Tú que me lees,
¿Nunca has oído el refrán del titular de este artículo? Te puedo decir que es
muy conocido y lo he oído al ser utilizado para referirse fundamentalmente a la
pérdida de un ser querido, sobre todo cuando se trata de un padre o de una
madre.
Conociendo las
vicisitudes por las que está atravesando nuestra adorada Venezuela, puedo
señalarte que no todo está perdido. Sin embargo el bienestar de la generalidad
de sus habitantes, ya no existe; es por ello que cuando viajamos en alguna
camioneta de pasajero o en un vagón del metro, es constante oír entre los usuarios
que son gente humilde y trabajadora, otro refrán, “Éramos felices y no lo
sabíamos” que en el fondo guarda mucha relación con el cual estoy titulando
este artículo.
Sin embargo, sí
hemos perdido nuestra soberanía cuando
sabemos que todas las decisiones que
guardan relación con nuestro país se toman en La Habana. Nuestras riquezas se
están perdiendo cuando se las llevan otras naciones, sino pregúntenselo a
China, Irán, Brasil y a toda la parranda de países que nos chulean. Parte de
nuestra histórica geografía fue incorporadas a otro país con la anuencia
complaciente del difunto de Sabaneta, y ahora quieren montar un show con
aquello de recuperar el Esequivo, cuando ellos manejando una política orientada
por la doctrina comunista permitieron que Guyana hiciera lo que le ha venido en
ganas hacer con el territorio en reclamación y que se perdieran tantos logros
obtenidos en esta querella por la república civil democrática que gobernó al
país antes de este desastre. La hipoteca de la que es objeto nuestra patria
está a la vista: préstamos y más préstamos, otorgando en garantía nuestras
riquezas naturales. La industria petrolera en el suelo, ya no da para más, si
no está acabada es porque la democracia la dejó con bases muy sólidas, pero a
pesar de ello está muy resentida y pareciera que no da para más. La caída de
los precios del barril del petróleo la ha afectado grandemente.
Muchas cosas más se
puede decir de lo que hemos perdido, lo cual cuando lo teníamos nos hacía vivir en una Venezuela
mejor.
Te digo que casi todo
no está perdido, porque dentro de lo poco que nos queda hay un sentimiento de
dignidad en la mayoría de los venezolanos, que al erupcionar dará al traste con
esta situación y producirá un cambio para bien. Tú sabes que sobra gente digna
y talentosa que al asumir las riendas del país van a llevar a la patria hacia
un destino mejor, y seguro estoy que la justicia de los hombres y la justicia
divina, le cobrarán a los traidores apátridas el mal que le han ocasionado a
nuestra amada Venezuela.
Andres Rafael Scott Velasquez
anscott25.11@gmail.com
@andresscott
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