miércoles, 7 de octubre de 2015

GERMÁN GIL RICO, EL CONFLICTO COMO GLOBO DE ENSAYO

Los gobernantes totalitarios cultivan la conflictividad interna y externa. Es su razón de ser y, en buena medida, garantía de perdurabilidad. Hitler la cultivó a placer desde su clamoroso acenso al poder. Con su aquiescencia se programó e incendió el Reichstag el 27-02-1933, millares los actos vandálicos contra la disidencia, estimuló el odio y la discriminación racial. Amedrentó al pueblo alemán con el propósito de cohesionarlo en torno suyo, a su proyecto de dominación mundial y a su permanencia ilímite en el poder.

Algo parecido, salvando espacio, tiempo y “condiciones objetivas”, comenzamos a vivir los venezolanos a partir de 1999. En correspondencia con la conducta de tales especímenes, el finado Comandante  en Jefe Hugo Chávez Frías, inició su andadura política por la trocha del golpe de Estado. Derrotado, como lo fue su inspirador en Munich, una vez sobreseída su causa criminal, optó por incursionar en la lucha cívica e intentar la toma del poder mediante el voto popular, aupado y financiado por fementidos demócratas (agazapados militaristas) creyendo que serían el poder detrás del trono. Les “salió un monstruo a gatas”.
A lo largo de su campaña electoral magnificó los tropiezos económico-financieros del momento, resultante del elevado endeudamiento externo, que incidió en la acumulación de necesidades de los marginados y en la postergación de las soluciones, unidos a la abrupta caída de los precios del petróleo y el consecuencial derrumbe de los ingresos fiscales. Fue inescapable la aplicación de un programa de reajuste del gasto público que, a pesar de las compensaciones previstas y débilmente publicitadas, generó profundo malestar social. Sin embargo, el formidable impulso dado en 40 años de gobiernos democráticos al desarrollo armónico, tendente a la liberación de la mono producción, proporcionaba sólida base para superar la dificultad y lograr aceptables niveles de crecimiento. Pero esa posibilidad no la contemplaba el redomado felón.
En el período preelectoral y aún en su condición de Presidente de la República, sus discursos estuvieron plagados de insultos a cuantos se le opusieran, así como de amenazas como la de “freír las cabezas de adecos y copeyanos”, puntales de la democracia que le había permitido cobrar tan alto vuelo. Como el “enemigo” interno era su propia ignorancia, los inventó en el exterior. Abundaron y persisten las denuncias de conspiraciones para la liquidación del Socialismo del Siglo XXI, incluido el asesinato de sus líderes, empezando por el Presidente de la República.
Por esa vía se continúa persiguiendo y encarcelando a opositores; se hostigan los medios de comunicación hasta el estrangulamiento financiero, para luego adquiridos, con dineros de oscura procedencia, por grupos afines a la neo-dictadura castro-chavista; se infiltra, sabotea y reprime cualquier acto masivo convocado por la oposición o de quienes protestan en las colas esperando  “a ver si llega” algún productos de primera necesidad. Y en esa inútil pretensión de acobardar al ciudadano, el ilegítimo Presidente designado por el dedo de un moribundo, cual Hitler redivivo, pretende aglutinar en torno suyo la voluntad de la Nación, insolando las relaciones con Colombia y haciendo bullir las aguas del Caribe compartidas con Guyana.
El conflicto con Guyana responsabilizando exclusivamente a la Exxon, no es más que el ocultamiento del delito de traición a la Patria cometido por Chávez y su claque que cohonestó la dejación de nuestro derecho sobre el Esequibo. Y lo ocurrido en la “raya” con Colombia, no puede asombrar. ¿Qué esperar de amorales? Permitieron el poblamiento de la frontera por indocumentados, a cambio de votos. Ahora los deportan como abyectos criminales, sin “derecho a pataleo”. Son tropelías inspiradas en las cometidas  por Hitler en Checoeslovaquia. Globos de ensayo “para ver qué  pasa”.  
Pero cuidado. “El que da y quita el diablo lo visita” Los guyaneses, quiérase que no, son Albión y las Malvinas un espejo. Y los colombianos, maltratados y deportados sin fórmula de juicio, son venezolanos cedulados por orden de Hugo Chávez. Seguro vendrán ¿por dónde? Y a votar ¿por quién? Sólo ellos deben saberlo.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico

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