¿Qué es ser de izquierda hoy entonces: aplaudir por un pago miserable?
“Con ataques infundados a un alto y respetado oficial general del ejército de Bolívar pretenden manchar la imagen de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana ante el pueblo venezolano, con la única intención de minar una de las fortalezas fundamentales de la Revolución Bolivariana: La unión del pueblo con su fuerza armada”.
Esta es la declaración y conclusión del gobierno venezolano ante la reacción de las fuerzas democráticas con la designación del General Henry Rangel Silva como orador de orden en la sesión realizada en Ciudad Bolívar el día del Congreso de Angostura, en lo que Teodoro Petkoff llamó “un ultraje” al Libertador. Como fue la profanación a sus restos y como es su “personificación” cursi y analfabeta guiada por cuadros vistosos, botones dorados, espadas, y no ideas y principios morales y de justicia.
Pero esta declaración viene, además, con una acusación tan manoseada que provoca risa: “Fuerza Armada Nacional advierte “intenciones de la derecha”.
Vamos a ver … Yo fui por un tiempo bastante largo calificada de “izquierda” porque me solidarizaba con principios concretos de rebeldía ante el poder, me interesaba el hecho que ocurría sin distingo político, trataba de desmenuzarlo sin ventaja, peleaba por los más débiles, defendía causas que consideraba justas, estaba informada, y había sido levantada en un hogar venezolano de valores familiares y rodeada de hombres de moderación y apasionado respeto por su país como para no ofender sus tradiciones y raíces, y consideraba al otro venezolano que compartía mi pasión por esta tierra.
Así crecí y trabajé para un pueblo que me respetó igualmente y mis amigos son y fueron sin distingo de ideologías, raza, religión, color o clase social, mis amigos.
Recurrir ahora y además de todos los descalificativos que ya pesan sobre nosotros, los opositores, que somos apátridas, lacayos, asesinos, ladrones, vendidos, escuálidos, traidores a la patria, conspiradores y mafiosos con esto de “derechistas”, es un chiste malo.
Ahora resulta que tenemos “intenciones de derecha”. ¿Qué significa entonces ser de izquierda hoy?
¿Estar de acuerdo con la prisión de los presos políticos?
¿Aceptar todos los días con las muertes horrendas, los secuestros de niños, ancianos, mujeres, en manos de policías, militares, seleccionados por un gobierno de impunidad y violencia?
¿Quedarse como si nada ante la corrupción?
¿No sentirse humillada ante los insultos del verbo poderoso que agravia, divide e incita al odio?
¿Sentir la injusticia en jueces vendidos y serviles que condenan sin evidencias y absuelven con cinismo?
¿Reir estupidamente chistes malos burlándose de otros venezolanos decentes y aplaudir por un pago miserable que les quiebra los valores y las conciencias?
¿No criticar esta polarización de rencores y amarguras instigadas por una mente llena de desórdenes que no sabe vivir sino en conflicto?
¿Eso es ser de izquierda?
¿Regalar bienes públicos, aislar a Venezuela en relaciones peligrosas, contaminar mentes infantiles contra la libertad con adoctrinamientos de violencia?
¿Castigar también a Bolívar convirtiéndolo en un títere de intenciones fascistoides?
¡’chas gracias!
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