La visita del Papa Francisco pasará a la
historia como la más limpia. en cuanto a
la imagen mostrada al Pontifice y a los miles de turistas que se dieron cita en
tres de las principales ciudades cubanas.
Salvo la presencia de cinco disidentes,que
osaron cruzar el cerco que rodeaba al augusto visitante en La Habana, el
panorama estuvo sanitizado al máximo, desde semanas antes del arribo y durante
el curso de la estadía de "el Santo Padre que vive en Roma".
En ningún momento se vieron los mendigos de
La Habana, los ancianos, o los desamparados habituales de la capital, que
transitan entre las ruinas de Centro Habana o frente a la Catedral y sus
inmediaciones.
Las fachadas se vieron limpias aunque, como
en una película del antiguo Oeste norteamericano, estaban pintadas solo en el
exterior, creando un espejismo de prosperidad que nunca ha existido, con muchos
de sus habitantes rezando dentro, para que el techo no se les venga abajo.
En ningún momento el Papa visitó las
cárceles, quizás porque se le aseguró que sólo había la gente que merecía
estar, no los delincuentes u otros que
trasgreden la ley, porque esos habían sido indultados gracias a su visita. Solo quedaban los que debían
estar, atrapados en el concepto comunista de que "el que protesta la paga,
hasta podrirse dentro".
Los otros disidentes habian sido atrapados en
redadas previas. En este grupo incluyeron a las Damas de Blanco y otros fieles
activistas que van a misa todos los domingos y
son apaleados y arrestados y luego soltados lejos de sus hogares, para ver si son asaltados por las
Brigadas de Acción Rápida en el camino.También fueron arrestados los
principales molestosos de la Unión
Patriótica de Cuba, UNPACU, en Santiago, previo a la misa, en esa
oriental provincia.
El Papa no oró por los fusilados, ni por el
exilio, ni por los que han huido de la Isla Paraíso.
Tampoco el Pontífice visitante hizo mención
alguna de los cubanos desaparecidos, tragados por el mar en su fuga hacia la
Libertad y tratando de llegar a la Tierra del ex Enemigo.
Sin
embargo, en un increíble lapso castrista, en perfecta ironía del Dios de las
Alturas, el Papa recibió de regalo -del mismísimo Culpable- un enorme Cristo,
crucificado sobre unos remos.
Por todo esto se desprende que Jorge Mario
Bergoglio, más conocido como Francisco, no actuó como predica en Cuba.
¡Cómo
lo iba a hacer, si fue el Artífice del Acercamiento y los acuerdos, que han
insuflado el aire con que respira hoy la Dictadura!
Angelica
Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
@copihueblanco
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