“Si nos tocara algún día tomar el fusil, lo
tomaríamos y sería el final del imperio estadounidense en la historia”. Fue
expresión sentenciosa de Maduro, el espurio, al término de la marcha
“antimperialista” de los trabajadores petroleros, el miércoles 18-03-15. Sí, el
señor Maduro va a la guerra cual Mambrú, el de la canción burlesca, entonada
por los niños en todo el mundo.
Ahora bien, Mambrú marchó a una guerra en la
cual dos países disputaban territorios, cuya conquista otorgaría al triunfador
la cualidad de potencia.
Es aquí donde surge la interrogante frente a la
baladronada del espurio ¿Acaso cree que con una Fuerza Armada carente de
apresto en condiciones óptimas, de cuestionable formación profesional, moral y
física (hombres y mujeres señalados como incursos en actos de corrupción y
atrapados en gorduras mórbidas) podría enfrentar a los 2.130 habitantes de la
República de Nauru, isla ubicada en el Pacífico Central, que viven sin ejército
en un territorio de 21.3 Km2; o, por
casualidad, soñó frenar un desembarque de marines equipados con tanques, piezas
de artillería, hospitales y tiendas de abarrotes, con apoyo aéreo de F15E
Strike Eagle, MQ9 no tripulado y helicópteros artillados, todos de última
generación?
Seguro que no lo cree ni lo soñó, pero pretende hacer creer que sí
y que irá al frente de las tropas. Con tal despropósito derrocha dineros
públicos, que podrían ser invertidos en educación, sanidad y seguridad
ciudadana por mencionar algunos de los tantos servicios en estado comatoso.
Y aflora otra interrogante ¿por qué y para
qué toma el fusil que haría posible “el final del imperio estadounidense en la
historia”? Bueno, por dos razones que saltan
a la vista. Primera, porque reconoce que El Presidente Obama tiene sólidos
fundamentos para declarar que Venezuela (su gobierno) constituye seria amenaza
para la seguridad de su país. La relación-complicidad del gobierno con
gobernantes forajidos tales como el de Irán, “madraza” del terrorismo
internacional, y el envío subrepticio de uranio a ese país, contraviniendo
disposiciones expresas de la ONU. Segunda, la aproximación colaboracionista con
organizaciones terroristas como Al Qaeda. En Canadá fue aprendido un grupo de
delincuentes (terroristas), cuando intentó ingresar a ese país identificándose
con pasaportes venezolanos, expedidos de
favor-cómplice por funcionarios identificados con la causa terrorista, puesto
que ni siquiera hablan español. Luego entonces, Venezuela (su gobierno) es
puente para el desplazamiento de la delincuencia terrorista. Grave amenaza para
la seguridad mundial y en particular la de USA.
Por otra parte el gobierno de USA, apegado a
su legislación y ejerciendo soberanía, anuló las visas y embargó cuentas
bancarias y propiedades a venezolanos pertenecientes o ligados a la
nomenclatura gubernamental, presuntamente incursos en delitos de legitimación
de capitales, sin procedencia conocida y violación de los derechos humanos.
Ahora bien, ambas decisiones son derogables.
La primera rompiendo la relación-complicidad con gobiernos forajidos y evitando
aproximaciones complacientes con grupos terroristas y sometiendo a la justicia internacional a los
que aprehendan intentando usar nuestro país como puente para avanzar hacia
otros en los cuales, seguramente, realizarían alguna de sus fechorías. Y la
segunda, dejando que los señalados como incursos en los delitos de legitimación
de capitales y violación de derechos humanos asuman su defensa, puesto que se
trata de un grupito de presuntos delincuentes y no de la totalidad de los
venezolanos.
La alharaca “antimperialista” y patriotera
del ilegítimo no pasa de ser un anzuelo para pescar desinformados en la
cercanía de unas votaciones donde se elegirán los diputados a la Asamblea
Nacional (2016-2021) que, según apuntan las encuestas y se palpa en la calle,
los resultados serán un cataclismo en Miraflores.
Para finalizar, sería bueno que Maduro “le
quitara dos” a sus arrebatos belicistas con fusiles que apuntan más a los
venezolanos que al “imperio”. Podría
ocurrir que, al ser contado el último voto, algún guasón entone una
parodia del canto infantil que diría: “Maduro fue a la guerra/ montado en una
perra/ la perra reventó/ y Maduro allí rodó.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
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