El 22 de febrero se levantó la huelga de hambre en la cual participaron unos noventa estudiantes universitarios. Esta tuvo su origen el 31 de enero, cuando nueve estudiantes universitarios iniciaron una huelga de hambre a las puertas de la Organización de Estados Americanos (OEA) con el propósito de obligar al gobierno a hacer concesiones en materia de derechos humanos.
Ya para el 22 de febrero, más de ochenta jóvenes se habían sumado al movimiento, repartidos en ocho estados del país y frente a la sede de siete embajadas en Caracas.
Se trata de una demostración de la fuerza de la lucha pacífica que no se veía desde hace mucho tiempo en Venezuela, y que tuvo repercusión a nivel internacional.
Quizá para algunos ciudadanos el que se haya levantado la huelga representa un nuevo retroceso para los que creen en la democracia y los derechos humanos.
¡No se equivoquen!
Los estudiantes, con su huelga de hambre que se expandía exponencialmente por el territorio nacional, demostraron el ansia de libertad y democracia de la juventud venezolana. Ellos, con el apoyo de varios individuos y organizaciones de la sociedad civil, obligaron al gobierno a ceder ante sus peticiones.
Obtuvieron varias concesiones del gobierno:
a) Que el régimen aceptara procesar las medidas de beneficio, que tenía represadas, a siete presos políticos. También habrían influido, conjuntamente con la presión internacional, a que se le diese casa por cárcel a la ex Juez Afiuni durante el tiempo que dure el juicio.
b) El posible traslado de presos políticos a un centro de detención más apropiado. Y Atención médica de otros presos políticos con problemas de salud.
c) El compromiso del ministro El Aissami de discutir el caso de los tres diputados electos que están en prisión. Al escribir esta nota, se informaba que el diputado Biaggio Pillieri fue dejado en libertad con medida cautelar de presentación y con el derecho de incorporarse a su escaño en la Asamblea Nacional; se esperaban medidas similares a favor de otros dos diputados electos.
d) Que el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza haya declarado varias veces en público que no podía cumplir con la exigencia de los estudiantes porque el Gobierno de Chávez, nuevamente, le había negado la autorización para visitar Caracas. Con estas declaraciones, Insulza le dejaba claro a la opinión internacional que en Venezuela hay presos políticos y que se violan los derechos humanos.
Lo más importante, los estudiantes y la sociedad democrática siguen en pie de lucha.
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