jueves, 30 de abril de 2015

JESÚS ALBERTO BARRIOS R., SE TRATA DEL SIGNIFICADO DE LA ESPERANZA,

El socialismo del siglo XXI, reducido al límite de un esquema populista y en un orden económico radicalmente injusto, carece de valor para las grandes mayorías, que hacen colas producto de la escasez y sin un mínimo de condiciones sociales que les garanticen una vida digna, mediante el trabajo y la educación.

Mientras no se hayan satisfecho esos requerimientos, además de seguridad, de alimentación adecuada, de vivienda, salud pública, de empleo, todo propósito “revolucionario” y discurso politiquero serán vanas ilusiones.

El testimonio más difícil de explicar y más desafiante para el gobierno es el crecimiento de la pobreza que, lejos de haber disminuido, se ha incrementado contribuyendo a formar esa especie de barrera nacional integrada por un gobierno  derrochador y corrompido, y una Venezuela cada día más pobre que vive en condiciones absolutamente inaceptables.

Para esta otra Venezuela debe resultar una dolorosa paradoja oír hablar de radicalizar la revolución, mientras trata de ocultar el cuadro de miseria del venezolano que vivió momentos de esperanza.
Ese modelo fracasado, se caracterizó por una desconfianza total en los sectores que saben producir, en la potencialidad creativa de la provincia, hasta en los propios ciudadanos individualmente considerados.

Por contraposición, ese modelo descansa en la ilimitada estructura del poder del Estado que ha sumido al país en el caos y en la incertidumbre. Supone entonces, una limitación del ejercicio del poder.

El mecanismo esencial diseñado para el cambio en Venezuela es el de la separación de poderes. Ahora, la complejidad de funciones del Estado democrático y social de derecho y de justicia, que postula la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ha concentrado en el poder ejecutivo un peso tal que ya no existe equilibrio entre los poderes.

El peso del ejecutivo afecta todo, por cuanto la Asamblea Nacional aparece hoy como un  poder subordinado a Miraflores. Lo cual se requiere cambiar en el país, pues la realidad pura y simple es que el parlamento no legisla ni controla.

La reflexión es pertinente para entender el mensaje del drama que significan los gobiernos que usurpan los poderes. Se trata de recuperar nuestro sentido de propósito común, el cambio. Pero más allá que sobre el significado del cambio, se trata del significado de la esperanza porque la gente anda desesperanzada.

Jesús Alberto Barrios R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob

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