jueves, 19 de marzo de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, GOEBBLES,

Joseph Goebbles (1897- 1945) es un personaje oscuro y perverso que vivirá por siempre en los pasillos de la historia marginal. La avasallante personalidad de Hitler arropa a hombres como Goebbles, que son considerados simples at lateres de las fuerzas del mal en la historia del siglo XX.

En 1993 se editó en inglés el libro Goebbles, uno de los más completos hasta el momento, su autor, Ralf Georg Reuth se valió de fuentes y recursos que los anteriores biógrafos de este genio de la propaganda nazi, no tuvieron a su alcance.
Reuth tuvo la oportunidad no sólo de contar con las biografías de Helmunt Heiber, de Werner Stephan y Viktor Reimann, entre otros, sino de los archivos personales de Goebbles que estuvieron encerrados en una bóveda de un banco en Suiza y custodiados por un abogado simpatizante del Docktor , también se valió del momento en que los diarios de Goebbles fueron publicados al menos, parcialmente, así como la liberación de extensos documentos de los Archivos Federales de Koblenz y el Centro de Documentación de Berlín.
La investigación de Reuth es de rigor académico y cuando se pregunta por qué escribir un libro sobre Goebbles responde: “… para confrontar el rompecabezas del fenómeno del Nacional Socialismo y sus orígenes.”
Y en realidad esta biografía constituye, paso a paso, la historia del partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP, siglas en alemán), la cuna del Nazismo.
La otra biografía que quiero destacar es la del historiador británico David Irving, publicada en Inglaterra en 1994 pero negada su publicación en USA debido a una fuerte oposición de grupos judíos. Irving deja establecido que para escribir esta obra vivió bajo la diabólica sombra del Dr. Joseph Goebbles por seis años.
Irving gozó de la prerrogativa que los rusos le permitieron, y fue el acceso total a los documentos mictrofilmados que habían permanecido en secreto en los archivos estadales en Moscú, luego de la Segunda Guerra Mundial (los rusos fueron los que levantaron la escena del crimen en Berlín).
Incluía este material los diarios privados y papeles personales de Goebbles de 1923 a 1945, que se sepa, Irving es al único occidental que le han dado tal oportunidad.
Es interesante notar que el pueblo alemán atraviesa, en los actuales momentos, por una profunda revisión de su historia reciente, intelectuales como Hans Jurgen Syberberg hablan de una “represión democrática” hacia los puntos de vista de la derecha alemana y que ello a ocasionado la aparición del fenómeno del neonasismo en las calles, con su secuela de violencia y racismo.
En cuanto a Goebbles, en la biografía de Reuth lo vemos en su rol más destacado, el de animal político, con un extraordinario olfato para las oportunidades, con un arrojo político que lo llevó varias veces al punto de su perdición, con una pluma incansable y una oratoria de una fuerza solo comparable al mismo Führer. Pero por sobre todo con una fe ciega en Adolfo Hitler.
Su habilidad poco común en el dominio y manejo de las masas lo llevó a ser el promotor de una campaña salvaje en contra de los comunistas, del exterminio judío y de promover las grandezas del Reich, aún en su hora más menguada, cuando perdían la guerra contra los aliados, sus llamados a la guerra total fue la causante de una mortandad innecesaria entre las tropas, que hasta el final, permanecieron fieles a la causa.
Fue un maestro del terror y la violencia, movilizaba grupos de gentes para los propósitos más descarnados como incendios, desorden público y asesinatos, su capacidad como organizador queda ampliamente demostrada en su obra La conquista de Berlín (1938), su crónica personal de cómo le ganó la capital de Alemania al partido nacionalsocialista.
Era un mentiroso experto y montaba campañas de desinformación a nivel internacional y nacional capaces de mostrar intenciones de  paz donde había preparativos para la guerra y gestos de amistad donde había provocación y amenazas, por medio de campañas de prensa en toda Europa y la creación de matrices de opinión logró, por mucho tiempo, confundir a observadores y diplomáticos, ganando un tiempo precioso para rearmar y movilizar a Alemania.
Goebbles tuvo un interés profundo sobre la cuestión cultural, de hecho fue uno de los pocos oficiales del Alto Mando con un título universitario (obtuvo un doctorado en literatura germánica) y uno de los primeros políticos modernos en incorporarla como elemento básico dentro de los planes de acción de Estado.
Como ideólogo, fue el primero en usar el elemento cultura como instrumento de alienación. Se tomó de manera muy personal la conducción de la prensa y el cine alemán, resultando, en este último, un gerente capaz, al punto, de levantar, con todo el poder del Estado en su mano, una industria cinematográfica  que no tuvo parangón en toda Europa.
Las rivalidades internas entre personeros de la cúpula nazi lo mantuvieron en un perenne vaivén político, pero gracias a su habilidad y tenacidad, y principalmente porque obtenía resultados en cada trabajo encomendado, tuvo siempre acceso a Hitler.
Pero su influencia sobre el Führer no fue tan grande como pudiéramos pensar, a pesar de que era el único capaz de sacar a Hitler de sus profundas depresiones, era temeroso ante el jefe máximo, convencido de que no podía fallar en sus decisiones, como si se tratara de un hombre tocado por los dioses, Goebbles  jamás lo contradijo, aún cuando sabía de las consecuencias que algunas de sus ordenes traerían sobre la nación alemana, como fue el caso cuando abrió operaciones en el frente ruso, siempre creyó que la "Divina Providencia" cambiaría los acontecimientos a favor del Reich.
Pero la verdadera personalidad de Goebbles se descubre en todo su diabólico esplendor en los últimos días del Reich, encerrado en el bunker en Berlín mientras dos y medio millones de soldados rusos asaltaban a sangre y fuego la capital, Goebbles el creador del concepto de guerra total, el último Canciller del Reich, manipulaba desde el bunker en Berlín la información para Alemania haciéndoles creer que la victoria era posible, que Hitler en persona dirigía la guerra y los encaminaba a la victoria, cuando la realidad era totalmente distinta.
No le tembló la mano en enviar a una muerte segura a cientos de niños y niñas alemanes, que estaban encerrados en dormitorios del partido, fueron sacados y apenas con un entrenamiento de días, llevados al frente donde fueron masacrados por las fuerzas invasoras, esas reservas de las Juventudes Hitlerianas fueron inútilmente inmoladas en uno de los actos más absurdos en la historia de la guerra.
Ralf Georg Reuth en su relato de los últimos momentos de Hitler y sus secuaces es realmente espeluznante y merece ser leído con atención, las locuras milenaristas solo tienen una salida; y es la muerte y el terror.
La biografía de Irving va más hacia lo que su subtitulo sugiere, “La mente maestra del Tercer Reich”, el propagandista consumado, el estratega ideológico que montó, paralelamente al imperio militar que Hitler construía, esa idea monumental de un nuevo imperio milenario en la tierra, con raíces en la mitología y la conciencia colectiva del pueblo alemán, como dueños absolutos de los destinos de la humanidad.
Ambos libros dan una idea mucho más detallada y profunda de este genio del mal que todas las demás versiones que hasta ahora habíamos tenido, los Goebbles de Reuth e Irving, son los retratos del demonio a cuerpo completo. –

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com

@godoy_saul

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