A
M. Corina, L.Lopez. H.Capriles; pero a H. Falcón, No
Con buenos motivos, causas, probablemente
hasta razones, se escucha por todas partes, ¿hasta cuanto durará esto? Duda,
empero, que tiene subyacentemente una convicción, el hasta cuándo deja, si bien
no reflexivamente, abierto un límite. Esto
terminará, sin saber cuando.
Miedo más que duda, me atrevo a proponer. Con no menos “lógica” se afirma, con este CNE, y todos los demás
poderes en manos del PSUV, PDVSA, Ejecutivo, Policías, TSJ, las FANB, los
medios, en fin todo, todo, el abuso de poder comandado impunemente por Diosdado
y Maduro, en fin, con todo en manos de ellos y su mala fe, nada se puede hacer.
Y, el escepticismo, suele concluir con
la afirmación, si ellos
perdiesen, si la oposición gana, ellos
no entregarán el poder, harán
todo por retenerlo. Del poder depende la sobrevivencia de ellos. Este modo de razonamiento escéptico, nihilista,
es plenamente explicable como consecuencia del ejercicio del terrorismo
de estado que con toda la violencia, brutalidad,
aberraciones y eficacia ejerce el poder,
en y con la más absoluta impunidad.
Sin
duda el régimen tiene todo el poder de
la fuerza. Pero su ejercicio como la más
grave aberración moral, ética, como la más grave violación a los derechos
humanos, la negación de la vida y la libertad que se haya conocido en
Venezuela, en todos su tiempos, incluidos Boves y Funes, las dictaduras de
Gómez y Pérez Jiménez, los crímenes de la democracia, tanto más abominables cuanto que por
definición y función la democracia debe ser ajena al crimen, la ilegalidad,
pues bien, el modelo chavista, tiene un limite insuperable, el terrorismo de estado que se ejerce en
Venezuela, carece de fundamentos, valga
una relación, el fundamentalismo del Estado Islámico, y en general el
terrorismo religioso, tiene,
independientemente de cómo se juzgue, sus “principios”, su teología, su
teleología también.
En
efecto el terrorismo de estado que tuvo en Hugo Chávez su ductor principal
(freír la cabeza a los adecos, la lista Tascón, sadismo contra los trabajadores
de PVDSA, apoyo a La Hojilla, calumnias, difamación…) carece de,
cuando menos, algún elemento ideológico
que le dé relativa permanencia.
Ruego al lector perdonarme el ejemplo,
el nazismo tenía y conserva aún, por debilidades teóricas y prácticas de
las democracias, un discurso
relativamente coherente. La superioridad que reclama para su sociedad
por razones étnicas, culturales, en su
más amplio sentido, pudieron ser sustentadas por razonamientos, que si bien falaces, generaban
eso que, con lucidez paradójica, Marx
llamaba falsa conciencia. Del mismo modo, el uso de la ciencia y la
tecnología, de algunas tendencias filosóficas como alimento, fuente y práctica del poder, fueron
sus eficaces medios para alcanzarlo y
mantenerse en él, de crear ilusiones “sustentables”, lo cual le permitió y permite ejercer cierta
fascinación. El caso venezolano, que
asume de los modelos terroristas de estado solo las formas de la represión, de
persecución, de sadismo, la necrofilia,
carece absolutamente de un mínimo
de fundamento ideológico, pero como todo terrorismo de estado, padece del
miedo, horror, terror a la libertad. Determinante e inherente es en cada forma del terrorismo de
estado el sadismo, la necrofilia, y el
miedo. Son sus formas de hacerse y ser, de existir y matar. Y ello reclama, por
necesidad, la concentración de todo el poder
del estado en el caudillo, líder,
jefe, salvador, y el chavismo, lo ha hecho muy bien con Chávez y que permanentemente reclama para sí Maduro, ser
jefe de gobierno, del estado, de las
FANM… de todo, ser el omnímodo y, a la
par, el apóstol continuador ungido del
redentor, Chávez.
Nada
difícil es demostrar que el chavismo
carece de ideología, que no tiene
ni aun en ese universo de imbecilidades, ni una sola respuesta, o, si el
lector prefiere, para hacer una concesión, la ideología es de carácter
formalmente religioso pero atea, el culto a la personalidad, donde dios es sustituido por Chávez. Comandante
eterno, Supremo, único, Padre, etc. Su
ascendencia sobre las masas, nadie puede dudarlo, surge en parte por su discurso dirigido a socializar la “justicia”, que encontró su pasto en la injusticia
que fue y es y sigue siendo el mas grave límite de la democracia que, por una parte, en el caso europeo alienta el ascenso fascista y por la otra, casi en
todas partes del globo, viabiliza el surgimiento de lo que, sin mayor rigor,
pero con buena imagen, se denomina populismo. Podemos, en España y la fortaleza
del chauvinismo en Francia, Austria son
elocuentes por trágicos ejemplos. En esas condiciones se reafirma, entonces, el cultivo del odio a lo injusto, como su
única forma de existencia y permanencia “ideológica”, y el Odio tiene en tales injusticias, insuficiencias, aberraciones, su explicación para armar
un discurso que hace de la miseria, el
abandono, la pobreza, responsabilidad del otro, y simultáneamente libra de responsabilidad a quien reclama justicia.
Esta hecho empírico hace del chavismo una forma eficaz de terrorismo cuyos
efectos ya vivimos: el miedo a la
libertad, la abulia, la ataraxia, la entrega, hecho que se completa en el chavismo como comprensión de la división entre buenos y malos, cuya superación se consigue
si se elimina al malo. Pero, con
lo que nunca cuenta el terrorismo de estado, es que este discurso y esta
práctica del odio tiene también una contracción insuperable entre los
“buenos”. Por una parte el
enriquecimiento de unos buenos, sin recato alguno, mediante la corrupción, perversión, abusos, de modo que
esos buenos pasan a “mejores”, con el
abultamiento desmesurado de su bienestar, riquezas, y el otro bueno, que
diariamente debilita su propia situación en la multiplicación de necesidades
insatisfechas. En conjunto ambos son
víctimas de su propio miedo, miedo de perder el poder que se posea, que en
los “mejores” se ha multiplicado en la posesión de bienes, mientras que en el
de abajo solo se alimenta de la palabra huera, hueca, para mantenerse como esperanza, como sed de
justicia. Y aquí surgen también
inevitablemente contradicciones insuperables. El revolucionario que se ha hecho de riquezas, poder y el
revolucionario que tiene esperanzas. La
docotomia del odio aplicada, en este
caso por el chavismo, se revierte
porque se va apoderando de quien no
tiene y se repite el ciclo, la tragedia
de Caín y Abel.
Superar
esta tragedia es tarea difícil,
complicada, compleja, y que tiene como
uno de sus primeros pasos que superar
los niveles de desesperación, de nihilismo, de escepticismo de entrega, de
miedo total, propios de los seres que he
ubicado en el primer párrafo. En ellos la desesperación se ha hecho, de una
u otra forma, resignación. Y esa desesperación, reitero, tiene una única respuesta para superarla, la
consciencia. Pero si esta tarea es demasiado complicada para
quienes niegan al régimen, es aún mayor para lograr sacar al chavista normal,
al ser común, que vive de lo que al
estado se le cae de la mesa, que a medias come del inmoral reparto de las
limosna del poder, rumia su propia
tragicomedia. Si no se logra esto, sacar al chavista de su alienación,
al menos en gran parte, de modo que el
chavismo pase de esa forma de sumisión, de alienación, de falsa conciencia,
a la consciencia medianamente crítica, no se habrá podido avanzar, tanto menos cuanto que aun, a pesar de
la ya muy grave y creciente miseria
económica, social, salud,
educación, aun, reitero, se puede mantener la ficción de justicia.
Como
hacerlo? No lo se exactamente, solo
recurro al principio básico de que conocer la verdad nos hace libres, condición necesaria pero no suficiente, y
esta depende de asumir la verdad que da el conocimiento con la responsabilidad de la acción para superar los límites de la
realidad que se ha descubierto, la libertad conculcada, prisionera y ello implica, inevitablemente, asumir una práctica
comunicacional, que haga llegar este conocimiento a
todos, mediante la única forma posible, el discurso coherente,
verdadero, ajeno a toda falacia, a toda manipulación, a toda trampa. Demostrar qué se oculta detrás de las
apariencias. Tomemos un ejemplo el diferendo con la República Corporativa de
Guyana (RCG).
La verdad,
el gobierno de Guyana, no la Exxon, decidió ocupar espacios que permanecen en Diferendo hasta
tanto no se llegue a un consenso según
los acuerdos de Ginebra, tan
recurridos hoy. Pero a la par se debe
demostrar que la política de Chávez –Maduro- PSUV es la principal responsable
de tal violación, en la medida de que a priori
entregó esos espacios a Guyana en función de intereses ajenos a la
historia, en función de los intereses del llamado internacionalismo
antiimperialista de Chávez. Chávez
entregó el Esequibo, de facto, cuando dio su solidaridad a Guyana para hacer
cuanto viniera en su provecho independentista, porque ello lesionaba el corazón
del imperio inglés y lo convertía a él, Chávez, en neolibertador, presidente de Venezuela y emperador del
Caribe. Demostrar esto no es nada complicado, lo complejo es tomar la decisión
de hacerlo y hacerlo, pues el miedo de tomar esta decisión surge de que pudiera
ser usada por Maduro y secuaces, como arma electoral, que redimensiona el
patrioterismo y estigmatiza a quien critique como vende patria. Este presumible miedo, no es
exactamente miedo a Maduro, esa es la apariencia sino es miedo a sí mismo,
miedo a la verdad. Miedo al ideolema del
patriotismo. Pensar que Maduro no
recurrirá a esta manipulación es ingenuo, pero es más ingenuo asumir el
patrioterismo para salvar la patria, pues esto es hacerse idénticos al
chavemadurismo. Pero, además es
demasiado torpe, puede usted leer imbécil, porque cohonestar el patrioterismo de Maduro lo
repotencia como héroe.
Probabilidades inmensas tenemos de que
Colombia reabra en dimensionaos mayores para su poder y ante una Venezuela
debilitada, moral, ética, económica y socialmente, bajo un modelo de gobierno terrorista, y se
quede el Golfo de Venezuela en los límites que Colombia propone. El bigote de Maduro se inflará en la hoguera
de la demagogia, la irresponsabilidad,
si no se asume la verdad, si no se hace formar parte del debate político
ético, acabaríamos teniendo “patria”
pero sin el agua necesaria para que
Venezuela espacialmente se conserve libre.
Cuanto
pase a Maduro presidente nos afecta,
pero mucho más nos afecta si no desnudamos su megalomanía, su
ignorancia, su petulancia, su verborrea que da argumentos éticamente
sustentables a la RCG y a los hermanos, incluyendo a las FARC, vecinos de Colombia. Con ellos podemos llegar
a consenso solo con la verdad, no contra
ella. Escuche bien señor Maduro, presidente obrero, etc:
Hay soberbios por sabiduría o por
ignorancia. Los primeros hacen de la
verdad y de su obra, su orgullo, honra y gloria…El ignorante hace de la mentira
su verdad, de la deshonra su honor y del
mal, su mejor bien.
Americo Dario Gollo Chávez
americod@gmail.com
@americogollo
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