Por allá en el año 2009, el partido Voluntad Popular era fiel
defensor de acudir a las elecciones con una sola tarjeta como demostración de
unidad.
En el 2012 Roberto Enriquez, en nombre de COPEI, hizo la propuesta de
la tarjeta única para las elecciones presidenciales y la justificaba como señal
de desprendimiento de las toldas opositoras.
Recuerdo que Acción Democrática, a
través de su secretario general, manifestaba que el asunto no era una sola
tarjeta sino un solo candidato. Ramos Allup indicó que los partiditos que no
quieren contarse y que hacen este tipo de propuestas es porque no tienen los
votos.
También María Corina decía en su campaña para diputada que se veía muy
alegre la concurrencia de todas las fuerzas políticas, con sus emblemas y
militancia en los eventos electorales. Sostenía que una tarjeta única quitaba
ese entusiasmo. Confieso que al igual que María Corina pienso que la tarjeta única
es insípida y quita colorido a los comicios democráticos, reduciendo a solo dos
los contendores. Pero ahora las cosas han cambiado porque no hay democracia ni
tampoco hay colorido.
Bueno, los tiempos
son otros, y en la política nadie es quién para censurar o descalificar al que
cambie de opinión. Hoy vemos que se ha propuesto nuevamente la tarjeta única
para identificar a la oposición en las próximas elecciones parlamentarias.
Bienvenida sea. Todo parece indicar que en los próximos días se anunciará la
fecha definitiva. Que conste: esas elecciones marcarán el inicio de la
transición en el país. No sé si Voluntad Popular presentará por fin su tarjeta
por separado, aunque sí estoy convencido de que respaldará a los candidatos de
la unidad. No puede ser de otra manera, porque quien haya participado en las
elecciones primarias está obligado moralmente a apoyar a los candidatos electos
en ese proceso de la oposición.
Unidad a juro.-
El tema de las
parlamentarias es demasiado importante. De allí dependen muchas cosas. No se
trata de una elección de diputados cualquiera, que no importa quién obtenga la
mayoría. Señores, si no vamos unidos olvídense de todo. Las heridas que puedan
existir jamás justificarían dejar de votar o hacerlo por una opción distinta a
la opositora.
Acudimos a un proceso
de elecciones primarias, y nos guste o no, por los ganadores tenemos que votar,
así lo decidió el pueblo. La unidad se construye aceptando las diferencias y
desde luego respetando las reglas del juego.
Alemán y Ameliach.-
Dos apellidos que lo
único que tienen en común es que están involucrados en la suerte de un
importante medio de comunicación. El Carabobeño agoniza. Eduardo Alemán es uno
de sus propietarios, y Francisco Ameliach es el gobernador de Carabobo, quien
tiene en sus manos la posibilidad de evitar la muerte del impreso octogenario.
Siento que el
gobernador tiene mucho que ganar si intercede para que a El Carabobeño le
vendan papel periódico. Pero también siento que perdería mucho si permite que
se paralicen las rotativas por falta de papel. ¡Que de cosas, tener que
recurrir a un gobernador para que se pueda realizar algo que debe fluir con
naturalidad en cualquier país (democrático)!
Pablo Aure
pabloaure@gmail.com
@pabloaure
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