“En estos tiempos las élites no pueden encogerse de hombros o meter la cabeza en un hueco como el avestruz”
El término “élite” ha sido siempre usado de manera peyorativa por la izquierda tradicional, para desdeñar de la burguesía o grupos oligárquicos, supuestamente, opuestos a los cambios que reclaman los pueblos y las sociedades.
Pero nada más alejado de la realidad, las élites en nuestro caso en particular, jugaron un papel estelar y determinante en la gesta independentista y en todos los hechos importantes de nuestra historia patria. Esto no es casual, las élites están constituidas, por los elementos más destacados y granados de las sociedades y son capaces de impulsar movimientos transcendentales con proyección universal.
Las élites en todos los países son las fuentes de pensamientos innovadores y de avanzada, propulsoras de verdaderos cambios, que revolucionan sociedades enteras. Países como Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania e Inglaterra han alcanzado sus actuales niveles de bienestar y desarrollo gracias a la activa participación de sus élites científicas, empresariales, religiosas y políticas.
En las tierras del Islam, en la llamada “Primavera Árabe”, las élites han abierto caminos que, años atrás, eran inimaginables. Hemos visto desmoronarse añejas satrapías producto de acciones populares sin precedentes en donde las élites han jugado un papel primordial como interlocutores válidos para occidente, lo cual ha sido vital para el triunfo de las fuerzas insurgentes.
En Venezuela las elites intelectuales, jugaron un papel esencial para el ascenso de Chávez al poder. Nuestras élites erróneamente, percibieron en Chávez una solución, frente a la decadencia del bipartidismo adeco-copeyano de finales del siglo pasado. Pero luego de este error histórico, se replegaron, dejando al chavismo incapaz y a la muchedumbre, el camino abierto, para que destruyeran todas las instituciones básicas y fundamentales del Estado democrático.
No obstante, las élites tienen responsabilidades y deben emerger de su rol pasivo y emendar su error, asumiendo el papel ductor y rector es decir: cohesionando las distintas capas sociales con base a un proyecto viable de país; asumiendo sin complejos elpapel protagónico en los procesos de toma de decisiones; elevando los niveles de conciencia de la población; promoviendo las acciones necesarias que conduzcan al derrocamiento de la satrapía chavista y; actuando como interlocutores válidos ante las comunidades de naciones del mundo.
Las élites tienen ahora la oportunidad de reivindicarse ante la historia. Este es un clamor ahogado en la censura y en el miedo generado por el régimen cubano-chavista, con la omisión complaciente de una seudo dirigencia política sin visión, pusilánime, inmersa en pleitos provincianos e intereses personales y grupales. Las elites no pueden ni deben encogerse de hombros o meter la cabeza en un hueco como el avestruz, deben por el contrario abrir caminos hacia una nueva aurora de paz, progreso y libertad para los venezolanos, impulsando una Primavera Venezolana!
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