domingo, 18 de julio de 2010

REPÚBLICA EN DISOLUCIÓN, CARLOS BLANCO

El Gobierno cree que destruye el pasado; en realidad lo que hace es destruir el futuro y los fundamentos de la Nación. En este erial no florece nada que no sea la putrefacción. No han logrado construir nada duradero; todos los intentos han sido empacados en contenedores que terminan con el mosquero alrededor. Explican y se implican. Las violaciones sin medida a la Constitución y a las leyes son la norma. En tanto, la entrega a un gobierno extranjero continúa con desfachatez. Ni siquiera en Bolivia, Ecuador o Nicaragua, socios de la barbarie criolla, la rendición incondicional a Cuba ha llegado a tanto. Oficiales cubanos dan órdenes a los venezolanos; policías cubanos dirigen migración, registros y notarías; ladrones cubanos están con las manos hundidas en la podredumbre de los contenedores.

La real esencia de la revolución bolivariana es el hambre del pueblo como excusa para los negocios, con la participación de la izquierda redentora y los ricos enrojecidos, más la argamasa pútrida del Gobierno cubano. Eso es y eso son: estructuras de acero leninista conteniendo chavismo putrefacto; ilusiones agusanadas; proyectos de cambio pestilentes y muertes añejadas.

Esta es la fachada de la lucha por el poder. Las campanas tocan a rebato porque un grupo ha decidido que es hora de lanzar a los leones al pútrido de Pdvsa. Otros, como Diosdado Cabello, en procura de morder la pantorrilla del execrado sin que el Jaua acreciente su tajada. Giordani mientras tanto mira al techo para entender cómo, sin buscarlo, produjo el desastre cambiario para liquidar el poder de Rafael Ramírez, mientras con su sonrisita de incrédulo espera Merentes el ascenso y Armando León -bolivariano de última hora- desbasta su ambición para presidir el BCV. Más allá padece Alí Rodríguez, demasiado comprometido como para devolverse, demasiado experimentado como para no prever el abismo. Los demás no cuentan; son puro relleno. Se están comiendo los unos a los otros, que es lo típico en las horas mustias del desastre. Por eso, cuando a Chávez se le destapa el contenedor no ve más salida que reprimir, mientras procura salir del ambiente de emanaciones rancias que sus propios efluvios han producido.

Chávez, ¿Abarca o Aprieta? Supóngase que Chávez Abarca, el salvadoreño acusado de terrorista por el Gobierno, realmente aterrizó en Venezuela con el propósito de matar al Presidente, de acuerdo con la versión oficial. Por supuesto que tal objetivo sería cataclísmico. Pero hay algo peor que eso y es que nadie cree en esa historia, ni siquiera los chavistas. No la creen y no solo por lo estrafalario sino porque la primera aproximación que se tiene a los dichos de Chávez es la incredulidad por la facilidad que se le advierte en afirmar hoy una cosa, mañana la contraria y luego una que desmiente a las dos.

No es sólo una característica de una personalidad infatuada para la cual lo que hoy dice es siempre verdad aunque contradiga los hechos observables o sus propios asertos anteriores. El hombre es un "productor de verdad" como un hecho de poder, solo que el poder no es suficiente para que no se le vean las costuras. Por estas razones lo del terrorista visitante suena a patraña, un ingrediente más en la olla podrida de Pdval. Hay una pregunta que nadie del Gobierno es capaz de responder: ¿Por qué si ese fulano locuaz venía a cometer un asesinato magno, diferente al de las decenas que ocurren semanalmente; aquel que podría cambiar el rumbo de la Historia, aquel que según Chávez ensangrentaría el Este de Caracas (también el Norte y el Sur), por qué no se le juzgó en Venezuela sino que se le envía a Cuba?

Las explicaciones de tan curiosa conducta avalan la difundida idea de que el terrorista visitante es un cuento. Apenas un forastero a la mano para cumplir el papel tragicómico como portador del puñal en la ripiosa obra Me Quieren Matar y Me Puedo Morir, escrita por Isaías Rodríguez y Geovanny Vásquez, el testigo estrella. Sin embargo, el mensaje al trasladar a Cuba al supuesto horrible asesino revela mucho: los tribunales cubanos son los apropiados para juzgar crímenes cometidos (o por cometer) en Venezuela. Otro ejemplo de la disolución de la República.

Comunismo. Este desleimiento de la Nación, presa de las manazas de los Castro Brothers y su pandilla, suena a muchos la ruta del comunismo. A propósito, Emeterio Gómez, amigo de este narrador desde tiempos inmemoriales, afirmaba la semana pasada que, sin duda, esto es comunismo frente a la idea expuesta por quien esto escribe según la cual se está en presencia de un asalto al poder, revestido de una pátina ideológica. Un déspota necesitado de una cobertura "revolucionaria".

Frente al tema de Chávez y el comunismo, sostenemos que él es comunista en sentido descriptivo: quiere que Venezuela se parezca a Cuba y la Unión Soviética; siente pasiones revueltas por los íconos del proyecto comunista mundial. Además, como en todos esos casos, se piensa como la encarnación de la virtud y de la voluntad popular. Cree adorar a los pobres y solo los usa. Piensa que ser rico es malo y por contraste que ser pobre es bueno. La miseria es virtud.

Queda dicho que Chávez es (o quiere ser) comunista y lo que para el mundo contemporáneo son desgracias, para su audaz ignorancia son virtudes. La pregunta crucial es si un comunista como Chávez construye hoy una sociedad comunista como desea. He sostenido que no es posible por: 1. Todo proceso hacia el socialismo estilo cubano o soviético (o comunismo, con laxitud conceptual) requiere participación (no sólo apoyo) de las masas que acá no se dio y ya no se va a dar; 2. La ausencia de participación de las masas hizo que no se pudiera quebrar la resistencia ciudadana frente al avance autoritario y ya es tarde para lograrlo; 3. Se ha producido una estatización de la vida social pero también un sector se ha enriquecido gracias a Chávez, lo cual ha generado una élite privada que quiere conservar lo (mal) habido y que motiva el conflicto actual dentro del régimen; 4. Antes de llegar al socialismo cubano o al comunismo el país se sumirá en un caos mayor que lo impide, no hay que olvidar que un régimen como ése requiere instituciones fuertes como en Cuba (Fuerzas Armadas y partido) que en Venezuela no existen; 5. La pretensión de suplir la ausencia de participación de las masas con el poder comunal es una ficción: en vez de ser instrumento de participación lo son de control gubernamental; 6. Cuba hoy da pasos en puntillas para las reformas y no quiere que Venezuela se le parezca para no perder la vaca lechera y petrolera; 7. El Gobierno cubano controla al venezolano, pero no para que se haga lo que en Cuba sino para suplir sus necesidades.

Lo cierto es que en procura del comunismo, aunque el objetivo sea cuesta arriba, se disuelve la República.

Fuente: www.tiempodepalabra.com

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