Diversos reportajes de prensa, artículos de
opinión de destacados analistas y una reveladora consulta de calle realizada
por una emisora de Radio en la cual tuvimos la oportunidad de participar,
reflejan de manera clara que en un sector de la población priva la idea de que
la reclamación del Esequibo es una causa perdida porque, de una u otra manera,
ya Guyana habría ganado la controversia y no hay nada que hacer. A esto se le
suma la dolorosa realidad de que un sector de la población ve este asunto como
un tema lejano, que le llama la atención si se le habla de él, pero que no
forma parte de su agenda ni desvelos.
En este sentido, comenzamos por afirmar que
tanto la desinformación que priva sobre el tema, como la percepción de que es
una causa perdida, son responsabilidad directa del Gobierno venezolano y están
conectadas. Esto es así porque fue el propio Chávez (el mismo que se envolvía
en el tricolor y cantaba el himno a todo gañote en los discursos en los que
criticaba duramente al imperialismo yanki y tildaba de injerencia internacional
a cualquier critica extranjera), quien, en 2004, echó por la borda la posición
que había mantenido Venezuela frente a Guyana por medio siglo respecto a la
explotación de recursos en el Esequibo, cuando declaró públicamente que no se
opondría a que Guyana otorgara concesiones en ese territorio si eso contribuía
al desarrollo de la región.
Con semejante declaración Chávez le clavó un
puñal por la espalda a Venezuela, y con ello sin duda alguna mejoró la posición
de Guyana -cuya situación de hecho ya le era favorable- y desmejoró la nuestra,
por cuanto hasta ese entonces todos los gobiernos de la democracia desde los
años 60 se opusieron a tal cosa, precisamente porque es un elemento vital para
la salud de la soberanía nacional mantenernos firmes en ese tema.
De hecho, después de esta vil declaración, no
hemos sino retrocedido en nuestra posición en la controversia. Guyana le ha
otorgado concesiones no sólo a la Exxon Mobil (la cual acaba de descubrir los
tan celebrados yacimientos de petróleo en la zona), sino también a la Shell y a
la CGX Energy entre otras transnacionales petroleras. También solicitó una
extensión de su plataforma continental ante la ONU sobre la base de contar al
Esequibo como parte de su territorio, y ha proyectado una línea hacia el
noroeste sobre la fachada atlántica que invade de manera inequívoca el mar
territorial que se desprende del Delta Amacuro, pretendiendo cerrar nuestra
salida al Océano.
Frente a todo ello, la posición del Gobierno
no puede ser más penosa. El Capitán del buque de la marina que se atrevió a
detener un barco explorador extranjero en nuestras aguas hace más de un año,
fue destituido de su puesto y transferido a tierra. Luego de ello, las
violaciones son abiertas y permanentes. Por su parte, la improvisada canciller
que se veía enérgica y combativa frente al decreto Obama, se limita en este
caso a mandarle carticas a la Exxon, en lugar de elevar notas de protesta
formales y contundentes ante el Gobierno de Guyana. Mientras, Maduro opta por
evadir el tema, demostrando de manera clara que la Revolución tiene una doble
moral respecto a la soberanía del país, y que su discurso nacionalista sólo
sale a flote cuando de EEUU y otros adversarios externos se trata, pero que no
le importa entregarnos a Cuba, China y ahora Guyana.
A pesar de todo lo anterior, dejamos claro
que el reclamo sobre el Esequibo no es causa perdida. Lo que necesitamos es un
Gobierno con voluntad política y posiciones certeras para hacer valer nuestros
derechos. El Acuerdo de Ginebra de 1966 está vigente, tenemos elementos e
instancias del Derecho Internacional que podemos utilizar, podemos retomar el
patrullaje en la zona, nombrar un negociador a tiempo completo que realmente se
ocupe del tema, oponernos a las concesiones y hacerle saber a Guyana y al mundo
que mantenemos firme nuestra postura, por la sencilla razón de que es legítima
y legal.
¡Basta ya de entreguismos! La postura del
Gobierno no es sólo negligente, sino que es de complicidad con Guyana y
constituye incluso el delito de traición a la patria. El Esequibo es nuestro y
vale la pena luchar por él. Es una causa de la venezolanidad y una bandera que
convoca a la genuina Unidad Nacional.
Cipriano Heredia S.
cipriano.heredia@gmail com
@CiprianoHeredia
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