domingo, 19 de abril de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA HORA MÁS OSCURA DE AMÉRICA LATINA,

La hora de las caretas, del cinismo y la mentira, la hora de los socialistas más turbios y falsos de la historia de nuestro continente, conduciendo los destinos de nuestros países por una carretera sin salida, un cul de sac, donde prevalece la vanidad, el culto a la personalidad, la crueldad y los intereses más oscuros.

Unos países que se han levantado de sus pasados de miseria, gracias al capitalismo y a los EEUU, han decidió poner en el asador a mi país, a Venezuela, o lo que queda de él, para seguir canibalizándolo, defendiendo al gobierno chavista que les ofrece ávido jugosas y ensangrentadas tajadas de lo que una vez fueron los haberes de un pueblo bueno y libertario, aprovechando el sacrificio para decirle al gobierno norteamericano que no se meta con ellos, que son soberanos y, por lo tanto, pueden hacer lo que les da la gana… es un rito salvaje de independencia.
No es el caso hablar de lástima o compasión ante un país vecino que cae en las garras de la dictadura socialista bolivariana, un nuevo disfraz para el castrocomunismo decimonónico, el mismo que quiso convertir a Latinoamérica en mil Vietnams contra el país del norte, y que ahora pretende convertirla en mil Cubas.
Los demócratas del mundo estamos a la expectativa de cómo el presidente Obama elude la trampa que le han montado en Panamá, en el VII Cumbre de las Américas, las fuerzas más retrógradas de Latinoamérica. Los dos violadores más conspicuos de la Carta Interamericana Democrática tienen preparado un gran evento mediático en el que piensan poner al gobierno de los EEUU “en su lugar”
Este era un problema que se veía venir: el gobierno norteamericano, una vez que Chávez se instaló en el poder, prefirió dejar a la región en manos de Brasil como árbitro y garante de los principios democráticos  y le dio la espalda para dedicarse a asuntos más urgentes para su estrategia geopolítica, que reclamaba su atención en Asia, y en los graves problemas del Medio Oriente.
Dieciséis años después se encuentra con una Latinoamericana envenenada de resentimiento, corrupta hasta los tuétanos, pragmática en el peor sentido posible, con una política externa llena de hipocresía y prepotencia, el presidente Lula resultó ser un promotor del imperio socialista que proclamaba Chávez para los países del sur.
Tiempo suficiente para que el populismo y las tiranías cobijaran en su seno a las fuerzas radicales del mundo, que ahora buscan refugio fuera de Europa, al narcotráfico que se hizo indispensable para los movimientos subversivos, a la corrupción que traían los intereses de las mafias que se ejercitaban para sus vuelos globales, los dineros y escuelas del terrorismo islámico que buscaban santuario para sanar sus heridas, los enconos anti imperialistas de todos los enemigos de USA y que tenían en el socialismo un vinculo común.
Porque fue el castrocomunismo, ese veneno que le inyectó Fidel al subcontinente y que lo hizo adicto a esa versión de que USA era el culpable de todo los males, ésa prédica se apoderó del campo socialista y lo hizo su credo, y cuando el socialismo triunfó en elecciones libres en gran parte de los países de la región, empezó el desmontaje de las instituciones democráticas por medio de procesos constituyentes, de reformas a la ley, permitiendo las reelecciones, acorralando a la libertad de expresión y controlando los organismos electorales.
El presidente Obama, en una arriesgada jugada política, se sentará en Panamá a la mesa de los Castro para levantarles la mano como nuevos participantes en el concierto hemisférico de naciones y destacar las nuevas relaciones entre ambos países; teniendo a Fidel de salida, a Raúl afianzando su liderazgo y a Cuba en las puertas de una crisis económico-social, el gobierno de Obama cree poder domesticar a su antiguo enemigo.
Cuba logró su cometido largamente esperado y trabajado, Venezuela cayó bajo su influencia política y pudo sortearse económicamente parasitando de sus recursos petroleros, con los dictadores Chávez y Maduro logró extender sus influencias a todo el continente y conseguir apoyoy simpatías mundiales, pero sobrevenida la crisis petrolera y el derrumbe de la economía venezolana, no le quedó más remedio sino asegurarse la ayuda norteamericana a cambio de su manejo político en el área, y esta Cumbre de las Américas será la vitrina donde exhibirá su influencia ante el presidente Obama, para venderse lo más caro posible.
Veremos a un Raúl Castro, crecido y con alardes de amo del patio, que tiene entre sus cartas las conversaciones de paz entre gobierno y guerrilla Colombiana, sostiene en sus manos la correa que mantiene a Nicolás Maduro, a punto de convertirse en el Idi Amín de Latinoamérica, a raya, mantiene a Nicaragua aguantada para que no exploten conflictos limítrofes en Centro América y Colombia, todavía detenta cierto control en el Brasil, por medio de Vilma Russef y sus contactos en el Foro de Sao Paulo, que podría aumentar las tensiones laborales en ese país.
Mantiene integra su influencia sobre el gobierno de Cristina de Kischner y su base peronista; a Chile, Uruguay y Paraguay los tiene apagando las candelas de desordenes sociales y protestas con las organizaciones estudiantiles y sindicatos; en México tiene a sus socios de los carteles de la droga negociando su participación en el gobierno de ese país; el Caribe se encuentra casi en su totalidad infiltrado por los intereses y la inteligencia cubana… en fin, Raúl se va a sentar a la mesa a jugar con una mano cargada, que incluye a los organismos regionales como la OEA, El Alba, Unasur, Mercosur, el CELAC, Caricom, todos sobornados por el socialismo bolivariano.
¿Y qué trae Obama?
Para muchos analistas, Obama lo único que quiere es que las bases de un tratado con Cuba sean parte de su legado histórico como presidente de su país; la decepción que han dejado traslucir los voceros del Departamento de Estado con el compromiso democrático de los gobiernos de la región es no sólo patético, sino muy real, hay un retroceso notable en la catadura moral de los gobernantes que han debilitado la fibra democrática, Latinoamérica resbala poco a poco hacia el desorden y el caos y los enemigos de los EEUU están tratando de aprovechar la situación.
Quizás por esto es que Cuba piensa que los EEUU están dispuesto a pagar el precio que Raúl quiere por una Pax Cubana en el continente, lo que significaría mucho más populismo, socialismo bolivariano, dictaduras de izquierda y una ruina acelerada de la región (Raúl le venderá otra historia, la de una región tranquila para las inversiones gringas, a cambio de una “vacuna” para La Habana).
En el guión de Castro, el gobierno de Obama tendrá una victoria pírrica y a muy corto plazo; si acepta permitirle a Cuba convertirse en el arbitro latinoamericano, va a tener que construir un muro que lo separe del resto de América porque la idea detrás de ese gran movimiento socialista es conseguir del Imperio la carta blanca para hacer lo que les venga en gana, sin peligros de sanciones, además de sembrar el odio hacia los EEUU, arruinar la región, llenarla de conflictos y, si es posible, hacer realidad el sueño de Fidel Castro, que una revolución comunista triunfe a lo interno en los EEUU.
Los países de Latinoamérica están aplicando un pragmatismo muy peligroso, apoyando a Maduro le están vendiendo su alma al diablo, ya sus propios intereses comerciales y políticos con el gigante del norte parecieran no importarles. ¿Será parte de esta charada renunciar a la única salida para sus economías?  Una buena parte de los países han visto mejorar su calidad de vida, muchos de ellos, principalmente Ecuador, Bolivia y Nicaragua asumen que estos éxitos se lo deben a las gestiones de sus presidentes, sin tomar en cuenta el papel que ha jugado USA, por lo que siguen insistiendo en tratar de morder la mano que les mece la cuna.
Los gobiernos socialistas y populistas  figuran crecidos y poderosos, se han hecho la idea de que al gobierno norteamericano lo pueden involucrar sin más en sus juegos de multipolaridad y hegemonía, pareciera que sienten que los EEUU los necesita más a ellos que al revés, creen tener al líder y modelo de la insurrección latinoamericana negociando de tú a tú con el imperio, lo que no es más que una señal inequívoca de que los EEUU han perdido su poder en el área, ya la sola presencia de Cuba en la Cumbre hace evidente esa debilidad, que parece como una admisión de que la amenaza de los países del Alba de sabotear la cumbre, si no era invitada Cuba, logró su efecto.
Los países Latinoamericanos parecen no darse cuenta de la posición inmoral y destructiva que asumen contra Occidente, que conlleva aceptar las violaciones de derechos humanos y los actos de corrupción en Venezuela, especialmente en la misma Cuba, que por lo visto pretende seguir oprimiendo a su pueblo de manera indefinida y a conveniencia durante su integración al mundo libre.
Raúl Castro en un hombre muy sibilino y esquivo al momento de concretar acuerdos; se siente sobrado, guapo y apoyado, su interés en esas negociaciones no es Cuba, somos todos nosotros que hemos caído como pendejos en esa trampa.
Estoy seguro de que Barak Obama tiene una carta bajo la manga –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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