sábado, 24 de octubre de 2015

ENRIQUE G. AVOGADRO, ¡HASTA LA REPÚBLICA, SIEMPRE!, CASO ARGENTINA

"Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras". Joaquín Sabina
Pido disculpas por los dos días de anticipación en que envío esta nota respecto a lo habitual; mis disculpas por eso, pero debo alterar mi rutina porque, por razones profesionales, entonces estaré viajando de regreso a Buenos Aires para participar de las elecciones del domingo.

La semana trajo, además de la renovada violación de la veda electoral por parte de Cristina, que da así pública cuenta de su tradicional desprecio por la ley y por las instituciones, la confirmación de algo que todos sabíamos: el Gobierno sigue y escucha a cientos de ciudadanos, propios y ajenos; antes lo hacía con la impagable colaboración del famoso e inubicable Jaime Stiuso pero, desde que éste fue despedido y se convirtió en el más amenazante enemigo del poder, ahora lo hace con Oscar Parrilli, el nuevo jefe de la inteligencia local, integrada por agentes tan serios y eficientes que, cuando los mandan a espiar, tocan el timbre.

Este peculiar personaje es, además, el paradigma del panqueque: después de haber sido el miembro informante en Diputados de la ley de privatización de YPF cuando era un menemista furioso, dio una vuelta en el aire y, arrastrado por contrarios pero igualmente fuertes vientos crematísticos, se transformó en el fanático paladín del kircherismo estatista y confiscador.

El otro "detalle" de la semana fue, sin duda, la reaparición de la violencia en la contienda electoral: un dirigente social fue asesinado a golpes en el Chaco por la policía de ese adalid de la democracia que es el Koki Capitanich y los atentados que sufrieron Diego Valenzuela y Nicolás Ducoté, candidatos de Cambiemos a intendentes de Tres de Febrero y Pilar, respectivamente, con destrucción de sus locales partidarios y vehículos afectados a las campañas y golpes a los chicos que los apoyan, alguno de los cuales terminaron hospitalizados. Más allá del silencio cómplice del Frente para la des-Vergüenza y de las autoridades, cabe pensar que, si bien ya queda sólo dos días para la primera vuelta, el mes que falta para el ballotage puede traer nuevos episodios de este tipo pero mucho más graves.

El domingo los argentinos deberemos decidir nuestro futuro y, como lo he hecho en las últimas columnas, sugiero a mis compatriotas corregir, con su voto, la atomización de una oposición que, habiendo demostrado que alcanza al 60% del electorado, no ha podido unificar sus propuestas. Así, no se trata tanto de elegir cuanto de optar: ¿queremos que el kirchnerismo continúe o que, definitivamente, se marche y nos deje en paz?, ¿nos gustaría que éste sea el fin del país que conocíamos o podemos soñar con un renacimiento?

Después de ver el spot de campaña de Sergio Massa, en el que sostiene que es el único capaz de vencer a Lancha, creo que está todo claro, porque la traducción simple de esa afirmación es que sus seguidores, en un ballotage en el cual no participara, votarían por Scioli: más claro, sólo agua.

Luis Majul, en su columna de ayer en La Nación, enumeró las ventajas de un probable ballotage y las negativas consecuencias que podría traer aparejada una victoria de El Manco del Espanto en primera vuelta, trayendo a la memoria qué sucedió cuando, en 2011, la noble viuda se hizo con un arrollador triunfo y, a partir de entonces, comenzó a ejercer el poder en esta forma tiránica, desaforada y corrupta.

La contienda se torna aún más dramática en la Provincia de Buenos Aires, ya que una victoria allí de Anímal Fernández consagraría al narcotráfico como el poder real del país. El bisemanario Perfil accedió a un video, logrado con una cámara oculta en una cárcel bonaerense, en el que se ve a un allegado al Jefe de Gabinete de Cristina negociando con el condenado Lanatta su retractación respecto a la identificación de La Morsa -sobrenombre con el que había identificado al personaje del Gobierno que protegía a los delincuentes- con el candidato del FpV a la gobernación de ese trascendental distrito. Allí, la única opción, entonces, es votar a María Eugenia Vidal, la única capaz de vencerlo.

La moneda, a cuarenta y ocho horas de los comicios, sigue en el aire según todas las encuestas, y eso me hace ratificar mi sensación de ser un marciano. No consigo entender cómo puede ser que, después de doce años de latrocinio y decadencia, de desperdicio de enormes oportunidades, de tanto daño socio-económico, aún el kirchnerismo conserve alguna probabilidad de sucederse a sí mismo. ¿Cómo pueden dudar quienes, después de tantos anuncios, carecen de agua potable y cloacas?, ¿cómo pueden no haberse decidido quienes ven, día a día, como se deterioran la educación de sus hijos y la salud de todos?, ¿cómo creen que se protegerán de la inseguridad y la violencia cotidianas?, ¿qué creen que sucederá con las jubilaciones después de tanto saqueo a la ANSES?, ¿qué imaginan para el campo?, ¿cómo pueden sobrevivir quienes tanto han robado, lo exhiben con impudicia y logran la impunidad?

El título de esta nota obviamente parafrasea al Che Guevara, el entronizado referente de esta revolución imaginaria que encabezaron Néstor (q.e.p.d.) y su viuda, que han obtenido fueros disfrazándose de izquierdistas mientras saqueaban y sangraban al país y bailaban sobre los cadáveres de sus víctimas. Confío en que, el 22 de noviembre, termine esta época tan siniestra, podamos comenzar a olvidar la mancha gigantesca que ha dejado en la historia nacional y recuperemos la República democrática, representativa y federal que hemos perdido.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro

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