jueves, 20 de agosto de 2015

MAURO PARRA, CIVILIZACIÓN Y MEDICINA SOCIALISTA SUSTITUTIVA.

“Crítica sana a un gobierno enfermo”

No soy  especialista en ninguno de estos dos temas. Solo la experiencia, acumulada a lo largo de la vida,  me ha inducido a su entendimiento, lo que me permite discurrir  sobre ellos con cierta profundidad.
Civilización es una aventura humana que arranca como una etapa manifiesta e incuestionable de la impositiva necesidad por una vida mejor; quizás proveniente de la base del conocimiento racional.  Una extensa  vía nos ubica sus comienzos hasta  atrás y mucho más,  del despegue del pre-neolítico, cuando los primeros humanos  eran ya físicamente similares a lo que ahora somos. Hoy  la humanidad es planetariamente civilizada pese a los esfuerzos de grupillos totalitarios que la destruyen, con procedimientos estrambóticos, para la conquista política y su permanencia eterna en el poder,  mediante el embrutecimiento del pueblo. Hubo alguna vez en Venezuela durante el siglo XX una civilización pujante y vigorosa que dejamos caer en la ignominia de cuatreros  politicos o milicos de dudosa y perversa  calidad humana. Entonces se  inició el destrozo de la nacionalidad y la soberanía  que no ha cesado de intensificarse y continúa acelerado, errático, descompuesto por la patente incapacidad oficial. Las semilla de esta civilización está muy arraigada en  el fondo, en el corazón de cada compatriota y nunca podrá ser desraizada. No olvidemos que  en una sociedad de auténtica civilización puede el hombre contemplar su inhabilidad de vivir solamente de pan y agua y anhelar otras formas de mejor existencia que le permitan cultivar a la vez intereses espirituales.
La medicina sustitutiva, emprendida por necesidad ante la escasez de medios e insumos químicos y promovida por esos mismos grupos, ha sido resurrecta y estimulada recientemente en Venezuela. Se explota la ingenuidad y el propio ingenio del venezolano en  revivir viejas  aplicaciones para combatir enfermedades del cuerpo y  hasta dolencias del alma. 
Si no encuentras  el fármaco recetado, use ipecacuana para problemas estomacales, el ruibarbo astringente, infusiones variadas y cataplasmas para espaldas adoloridas, emplastos y maticas con propiedades  antiparasitarias y diuréticas para quienes retienen líquidos,  en reemplazo del losartan genérico. 
Los yerbateros han vuelto al ruedo con el peligro latente de   impurezas posibles y dosis incontroladas o excesivas, lo que no sucede con la medicina tradicional científica ni quizás con la homeopática.   Curanderos y  brujos han irrumpido en escenarios  como Sorte y otras localidades. Destaca el hechicero de Petare, que con cuatro ramalazos sana la culebrilla o el mal de ojo, así como un  universo de padecimientos  que supuestamente cura el ron de culebra con yerbitas  adentro. Sin embargo, el uso de las yerbas no constituye pobre medicina, porque muchos de los patentados las utilizan, especialmente aquellas  provenientes de  remotos lugares como las selvas del Mato  Grosso, olvidados islotes filipinos o de los mares del Pacífico sur y hasta del Himalaya. Pero el  problema radica en que hay muy poco en las farmacias. Hubo más en las boticas del pasado que en los  anaqueles -vacíos- de los modernos establecimientos, castigados a exigir huellas a los ciudadanos por un cepillo  dental, una pasta del inexistente Palmolive, el desaparecido Bohemia de olor, favorito de mi madre u aquellas marcas otrora suficientes. De alguna parte de los Andes  viene ya el sustituto en forma de  jabón  de tierra, el cual sirve  también para las lendres de los escolares. Grave y muy grave, casi asesina, es la carestía de  remedios para el tratamiento del cáncer infantil; de los requeridos  para controlar la hipertensión arterial  en adultos medios o  ancianos y combatir otras dolencias de la humanidad del venezolano peatón, como el ya viejo Juan Bimba. No hablemos de las enfermedades modernas, las antiguas trasmitidas por mosquitos  de reciente aparición,  renacidas por la desidia  official.  Existe escasez en las clínicas y hospitalitos privados del régimen? Quien sabe, pero lo dudo. A los más pesados  de este oscuro miriñaque socialista no les importa porque van al Cimeq de  Fidel.
Cómo no sentir cierta melancolia hasta por las abundantes pildoritas del Dr.  Ross, usadas para aliviar muchas dolencias de los venezolanos de una época  ya olvidada!
Vale ahora decirle al enfermo oficialismo gobiernero que en menos de cinco meses estaremos prontos a  disponer de todos los medicamentos necesarios para la colectividad y como  sobrará algo, que venga y traiga sus recetas a los futuros centros de atención médica publicos o privados para suministrarles  sus asignaciones a costo de mercado, sin IVA.
Mauro Parra
jmpzc@yahoo.com

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