EL RACIONAMIENTO DE GASOLINA Y SUS TRAGEDIAS. MARCOS R. CARRILLO P

El presidente-exhumador, atrapado en su propia trampa demagógica, anunció un recorte en el consumo de gasolina en el país, esto es racionamiento puro y simple. Todo motivado, evidentemente, no sólo por la infinita incapacidad -con piquete corrupto- demostrada por el gobierno y Pdvsa sino por una particular visión de la dignidad que tienen en Miraflores. La medida no es nueva, ya ha sido implementada durante años en el estado Táchira, ante la mirada indiferente del resto del país. La orden implica una tragedia profunda, con múltiples facetas y reflejo de la inaceptable decadencia en la que estamos.

ULTIMAS GOTAS DE GASOLINA

La primera tragedia comenzó hace años cuando se botó arbitrariamente a 20.000 trabajadores de Pdvsa altísimamente calificados, conocedores de las más avanzadas tecnologías y con elevada moral corporativa. El jefe de la revolución de la pacotilla comenzó la campaña contra la meritocracia y a favor del clientelismo político que insultó la dignidad de todo trabajador -petrolero o no- así como al país entero, y condenó a la quiebra a nuestra principal industria.

La segunda tragedia viene dada por una dimensión ética implícita en este tipo de medidas. La pandilla atornillada al poder está conformada por esas personas que admiran "la dignidad del pueblo cubano". Fundamentan su argumento en una supuesta lucha contra el imperialismo y en una visión según la cual vivir subyugado y en medio de la más inaceptable miseria material y humana es una forma de dignidad. Así lo narró hace algún tiempo el presidente-exhumador, cuando contó que en esos días -valga decir, en pleno siglo XXI- se cruzó con un viejo que iba en una carreta tirada por bueyes a recibir clases en algún lugar al que se llegaba luego de una larga travesía por mermadas carreteras y simples trochas. Para él la dignidad se veía reflejada en un país que ha condenado a su gente a depender de bueyes y carros de los años 50, a pasar hambre y a prostituirse. Ergo, nuestro país será más digno mientras más cercano a la miseria se encuentre. Ya vendrán discursos nostálgicos glorificando lo poquito, el conuco, lo exiguo, el "pobrecito" tal y como hoy hacen en RNV. Estamos cada día más cerca del mar de la felicidad.

La tercera tragedia tiene que ver con la implementación de políticas públicas obsoletas y fracasadas. La solución obvia al problema de las pérdidas registradas en la industria petrolera es no regalar sus productos, ni a los venezolanos ni mucho menos a Cuba o Bielorrusia. Es decir, vender el petróleo y sus derivados a lo que realmente vale. Pero esto va en contra de la única política reiterada que se ha trazado este gobierno: la demagogia, el juego con la ilusión de los incautos.

El racionamiento no sólo tiene una dimensión económica sino una política, que es mucho más importante. Es una manera de controlar al ciudadano y subordinarlo a los designios del Gobierno, es un estadio más avanzado del totalitarismo, una forma de tarjeta cubana. Es este el verdadero fin que se busca con la medida: el sometimiento político del ciudadano.

No deja de ser trágico también que otro aspecto influyente en esta fórmula sea el miedo. Estamos gobernados por una persona que ha comprobado ser un miedoso consuetudinario y le da pánico afrontar las consecuencias que traerá su irresponsabilidad de 12 años. Mubarak lo aterra y Allende le hala los pies.

Pero no todo es infausto ni está perdido. Táchira, no sólo ha sufrido la humillación del racionamiento de gasolina, se ha convertido en el más importante bastión de defensa de la democracia en el país y en el estado que ha propinado las más vergonzosas palizas a los representantes del totalitarismo chavista.

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