Los funcionarios de la fiscalía y la juez que
supuestamente van a proceder en contra de Leopoldo López este próximo viernes y
condenarlo a prisión por delitos inventados y retórica chavista, deben tener
vocación de mártires, seguro les han prometido villas y castillos, les han
asegurado impunidad absoluta, de pronto, se me ocurre, hasta han debido
amenazarlos para que dicten la sentencia fatal, que marcará el incierto futuro
de esta malhadada revolución, ese es el modus operandi del gobierno.
Es bueno recordarles a estos funcionarios,
que van a cumplir con el mandado político de poner a un hombre inocente tras
los barrotes y botar la llave en el monte, que ese hombre va a ser, más pronto
que tarde, el próximo presidente del país, y que sus nombres pasarán a la
historia bajo la ignominiosa marca de Caín.
Puede que se sientan guapos y apoyados en este momento, y que crean que el poder del régimen podrá sobrevivir sus torpes e injustas acciones, pero en este país y en nuestra historia, esa sensación de que nada va a pasarme, ha sido una de las más peligrosas y engañosas ilusiones, cambia el juego de pronto y ya no están del lado correcto de la historia, se desborda la copa y quedan solos al descampado, en medio de un torbellino que nadie controla.
Veámoslo fríamente, supongamos que se tratan
de funcionarios atenidos a la ley y al criterio de la justicia imparcial, el
juicio a Leopoldo a consistido en una serie de testimonios y pruebas que dicen
de la clara intención de una cúpula en el poder de condenar al hombre a la pena
máxima por instigación a la violencia, asociación a delinquir, determinador en
daños e incendio a bienes del estado y el edificio de la Fiscalía, cada una de
las pruebas han sido refutadas o contradicen tal aserción, algunas de ellas son
inexistentes, otras burdamente preparadas a la medida.
Leopoldo nunca instigó a nadie a la violencia, muy por el contrario, hizo todo lo posible como hombre civilizado, cristiano y demócrata de evitarla, eso sí, sabía muy bien a lo que se estaba exponiendo y que los perros de presa venían por él, pero ese era el precio que debía pagar por mostrarle a Venezuela y al mundo, el talante del régimen.
Si este fuera el caso, que la juez decidiera
por su inocencia y lo liberarán, terminando así un capítulo oprobioso en
nuestra política de botiquín, no creo que el gobierno vaya en contra de los
funcionarios que hicieron justicia pues sería muy obvio si los destituyeran o
tomaran represalias.
Supongamos que los funcionarios judiciales
son hombres y mujeres del partido, comprometidos con la revolución, comunistas
convencidos, abogados patria o muerte con el proceso, pero aún así oficiales de
la justicia que se ven en la delicada situación de decidir sobre la inocencia o
culpabilidad de un supuesto enemigo de la revolución; atenidos al proceso y a
las normas van a tratar de encontrar la mínima razón para condenar al reo, la
fiscalía ha presentado testigos y pruebas que supuestamente lo inculpan en los
delitos, la juez, de manera independiente y sujeto a lo presentado en juicio,
tomará la decisión de su culpabilidad o no y en base a ello sentenciará.
Lo más probable es que lo encuentren culpable
y le den una pena menos a los cinco años, pero le den casa por cárcel, de esta
manera lo anulan políticamente como lo han hecho con Ledezma, el Alcalde
Metropolitano de Caracas, le conculcan sus derechos políticos con la esperanza
de sacarlo de circulación.
El juicio ha sido público, todos hemos visto como fueron refutadas o se caían por su propio peso cada una de las pruebas presentadas por la fiscalía, por más que ideológicamente un funcionario adverse al acusado, en un juicio de esta naturaleza debería privar la equidad y el derecho; el partido de gobierno debería buscarse otros causes que no sea la justicia para imponer su voluntad.
El último supuesto es que se traten de
funcionarios corruptos a quienes les importa un pito la ley y la justicia, y
menos aún las lealtades ideológicas o de partido, son motivados exclusivamente
por el afán del poder o por dinero, están en el mercado al mejor postor, son
esos oficiales judiciales que están pendientes por las llamadas de teléfono de
“arriba” para crear las pruebas, montar las ollas podridas, presentar testigos
estrellas y finalmente fabricar sentencias a la medida de los intereses del
amo.
A esta categoría pertenecen los funcionarios
que a falta de pruebas válidas y aceptadas en juicio, recurren a estratagemas y
trucos como las interpretaciones “entre líneas”, se introduce en el juego la
subjetividad del funcionario, el “a mí me parece”, o el muy venezolano, porque
a mí me da la gana, que ya no es justicia, ya no entra en el campo del derecho
ni de las normas del proceso sino simplemente descargan su furia sobre el reo.
A estos funcionarios no hay que hacerles la
corte, ni guardar las distancias, ni tener con ellos la mínima contemplación,
si se comportan como animales, serán tratados como bestias, no podrán ampararse
en los privilegios del cargo, ni en la “chapa”, ni en la investidura, pues son
los que corrompen a la institución de la justicia, los que destruyen el país y
se mean en ley, no hay peores delincuentes que quienes actúan en nombre de la
ley y el orden para violarlos.
Quizás estén pensando que simplemente cobran
y desaparecen, que cumplen con su parte del negocio y se van del país, con
identidades falsas, a empezar una nueva vida dejando la torta que pusieron como
si la cosa no fuera con ellos.
Craso error, aquí en su patria nadie va a
olvidarlos y habrá quien se ocupe de buscarlos, encontrarlos y traerlos de vuelta
para que expliquen, qué fue lo que entendieron entre líneas, que las mismas
líneas no explicaban.
En este caso, el gobierno se encuentra
enredado en una situación complicada, es a toda vista evidente que ese día de
la marcha de Leopoldo a la Fiscalía con su gente, para protestar pacíficamente,
el gobierno le tenía preparada una celada donde la Policía Bolivariana se vio
involucrada en unos cobardes asesinatos y en tratar, cosa que lograron, que un
grupo de manifestantes que no estaban con Leopoldo, produjeran algunos daños en
la zona, pero no hubo incendio como pretende la Fiscalía, lo que hubo fueron
arrestos de gente inocente.
Leopoldo hizo su protesta y se fue, lo que
sucedió después estaba todo mal preparado por el gobierno y tan es así, que no
lo quieren investigar, pero sí es necesario que se haga justicia y que
cualquier decisión que se tome esté ajustada a derecho, sin triquiñuelas ni
marramuncias, sin desatar “euforias negativas” en interpretaciones del discurso
traída por los pelos.
Los venezolanos tenemos una larga experiencia con funcionarios revolucionarios
que haciendo mal uso de sus cargos y atribuciones le han hecho un daño terrible
al país, no sólo a las víctimas directas de sus delitos desde el poder, sino a
las instituciones que representaron y que envilecieron con sus actuaciones.
Viene un nuevo orden de cosas, las señales
están en el aire, no hay sino que poner el oído en el piso para saber que un
cambio de estructuras, de paradigmas, de gobierno están cerca… y estar del lado
que no es, será terrible, sobre todo en esos primeros días cuando la gente
busque culpables de su situación, de su hambre, de su ruina.
No es el mejor momento de ponerse a inventar,
lo más seguro es ajustarse a derecho, hacer las cosas como lo manda la ley, sin
buscarle las cinco patas al gato, si usted no quiere verse involucrado en un
drama que no sabe cómo va a terminar, es
preferible renunciar que violar la
justicia y la ley.
Recuerden, están actuando frente al país y a
una comunidad internacional que los observan con atención, que éste gobierno se
ha distinguido por un desprecio supino hacia el estado de derecho, el debido
proceso y la justicia oportuna, que están tratando con presos políticos del
gobierno, lo que es inconstitucional, que Leopoldo López es inocente de los
cargos que se le imputan, que ya ha sufrido demasiado de las torpezas y
manipulaciones del régimen, un año y medio de injusta detención en la cárcel de
Ramo Verde, sometido a privaciones, tortura y vejaciones.
Recuerden que la gente en la calle tiene la
sensibilidad a flor de piel, que Leopoldo es un líder político con arraigo
popular y que las tensiones sociales van en una escalada afanosa, buscando
resolución y cabezas de turco…
Estimados fiscales, juez, no quisiera estar en sus zapatos, en este preciso momento lo razonable es hacer justicia, no política.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul19
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