Le guste o no a Maduro, consumir es una necesidad de vida o muerte, el que deja de
consumir se muere.
El hombre, como todos
los animales necesita consumir alimentos para poder vivir y como no podemos
producir todo lo que consumimos, y por que dependemos de la producción de
diversos productos que hacen otras personas, y ellos a su vez, dependen de lo
que nosotros producimos e intercambiamos en un mercado, consumir se ha
convertido no solo en un aspecto económico fundamental en la sociedad, sino en
una necesidad.
La cadena de consumo
y oferta hacen al mercado y el mercado, es lo que mantiene con vida a una
economía, no importa si es capitalista, comunista o socialista del siglo XXI.
Cuando Maduro, o sus ministros, condena el consumismo, supongo se refieren al llamado
consumo suntuario, que es el que se hace una vez satisfechas nuestras
necesidades básicas y se dispone de medios suficientes para adquirir cosas que
nos gustan más que necesitamos, o necesitamos en otro sentido, satisfaciendo
otros niveles de necesidad que son los que molestan a los tiranos.
Suponemos que para el
chavismo, una vez que una persona coma sus tres comidas diarias (o dos, o una,
dependiendo de su magnanimidad), tenga techo y alguna ropita, ya basta, con eso
debería ser feliz y no desear nada más, cualquier otro deseo o adquisición
sería pecado y tendría que envidiarle la suerte al camello que pase por el ojo
de la aguja.
Tengo la impresión
que hay mucha hipocresía, ignorancia y mala voluntad en tal posición, yo no
creo que nadie fuese capaz de exigirle una conducta a su pueblo diferente
a la que él exhibe públicamente (su corpulencia física dice mucho de lo mucho
que gusta de los placeres de la buena mesa) y menos, que intente ir en contra
de la naturaleza misma del venezolano quienes nos hemos distinguido,
históricamente, por apreciar la buena vida y disfrutar de los frutos de nuestro
trabajo.
El consumo sostiene
una relación directa y causal con la producción, a mayor consumo mayor
producción y si se trata de productos masivos, en un sistema de libre mercado
los precios tienden a la baja, y si son productos escasos, los mismos tendrán
mayor precio y consumo limitado.
No todos tenemos como
vehículo un Lamborgini, o podemos lucir un costoso reloj Bulgari, ni todos nos
vestimos con trajes cortados a la medida en Savile Row en Londres; pero hay
quienes sí tienen el dinero y la necesidad para estas cosas y afortunadamente,
hay gente que los produce y se gana la vida con ello.
Así como hay gente
que produce los fusiles Kalashnikov y con eso mantienen a sus familias; hay
personas que los necesitan y los compran, produciéndose una relación de mercado
que es usual en el mundo y beneficia a todas las partes.
El dictador tendría
que aclararnos que quiso decir con que el consumismo es malo, cuando sabemos
que es bueno y vital para que la economía de un país funcione, tendría que
explicar que productos, en que condiciones y por que es malo consumir, tengo la
vaga idea que este ataque al consumismo se produce debido a que este gobierno
comunista, acabó con la capacidad de producción nacional en su ataque en contra
los empresarios privados, y como sus empresas socialistas son nulas
produciendo, en vez de admitir sus errores, prefiere atacar al pueblo y
acusarlo de consumista.
La solución que el
chavismo ofrece ante la escasez de productos, la falta de divisas para exportar
y su incapacidad para la producción nacional es que el venezolano consuma
menos, o mejor, no consuma del todo.
Los marxistas odian al mercado por su simplicidad y perfección, pero hasta los momentos no han aportado otro tipo de relación entre los hombres y los pueblos, algunos han querido explicarnos que el cooperativismo, el trueque y la vida en pobreza es la solución y han tenido la audacia en desear para los venezolanos que dejemos de consumir, que andemos desnudos y flacos, durmiendo debajo de una matica, comiendo topocho y limpiándonos el rabo con una tusa de maíz.
Lo peor del asunto es
que lo poco que se produce en el país, gracias al esfuerzo y la valentía de
unos empresarios que sí creen en Venezuela, de unos obreros que saben que
tienen trabajo y que deben cuidarlo, que sus productos tienen un mercado al que
deben servir de la mejor manera, ofreciendo calidad y disponibilidad, esos
hombres y mujeres productivos están siendo amenazados por el gobierno chavista
con expropiaciones y nacionalizaciones, como si no hubiera bastado lo que hizo
Chávez y a continuado haciendo Maduro, apropiándose indebidamente de las
empresas productivas, entregándoselas a los sindicatos chavistas y
quebrándolas.
Todos esos personeros
chavistas que andan amenazando a los pocos empresarios que quedan en ocupar sus
fábricas y pasárselas a sus obreros lo que están jugando, es al hambre y la
ruina de los venezolanos, son no solo irresponsables, sino unos criminales que
están auspiciando un estallido social.
El dictador Maduro
está jugando a una crisis humanitaria de magnitudes bíblicas en el país, no
tiene como alimentar, cuidar la salud y brindarle seguridad a tanta gente desempleada
y hambrienta, y todavía sigue con su jueguito de amenazas a los que todavía
producen algo.
Si está contando con
la ayuda de sus cómplices internacionales para que se ocupen ellos de producir,
solo le pido que recuerde las centrales azucareras en manos de los cubanos, las
empresas productoras de harina, agrícolas, ganaderas que entregó a manos de
extranjeros que le prometieron aumentar la producción… todas esas empresas
están cerradas.
Recuérdole también,
que nuestra industria petrolera, PDVSA, está prácticamente en rojo, pero el
rojo que en finanzas significa a punto del desahucio, los dólares que aporta al
tesoro público y que usted maneja como si fuera suyo, son cada vez menos, y su
cliente principal, que usted lo tiene y lo trata como enemigo, muy pronto
dejará de comprarle petróleo.
De esa manera jamás
podremos producir cosas importantes que otros quieran consumir y nos paguen por
ello, no es la manera de reactivar la economía, con esas amenazas y
promocionando el caos jamás va a interesar a empresarios extranjeros para que
inviertan en el país, los países del mundo nos están viendo como la guarida de
Alí Babá y los 40 ladrones, a la espera que un extranjero pise el aeropuerto de
Maiquetía para robarlo, o peor aún, matarlo.
Consumir es malo,
dictador, pero a usted y a sus cómplices les gusta comprar aviones de
guerra avanzados, misiles tierra-aire, radares de múltiples propósitos, a usted
le encantan los hoteles cinco estrellas y las cenas millonarias en lujosos
restaurantes en el mundo, o esas sofisticadas máquinas caza huellas o esas
granadas lacrimógenas que a esos consumistas de la oposición tanto les encanta.
–
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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