Tras más de una
década de negligencia deliberada que se transformó claramente en una vil
actitud entreguista de nuestro Esequibo a Guyana, el Gobierno de Venezuela
súbitamente cambió su posición emitiendo el decreto 1.787, publicado en la
Gaceta Oficial del 27 de mayo del presente año, el cual determina las “Zonas de
Defensa Integral Marítimas e Insulares” (ZODIMAIN), que incluyen una fachada
atlántica que ratifica nuestra indiscutible soberanía sobre las aguas que se
desprenden del estado Delta Amacuro, así como las que se desprenden de la
Guayana Esequiba, y probablemente más allá.
Esta reacción repentina
del Gobierno, que aparentemente deja atrás los discursos y acciones cómplices
de Chávez y Maduro (el primero declaró públicamente en 2004 que no se oponía a
que Guyana otorgara concesiones unilateralmente, y el segundo hasta removió de
su puesto al Capitán de la Armada que capturó a un barco invasor en nuestras
aguas en 2013), puede ser interpretada como un triunfo de quienes veníamos
presionando desde la Opinión Pública para que el Gobierno se le plantara a
Guyana e hiciera respetar el Acuerdo de Ginebra. Por lo tanto, desde esa
óptica, puede asumirse como un aspecto a celebrar. No obstante, no olvidemos
que este Gobierno no da puntada sin dedal y que su nacionalismo es una simple
bandera que se toma con fuerza o se tira a la basura a conveniencia.
En ese sentido, desde
el momento en que salió el decreto alertamos sobre dos aspectos que reiteramos
ahora: 1) ¿Qué motiva realmente al Gobierno a cambiar su actitud frente a
Guyana en este preciso momento?; y 2) ¿La línea del decreto que se traza hacia
el noreste es técnicamente sostenible o es una mera provocación a terceros para
generar un conflicto mayor?
Desde esta tribuna
nos atrevemos a responder la primera pregunta con razonamientos múltiples: 1)
efectivamente la presión de la opinión pública sobre el Gobierno era creciente
y demoledora. Ya era inexplicable por qué se armó semejante zaperoco frente al
decreto Obama, mientras que ante la agresiva actitud de Guyana no se hacía
nada; 2) El descubrimiento de un significativo yacimiento petrolero en la zona
le hizo entender al Gobierno que la gracia de la actitud permisiva frente a
Guyana, por razones políticas, podía resultar en una cara morisqueta en
términos económicos. En el Esequibo y sus aguas no sólo hay petróleo, sino
también gas, oro y muchas otras riquezas; y 3) ante la tremenda crisis que vive
el país, alborotar el avispero del nacionalismo resulta útil para un Gobierno
que la inmensa mayoría de la población identifica como responsable de sus males
y que desea cambiar. Maduro recuperó 10 puntos en el mes que duró el escándalo
del decreto Obama ¿Por qué no apelar nuevamente a un expediente de exacerbación
patriótica?
Aunado a esto último,
pero de cara a la segunda pregunta, nos resulta obvio que quienes trazaron las
coordenadas del decreto saben muy bien que no sólo abarcan las aguas
territoriales del Esequibo (excelente), sino también las de Guyana (aceptable
si es como respuesta a su pretensión sobre el Delta y como estrategia de
negociación), pero incluso pareciera que pasan por las de Suriname y llegaran
hasta las de Guyana Francesa (absolutamente injustificable). Por ello, no
podemos dejar de pensar que detrás de ello pueda estarse buscando alborotar un
avispero que genere un conflicto internacional de mayor calibre. El fantasma de
Galtieri en medio de su decadencia podría estar desandando en Miraflores por
estos días.
Mientras tanto, el
Gobierno pega con la derecha pero inmediatamente apela a la zurda respecto al
vecino. Prefiere enfocarse en pelear con la Exxon Mobil que con el gobierno de
Guyana, en una actitud acomodaticia y tremendista. Es nuestro deber, por tanto,
explicarle a nuestros ciudadanos y al mundo que el diferendo con Guyana es una
controversia entre Estados, y no un conflicto entre Venezuela y una empresa
privada. Así como también dejar claro que la resolución del mismo debe darse en
el marco del Acuerdo de Ginebra, firmado válidamente por ambas partes en 1966,
cuya vigencia está fuera de toda discusión, aunque Guyana pretenda a veces
desconocerlo. Defendamos pues el Esequibo sin caer en jugadas encubiertas del
Gobierno que vienen envueltas en un falso nacionalismo.
*Diputado al Consejo
Legislativo de Miranda y Directivo del CPFC
Cipriano Heredia S.
cipriano.heredia@gmail.com
@CiprianoHeredia
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