viernes, 18 de septiembre de 2015

RAÚL R. ZORZÓN, ¡TENGO SED!, DESDE ARGENTINA

¡Tengo sed! Fueron las palabras desgarradoras de un hombre llamado Jesucristo cuando lo colgaron en una cruz antes de morir. No se refería a la falta del vital elemento para la subsistencia, sino a la indiferencia, a la ambición artera y todo lo que hace a la maldad del hombre que golpea a la humanidad. Ante ese pedido desesperado le dieron de beber vinagre.

Esa razón por resistir el dolor humillante se transcribe perfectamente después de más de dos mil años en un mundo convulsionado con una dirigencia que en muchos lugares busca afanosamente el poder, la avaricia y la fortuna económica, transformando en llanto el dolor angustiado de los desposeídos.
Esa traslación de ese hombre estrangulado en un calvario la podemos aplicar sin reparos en este tiempo acá mismo. Usan esa congoja para mentirle a la gente en forma satírica y grosera; no creo que en nuestro país haya hambre dijo la Sra. muy suelta de cuerpo, mientras que en la argentina profunda reina una pobreza de muerte que escandaliza.
La desgracia es un mal análogo a la falta de oportunidades; la carencia de medios lleva al deterioro paulatino de la vida misma de un ciudadano. La brecha se hace insostenible; los pobres están sumergidos en el pantano de las miserias menguadas por vergonzosos planes clientelares para atenuarla. Paradójicamente después de tener la mayor oportunidad de la historia para erradicar esta peste en nuestra sociedad, se priorizó la mezquindad del mayor robo indiscriminado ante la complacencia de jueces corrompidos que miran al costado. “Esta es la nuestra se dijeron” en detrimento de la solidaridad necesaria para combatir ese flagelo.
El hambre no pregunta para entrar; ni siquiera sabe por quién. El ayuno forzoso se incrusta en el tejido social humilde sin piedad haciendo oídos sordos a la voz de niños que claman: “tengo hambre”. Casi siempre en la mesa de los hogares carenciados hay por lo menos ocho  bocas y en la mano un solo pan; a veces ni siquiera eso; no les queda otra que acostumbrarse a padecer. En tiempos de elecciones le dan de beber ese mismo vinagre convertido en un colchón, o un choripan, para después dejarlos con las idénticas necesidades de antes y ese sabor amargo aprisionado en un destino vejatorio que los tenga cautivos.
Cuando la política se deshumaniza sin clemencia se transforma en la peor de las dictaduras, convirtiendo provincias hambrientas en feudos obscenos que juegan con la dignidad de los indefensos. Hoy el parásito más destructor es el dirigente corrompido que se niega a dejar sus arrebatadas heredades en desprecio hacia el hambre del esclavo.  
No existe diferencia en la palabra dictadura; esta se ejerce con la fuerza de las armas, o con  la potencia del hambre. En ambos casos lleva a la desaparición compulsiva del ciudadano.
Llenarse la boca con la palabra derechos humanos, despreciando la vida de los inocentes, es como disparar con un fusil a quemarropa a quienes padecen la más monstruosa de las carestías, como es no poder alimentarse.
En el país de las vacas y el trigo de las fértiles praderas argentinas, a principio de la década del 70, el 75% de la población era de clase media; hoy ese mismo vecindario en pleno año 2015 se ha convertido en más de 50% de pobres, y alrededor del 10% es indigente. ¿Qué hizo esta dirigencia política para llegar a esto? ¿Qué demonio hicieron con los más de setenta mil millones de dólares que le sacaron en forma compulsiva a los que trabajan esas llanuras? 
El mundo se conmovió cuando el niñito Aylan apareció ahogado en una playa huyendo de la barbarie; desgracia trashumante de los que caen en el infortunio de la adversidad.
Cuando el mundo llora conmovido por la tragedia de un Ángel, aparece en la pantalla la figura oscura de una mujer sin corazón que aprovecha ese llanto humanitario para sacar réditos políticos. Dijo entre un sollozo fingido y otras calamidades, que ella no quiere parecerse a esos países que expulsan inmigrantes y dejan morir chicos en las playas; lo hizo en referencia a los miles de refugiados que buscan otros horizontes, mientras en su país los indigentes maduran sus silencios contenidos, en busca de algo para comer.
Solamente una persona con un profundo deterioro mental puede gritar en un discurso endémico semejante extravío. Es mirar la paja en el ojo ajeno y no advertir la viga en el suyo. Le cabe perfectamente aquella advertencia evangélica que espantó a los fariseos.
Lo más indignante de esto es que lo pronunció después que el joven Qom Oscar Sánchez dejaba de existir en un nosocomio del Chaco a causa, entre otras cosas, de desnutrición y tuberculosis. Fue una cachetada burlona a esos padres sedientos de agua y comida, como premio a su condición de ser seres humanos arrastrados por las desventuras, que no pudieron curar ni alimentar al joven Oscar.
Nadie, absolutamente nadie del oficialismo salió a explicar esos disparates; ni el “pulcro” CELS, tampoco algún medio oficial quiso aclarar. ¿Dónde están la Sra. Carlotto o la Sra. Bonafini que nada dijeron? ¿Los Qom no son seres humanos? - ¿No son argentinos? - ¿O porque no son montoneros no les interesa?  El lenguaraz jefe de gabinete preguntó si hay que ocuparse también de la pobreza en África - sin palabras-. Mientras tanto en un lugar de la ciudad de Bs As sus colegas aborígenes, ahí tirados en una avenida, hace ocho meses que piden audiencia a la “sensible presidenta” para hacerles comprender las viejas angustias y el desesperado anhelo de los pueblos originarios; poder alimentarse, abrigarse, y volver a sus tierras usurpadas por uno de los peores gobiernos que se tenga memoria de una provincia feudal en argentina como es Formosa.
Lo único que le falta decir a la jefa de estado en los finales de su mandato es lo que dijo el impresentable presidente venezolano a su país cuando empezaron a escasear los alimentos: ¡coman menos! El problema de la pobreza en argentina es tan preocupante que muchos de tanto comer menos se están muriendo. Y ella lo esconde, hasta parece que festeja, es como decirles: ya duermes hermano tu muerte por anticipado.
Todo tiene su fin y esto lo tendrá también. El 25 de octubre debe comenzar un profundo cambio en  nuestro país; transición que nos llevará un tiempo prudencial para encarrilar estos años de desgobierno que quedarán en la historia como un verdadero monumento a la corrupción. Esto se dará depende quien sea el nuevo presidente, y para eso la voluntad de los argentinos marcará ese nuevo destino. Si no estaremos condenados a más de lo mismo, es decir al fracaso.
Raul R. Zorzon
rzorzon@malabrigo.com
@RaulReneZorzon

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.