CARLOTA SALAZAR CALDERON, HUELGA DE HAMBRE ¿SACRIFICIO NECESARIO?

Independientemente de que Leopoldo López sea santo de mi devoción o no, es un preso político y está aislado, maltratado y sin la más mínima asistencia de sus derechos humanos, por lo tanto merece todo el apoyo, respeto y admiración de los venezolanos. Por esa razón acudí a la protesta convocada por él el 30 de mayo, pero de allí a que se le apoye para que muera de hambre, hay un trecho muy largo.

Por ello quiero entrar en una reflexión acerca de quienes fueron pesos políticos y en exigencia de sus derechos, como: - el luchador por los derechos civiles Orlando Zapata inició una huelga de hambre el 3 de noviembre de 2009 como protesta contra el Gobierno cubano, por haberle negado el uso del uniforme blanco que visten los disidentes, así como para denunciar las condiciones de vida que llevaba tras ser condenado a 36 años de prisión, frente a la indiferencia del régimen castrista, el estado de salud de Zapata empeoró y en febrero de 2010 fue trasladado a un hospital donde falleció el 23 de febrero, tras protagonizar una huelga de hambre de 86 días. Pese a que su condena se produjo por los cargos de desacato, desorden público y desobediencia civil, para las autoridades cubanas Zapata fue un delincuente común. 

Para organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, Zapata fue un prisionero de conciencia. Tras su muerte, el periodista y sicólogo cubano Guillermo Fariñas emprendió una huelga de hambre en protesta por la muerte de Zapata y en reclamo por la liberación de otros 26 presos políticos. Luego de 135 días de huelga de hambre y sed, las autoridades cubanas accedieron finalmente a liberar de prisión a 116 prisioneros políticos anticastristas, incluidos los 52 que aún continuaban dentro de la cárcel del "Grupo de los 75"; - luego tras varias huelgas de hambre en procura de la restitución legal de sus tierras, expropiadas por el Gobierno chavista, el productor agrícola Franklin Brito emprendió el 1 de marzo de 2010 su última protesta de ayuno. 

El 5 de mayo Brito cumplió 143 días recluido en el Hospital Militar y 65 días de haber retomado su huelga de hambre. Se negó a recibir alimento e hidratación y un mes más tarde emprendió además una huelga de sed. El 12 de agosto el productor agrícola radicalizó su protesta, suspendió el uso de suero y sólo tomaría agua. El 20 de agosto Brito entró en coma inducido, en terapia intensiva, y diez días más tarde falleció. 

Como se ve sólo Guillermo Farías logró su cometido pero eso a costa de su precaría salud, aún no recuperada. Entonces sí se puede lograr el objetivo: fecha de las elecciones y la libertad de los presos políticos, hay antecedentes, pero a costa de ¿qué? Tendremos que ver a uno de estos jóvenes morir, para que ello ocurra. Por ello, llamo a la reflexión tanto a Leopoldo López como a los otros 100 huelguistas dentro y fuera del país.

Sigue la reflexión a estas valientes personas que están arriesgando su vida por el resto de los venezolanos, no dudo de su noble intención y de igual forma va mi respeto y admiración, se han peguntado ¿si los venezolanos queremos ese sacrificio? ¿No serán más útiles vivos haciendo política en todo el país, convenciendo a la ciudadanía de lo perverso que es el gobierno en materia económica, política y social?

Estos son tiempos de hacer política de convencimiento, de compromiso, de cara a una ciudadanía que espera por unos líderes comprometidos con los cambios que necesita el país y que le expliquen cómo ven ellos esos cambios y cómo se comprometen a ejecutarlos. Entonces ¿será necesario el sacrificio de la vida?

Carlota Salazar Calderón

carlotasc@gmail.com

@carlotasalazar

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