo), pero atenidas a su voluntad.    Pese a la férrea e inhumana tiranía que se desarrolló en el nuevo gobierno, hay elementos importantes se deben tomar en cuenta a la hora de enjuiciarlo, entre otros: El primero de ellos, es que antes de Gómez, Venezuela nunca había alcanzado a ser un verdadero Estado Moderno. Gómez estableció, en todo nuestro territorio nacional, el núcleo de lo que define la forma política del Estado: una dominación independiente en lo interno y en lo externo, capaz de actuar, con sus propios medios y de manera continua, a fin de garantizar la gobernabilidad en el país. Por supuesto, esto determinó que el poder de Gómez se asentara en el Estado, antes inexistente y por él construido. En efecto, no era difícil entender, en esos inicios, que el Estado pudiese funcionar sin Gómez.
El segundo, es que el requisito histórico y primario del Estado Moderno, es que el gobernante  (el Rey) cuente con una fuerza propia militar que garantice el respeto a las decisiones que permiten el funcionamiento del Estado. Gómez creó la primera Academia Militar seria de Venezuela.
El tercer elemento es que Gómez liquido el caudillismo que hizo que, en casi toda la América Ibera, se desarrollase un modelo feudal sui generis que, en Venezuela, alcanzó sus más críticas proporciones. Los caudillos regionales, señores feudales de sus tierras, que ya había derrotado cuando destrozó la Revolución Libertadora que se alzó contra Castro, terminaron  --muchos de ellos--  sentados en lo que la sal  venezolana llamó “El Pesebre”, suerte de “Consejo de Gobierno.”
El cuarto: Gómez supo rodearse de la élite del país en los diferentes campos del hacer y del saber, fuese en lo intelectual, político, económico, profesional, etc., con lo cual pudo establecer una organización coherente y apta para funcionar.  Obviamente, esto, al mismo tiempo, reforzó y se favoreció del auge petrolero que desde inicios de su gobierno había comenzado a surgir.
El quinto: La importante acción de desarrollar vías de comunicación (carreteras  y ferrocarriles) de larga duración y eficaz planificación y construcción. Eso permitió progresar a Regiones económicas antes aisladas.
Sexto: durante su mandato hubo una paz que por décadas no tenían los venezolanos, aunque un dicho rezaba sobre el lema “Paz, Unión y Trabajo”: “Paz en el cementerio, unión en las cárceles y trabajo en las carreteras”.
Finalmente, hay que mencionar dos factores importantes y que al dictador resultaron favorables: 1º. La ingenua conducta política de sus oponentes, cuyo objetivo era “salir de Gómez” en cualquier forma, frecuentemente mediante aventuras generadas en el extranjero para “invadir” a Venezuela, en las que participaban exilados, militares, políticos y estudiantes que nunca significaron reales amenazas.  2º.  El miedo, vivido por siglos e internalizado en las conciencias  --como ruinas, atropellos, persecuciones, cárceles y muerte--   de una población agotada por guerras y mendicante de paz. 
Gobierno del Gral. Eleazar López Contreras.
Como El Libertador, Gómez murió el 17 de diciembre de 1935 y había nacido un 24 de julio. Dejó como sucesor al Gral. Eleazar López Contreras,  formado en la Academia Militar por Gómez establecida. Los primeros tiempos del mandato de López fueron borrascosos y muy controversiales, por cuanto la familia de Gómez  --en particular su primo Eustóquio)--  no ocultaba sus aspiraciones.  Por otra parte  --y contradictoriamente--  muchos sectores populares pedían a López Contreras que asumiera la dictadura y mantuviera el “status quo.”  Pero éste, hombre de Academia, moderno para su tiempo y amante de su Patria, creía indispensable superar el oscuro pasado para que los venezolanos vivieran en la paz que garantiza el orden y disfrutasen de instituciones inspiradas en democracia.  Levantar un gobierno, con tal mentalidad, significaba, entonces, chocar con privilegios e intereses de antigua data cuyos beneficiarios querían conservar por siempre.
La primera tarea que se trazó López fue dar vida propia a las instituciones existentes, en un país cuya única institución era Juan Vicente Gómez. Además, en el escenario político tampoco existían verdaderos partidos, pero sí una oposición con aspiraciones e ideas sostenidas especialmente, por los estudiantes de las famosas Generaciones del 28 y el 35.
Una circunstancia cuyo autor aún permanece en la sombra de lo secreto, fue el ocasional asesinato de Eustóquio Gómez, el 20 de diciembre de 1935, ocurrido en la sede de la Gobernación de Caracas.  En todo caso, y con la certeza de que el Presidente López nada tuvo que ver en ese hecho, lo cierto fue que abrió alguna claridad al horizonte político de Venezuela. Sin embargo, el 14-2-1936, el gobierno tuvo que controlar una numerosa manifestación popular, encabezada por estudiantes, que en la Plaza Bolívar se reunió para protestar por la suspensión de garantías dictada y censura a la prensa que dictó el Gobernador.
El Programa de Febrero. Con gran habilidad política y conforme a sus planes diseñados, el Presidente López presentó, el 21 de febrero, ese programa que contenía una serie de medidas y proyectos ajustados a la recuperación de Venezuela. Entre sus numerosas medidas, vale la pena destacar algunos títulos de ellas:  Régimen de Legalidad:  la majestad de la Ley debe ser respetada por ciudadanos y funcionarios; Reactivación de los Concejos Municipales, casi inexistentes; Administración de Justicia rápida, eficaz y poco onerosa; Libertad de Trabajo y eliminación de Monopolios; Higiene Pública y Asistencia Social;  Programa de ejecución metódica de un Sistema Nacional de Carreteras; Lucha contra el analfabetismo y reorganización de la Educación; Prioridad para las actividades agrícolas; Política intensa de Inmigración y Colonización; Fortalecimiento de la Política Exterior de Venezuela.
Este Programa se fue ejecutando de manera sistemática y, completado con un Plan Trienal decretado en 1938, modernizó al Estado y creó instituciones que perduraron hasta hace poco.
Finalicemos la breve consideración del Gobierno del Gral. López Contreras señalando que, entonces, se formaron organizaciones políticas que fueron base de los Partidos Democráticos surgidos poco después: ORVE, PAN, UNE, PRP.  Además, el 20 de julio de 1936 fue reformada la entonces vigente Constitución de 1925, reformada en 1938 y 1929, para eliminar la Vicepresidencia y disminuir el período presidencial de 7 años a 5 años, lo que no obligaba al Presidente López, electo con dicho texto antecedente. Fue su decisión personal acogerse al nuevo texto para entregar el mando en 1941.
Gobierno del Gral. Isaías Medina Angarita.
El nuevo Congreso elegido conforme a la Constitución por las Legislativas y los Concejos Municipales de los Estados, designó, el 24-4-1941, al Gral. Medina, nuevo Presidente. Es conocido que López tuvo en mente a Diógenes Escalante, prestigioso diplomático, que fuera su primer Ministro del Interior y luego Secretario de la Presidencia. Aspiraba también a la Presidencia el Dr. Victorino Márquez Bustillos, quien lo había sido en 1914, designado por Gómez. Medina fue lanzado como Candidato por el Movimiento Cívico de Cojedes, idea que acogió gran parte del electorado. Ante eso, se dice que López lo aceptó como Candidato, tanto por ser su Ministro de Guerra, como por su condición de tachirense con apoyo castrense y ser desligado del gomecismo militar. Por otra versión, (fuente muy seria)  parece ser que había un movimiento militar gomecista, apoyado por civiles, que auspiciaba la candidatura del Gral. León Jurado, pues Escalante “era comunista.” Sencillo, afable, popular,  el nuevo Presidente gozó de gran simpatía entre los venezolanos. Muy relacionado en Caracas, pronto Medina designó para su gobierno a personas como Arturo Uslar Pietri, Diego Nucete Sardi, Manuel Silveira, Félix Lairet y otros conocidos y prestigiosos venezolanos.
A pesar de que, en buena parte, lo político copó el interés nacional, destacan importantes realizaciones del gobierno tanto en la institucionalización como en la modernización física del país:  se trabajó mejorando o realizando en materias como el hábitat; obras de infraestructura; desarrollo de la Administración Pública; ingresos fiscales, Educación, etc. De manera particular, destacan: la puesta en marcha del Plan Monumental de Caracas, diseñado por el Ing. Rotival en 1939, la Reurbanización El Silencio dirigida por el Arq. Villanueva y el inició de la Ciudad Universitaria en 1945. La mayor importancia la tuvo la Reforma Petrolera de 1943 que unificó las legislaciones anteriores en esa materia, así como la paridad participativa del Estado y las empresas extranjeras, con lo que la renta petrolera nacional pasó de 6,2 mill/Bs en 1943, a 43,9 mill., en 1944, a 580,55 en 1949, superando 1.600 mill. en 1958.
En lo político, los partidos existentes en el período de López, ya mencionados, se transformaron en AD, Acción Nacional ( en 1946 Copei), PDV que era nuevo y partido del gobierno y las Agrupaciones Cívicas Bolivarianas que apoyaban al ex Presidente López Contreras. Pero el país en general y el mundo político en particular, esperaban y presionaban por lograr el ejercicio total de la democracia en desarrollo, mediante elecciones universales, directas y secretas, esperanza que se fortaleció con la candidatura del Dr. Diógenes Escalante, apoyada por el PDV y el Presidente Medina. Como es sabido, esta esperanza se frustró cuando el candidato fue afectado por un mal cerebral, por lo que Medina escogió como nuevo candidato, a un venezolano muy valioso, el Dr. Ángel Biaggini, pero que carente de atractivo político. Mientras, en las sombras, un grupo de militares algunos de los cuales --entre ellos Marcos Pérez Jiménez--  que venían de la Escuela peruana de Chorrillos, organizó una Logia Militar ( Unión Patriótica Militar) semejante en intenciones a las que, formadas por egresados de la misma Escuela peruana, habían derrocado varios gobiernos en América del Sur. Ese grupo conspirador, aprovechaba la presión de jóvenes militares que no querían ser mandados por los de la vieja escuela, llamados por  ellos los “Chopo e piedra.” Infortunadamente, Medina desaprovechó el prestigio militar de otros valiosos oficiales, como el Gral. Juan de Dios Célis Paredes, quien sería muy aceptado por la oficialidad joven y, esto, habría frustrado la aventura conspirativa en marcha.  La consecuencia fue el golpe militar del 18 de octubre de 1945, que derrumbó al gobierno de Medina, quien, con su bonhomía, tampoco quiso hacer resistencia a la sublevación.
El Trienio.
Los conspiradores militares habían buscado apoyo de los civiles políticos, en partícular de Acción Democrática, cuyo crecimiento en los sectores populares era muy notable. Como lo destacó Rómulo Betancourt en su libro,  dirigentes de AD fueron llamados por el grupo militar que encabezaba Pérez Jiménez, para alcanzar apoyo. A tal reunión, que fue en la casa del Dr. Edmundo Fernández, asistió Betancourt acompañado de Gonzalo Barrios y Raúl Leoni. Relata Betancourt, que los militares les informaron que el golpe era inevitable y que, Pérez Jiménez se dirigió personalmente a él para decirle: “Y Ud., señor Betancourt, es la persona que creemos debe encargarse del gobierno”. A lo que respondió éste que ellos solo representaban al Partido con la misión de oírlos y que al partido ellos se debían.  Cuando aún el Dr. Escalante estaba sano, el propio Betancourt, con Leoni, viajó a Washington para conversar con él e informarle de la grave situación planteada, expresándole que el candidato del oficialismo, que era hasta entonces Escalante, “debía impulsar una reforma de la Constitución, pautando el sistema de sufragio directo, universal y secreto”, pues de lo contrario sería inevitable la insurrección cívico-militar. Escalante les participó su asentimiento, pero después, de manera infortunada, se enfermó.
El día 10-9-1945, Medina hizo público que el candidato sería el Dr. Biaggini, lo que se confirmó en acto oficial el 1-10-1945. La suerte estaba echada.
El 18 de octubre estalló el golpe y se constituyó una Junta Revolucionaria de Gobierno, cuyo Presidente fue Rómulo Betancourt, a quien acompañaron como Miembros: Raúl Leoni Gonzalo Barrios, Luis Beltrán Prieto, el Mayor Carlos Delgado Chalbaud y el Capitán Mario Vargas. El Mayor Marcos Pérez Jiménez, cerebro del golpe, fue el Jefe de Estado Mayor General.
Pese a que han pasado más de 66 años de aquel acontecimiento, el juicio sobre la gestión política y administrativa del gobierno de la Junta, así como el del Presidente Rómulo Gallegos, electo en 1947, está por hacerse.  Debe reconocerse que cabalmente se cumplió, entonces, lo que dijera el Presidente Betancourt en el mitin realizado por su partido, el 17 de octubre, la tarde antes del golpe de Estado: Acción Democrática, expresó con su famoso verbo: “no iría jamás a un gobierno como el pariente pobre que entra por la puerta del servicio doméstico, a ocupar dos o tres de esos llamados ‘Ministerios Técnicos’, y que gobernaría cuando tuviera “en las manos las posiciones-clave del Estado, ésas donde se decide la vida política, económica y social del país”, y así ocurrió.
El 27-10-1946, se eligió Asamblea Constituyente, mediante proceso universal, directo y secreto de todos los venezolanos de ambos sexos mayores de 18 años. Fueron 4 partidos principales: AD obtuvo el 73,43% por 1 millón 100 votos (aprox) para 137 diputados; Copei: el 13,22% por 185 mil votos (aprox) para 19 diputados; URD: el 4,26% por 59 mil votos (aprox) para 2 diputados y el PCV el 3,62% por 50 mil votos (aprox) para 2 diputados. Esta Constitución sustituyó la vigente de 1925 reformada 2 veces por Gómez, 1 vez por López y el 23-4-1945 por el Presidente Medina. Su primer acto fue legitimar la Junta como poder colegiado, antes de facto. La nueva Constitución de 1947 fue aprobada el 5-7-1947. Sus debates, transmitidos directamente por radio, sirvieron de escuela de formación democrática para un pueblo que era ajeno a ello, siempre guiado por la decisión del mandatario de turno. Los venezolanos se formaron juicios propios de partidos y dirigentes, más allá de  demagogias y propagandas deformantes. El Hemiciclo de la Cámara de Diputados agotaba a diario la capacidad de sus barras, lo que, para la democracia naciente, fue más importante aún que el mismo texto constitucional discutido y aprobado. El texto dio orientaciones más sociales al Estado y cumplió la aspiración general de elegir directamente sus autoridades, sin presiones ni fraudes; reforzó el control de los Poderes Públicos; estableció el voto de censura. por mayoría calificada, a los altos funcionarios y la interpelación de los Ministros, así como el Habeas Corpus. Fue muy polémico el darle al Ejecutivo poder extraordinario para detener personas hasta por 60 días en casos de peligro, sin suspensión de garantías, pero si con vigilancia del Congreso. También lo fue el art 77, llamado por la oposición “Inciso Alfaro Ucero” (proponente) en recuerdo del famoso Inciso 6º de la reforma constitucional de López Contreras.
La gestión de gobierno introdujo, tardíamente en Venezuela, el fenómeno latinoamericano del populismo, producto característico en la sub-región --luego del agotamiento del Estado Tradicional--  conformado por alianza de clases. Ello condujo a que sectores del partido gobernante, como en otros países ocurrió, calificaran a sus opositores con epítetos como “reaccionarios”, “oligarcas”, “imperialistas”, “latifundistas”, etc., lo cual abrió la vida política a confrontaciones intensamente crecientes. Fueron frecuentes movilizaciones de masas obreras y campesinas identificadas como “pueblo”, y el desarrollo del modelo de poder sobre el eje Gobierno-Partido-Sindicato.
El sectarismo de algunos dirigentes y partidarios, abrió cauces a conflictividad, que se expresó en saboteos de actos de opositores y reacciones de éstos, lo que condujo, con frecuencia, a situaciones violentas. Muy dañino, por sus repercusiones, fue el decreto 321 del Ministerio de Educación, que estableció diferencias en las evaluaciones de estudiantes de los institutos públicos y los privados, lo que desencadenó manifestaciones muy grandes de protesta y choques entre estos grupos. Igualmente, un decreto de la Junta creó un “Jurado de Responsabilidad Civil y Administrativa” que afectó injustamente a ex Presidentes y personas que habían desempeñado altos cargos en los gobiernos antecedentes, situación que condujo a que el Dr. Rafael Caldera, líder de Copei, renunciara a su cargo de Procurador de la República.
Tales situaciones condujeron a una severa descomposición de la vida política y social de la Nación, lo que no desapareció cuando en 1947 fue electo Presidente el notable escritor venezolano Rómulo Gallegos, con 871.752 votos, contra 264.204 de Caldera y 36.564 de Gustavo Machado, líder del Partido Comunista. También, se produjeron varios intentos de subversiones y golpes de Estado, como consecuencia de la situación que se había venido desarrollando.
 Sin embargo, ambos gobiernos (de la Junta y de Gallegos) alcanzaron otros logros importantes, entre ellos la introducción del concepto y práctica de la Planificación y la creación, para ello, de Cordiplan; el establecimiento de la paridad (fifty-fifty) entre el Estado y las petroleras, orientado por Pérez Alfonso; progresos importantes en salud pública contra las enfermedades endémicas que por siglos azotaron la población, en especial la rural; organización y profesionalización del Ministerio de Agricultura, así como  desarrollos para fortalecer la inmigración y en materias de vivienda, vialidad y urbanismo.
El 24 de noviembre de 1948, un golpe militar dirigido de nuevo por Pérez Jiménez, echó por tierra esta etapa primera de verdadera democracia en Venezuela, pese a los errores y defectos de  gobernantes y opositores. Reaparecería de nuevo, esa experiencia democrática siempre anhelada por los venezolanos, el 23 de enero de 1958.  Estamos hoy en la misma espera.
Continuará con la III parte.
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