martes, 30 de junio de 2015

SUSANA MORFFE, CRECER EMBARAZADA EN LA ISLA (ENTRE CIELO Y TIERRA), CASO MARGARITA

No hay algo más peligroso que una semilla mal sembrada, así es para el agricultor como para un individuo que comienza una obra, una idea, un proyecto y mucho más grave cuando una niña lleva en su vientre una criatura concebida por distintas razones. La semilla es precoz y una mala siembra daña el esfuerzo inicial y finalmente se pierde un fruto eterno.

Esta analogía de causa y efecto la trasladamos a los gravísimos problemas que confronta el sistema socio educativo y familiar en Venezuela, siendo el país una pésima referencia en el desarrollo de niñas embarazadas multiplicadas en toda la geografía nacional y dolorosamente el estado Nueva Esparta muestra un agudo problema sobre el deterioro familiar, según el censo hecho por órganos del ejecutivo regional, con estadísticas alarmantes e indicadores del compromiso que debería tener cada venezolano para involucrarse en la solución de tan mayúscula población infantil abandonada.

El problema desde el punto de vista macro nos responsabiliza a todos, no es un trabajo solamente del Estado, sino que compromete a cada familia venezolana. De acuerdo al censo llevado a cabo por el Movimiento Por la Paz y la Vida en la región insular, liderada por Dinorah Villasmil de Mata, Primera Dama de Nueva Esparta y periodista preocupada por la situación, se realizó un seguimiento al embarazo en la población estudiantil del subsistema de educación básica. Las cifras del censo  las recibimos de sus propias manos durante un programa radial donde coincidimos, el cual arroja los siguientes resultados:

Las adolescentes oscilan entre 10 hasta 17 años de edad para un total de 289 niñas en situación de embarazo y otras que ya son madres en el estado Nueva Esparta por municipios, siendo Maneiro el que alcanza una cifra mayor de 48 adolescentes; le sigue Díaz con (34); Gómez (31);  Península de Macanao (28); Mariño (27); Marcano (25); García (22);  Antolín del Campo (22);  Arismendi (21);  Villalba (17); Tubores (13).
La aguda situación social del embarazo precoz y prostitución en el territorio insular nos coloca en observación permanente, por lo que ejecutar acciones es de urgente necesidad, no solo para preservar la calidad de vida de las futuras madres, sino de los niños por nacer, así como también una acción contundente en el núcleo familiar, raíz del problema que genera alarma tanto en el ámbito social, como cultural y educativo. La ONU asegura que muchas adolescentes jóvenes truncan o limitan su proyecto de vida al embarazarse a una temprana edad. Mientras que la Organización Mundial de la Salud da cuenta de las adolescentes menores de 16 años corren un riesgo de defunción materna cuatro veces más alto que las mujeres de 20 a 30 años, y la tasa de mortalidad de sus neonatos es aproximadamente un 50% superior. 
Evidentemente que la situación tiene una compleja escala de consecuencias que deben ser estudiados, como por ejemplo: pobreza, nivel educativo, situación emocional tanto de padres como hijos, valores, entre otros de interés integral.  Hemos de recordar que hizo mucho daño entre las niñas el afán por el dinero con la ley especial de ayuda a jóvenes embarazadas en el año 2012, promulgada por el ejecutivo nacional. Lejos de resolver, procuró un aumento del escandaloso problema que hoy confronta Venezuela con el embarazo precoz demostrado por el alto índice de consultas médicas.

En otro orden, un decreto N°1.748 del ejecutivo regional, año 2015, fija las normas de convivencia y especialmente lo referido a la protección de niños, niñas y adolescentes en el Artículo 8, el cual establece “la protección y resguardo de los mismos por parte del estado”. Para que no quede en letra muerta, es imprescindible una intensa campaña, el precepto debería ser de obligatoria lectura para los padres y representantes, así como talleres de educación sexual, convivencia familiar y practica continua de cómo educar con valores para lograr un efecto positivo y evitar roles de niñas teniendo niños.

Con una estrategia bien planificada y de previsión en educación sexual sobre esta invasión de  embarazo precoz de las niñas neoespartanas, se podría asegurar la solución definitiva del problema y en consecuencia agregaría paz en el país. Se ha sembrado una semilla con la iniciativa de Dinorah Villasmil de Mata en el proyecto que ejecuta para enfrentar el embarazo precoz en la región insular, ojalá el experimento aporte un cambio educativo. De igual modo, fortaleciendo la unidad en el trabajo emprendido se podría recoger buena cosecha, en el ámbito nacional, conforme a la sociedad que deseamos con niños mejor preparados de cara al desconocido futuro.

Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe

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