lunes, 14 de marzo de 2011

TRES VENEZOLANOS, ILUSTRADOS Y POLÉMICOS. SIMÓN ALBERTO CONSALVI (TOMAS LANDER, MIGUEL PEÑA Y MIGUEL JOSÉ SANZ)

TOMAS LANDER,

I.
Fundador con Antonio Leocadio Guzmán del Partido Liberal, Tomás Lander fue uno de los venezolanos del siglo XIX que postuló con lucidez las bases del progreso de la nación. Hombre de visión, tuvo notable influencia en su época, y se le escuchó con respeto por su dual condición de pensador y de productor agrícola. Lander fue uno de los pocos que puso en práctica lo que predicaba, hizo de la ética en el trabajo un postulado de vida.

La beligerancia de sus ideas y el papel que jugaron en un tiempo de definiciones es un aspecto capital en la peripecia humana de Lander. Es lo que logra con éxito la profesora Migdalia Lezama en esta biografía intelectual que estudia la obra del fundador del liberalismo. A diferencia de Guzmán, Lander se consagró por su coherencia. Creyó en el poder del pensamiento y en el milagro de los papeles sueltos multiplicados por la imprenta. "Sus artículos irónicos y mordaces ­se informa en estas páginas­, sus sátiras leídas por la minoría propietaria, traspasaron los límites de la casa grande para correr como rumor, como idea trajinada, los espacios más humildes". Esto explica su influencia en las primeras décadas de la república.

Tomás Lander comprendió con lucidez los dilemas venezolanos, en especial la contradicción civilismo-militarismo, cuando apenas sus desastres se vislumbraban en el horizonte. Veamos la observación de la profesora Lezama: "Defensor de la supremacía civil en el manejo de lo público, rechazó el tutelaje militar que justificaba la permanencia de los héroes de la Independencia en los altos puestos de gobierno como los únicos capacitados para el ejercicio político. Insistió con vehemencia en el respeto a la Constitución y en el principio de la alternabilidad política". Una biografía inteligente, necesaria, en fin, para comprender los avatares de la historia venezolana.

MIGUEL PEÑA

II. Pocos venezolanos tuvie-ron el privilegio de que gozó Miguel Peña. El hecho de que el apóstol José Martí escribiera su biografía bastaba para consagrarlo en la historia. "De sus adversarios muy temido; de los valencianos muy amado; de los amigos de las cosas viejas, visto como un atleta de las nuevas; dotado de áspera entereza en el carácter...". Así lo dibujó Martí. Esta es una de las fuentes consultadas por Antonio Ecarri Bolívar para escribir la biografía inteligente del gran personaje.

Esta historia comienza con la danza de los Borbones, el rey Carlos IV y el príncipe de Asturias que luego será Fernando VII, ante Napoleón, episodio que desató la tempestad en el Nuevo Mundo. Orador de talento, Miguel Peña le dio calor a la Sociedad Patriótica, y en su nombre pronunció un discurso ante el Congreso el 4 de julio de 1811, considerado determinante para la decisión del 5.

Al naufragar la Patria Boba, Peña y Bolívar encabezaron el grupo que entregó a Miranda.

Peña combatió con las armas al igual que con la palabra.

Fue diputado al Congreso de Cúcuta, a la Convención de Ocaña, donde no se le permitió actuar. Fue presidente de la Corte Suprema de la Gran Colombia, pero se negó a suscribir la sentencia de muerte contra el coronel Infante. Lo procesaron y destituyeron, regresó a Venezuela y, al lado de Páez, fue factor importante en La Cosiata y en todo el proceso que puso punto final a la Gran Colombia.

MIGUEL JOSÉ SANZ

III. Miguel José Sanz fue uno de los grandes precursores del pensamiento político venezolano. De funcionario del régimen colonial, crítico severo de idolatrías y costumbres, autor de las Ordenanzas para el gobierno y policía de la muy ilustre ciudad de Santiago de León de Caracas, cabeza de la provincia de Venezuela, jurista polémico, devino en uno de los fundadores de la república.

David Ruiz Chataing ha escrito una excelente biografía. Lo estudia en sus orígenes, el contexto histórico, su destierro a Puerto Rico por un pleito con el marqués del Toro y, luego, sus aportes a la fundación republicana, redactor del Semanario de Caracas entre 18101811 ("la primera publicación periódica privada e independiente existente en Venezuela"), diputado, secretario de Estado hasta su muerte trágica en 1814, en la batalla de Urica.

El biógrafo rescata un episodio de la vida de Sanz que resulta un pequeño cuadro de las costumbres del siglo XVIII: "En 1787, le tocó defender a un esposo cornudo contra un bailarín enamorado y con pretensiones de galán llamado Bruno Perdomo. Entre las ofensas que este profirió al agraviado estaban: `Muchos improperios y desahogos, y entre ellos que era yo un amancebado público, un pícaro jugador, que tenía entrampada a toda la ciudad y finalmente que era un patas amarillas’. Por el contrario, don Félix Antonio Rocha, el demandado, era un hombre de bien. El asunto no tuvo justa solución, pues resulta que el parlanchín enamorado era un seminarista, futuro pastor de almas. Y los sacerdotes disfrutaban de fueros especiales para ser juzgados por tribunales eclesiásticos...".

En suma, tres aportes de la Biblioteca Biográfica Venezolana.

sconsalvi@el-nacional.com
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¿IRRESPONSABILIDAD AUTISTA MONOMANÍACA OBSESIVA DE PODER DEL PRECANDIDATO PRESIDENCIAL ? JULIO BELISARIO

Los precandidatos presidenciales 2012 prometen;  como si fuera posible con el sistema político  centralista socialdemócrata de la IV República convertido en sistema comunista en la V;  rescatar, poner a funcionar, devolverle al  país la gobernabilidad, la  decencia, etc, y dotar al país con calidades de vida de un país del  I Mundo. ¿Irresponsabilidad primitiva?¿Manía ciega obsesiva autista por el poder?. No lo sabemos. Hay que concederles el beneficio de la duda, todos son bienintencionados, capacitados e inteligentes.

Están obligados a explicarnos con cuál sistema político van a concretar sus promesas. Porque ciertamente con los sistemas centralistas que han imperado en Venezuela desde 1810  no ha sido ni será posible.

En cambio en el I Mundo, hacia donde sin decirlo explícitamente, prometen llevarnos,  si ha podido concretar esas metas, pero con sistemas políticos distintos a los de la IV y la V.

Tomemos un problema: la pobreza. Europa Occidental era después de la segunda Guerra Mundial la zona más pobre del mundo; pobre y devastada, pero sus países adoptaron el sistema político descentralizador del poder y superaron con creces en 20 años sus pobrezas, gracias a que EE UU llevó con el Plan Marshall, el  sistema político de poder descentralizado(auténticamente federal descentralizado de entidades subnacionales autónomas ) como la más efectiva barrera contra el comunismo, y la solución infalible contra la pobreza, el atraso y la tiranía ; y no se equivocaron. También lo trasplantaron a Japón,  Corea del Sur con idénticos resultados.

La cruda realidad histórica, terca y constante como el peñón de Gibraltar,  es que ningún pueblo de Iberoamérica(ni siquiera el publicitado Chile, donde la Iglesia católica informa sobre la persistencia de la pobreza)  podrá tener los ínfimos porcentajes y calidad de pobreza de ningún país del I Mundo, a menos que y solo que, adopte un sistema político primermundista.

Con el resto de problemas: Seguridad, Vivienda, Educación, Pensiones, Servicios de salud, Economía, Administración de Justicia, Gobernabilidad, Estabilidad Política, ausencia de golpes de Estado, etc, etc; ocurre exactamente lo mismo. ¿ Por qué?. Gracias al  sistema político federal descentralizado con Gobierno de poder limitado y controlado.

Los más cínicos dicen que en Venezuela, no, porque  no somos suizos. Si, no somos suizos; pero los coreanos del sur, los habitantes  de la isla de Barbados, los japoneses y surcoreanos tampoco son suizos y tienen calidades de vida como las que proponen los precandidatos, y las obtuvieron  gracias a sistemas políticos descentralizados.

Es inexplicable; todos los precandidatos quieren ganar las primarias y la Presidencia de la República; pero ninguno le dice a los ni-ni, abstencionistas, chavistas desencantados y a los 2.500.000 millones de jóvenes  que votaran por vez primera(si se inscriben en el REP) que las maravillosas propuestas; todas idénticas entre si; solo son alcanzables dentro de un Sistema Político  primermundistas diferente a la  IV y V Repúblicas.

Ninguno propone  sustituir el sistema político irrecuperablemente agotado, y lo que es peor, no  muestra como es que va resolver los enormes problemas sin sustituir el Sistema Político; solo dan a entender que asumiendo las atribuciones imperiales del Presidente de la República, dueño de todo el poder, de quien dependen  todas las actividades de  la Federación centralizada de 23 estados,  propietario de PDVSA y de la recaudación fiscal, y el encargado de utilizarla, tal como dispone el  sistema político centralista de la IV y  V Repúblicas de nuestra particular cultura política; resolverá los problemas, saldrá victorioso y todos seremos felices.

Cuando lo obvio es que el próximo Presidente de la República no podrá resolver los problemas; ni  retomar y estabilizar  la vida del país con el mismo  sistema político que  estipula un rayado de la cancha(Federación centralizada de 23 estados y municipios sometidos y absolutamente dependientes del Presidente de la República) sobre el que se superpone otro rayado paralelo (Regiones Administrativas Especiales); ni  con las actuales reglas  Reglas de Juego ( Constitución de 1999 y leyes derivadas) sobre las que se superpone otra Constitución informal cuyas leyes explicitas (veintenas de leyes habilitantes y las últimas del Poder Popular, socialismo, etc)  contravienen abiertamente, grosera y flagrantemente la Constitución formal; ni con el PSUV que aprendió a desenvolverse en este sistema político inferior de golpe, mentira y zancadilla  con el cual con saña y maña infinitas ha obstaculizado y saboteado a los Gobernadores y Alcaldes, jueces, sindicalistas y gremios de oposición, pudiéndose imaginar que le haría al nuevo Presidente de la República en la oposición: sabotearlo todo para volver al poder.

¿ Como se previene este panorama? Sustituyendo el sistema político de la IV/V, inaugurando una nueva cultura  política que  conviene  absolutamente a todos, mediante  una sencilla propuesta inicial de tres transformaciones:

(1)Transformar la federación centralizada de los 23 estados  en descentralizada integralmente (para que el Presidente de la República comparta con los Gobernadores de estados y Alcaldes la solución de los problemas)

(2) Transformar el Gobierno Presidencial Imperial en Parlamentario(para que el Presidente de República comparta el poder con un Primer Ministro nombrado por la ANL y ante la cual responde).

(3)Transformar la propiedad de PDVSA y de la recaudación fiscal( para que el Presidente de la República  comparta  la propiedad  de PDVSA,  yacimientos minerales, renta petrolera y recaudación fiscal con los 23 estados, Alcaldías y ciudadanos para instituir un uso más racional y controlado de los mismos en la solución compartida  de los enormes problemas).

Votaremos por el candidato que gane las primarias, lo ayudaremos a gobernar, pero sabiendo que el sistema político no da para concretar las luminosas promesa que nos hacen.

julio789@cantv.net
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EL PECADO ORIGINAL DE LA POLÍTICA. ALBERTO MEDINA MÉNDEZ (DESDE ARGENTINA)

Mucho se dice sobre la actividad política, las más de las veces con cierto desprecio. Queda claro que ha hecho méritos suficientes para gozar de ese desprestigio, y que ese resultado no es circunstancial ni aleatorio, sino la esperable consecuencia de tanta mala tarea y de sus aberrantes prácticas.

Buena parte de esa baja reputación tiene que ver con el modo de ejercerla y no con la actividad en sí misma. Sería bueno que quienes la han abrazado como vocación, asuman ese costo en vez de ofenderse con quienes hostigan a sus protagonistas. Algún famoso ex presidente dijo alguna vez “Se supone que la política es la segunda profesión más antigua de la Tierra. He llegado a la conclusión de que guarda una gran semejanza con la primera."Pero de todos los defectos que caracterizan a este oficio, tal vez uno de ellos sobresalga por su importancia, impacto y siempre sombría explicación. Se trata del origen de los dineros con los que se financian los partidos, con los que se hace viable la actividad política de modo cotidiano.

Si los partidos, si los dirigentes, no pueden explicar con transparencia y honestidad de donde salen los fondos que financian su actividad, mal pueden ser los motores del cambio, al menos no sin ser sospechados.

Preocupa la perversa relación entre dineros públicos y acción política, porque la sensación generalizada de la sociedad es que quien maneja el poder, quien detenta la caja del sector estatal, cuenta con una enorme ventaja, y esto pocas veces se contradice con la realidad percibida.

Es indiscutible que para hacer política hay que tener dinero. Pero este debe provenir del aporte propio o de la capacidad de reunir el de otros actores que deseen solventar esta actividad. Si bien existen normas al respecto y cada legislación, leída en abstracto, parece sensata y consistente, queda claro que la credibilidad pública de esa información es cercana a cero.

Habitualmente, el que ostenta alguna forma de poder se nutre de modo directo e indirecto, de los recursos públicos para llevar su acción partidaria. Ocupa los medios del Estado, pero también su tiempo, mirando el próximo turno electoral y haciendo proselitismo en vez de construir soluciones.

Se entremezclan tareas entre el deber del funcionario público, ese empleado de la sociedad toda que fue designado para cumplir un rol, y por el que recibe una retribución, con la del dirigente político que pretende darle continuidad a su gestión pensando solo en el siguiente escalón político.

Y entonces este pecado original, el del financiamiento de la actividad política termina constituyéndose en un círculo vicioso. Los que no tienen dinero suficiente no pueden acceder al poder porque se encuentran en condiciones de debilidad estructural y logística, y los que están gozan de inigualables ventajas porque se han apropiado de la “caja” y la van a usar en su favor.

Los menos deshonestos lo harán con prolijidad, sin dejar las huellas que los incriminen, respetando las formalidades que el sistema les exige a cambio de abusar de sus flaquezas. Otros, los más burdos, desplegarán su impunidad alardeando de ella. Es que para ellos, el poder es justamente eso, presumir con desvergüenza. Usan los recursos del erario público y disfrutan de ello sin sonrojarse. Se justifican usando el viejo, inmoral y paupérrimo argumento de que sus adversarios en su lugar harían lo mismo.

Como tanta otra legislación que redactamos en estas latitudes dice lo que supone debe ser, lo que creemos políticamente adecuado y no lo que precisamos para convivir en sociedad.

Los ciudadanos no solo necesitamos saber cómo se financia la política, sino que debemos conocer sus pormenores porque no se puede construir prestigio en la política si ella no se respeta antes un poco a sí misma.

En el caso de contribuciones privadas, no cambia mucho la cuestión. Es que no está mal apoyar al candidato que fuere con patrimonios individuales o desde el ámbito empresario. Lo incorrecto es ocultarlo, no jugar con las cartas sobre la mesa. Cualquier ciudadano debe poder expresar su simpatía por un alineamiento político, inclusive apoyando económicamente a esa tarea partidaria. Lo éticamente repudiable sería que ciertos intereses soporten económicamente a un sector partidario, a escondidas.

Los que proponen que el Estado debe subsidiar la actividad política con fondos públicos, son los que no son capaces de comprometer su patrimonio personal, ni tienen capacidad de seducir a los votantes, a los vecinos y a los empresarios para que apoyen sus causas. Si no saben hacerlo, si no tienen esa habilidad, no parece demasiado razonable que la sociedad toda deba subvencionarlos con favores públicos pagando impuestos para ello.

La política debe poder superar este escollo. Si no puede transparentarse, si no puede explicar de dónde sale tanto dinero que financia sus campañas y terminar con el mal hábito de corromperse para favorecer a la sociedad, no podremos dar un paso en positivo en esto que es central.

Y cuidado, que no se trata de leyes nomás, es bastante más profunda la temática. Saquear las arcas públicas es una cuestión moral no solo del que recurre a ese mecanismo como hábito, con cierta inercia. También tiene que ver con esa resignación social con la que nos estamos acostumbrando a convivir más de la cuenta. Debemos buscar pronto los mecanismo que nos permitan derrotar al pecado original de la política.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com
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¿DERECHO A LA INDIFERENCIA? VICTOR RODRIGUEZ CEDEÑO

Los Estados no tienen el derecho a la indiferencia, como lo dijo el Papa Juan Pablo II. Los ciudadanos tampoco pueden ignorar la realidad y dejar pasar los hechos que en algunos lugares del mundo causan muerte y destrucción.

Es cierto que uno de los principios fudamentales del Derecho Internacional clásico es el de la no injerencia en los asuntos internos de los demás Estados, recogido en el el artículo 2-7 de la Carta de la ONU y en el articulo 19 de la Carta de la OEA, entre otros.

El principo, sin embargo, cede hoy ante las nuevas realidades, sin por ello dejar de ser central en la definición del Estado y en la concepción de las relaciones internacionales. Se trata de la “no injerencia indebida” en los asuntos de la competencia exclusiva de los Estados, lo que se traduce en el respeto a la soberanía.  El Derecho Internacional evoluciona ante la transformación de la sociedad internacional. Las normas jurídica y los principios surgen en función de esos cambios. Esa realidad muestra una profunda transformación en lo que respecta a la protección de la persona. La violación masiva de los derechos humanos y la situacion de eso derechos ante las atrocidades plantea la revisión de tales normas y principios e incluso la formualción de algunos nuevos, entre ellos, el “deber de injerencia” ante tales situaciones.

No se trata de intervenir en los asuntos politicos de un Estado, sino de vigilar y actuar cuando las situaciones y las tragedias son de una extrema gravedad. La rigidez del principo de no intervención ha impedido a los Estados actuar ante determinadas situaciones. Los Estados han ejercido un “derecho a la indiferencia” que no tiene fundamentación, con las graves consecuencias que ello trae consigo.

Las situaciones como la de Libia motivan la reflexión sobre el principo de no intervencion, el deber de injerencia y la inacción o indiferencia de la comunidad internacional. Lamentablemente, algunos gobernantes  pretenden esconderse detrás del muro de la soberanía para violar las normas y los principios relativos a los derechos humanos y las libertades fundamentales. Regímenes forajidos que ignoran el Derecho Internacional y los cambios en la sociedad internacional y apoyan con la mayor irresponsabilidad, para cuidar sus espaldas, las barbaridades de otros como el de Gadafi.

Las atriocidades del régimen de Libia deben ser condenadas por todos. Las acciones de ayuda para reestablecer el orden y la paz interna, asi como el respeto y las garantia de vida de los libios, debería ser también de aprobación colectiva. No puede haber más indiferencia ahora, ni después en otras situaciones similares que surjan por la insistencia de gobernantes en imponer modelos totaliarios que la mayoría rechaza y ante los cuales los pueblos se rebelan legítimamente.

El Consejo de Seguridad adoptó medidas en virtud del Capíulo VII de la Carta de la ONU. Algunos Gobiernos  han ido más allá, asomando la posibilidad de medidas militares, necesariamente sometidas a decisiones conjuntas de la comunidad internacional. La Liga Arabe apoya una zona de exclusión  aérea y conversaciones con la oposición lo que abre un espacio importante para la solución del conflicto.

Lamentablemente la Unión Europea no ha llegado a un acuerdo. Francia habría planteado ejercer acciones complementarias a las acordadas por el Consejo de Seguridad y ha reconocido también al gobierno de los rebeldes. La postura de Francia es importante y no es nueva. Ya en 1945 el delegado a la Conferencia de San Francisco propuso, lamentablemente sin éxito,  que  el articulo 2-7 no podría argumentarse cuando  “la violacion  manifiesta  de las libertades esenciales  y los derechos del hombre constituían  por si mismos una amenza susceptible de comprometer la paz”. Más tarde el filósofo Jean  Francvois Revel planteó, en 1979, ante lo situación en Biafra, el deber de intervenir ante situaciones humanitarias.

Hoy se abre de nuevo un debate sobre el “deber de injerencia” cuando se trata de salvar vidas, cuando los regímenes dictatoriales abusan de su poder y de las armas para atacar, perseguir y masacrar a la población. Los gobiernos y los ciudadanos del mundo no podemos seguir siendo indiferentes ante tales barbaridades.

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PIQUETEROS INTELECTUALES. MARIO VARGAS LLOSA. (CASO FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES)

El grupo Carta Abierta pidió a la Feria del Libro de Buenos Aires que me retirara la invitación para inaugurarla, por mi posición "liberal" y "reaccionaria". ¿Qué quieren, una nueva Cuba?

Un puñado de intelectuales argentinos kirchneristas, vinculados al grupo Carta Abierta, encabezados por el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, pidió a los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires, que se abrirá el 20 de abril, que me retirara la invitación para hablar el día de su inauguración. La razón del veto: mi posición política "liberal", "reaccionaria", enemiga de las "corrientes progresistas del pueblo argentino" y mis críticas a los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Bastante más lúcida y democrática que sus intelectuales, la presidenta Cristina Fernández se apresuró a recordarles que semejante demostración de intolerancia y a favor de la censura no parecía una buena carta de presentación de su Gobierno ni oportuna cuando parece iniciarse una movilización a favor de la reelección. Obedientes, pero sin duda no convencidos, los intelectuales kirchneristas dieron marcha atrás.

El ministro del Interior de la dictadura prohibió 'La tía Julia y el escribidor' por ofensiva.

El nacionalismo es una ideología que ha servido siempre a los sectores más cerriles.

Me alegra coincidir en algo con la presidenta Cristina Fernández, cuyas políticas y declaraciones populistas en efecto he criticado, aunque sin llegar nunca al agravio, como alegó uno de los partidarios de mi defenestración. Nunca he ocultado mi convencimiento de que el peronismo, aunque haya impulsado algunos progresos de orden social y sindical, hechas las sumas y las restas ha contribuido de manera decisiva a la decadencia económica y cultural del único país de América Latina que llegó a ser un país del primer mundo y a tener en algún momento un sistema educativo que fue un ejemplo para el resto del planeta. Esto no significa, claro está, que aliente la menor simpatía por sus horrendas dictaduras militares cuyos crímenes, censuras y violaciones de los derechos humanos he criticado siempre con la mayor energía en nombre de la cultura de la libertad que defiendo y que es constitutivamente alérgica a toda forma de autoritarismo.

Precisamente la única vez que he padecido un veto o censura en Argentina parecido al que pedían para mí los intelectuales kirchneristas fue durante la dictadura del general Videla, cuyo ministro del Interior, el general Harguindey, expidió un decreto de abultados considerandos prohibiendo mi novela La tía Julia y el escribidor y demostrando que ésta era ofensiva al "ser argentino". Advierto con sorpresa que los intelectuales kirchneristas comparten con aquel general cierta noción de la cultura, de la política y del debate de ideas que se sustenta en un nacionalismo esencialista un tanto primitivo y de vuelo rasero.

Porque lo que parece ofender principalmente a Horacio González, José Pablo Feinmann, Aurelio Narvaja, Vicente Battista y demás partidarios del veto, por encima de mi liberalismo es que, siendo un extranjero, me inmiscuya en los asuntos argentinos. Por eso les parecía más justo que abriera la Feria del Libro de Buenos Aires un escritor argentino en consonancia con las "corrientes populares".

Si tal mentalidad hubiera prevalecido siempre en Argentina el general José de San Martín y sus soldados del Ejército Libertador no se hubieran ido a inmiscuir en los asuntos de Chile y Perú y, en vez de cruzar la Cordillera de los Andes impulsados por un ideal anticolonialista y libertario, se hubieran quedado cebando mate en su tierra, con lo que la emancipación hubiera tardado un poco más en llegar a las costas del Pacífico sudamericano. Y si un rosarino llamado Ernesto Che Guevara hubiera profesado el estrecho nacionalismo de los intelectuales kirchneristas, se hubiera eternizado en Rosario ejerciendo la medicina en vez de ir a jugarse la vida por sus ideas revolucionarias y socialistas en Guatemala, Cuba, el Congo y Bolivia.

El nacionalismo es una ideología que ha servido siempre a los sectores más cerriles de la derecha y la izquierda para justificar su vocación autoritaria, sus prejuicios racistas, sus matonerías, y para disimular su orfandad de ideas tras un fuego de artificio de eslóganes patrioteros. Está visceralmente reñido con la cultura, que es diálogo, coexistencia en la diversidad, respeto del otro, la admisión de que las fronteras son en última instancia artificios administrativos que no pueden abolir la solidaridad entre los individuos y los pueblos de cualquier geografía, lengua, religión y costumbres pues la nación -al igual que la raza o la religión- no constituye un valor ni establece jerarquías cívicas, políticas o morales entre la colectividad humana. Por eso, a diferencia de otras doctrinas e ideologías, como el socialismo, la democracia y el liberalismo, el nacionalismo no ha producido un solo tratado filosófico o político digno de memoria, sólo panfletos a menudo de una retórica tan insulsa como beligerante. Si alguien lo vio bien, y lo escribió mejor, y lo encarnó en su conducta cívica fue uno de los políticos e intelectuales latinoamericanos que yo admiro más, el argentino Juan Bautista Alberdi, que llevó su amor a la justicia y a la libertad a oponerse a la guerra que libraba su propio país contra Paraguay, sin importarle que los fanáticos de la intolerancia lo acusaran de traidor.

Los vetos y las censuras tienden a imposibilitar todo debate y a convertir la vida intelectual en un monólogo tautológico en el que las ideas se desintegran y convierten en consignas, lugares comunes y clisés. Los intelectuales kirchneristas que sólo quisieran oír y leer a quienes piensan como ellos y que se arrogan la exclusiva representación de las "corrientes populares" de su país están muy lejos no sólo de un Alberdi o un Sarmiento sino también de una izquierda genuinamente democrática que, por fortuna, está surgiendo en América Latina, y que en países donde ha estado o está en el poder, como en Chile, Brasil, Uruguay, ha sido capaz de renovarse, renunciando no sólo a sus tradicionales convicciones revolucionarias reñidas con la democracia "formal" sino al populismo, al sectarismo ideológico y al dirigismo, aceptando el juego democrático, la alternancia en el poder, el mercado, la empresa y la inversión privadas, y las instituciones formales que antes llamaba burguesas. Esa izquierda renovada está impulsando de una manera notable el progreso económico de sus países y reforzando la cultura de la libertad en América Latina.

¿Qué clase de Argentina quieren los intelectuales kirchneristas? ¿Una nueva Cuba, donde, en efecto, los liberales y demócratas no podríamos jamás dar una conferencia ni participar en un debate y donde sólo tienen uso de la palabra los escribidores al servicio del régimen? La convulsionada Venezuela de Hugo Chávez es tal vez su modelo. Pero allí, a diferencia de los miembros del grupo Carta Abierta, la inmensa mayoría de intelectuales, tanto de izquierda como de derecha, no es partidaria de los vetos y censuras. Por el contrario, combate con gran coraje contra los atropellos a la libertad de expresión y la represión creciente del gobierno chavista a toda forma de disidencia u oposición.

De quienes parecen estar mucho más cerca de lo que tal vez imaginan Horacio González y sus colegas es de los piqueteros kirchneristas que, hace un par de años, estuvieron a punto de lincharnos, en Rosario, a una treintena de personas que asistíamos a una conferencia de liberales, cuando el ómnibus en que nos movilizábamos fue emboscado por una pandilla de manifestantes armados de palos, piedras y botes de pintura. Durante un buen rato debimos soportar una pedrea que destrozó todas las lunas del vehículo, y lo dejó abollado y pintarrajeado de arriba abajo con insultos. Una experiencia interesante e instructiva que parecía concebida para ilustrar la triste vigencia en nuestros días de aquella confrontación entre civilización y barbarie que describieron con tanta inteligencia y buena prosa Sarmiento en su Facundo y Esteban Echeverría en ese cuento sobrecogedor que es El matadero.

Me apena que quien encabezara esta tentativa de pedir que me censuraran fuera el director de la Biblioteca Nacional, es decir, alguien que ocupa ahora el sitio que dignificó Jorge Luis Borges. Confío en que no lo asalte nunca la idea de aplicar, en su administración, el mismo criterio que lo guió a pedir que silenciaran a un escritor por el mero delito de no coincidir con sus convicciones políticas. Sería terrible, pero no inconsecuente ni arbitrario. Supongo que si es malo que las ideas "liberales", "burguesas" y "reaccionarias" se escuchen en una charla, es también malísimo y peligrosísimo que se lean. De ahí hay sólo un paso a depurar las estanterías de libros que desentonan con "las corrientes progresistas del pueblo argentino".

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¿CUÁNTAS BAJAS SE NECESITAN PARA RECONOCER A UN TIRANO?. RONNY PADRÓN

Los acontecimientos de los últimos meses a nivel internacional, relativos a los muchos tiranos árabes derrocados o tambaleándose ante la ira de sus pueblos, entendiendo por tirano, a una persona que obtiene contra derecho el gobierno de un Estado, especialmente si lo rige sin justicia y a medida de su voluntad, según el DRAE, nos pone en perspectiva sobre la ética política de la comunidad internacional, reflexión válida por supuesto para la Venezuela de hoy.
Primeramente nos preguntamos: ¿Cuál es el parámetro de la política internacional para reconocer a un tirano? Porque si nos guiamos por la precitada definición del DRAE, son demasiados los gobernantes que calzan a la perfección en tal concepto. Si esto es así, ¿qué razón tendrá proclamar la vigencia de los derechos humanos como normativa obligante para todo gobernante, so pena de prisión en caso de incumplimiento?
Porque nuestra reflexión no aspira siquiera a la exclusión plena de esta clase de gobernantes por parte de la comunidad de naciones, incluso los de notoria condición como Muamar el Gadafi, y sus 42 años de "Líder de la Revolución" en la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista, nombre oficial de la nación Libia.
Pero estimamos inaceptable, que incluso hoy día, luego que el pueblo libio sigue ofrendando con sangre su voluntad de liberación, la comunidad internacional ponga en tela de juicio la ilegitimidad de aquel régimen, ello por cuanto a lo largo de 42 años esa misma comunidad no tuvo interés de certificar conforme al derecho internacional, los crímenes insitos a todo régimen socialista.
Cuando Luis Moreno Ocampo, fiscal general de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya anunció el inicio de una investigación formal sobre los posibles crímenes contra la humanidad cometidos por el tirano libio, y recordó que Muamar Gadafi "es inocente" hasta que se demuestre lo contrario, actúa conforme a su rol, no así los líderes políticos del mundo llamados desde hace mucho a promover tal investigación.
La incoherencia comienza en el discurso, lo reiteramos. Porque parafraseando a Churchill en su discurso de 1946 sobre la "cortina de hierro", todo gobernante demócrata, está moralmente obligado a proclamar en tonos audaces los grandes principios de la libertad y de los derechos del hombre.
Las relaciones económicas o las relaciones políticas internacionales, nunca podrán ser excusa válida para cesar en tal compromiso, si de veras se busca la paz y la seguridad internacionales, como indica la Carta de las Naciones Unidas en el numeral 1 de su artículo 1, compromiso válido por lo menos entre los países firmantes, la gran mayoría de los hoy existentes.
Pero si vamos a la política interna de Venezuela, el asunto resulta de no menor gravedad. En nuestro país, más allá de la ineficiencia y el indetenible proceso de destrucción económica, inherente a todo socialismo en gobierno, hemos sido testigos de cómo el 11 de abril de 2002 un gobernante promovió con su verbo hostil transmitido en directo por televisión, la confrontación entre dos manifestaciones populares. Y ante el saldo trágico resultante, (20 asesinatos políticos) ese gobernante en modo alguno diligenció para establecer conforme a derecho las responsabilidades penales de ley.
Sin embargo, nuestra dirigencia demócrata, naturalmente llamada a promover y defender en toda instancia nacional e internacional los derechos de los venezolanos, ante los crímenes de este régimen aún en gobierno, prefirió desde hace mucho, optar por el sostenimiento de la fachada democrática de esta tiranía, incluso a nivel discursivo, a cambio de que ésta le permita trabajar para alcanzar el poder, transitando la vía electoral.
Son esas claudicaciones políticas, las que dan pie para que hoy día el régimen gobernante en Venezuela proponga ante el mundo una mediación intercontinental en pro de la estabilidad y seguridad del pueblo libio, pero con la permanencia en el poder de Muamar Gadafi. Qué distinta la situación, si desde aquel 11 de abril, nuestra dirigencia demócrata nacional se hubiere decidido a sostener con la firmeza requerida, un discurso coherente con la realidad, en pro de los derechos humanos y la libertad. ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com
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LA REBELIÓN ÁRABE Y Y LA PROTESTA CRIOLLA. REPORTE SEMANAL – INFOPOLÍTICA. ANALÍTICA PREMIUM. SEMANA DEL DOMINGO 6 AL SÁBADO 12 DE MARZO DE 2011. ALFREDO MALDONADO

LA REBELIÓN ÁRABE Y Y LA PROTESTA CRIOLLA
No por mucho petróleo se gobierna mejor, no por mucho gobernar se beneficia más a los pueblos
EL AUMENTO DEL PETRÓLEO Y LAS PROMESAS PRESIDENCIALES
Toda esta semana se ha estado informando sobre el aumento de los precios petroleros y, de hecho, el crudo venezolano llegó hasta los 100 dólares; que sea producto de las rebeldías árabes, o de los manejos de los especuladores petroleros, o de ambos elementos, es irrelevante. Lo que cuenta es que Venezuela está recibiendo ya el doble del precio previsto del petróleo en el presupuesto 2011.
La gente no conoce detalles ni saca las cuentas financieras, pero sabe que hay problemas en los países árabes, sabe que hay un estado de guerra en Libia, y sabe que con ese tipo de circunstancias el petróleo sube. Lo saben los ricos, lo saben las empresas pero, especialmente, lo siente el pueblo. Chávez, adonde va, ofrece. Habla de justicia social, habla de que ahora sí, del derecho de todos a vivienda propia y digna, trabajo seguro y bien pagado, y todo eso en socialismo.
Para dirigentes políticos y empresariales de oposición, socialismo suena a comunismo, a castrismo, a tiranía. Para la gente común y corriente, socialismo, del siglo que sea, significa la casa que espero, el trabajo que me permite vivir digna y cómodamente, el sueldo y los beneficios para crecer un poco más cada año y dar más a mi familia, la seguridad para poder disfrutar de los beneficios del socialismo.
Para esos dirigentes y empresarios, el aumento del petróleo significa más ventajas para Chávez en cuanto a más dinero para buscar votos de cara a 2012. Pero todo ese montón de dólares, otra vez una avalancha por encima del presupuesto, puede terminar siendo, también, un problema de todos los diablos para Chávez, si se mantiene la ya tradicional incapacidad de su gobierno para realizar las obras que ha prometido.
Que en este caso no son sólo becas y ayudas a los más pobres, sino decenas de miles de viviendas, mejorías sensibles, palpables, en la infraestructura, solución de las fallas en electricidad, agua y otros servicios, y un programa eficiente que haga sentir a todos los ciudadanos que cada día, poquito a poquito, van viviendo más seguros.
Con un millón de millones de dólares Chávez y el chavismo no lo han logrado en 12 años. La pregunta es si podrán realizar algún cambio en su  historia de fracasos en sólo 2 años.
UNA DECEPCIÓN DEL GOBIERNO DE LOS CASTRO.
Siempre dependiente de las importaciones en materia de petróleo –hoy en día lo de “importaciones” es sólo un decir, puesto que más del consumo petrolero de Cuba se lo envía en exceso Venezuela y sin costo real- Cuba tenía grandes esperanzas con las posibilidades de grandes cantidades de petróleo en yacimientos bajo las aguas del mar territorial cubano. Una Cuba autoabastecida e incluso exportadora en petróleo, es uno de los grandes sueños, y una de las grandes frustraciones de Fidel Castro.
Hace no mucho tiempo el presidente de Brasil estuvo en Cuba y entre los actos oficiales estuvo el de dar inicio a la exploración en ese mar por parte de la gran estatal petrolera brasileña Petrobras. La semana pasada el sueño se ahogó. Petrobras abandonó los esfuerzos tras concluir que allí no había petróleo. O al menos, petróleo extraíble y explotable.
Persisten algunas esperanzas con una exploración que está por iniciar la hispanoargentina Repsol, pero aunque terminara siendo exitoso, es un proyecto largo en el tiempo. En cualquier caso, el posible petróleo cubano se parece al posible petróleo brasilero en el mar: es tremendamente costoso, complicado y arriesgado por la profundidad. Con la diferencia a favor de Brasil de que este país también tiene otras fuentes petroleras y que Petrobras, a diferencia de Pdvsa, es una empresa que crece implacablemente.
Por ahora la dictadura castrista sigue dependiendo el petróleo venezolano, y por muy barato que le salga, parece que es una dependencia que los pone nerviosos, según algunas fuentes.
EL PROBLEMA NO ES EL PETRÓLEO LIBIO.
La caída en producción y exportación de petróleo de Libia, por el conflicto, ya prácticmente una guerra civil, que se vive en ese país, es importante pero no relevante en la producción y abastecimiento mundial. La producción libia, hasta el día anterior al primer estallido, era de 1.700.000 barriles diarios que prácticamente en su totalidad, se exportaban al sur de Europa, especialmente a Italia y España, además de gas. La caída de ese abastecimiento preocupa, pero no angustia, Arabia Saudita y otros productores pueden cubrir esa cuota sin problemas y rápidamente.
El problema, y los temores, y la consecuencia de aumento de los precios, están en el nerviosismo que provoca en el mundo entero la totalidad de la situación árabe. Porque se trata, en prácticamente todos los casos, de una auténtica rebelión popular cuyos protagonistas no son los tradicionales clérigos y dirigentes extremistas musulmanes, ni siquiera enfrentamientos entre suníes y chiitas, sino árabes jóvenes de todos los niveles socioeconómicos, con quejas que incluyen el desempleo y las dificultades económicas y su paso inmediato –el que más temen los gobernantes chinos, por ejemplo- que es el hartazgo de tiranías y la exigencia de una constitución, un gobierno electo y las libertades democráticas.
Porque en la mayoría de esos países ni siquiera hay constitución y los pueblos con mejor o peor mano han venido siendo gobernados por dictadores militares o por monarquías absolutas. Y contra esa realidad, desde perspectivas económicas, o sociales o políticas, es contra la cual surgieron y se mantienen protestas en Túnez, Egipto, Yemen, Jordania, Oman, Bahrein, Oman, Algeria, Marruecos y, por supuesto, Libia.
Dos monarcas han reaccionado con inteligencia, el de Jordania y el Marruecos, han reaccionado con rapidez el jordano y con inteligencia los dos, dando la cara y ofreciendo reformas rápidas a sus pueblos. El gran miedo no es tanto que continúe el bombardeo de aviones de Gadafi contra los rebeldes –pero que molesta profundamente, al punto que la propia Liga Árabe no sólo excluyó de su organización a Libia, sino que aprueba la exclusión aérea sobre Libia, que es una acción militar- sino que esa rebelión continúe, se fortalezca y alcance a los verdaderos grandes productores, léase la monarquía absolutista Arabia Saudita.
Ése sería un caos generalizado en el cual cualquier cosa puede pasar.
Pero al mismo tiempo, el otro temor más inmediato, es que de los puertos árabes y por golfos, estrechos y oleoductos de toda esa zona  pasan actualmente cerca de 20 millones de barriles diarios, principalmente petróleo que va a los grandes consumidores asiáticos, India, Corea del Sur, China y Japón, entre otros. Un estado de rebelión en esos países –dénle un vistazo al mapamundi- puede generar enormes problemas de suministro seguro.
LA INDECISIÓN EUROPEA ACUMULA SANGRE, HERIDOS Y MUERTOS.
Todo el mundo parece estar de acuerdo en que hay que parar la matanza libia. Todo el mundo está de acuerdo en que como mínimo hay que decretar a Libia como zona de exclusión aérea –y ésa es una acción militar porque implica derribar a cualquier avión de combate que vuele en el área. Todo el mundo está de acuerdo en que Gadafi es un tirano y en que está masacrando a los rebeldes. Llevamos esta semana –y las anteriores- oyendo y leyendo las mismas informaciones.
Pero los europeos no toman acciones. Discuten, se reunen un día si y otro también, lanzan proclamas contra Gadafi y su empeño violento y brutal, hablan de exclusión aérea, rompen relaciones con el gobierno de Gadafi, pero no toman acciones. Están haciendo alardes de democracia y de pomposo estadismo, pero quien está enviando barcos son los Estados Unidos. No para atacar, por el momento, pero sí para que estén listos para actuar en cuanto la comunidad mundial –vale decir, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y esta organización- tome decisiones.
Nuevamente Europa es una unión de espléndidos y gordos perros que ladran pero no muerden. Que esperan que el perro mayor, Estados Unidos, se eche la acción militar al hombro. Sólo que esta vez el poder yanki está listo y sabe que tiene el poderío para barrer a Gadafi, pero parece que no está dispuesto a ser el único guerrerista de la manada. En la Casa Blanca se han aprendido las lecciones de Irak y de Afganistán.
LA PROTESTA NACIONAL
Toda la semana los jóvenes que están sosteniendo una huelga de hambre en reclamo de mejores presupuestos para las universidades, han sido noticia. Está sucediendo con ellos lo mismo que con los estudiantes que hicieron huelga de hambre en reclamo de libertad para los presos políticos, y causaron una  conmoción nacional que llevó al Gobierno a negociar.
La atención sobre los estudiantes en su huelga de hambre actual, crece aunque no estén defendiendo un tema de amplia popularidad –como la vivienda, el trabajo, el costo de la vida, la seguridad, entre otros.  Pero es que estos temas también estan generando protestas, más pequeñas, menos mediáticas pero igualmente constantes, todo los días. Esta semana ha sido lo mismo que las semanas anteriores, y las próximas.
Protestas que crecen en número todos los días, y el Gobierno parece –o debería- saberlo. Las protestas, en su variedad y en su frecuencia en todo el país, demuestran que no hay tranquilidad social, que la administración se le escapa de las manos a ministros, viceministros, presidentes y ejecutivos de empresas estatales y al chavismo en general. Que reciben órdenes, planes, compromisos de Chávez y las cosas se les enredan, les salen mal o simplemente no les salen.
Y los grandes planes, los enormes presupuestos y las promesas de Chávez, terminan en protestas. Todos los días.
UN MAESTRO MENOS.
Alexis Rodríguez, quien murió en Barquisimeto la semana pasada, con la única derrota que no logró superar. El cáncer. Un hombre de bondad con una trayectoria publicitaria extraordinaria. Uno de esos ejecutivos de cuentas de aquella época, parece que hoy sepultada en el olvido, en la que el hombre y la mujer de cuentas eran el cliente en la agencia y la agencia en el cliente. Los que aprendían a conocer sus clientes y productos tan bien y tan a fondo como los mismos ejecutivos de gerencia, mercadeo y ventas. Que filtraban con amor y con talento ese conocimiento para llevar a los creativos, los que elaboraban los mensajes, y a quienes creaban –sí, creaban- estrategias de medios más allá de una simple comparación de cifras para un presupuesto, la realidad del producto, de la competencia, de las necesidades y las oportunidades, de los hombres y mujeres a los cuales se dirigían los mensajes, de la realidad social en la cual se desenvolvían empresas, productos y consumidores.
Eran hombres y mujeres que disfrutaban la publicidad, y, mucho más, que la enseñaban con generosidad y amplitud. Que compartían sus triunfos porque los habían sabido construir liderizando equipos, que eran líderes porque sabían ser parte de un equipo, y que se levantaban solos de sus derrotas porque les sobraba experiencia, coraje y la humildad de aceptar que un fracaso no destruye la vida sino que es combustible para comenzar de nuevo.
Alexis Rodríguez es otro que muere de aquellos de la publicidad que ya no existe, de la que quizás algún día se reaparezca pero que ahora ya no está. Alexis, como muchos otros que ya no están con nosotros tal como aquél país que tampoco está, nos deja los recuerdos, sólo que los recuerdos no tienen aquella risa explosiva, abierta, sincera, contagiosa que tenía él. Quedan los recuerdos, de los cuales se aprende si uno se interesa, pero que no enseñan como aquél empeño amplio, cordial y solidario que derramaba Alexis.
Quedan los recuerdos, Alexis, pero cada día somos más cortos.

Elaborado por: Alfredo Maldonado.
Analítica Premium
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LAS IDEOLOGÌAS PARECE QUE ESTAN EN DIFICULTADES. ZENAIR BRITO CABALLERO

Cuando, cayó el Muro de Berlín en 1989 y se hizo incontenible la crisis de la Unión Soviética, parecía que la Democracia Liberal surgiría de las cenizas de la guerra fría como un modelo global, aplicable en todos los países, sin distinción de antecedentes o de particularidades. 
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se concentraron entonces en incorporar la Europa del Este al mundo occidental, para que las bases eslavas no interfirieran con el avance del mercado ni con la consolidación del euro, como matriz unificadora de la nueva Europa. 
Con la desaparición de la Guerra Fría los Partidos Políticos terminaron el Siglo XX en un entorno unificado alrededor del modelo democrático. Entró en escena el pragmatismo y Rusia y China modificaron sus sociedades, permitiendo una incorporación exitosa de la economía de mercado a sus estados policíacos de partido único. Por otra parte, desde cuando Mitterrand suspendió las nacionalizaciones y Felipe González consolidó una izquierda democrática, los partidos de esa tendencia se acercaron a un centro moderado, que hizo caducos los intentos de revolución a través de la violencia. 
Sin embargo, América Latina, que todavía está forjando su propia historia, se da el lujo de tener gobiernos izquierdistas, que mantienen un enfoque marxista-leninista. Así, mientras China y Rusia forman parte de los Brics, es decir, del grupo de países con el mayor crecimiento e importancia internacional en su producción capitalista, Venezuela trata de  introducir el socialismo-comunismo, y que para así incrementar el proceso de modernización y caminar al lado de los Civets, es decir, los países con mayor potencial de crecimiento internacional en la próxima década 
¿Qué han hecho en 12 años?. Los aspectos que hoy preocupan a la Humanidad superan las ideologías. El Cambio Climático no tiene distinciones políticas ni religiosas; no se detiene ante la moderación o el fanatismo o porque haya o no democracia. 
A su vez, la Globalidad re-escribe todas las instituciones sin detenerse ante el nivel de ingreso o las fronteras artificiales entre naciones. Es el fantástico avance en las telecomunicaciones el nuevo motor del cambio social, donde redes como Facebook, Twitter y hasta blogueros como The Huffington Post se valorizan en millones de dólares con una rapidez nunca antes vista en la historia. 
Cuando Túnez y Egipto proclaman su necesidad de mayor democracia, cambiando para siempre el mapa del Islam, los protagonistas son las Redes Sociales, que comunican, convocan y crean solidaridades por fuera de las naciones o los partidos políticos y establecen una democracia de participación sin jerarquías. 
En ese contexto mundial, si  los partidos políticos venezolanos o la MUD quieren construir un camino al poder y ser canal para expresar las soluciones que requieren los venezolanos y venezolanas de hoy, tienen que sentir en el alma la imposibilidad  que continúe la iniquidad de la pobreza venezolana, tiene que asumir las banderas de la igualdad y tiene que proclamar su liderazgo en la recuperación de la seguridad y de la justicia.
britozenair@gmail.com
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TRIBUNA LIBERTARIA. COMPENDIO OPINÁTICO. RAUL AMIEL. 14/03/11. OPINIONES DE DANILO ARBILLA, HORACIO VÁZQUEZ-RIAL Y JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ

Pueden prohibirme seguir mi camino, pueden intentar forzar mi voluntad. Pero no pueden impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o a otra. Henrik Johan Ibsen
1.-  UNA OEA APOLILLADA. DANILO ARBILLA
2.- EL MAL. HORACIO VÁZQUEZ-RIAL
3.- LAS CONTRADICCIONES DEL ANARQUISMO COLECTIVISTA. JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ

La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 664 días, cuenta regresiva inexorable. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel

UNA OEA APOLILLADA. DANILO ARBILLA

En septiembre próximo la Carta Democrática Interamericana (CDI) cumple diez años. No será un aniversario feliz. Para muchos ha servido de poco; en todo caso para dar "legitimidad'' a varios presidentes que tras acceder al gobierno por la vía democrática luego han violentado todos los principios que hacen a las genuinas formas democráticas y republicanas; esto es, solo ha servido para "sellarlos'' en el poder. El expresidente peruano Alejandro Toledo es de los que cree que algo de eso ha ocurrido, que el problema es que "en América Latina no hay instituciones fuertes , con coraje y con arraigo para implementar y hacer cumplir la CDI''.

Toledo, a quien entrevisté en Lima, pugnará nuevamente por la presidencia en las elecciones del 10 de abril próximo, va primero en las encuestas y es el favorito. Su nombre y del Perú están especialmente ligados al de la Carta Democrática. Esta, precisamente, fue aprobada en Lima, en septiembre del 2001, siendo Toledo presidente. En más, en alguna medida fue una consecuencia, una sana consecuencia del régimen dictatorial de Alberto Fujimori , un presidente electo democráticamente que pisoteó a los otros poderes --la Justicia, el Congreso--, llamó a una constituyente, se hizo una constitución pare ser reelegido y perpetuarse en el poder (cualquier parecido con regímenes actuales no es pura coincidencia), e incluso desconoció a organismos y decisiones de la OEA. Con aquel documento se buscó reafirmar, garantizar y exigir el respeto de los principios democráticos y además crear el antídoto ante ese tipo de manipulaciones fujimoristas o similares. Qué ironía, ¿no?

Pero en este aspecto Toledo no anda con medias tintas: "Lo que pasa es que la OEA es un vacío. Es un cascarón. Es una institución burocrática, apolillada. Es un edificio bonito en Washington. La OEA nunca ha tenido el más mínimo coraje para decir: señores, implementemos la CDI, ni para ponerse de pie cuando varios gobiernos autoritarios la han violado y la utilizan en nombre de la democracia primero para elegirse y después manipulan sus instituciones para re re reelegirse y violan los derechos humanos, la libertad de expresión y la independencia de los poderes''.

Hugo Chávez es el hombre más desestabilizador de América Latina y la OEA no le dice nada. Tenemos el respaldo de una carta democrática pero es una especie de institución muerta.

En América Latina --insiste Toledo-- no tenemos instituciones que cuando las dictaduras disfrazadas de democracias entran a hacer su juego y manipulan las reglas para seguir en el poder, les salgan al paso. Las evidencias son contundentes: Nicaragua, Venezuela, Honduras a su manera, Bolivia, cuidado con Argentina.

Sin duda la OEA no ha tenido el coraje de hacerlo. Si a Hugo Chávez no le gusta un gobernador lo bota, si no le gusta un empresario lo pasa a la justicia, si no le gusta un alcalde lo bota, si no lo le gusta un medio lo agarra. ¿Dónde está la institución que vela por la fortaleza de la democracia en el continente?''

Es muy probable que Alejandro Toledo gane las elecciones en Perú. Si eso ocurre, es posible que ese hecho pueda marcar una antes y un después para la OEA y la CDI. Puede que él haga lo que hasta ahora Uribe, Alan García, Martinelli, Calderón, Piñera y Santos no han podido, no se han animado o no han querido hacer en defensa de la democracia a nivel continental, como muchos creían que lo iban a hacer.

EL MAL. HORACIO VÁZQUEZ-RIAL

El bien sólo existe como consecuencia de la lucha contra y el triunfo sobre el mal. No me refiero aquí a la bondad, condición de individuos que libran su guerra particular contra el mal. No me refiero, pues, a la labor de Francisco Ferrer ni a la de las personas que hacen Cáritas, en una desigual contienda con las consecuencias del mal, con sus síntomas, no con sus causas, que pertenecen al terreno de los que mandan, incluso desde el más allá, como Mahoma.

He empezado a reflexionar sobre esto porque tengo la impresión de que en la política actual, tanto la española como la internacional, reina el mal. La célebre frase de Edmund Burke: "Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada", que impulsó a Churchill a lanzarse a una guerra que, en principio, no tenía posibilidades ciertas de ganar, debería estar presente en la cabeza de todos, siempre.

Se habla estos días de Gadafi, como hace poco de Mubarak. No hay un solo país árabe que no tenga un malvado en el poder. Hay pocos hispanoamericanos a los que no les ocurra lo mismo. Y no olvidemos África, donde Nelson Mandela es una excepción y está siendo poco a poco sustituido por malvados. A los de Gadafi y Mubarak –y a quienes les sucedan, que no serán mejores– hay que añadir los nombres de Robert Mugabe (Zimbabue), Omar al Bashir (Sudán), Sharif Sheid Ahmed (Somalia; ¡cómo sería la cosa que los somalíes se exiliaban en Libia!); Daniel Ortega, el presidente paidófilo e incestuoso de Nicaragua; Hugo Chávez, Fidel y Raúl Castro; ese rey Abdalá, al que el Borbón va a visitar a su yate cuando viene a Marbella y un largo etcétera. Esos tipos tienen voto en la ONU y a veces hasta presiden su comisión de Derechos Humanos, como ha sido el caso del libio. Y los hombres buenos no hacen nada, al parecer.

Pero además de lo que no hacen los hombres buenos está el problema de los hombres malos. Porque hay hombres malos que mandan y hombres malos que obedecen. Los asesinos de niños de Darfur, los camellos que venden la droga de las FARC o de los capos afganos, los cubanos que sirven a la Seguridad del Estado: ejércitos, literalmente, de malvados.

Unos cuantos pensadores y no pocos literatos convencieron a la humanidad de que todos nos movemos por objetivos materiales. No importa si uno fabrica coches o cocaína: realiza una ambición. Esa convicción ha dañado gravemente el sentido moral de esta época, en que las grandes barreras trabajosamente construidas por la tradición judeocristiana parecen estar cediendo día a día.

Yo escribo sobre ideas. Las mías. A veces, me pagan por ello. A veces, no. Pero cuando un lector se enfada conmigo porque tiene ideas distintas me acusa de decir lo que digo por dinero. Está extendida la suposición de que escritores y periodistas se venden y están dispuestos a sostener lo que les manden. Y es verdad que existen ejemplos de ello; pero un personaje así deja de ser un periodista o un escritor y pasa a ser un político al uso. Con todo, esto no significa nada en sí mismo: es la pura aceptación del mal en los otros. Les parece lógico, habitual, hasta aceptable, si bien se mira, porque facilita mucho la interpretación del mundo.

"¡Faltan valores!", clama la mayoría, que nada hace por construirlos o reconstruirlos o restaurarlos o recrearlos, o crearlos, a secas, porque la realidad es cambiante y hay que ponerle límites nuevos de tanto en tanto. No basta con armar el belén por Navidad ni con encender las velas de Januká. Los hombres buenos que no hacen nada también cuidan la tradición. Hasta que llega el mal y les pasa por encima: siempre los coge por sorpresa, como a Chamberlain, modelo de hombre bueno y peligrosamente ineficaz.

Al avance del mal contribuye generosamente uno de los más horribles sentimientos humanos: el miedo. Los políticos suelen denominarlo "prudencia", pero sólo lo hacen porque temen por sobre todo el llamar a las cosas por su nombre. Los políticos son prudentes por naturaleza: sus carreras se construyen más con lo que no hacen –o con lo que no se sabe que hacen– que con lo que realmente realizan, entre otras cosas porque hacer, lo que se dice hacer, sólo es posible cuando se ha alcanzado el poder. Es cierto que hasta el último concejal de un pueblo pequeño maneja algo de poder, al igual que lo maneja, en mayor medida, la oposición. Pero sólo el verdadero poder da ocasión de hacer. No mucho, porque no es prudente hacer demasiado, pues puede poner en riesgo el poder adquirido.

El miedo paraliza, es enemigo de la acción, dispone al hombre a la pasividad, lo hace incapaz de enfrentar el mal.

Habrá quien, atribuyéndome una capacidad para la alusión oblicua que no poseo, piense a estas alturas que estoy hablando de la oposición española en concreto, de su cada vez más lento movimiento inercial y de lo mucho que uno sufre ante el espectáculo de su pasividad frente al mal. En realidad, me doy cuenta ahora mismo de que es posible establecer esa relación. Porque es cierto que no tenemos un gobierno socialista, con el que se podría debatir y hasta pactar, sino que tenemos un gobierno de malvados.

Malvados que se sienten cómodos con otros malvados y van a Qatar, a los Emiratos o donde cuadre, entre colegas, para pedir a los malvados de allí que se queden con un trozo de la banca española, por ejemplo, o que le salven el culo económico al Barça pagando su propia publicidad en las camisetas de los jugadores, pobres diablos ricos a los que no se les va a ocurrir cuestionar nada. Y es que hay dinero y dinero. El extendido prejuicio acerca de la maldad intrínseca del dinero es eso, un prejuicio. Sólo es verdad que resulta más sencillo extender el mal con dinero.

Hoy vi en el informativo del mediodía una habitación llena de dinero. Estaba en una de las casas de un narco mexicano. Trescientos millones de dólares, que abultan mucho. Era como la piscina del tío rico del Pato Donald, aunque no con monedas de oro, sino con trozos de papel. Millones de vidas espachurradas para reunirlo. No se había acumulado con la venta de tractores o neveras o cualquier otra de esas cosas que llenan nuestras casas. Era dinero de sangre, de miseria, de oprobio. Algunos de esos dólares llegaron desde Madrid, otros desde Darfur. Ese dinero era una representación del mal.

Estoy convencido de que hay hombres buenos no sólo en México, también en el ejército mexicano. Pero es políticamente difícil, costoso, peligroso, arrasar a los narcos. Piénsese únicamente en lo que le ha costado a Uribe y le cuesta a Santos mantener en ciertos límites a las FARC: es imposible arrasar la selva, hay que traer marines con cuentagotas porque está mal vista la ayuda americana. Así que no se hace.

Como no se interviene en Libia. Los funcionarios de la política suelen ser más prudentes aún, si cabe, que los políticos mismos. El mal engorda constantemente y nadie hace nada. No sea, pensará algún tipo de esos –que se considerará a sí mismo un hombre bueno–, que me confundan con un hombre malo si me pongo impaciente. Mejor esperar, reunirnos nuevamente, sin prisas. No hacer nada brutal, nada comparable a la invasión de Irak, mi imagen jamás deberá ser asociada a la de Bush. Y además es un problema de los libios.

¡Qué fiesta de malvados! El mal triunfa porque los hombres buenos no hacen nada.

LAS CONTRADICCIONES DEL ANARQUISMO COLECTIVISTA. JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ

El anarquismo es la propuesta política de organizar una vida social sin el Estado. Hay varios anarquismos, por lo que esta definición se queda necesariamente corta, pero esta idea, la de una sociedad sin Estado, es lo que define al anarquismo y lo que hace común a todas sus manifestaciones. Hay anarquismos individualistas y colectivistas, con Pierre-Joseph Proudhom como bisagra entre ambos. Hay, también, varios anarquismos individualistas y varios colectivistas.
Pero de los primeros nos podemos quedar con la síntesis de Murray N. Rothbard, que combina la economía austríaca con el iusnaturalismo, y del segundo, con la línea de Bakunin y Kropotkin, aunque haya diferencias entre ellos. Parten de la idea de que el hombre es bueno por naturaleza, pero que está constreñido por unas instituciones que, además de mantenerle en una esclavitud, le corrompen y permiten la explotación de unos por otros. La principal de esas instituciones es el Estado, pero no la única. También, para algunos al mismo nivel o superior, la religión. Y, en general, todo tipo de usos sociales que podemos identificar, grosso modo, con la moral. La perspectiva del anarquismo colectivista no es puramente negativa. Creen en el progreso del hombre, ligado al avance de la ciencia y a la transmisión a las masas de la cultura. Una cultura emancipada de los viejos prejuicios y asentada sobre principios materialistas y verdaderamente científicos.

No carece de programa económico, por otro lado. La producción no sería capitalista, porque no se reconoce la institución de la propiedad privada. Recaería en una propiedad común, que haría comunes también los frutos del esfuerzo y los bienes que luego se repartan. Esto no es una contradicción, excepto, acaso, con la realidad y con la naturaleza humana. La gestión común está condenada al fracaso, como muestran cuantos ejemplos se han dado.

Para entender por qué fracasa sistemáticamente la gestión común, podemos seguir el ejemplo que pone David Osterfeld en Prosperity versus planning. Partamos de una comuna de 1.000 personas que producen 100.000 fanegas de trigo al año a razón de 100 por trabajador. Las venden a un precio de 5 dólares por fanega, por lo que cada uno se lleva 500 dólares al año. Pedro, totalmente imbuido por las ideas colectivistas, decide incrementar su trabajo hasta las 150 fanegas al año. Al final del ejercicio se producirán 100.050 fanegas, que dividido entre los 1.000 trabajadores arroja una nueva división en los 500,25 dólares. En definitiva, Pedro ha aumentado su trabajo en un 50 por ciento y le saca un rédito del 0,05 por ciento. Los otros 999 también se beneficiaron en un 0,05 por ciento, aunque en su caso sin aportar una fanega más al común. Él carga con todos los costes de su mayor trabajo, y el resultado se divide entre todos. Juan, sin embargo, ha entendido cómo funciona el sistema y decide trabajar la mitad. Ahora se producirán 99.950 fanegas, que reducen las ventas a 499.750 dólares, o 499,75 por persona. Juan trabaja la mitad y sólo pierde un 0,05 por ciento. Mientras que se lleva todo el beneficio de aumentar su ocio, los costes de la menor producción se reparten entre toda la sociedad.

Y aquí sí empiezan las contradicciones del anarquismo colectivista. Porque hay poderosísimos incentivos para no trabajar más y para trabajar lo menos posible. La sociedad comunal, que emergería naturalmente una vez eliminado el Estado, resulta ser un fracaso. No hay más que ver los carteles propagandísticos que llamaban a los miembros de las comunas aragonesas a trabajar. Y para lograr sus objetivos, recaló en un gobierno dictatorial. Así define Julián Casanova al Consejo de Aragón: “Creó sus propios órganos de policía, efectuó requisas, impuso rígidos mecanismos de control de la economía, administró justicia y sobre todo utilizó un amplio aparato burocrático y propagandístico para consolidar el poder de la CNT”.

Esta contradicción surge de un puro error intelectual, y es la pretensión de que una vez eliminado el Estado surgirá un determinado tipo de sociedad, que es la preferida por esta corriente. Es un non seguitur. Lo que elijan hacer las personas liberadas del Estado no tiene por qué tener la forma que dicen los anarquistas colectivistas. Si ese colectivismo no es una mera predicción sobre la estructura que adquirirá una sociedad libertaria o una propuesta que puedan aceptar libremente los trabajadores, podrán asimismo rechazarla. Y es un programa político que deba imponerse, tendrá que hacerlo un órgano coactivo centralizado, es decir, un gobierno. Y ello vale también para la propiedad. Puedes partir de no reconocer ninguna, pero en cuanto un ciudadano mezcle su trabajo con la tierra, la considere suya y el resto de ciudadanos así lo reconozcan, o respetas ese desarrollo de la sociedad libre, o impones por la fuerza el esquema de un comunismo que ya no sería libertario.

Y como esta llegan el resto de contradicciones. Lo que se ha descrito en el campo de la economía vale para el de las creencias. Se puede confiar en que el desarrollo de la ciencia y la cultura arrinconará, hasta hacerla desaparecer, a la fe religiosa. Pero si no es así, o te quedas con tu anarquismo y convives con los creyentes y sus usos, o impones tu pensamiento y recalas en el poder de algún gobierno.

El anarquismo individualista tiene sus insuficiencias. Bien derivadas de que la ausencia del Estado lleve a carencias esenciales a la sociedad, bien porque el desarrollo de la economía no nos ha conducido todavía a entender plenamente que una sociedad libre daría con las instituciones necesarias para el reconocimiento y el libre ejercicio de los derechos. Pero la perspectiva de este anarquismo es completamente distinta, y por eso elude las contradicciones del colectivismo anarquista. Parte del estudio de la naturaleza humana y del funcionamiento de una sociedad libre, basada en los derechos de la persona, incluidos los derivados de la propiedad privada. Y no busca imponer un esquema predeterminado, sino que entiende que la sociedad que surgirá naturalmente funcionará lo suficientemente bien como para permitirnos cumplir razonablemente nuestros objetivos vitales. Los ácratas colectivistas deberían replantearse o su anarquismo o su colectivismo.

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