No escribo para levantar ánimos. Escribo para tratar de comprender y ayudar a actuar. Quiero analizar de forma transparente las dificultades. No ando en plan de propagandista de caminos fáciles o expeditos para emerger de las catástrofes.
Venezuela seguirá metida en la tronera chavista, mientras no emerjan dos hechos reales: que el país de verdad se obstine del régimen y tome la calle de forma generalizada y que esa oleada de movilizaciones genere una nueva dirección política para la oposición y resistencia, distinta a la de quienes solo imaginan un pos-chavismo surgido de un tránsito electoral casi pactado con el régimen.
Por su parte en Honduras se puede vivir en las próximas semanas episodios muy violentos. El gobierno Micheletti da signos de agotamiento ante el chantaje de la diplomacia mundial y el desesperado oportunismo del sector empresarial hondureño, aunque no por ello Zelaya vuelve necesariamente a la Presidencia. Eso es tan probable como una polarización aún mayor de quienes, forzando el retiro de MIcheletti, pueden desatar los demonios de una dictadura de los juramentados contra el títere chavista.
La hipocresía de los usufructuarios del poder de los estados y gobiernos mas disímiles en su ideología que recorre el arcoíris de posicionamientos mundiales, da pie firme a Hugo Chávez en Venezuela, de allí su obsesión por lo “internacional” y condenan a Micheletti al abandono del cargo.
Brasil y Chávez han forzado la presencia protegida, en el centro de Tegucigalpa de un resentido como Zelaya, que es capaz, por disfrutar los seis meses que le quedaban del poder constitucional, de llevar su país a un baño de sangre. Zelaya llama diariamente a sus partidarios a alzarse y cuando el gobierno de Micheletti, con el apoyo del 90% de la población impone el Estado de Sitio, para mantener el orden, entonces los empresarios chillan porque no venden.
Dos situaciones, el mismo instinto de conservación social, aunque sea con Zelaya allá, como aquí con Chávez: lo importante son los negocios así el país se joda.
Avisados estamos entonces para no ser solo optimistas y descansar nuestras expectativas sobre los nervios de un hombre profundamente democrático como Micheletti, que solo puede gobernar por consenso y que está siendo bombardeado, para que ceda, por toda clase de oportunistas que querrán la “vuelta a la normalidad” así ello signifique cambiar de madre por una jumenta, sea Zelaya o una sangrienta dictadura.
Entre las cosas que se aprenden en política, cuando no se es fanático, es a leer entre líneas y sin prejuicios. Las conclusiones anteriores las saque de esta a entrevista que transcribo:
En una entrevista con Acan-Efe Micheletti aseguró que el estado de sitio en que se encuentra el país no va a durar 45 días y que algunos políticos se están distanciando para “traer agua a su molino” ante las elecciones del 29 de noviembre.
“En el momento en que la población, en el momento en el que el Tribunal Supremo, en el momento en que la Fiscalía, en el momento en que el Congreso diga que yo no debo seguir, yo inmediatamente saco las fotografías que tengo ahí y me voy para mi casa”, prosiguió Micheletti.
“A mí se me puso presidente y me responsabilizan por todo”, dijo. El hombre que dirige Honduras desde que los militares expulsaron por la fuerza del país y del poder a Manuel Zelaya el pasado 28 de junio aseguró que se siente igual de respaldado por los partidos políticos que aquel día.
“Ellos son los responsables de que yo esté aquí, ¿acaso no fueron ellos los que votaron en el Congreso para que yo pudiera acceder a esta posición?”, inquirió. Sin embargo, Micheletti indicó que esos mismos partidos políticos “posiblemente no estén muy de acuerdo” con él “porque tienen aspiraciones de atraer todos los votantes del país”.
La discusión permite ver mejor la real dimensión de los problemas y tenemos la única ventaja de ver desde lejos los hechos. Una real aproximación sería sentir la angustia de este hombre, a quien ahora quizá se le pida demasiado…es él quien lo dice…entre líneas.
Venezuela seguirá metida en la tronera chavista, mientras no emerjan dos hechos reales: que el país de verdad se obstine del régimen y tome la calle de forma generalizada y que esa oleada de movilizaciones genere una nueva dirección política para la oposición y resistencia, distinta a la de quienes solo imaginan un pos-chavismo surgido de un tránsito electoral casi pactado con el régimen.
Por su parte en Honduras se puede vivir en las próximas semanas episodios muy violentos. El gobierno Micheletti da signos de agotamiento ante el chantaje de la diplomacia mundial y el desesperado oportunismo del sector empresarial hondureño, aunque no por ello Zelaya vuelve necesariamente a la Presidencia. Eso es tan probable como una polarización aún mayor de quienes, forzando el retiro de MIcheletti, pueden desatar los demonios de una dictadura de los juramentados contra el títere chavista.
La hipocresía de los usufructuarios del poder de los estados y gobiernos mas disímiles en su ideología que recorre el arcoíris de posicionamientos mundiales, da pie firme a Hugo Chávez en Venezuela, de allí su obsesión por lo “internacional” y condenan a Micheletti al abandono del cargo.
Brasil y Chávez han forzado la presencia protegida, en el centro de Tegucigalpa de un resentido como Zelaya, que es capaz, por disfrutar los seis meses que le quedaban del poder constitucional, de llevar su país a un baño de sangre. Zelaya llama diariamente a sus partidarios a alzarse y cuando el gobierno de Micheletti, con el apoyo del 90% de la población impone el Estado de Sitio, para mantener el orden, entonces los empresarios chillan porque no venden.
Dos situaciones, el mismo instinto de conservación social, aunque sea con Zelaya allá, como aquí con Chávez: lo importante son los negocios así el país se joda.
Avisados estamos entonces para no ser solo optimistas y descansar nuestras expectativas sobre los nervios de un hombre profundamente democrático como Micheletti, que solo puede gobernar por consenso y que está siendo bombardeado, para que ceda, por toda clase de oportunistas que querrán la “vuelta a la normalidad” así ello signifique cambiar de madre por una jumenta, sea Zelaya o una sangrienta dictadura.
Entre las cosas que se aprenden en política, cuando no se es fanático, es a leer entre líneas y sin prejuicios. Las conclusiones anteriores las saque de esta a entrevista que transcribo:
En una entrevista con Acan-Efe Micheletti aseguró que el estado de sitio en que se encuentra el país no va a durar 45 días y que algunos políticos se están distanciando para “traer agua a su molino” ante las elecciones del 29 de noviembre.
“En el momento en que la población, en el momento en el que el Tribunal Supremo, en el momento en que la Fiscalía, en el momento en que el Congreso diga que yo no debo seguir, yo inmediatamente saco las fotografías que tengo ahí y me voy para mi casa”, prosiguió Micheletti.
“A mí se me puso presidente y me responsabilizan por todo”, dijo. El hombre que dirige Honduras desde que los militares expulsaron por la fuerza del país y del poder a Manuel Zelaya el pasado 28 de junio aseguró que se siente igual de respaldado por los partidos políticos que aquel día.
“Ellos son los responsables de que yo esté aquí, ¿acaso no fueron ellos los que votaron en el Congreso para que yo pudiera acceder a esta posición?”, inquirió. Sin embargo, Micheletti indicó que esos mismos partidos políticos “posiblemente no estén muy de acuerdo” con él “porque tienen aspiraciones de atraer todos los votantes del país”.
La discusión permite ver mejor la real dimensión de los problemas y tenemos la única ventaja de ver desde lejos los hechos. Una real aproximación sería sentir la angustia de este hombre, a quien ahora quizá se le pida demasiado…es él quien lo dice…entre líneas.
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