miércoles, 27 de mayo de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, EL ABUSO, SUS METODOLOGÍAS, APOLOGETAS Y EX PROFESOS

«El propósito último de aventajados virtud a fortuitas causas políticas-financieras es el de jorobar a sus naciones serviles para condenarlas a permanecer infinitamente rehenes y esclavas»

EL abuso, en todas sus formas y metodologías, debería ser causa suficiente para: A) inhabilitar política y profesionalmente a personas B) Castigarlas con penas de prisión u otras sustitutivas, desterrarlas, execrarlas, multarlas con fines de reparación a víctimas y C) Discutirse en escuelas, liceos y claustros universitarios. Contrario a ese precepto, esa abominación prospera en sociedades para las cuales las constituciones y leyes son mamparas de la «Institucionalidad Judicial» ante el Mundo. Es obvio que los comportamientos antisociales y delictivos no impiden a ciertos individuos tener adherentes, admiradores, discípulos, feligreses, evangelistas […]
Los actos abusivos de los políticos en funciones de mando, por ejemplo, son absurdamente menos deplorados y hasta aceptados que los relacionados con el sexo «no consensual» o «violación»,  el «maltrato intrafamiliar en perjuicio de mujeres, niños u hombres», la «pedofilia», «acoso carnal-laboral», «incitación para delinquir», «hostigamiento físico», «crimen», «secuestro», «aprovechamiento de bienes e inmuebles públicos», «hurto», «apropiación indebida», «exclusión», «prevaricato»,  «obstrucción burocrática-administrativa», «invasión de propiedad y privacidad», «tortura corporal o sicológica» y «lascivia» destacan […]
Pienso que el más notable y grave abuso que puede infligir un individuo, o grupo atornillado en funciones de gobierno, es el relacionado con el «ejercicio pervertido de la «autoridad conferida». Porque las consecuencias de esa conducta criminal perjudican a todos pobladores de una república. El «Poder Político», cuyo ejercicio comporta el cumplimiento de un «mandato ciudadano», ha sido degrado y degenerado con saña por los peores hijos de patrias: empero, infaustamente elegidos para gobernar. En nuestro tiempo, hablar del «poder del mando» es hacerlo respecto al «Abuso de Autoridad» que lo define y estigmatiza.
El abuso tiene sus metodologías. Citaré principales: la «extorsión», «intimidación» y «soborno». También tiene ex profesos para quienes no es cosa distinta a un goce o disfrute morboso, pero de aceptación popular: ello por cuanto al Sector Envidioso, Resentido y Proclive al Fracaso del Vulgo le place la venganza e insidia. Por su parte, los apologetas son simplemente mujeres y hombres habilidosos en el Oficio de la Urdimbre por paga mercenaria.
Ubico entre los más aborrecibles y canallescos métodos de maltrato al Ser Humano la aplicación sistemática del Abuso de Autoridad: porque lo veja, ofende, empobrece, inferioriza, tortura, confina, segrega, confisca, desprecia, ignora, discrimina, oprime y en su fase extrema procura aniquilarlo.

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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