Fincas productivas han sido expropiadas en
los últimos diecisiete años. Para nada, pura maldad. Para 1998 la población bovina
estaba alrededor de 12 millones de animales. Hoy, casi dos décadas después, el
rebaño nacional no llega a 11 millones.
A los ganaderos los tratan como indeseables. No se reconoce su trabajo ni su aporte a la economía. La gran traba para criar y vender es el gobierno que impone regulaciones prohibitivas, impide la libre comercialización, se hace la vista gorda con el abigeato y la guerrilla, además de privilegiar la compra de ganado argentino, uruguayo, nicaragüense y brasileño a costa de la quiebra de empresarios venezolanos.
Los ricos ya no son nuestros ganaderos. Son
los importadores de carne, de granos, de aceites, de todo tipo de comestibles.
Importar deja grandes comisiones para quienes conceden permisos, para quienes
contratan con gobiernos extranjeros, para jefes en puertos y aduanas, para
cobradores de impuestos y para un sinfín de intermediarios.
Ingenieros y arquitectos venezolanos
conformaban una cantera de empresas consultoras y de construcción. La
ingeniería criolla era la aliada de grandes obras de infraestructura.
Carreteras, puentes, embalses, redes de electrificación, subterráneos y otros
proyectos contaban con el liderazgo de
nuestros profesionales.
Eso cambió. Las viviendas las contrata el gobierno con rusos y bielorrusos. Puentes y subterráneos están reservados para los brasileños. Líneas férreas son coto privado de los chinos. Negocios de ensamblaje de automóviles para iraníes y chinos. En PDVSA varias potencias extranjeras meten la mano a sus anchas. A los venezolanos les queda la humillación de ser subcontratados por extranjeros que se llevan el lomito y les dejan el pellejo.
Igual ocurre con la línea blanca. No son
diseñadores, carpinteros, ingenieros, inversionistas y empresarios nuestros los
que surten el mercado. Los chinos venden de todo al gobierno y el programa que
llaman “su casa equipada” es un negoción de esos vivos con intermediarios y
socios oficialistas. Allí están otros cuantos ricos de estos tiempos.
Negociantes de armas, exprimidores de Cadivi
y del control de cambio, traficantes de drogas, pranes y los que controlan
cupos de aluminio, petróleo, hierro y cemento, completan el cuadro de los ricos
de ahora.
Claudio
Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
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