Joseph Goebbles (1897- 1945) es un personaje
oscuro y perverso que vivirá por siempre en los pasillos de la historia
marginal. La avasallante personalidad de Hitler arropa a hombres como Goebbles,
que son considerados simples at lateres de las fuerzas del mal en la historia
del siglo XX.
En 1993 se editó en inglés el libro Goebbles,
uno de los más completos hasta el momento, su autor, Ralf Georg Reuth se valió
de fuentes y recursos que los anteriores biógrafos de este genio de la
propaganda nazi, no tuvieron a su alcance.
Reuth tuvo la oportunidad no sólo de contar
con las biografías de Helmunt Heiber, de Werner Stephan y Viktor Reimann, entre
otros, sino de los archivos personales de Goebbles que estuvieron encerrados en
una bóveda de un banco en Suiza y custodiados por un abogado simpatizante del
Docktor , también se valió del momento en que los diarios de Goebbles fueron
publicados al menos, parcialmente, así como la liberación de extensos
documentos de los Archivos Federales de Koblenz y el Centro de Documentación de
Berlín.
La investigación de Reuth es de rigor
académico y cuando se pregunta por qué escribir un libro sobre Goebbles
responde: “… para confrontar el rompecabezas del fenómeno del Nacional
Socialismo y sus orígenes.”
Y en realidad esta biografía constituye, paso
a paso, la historia del partido Nacional Socialista de los Trabajadores
Alemanes (NSDAP, siglas en alemán), la cuna del Nazismo.
La otra biografía que quiero destacar es la
del historiador británico David Irving, publicada en Inglaterra en 1994 pero
negada su publicación en USA debido a una fuerte oposición de grupos judíos.
Irving deja establecido que para escribir esta obra vivió bajo la diabólica
sombra del Dr. Joseph Goebbles por seis años.
Irving gozó de la prerrogativa que los rusos
le permitieron, y fue el acceso total a los documentos mictrofilmados que
habían permanecido en secreto en los archivos estadales en Moscú, luego de la
Segunda Guerra Mundial (los rusos fueron los que levantaron la escena del
crimen en Berlín).
Incluía este material los diarios privados y
papeles personales de Goebbles de 1923 a 1945, que se sepa, Irving es al único
occidental que le han dado tal oportunidad.
Es interesante notar que el pueblo alemán
atraviesa, en los actuales momentos, por una profunda revisión de su historia
reciente, intelectuales como Hans Jurgen Syberberg hablan de una “represión
democrática” hacia los puntos de vista de la derecha alemana y que ello a
ocasionado la aparición del fenómeno del neonasismo en las calles, con su
secuela de violencia y racismo.
En cuanto a Goebbles, en la biografía de
Reuth lo vemos en su rol más destacado, el de animal político, con un
extraordinario olfato para las oportunidades, con un arrojo político que lo
llevó varias veces al punto de su perdición, con una pluma incansable y una
oratoria de una fuerza solo comparable al mismo Führer. Pero por sobre todo con
una fe ciega en Adolfo Hitler.
Su habilidad poco común en el dominio y
manejo de las masas lo llevó a ser el promotor de una campaña salvaje en contra
de los comunistas, del exterminio judío y de promover las grandezas del Reich,
aún en su hora más menguada, cuando perdían la guerra contra los aliados, sus
llamados a la guerra total fue la causante de una mortandad innecesaria entre
las tropas, que hasta el final, permanecieron fieles a la causa.
Fue un maestro del terror y la violencia,
movilizaba grupos de gentes para los propósitos más descarnados como incendios,
desorden público y asesinatos, su capacidad como organizador queda ampliamente
demostrada en su obra La conquista de Berlín (1938), su crónica personal de
cómo le ganó la capital de Alemania al partido nacionalsocialista.
Era un mentiroso experto y montaba campañas
de desinformación a nivel internacional y nacional capaces de mostrar
intenciones de paz donde había
preparativos para la guerra y gestos de amistad donde había provocación y
amenazas, por medio de campañas de prensa en toda Europa y la creación de
matrices de opinión logró, por mucho tiempo, confundir a observadores y
diplomáticos, ganando un tiempo precioso para rearmar y movilizar a Alemania.
Goebbles tuvo un interés profundo sobre la
cuestión cultural, de hecho fue uno de los pocos oficiales del Alto Mando con
un título universitario (obtuvo un doctorado en literatura germánica) y uno de
los primeros políticos modernos en incorporarla como elemento básico dentro de
los planes de acción de Estado.
Como ideólogo, fue el primero en usar el
elemento cultura como instrumento de alienación. Se tomó de manera muy personal
la conducción de la prensa y el cine alemán, resultando, en este último, un
gerente capaz, al punto, de levantar, con todo el poder del Estado en su mano, una
industria cinematográfica que no tuvo
parangón en toda Europa.
Las rivalidades internas entre personeros de
la cúpula nazi lo mantuvieron en un perenne vaivén político, pero gracias a su
habilidad y tenacidad, y principalmente porque obtenía resultados en cada
trabajo encomendado, tuvo siempre acceso a Hitler.
Pero su influencia sobre el Führer no fue tan
grande como pudiéramos pensar, a pesar de que era el único capaz de sacar a
Hitler de sus profundas depresiones, era temeroso ante el jefe máximo, convencido
de que no podía fallar en sus decisiones, como si se tratara de un hombre
tocado por los dioses, Goebbles jamás lo
contradijo, aún cuando sabía de las consecuencias que algunas de sus ordenes
traerían sobre la nación alemana, como fue el caso cuando abrió operaciones en
el frente ruso, siempre creyó que la "Divina Providencia" cambiaría
los acontecimientos a favor del Reich.
Pero la verdadera personalidad de Goebbles se
descubre en todo su diabólico esplendor en los últimos días del Reich, encerrado
en el bunker en Berlín mientras dos y medio millones de soldados rusos
asaltaban a sangre y fuego la capital, Goebbles el creador del concepto de
guerra total, el último Canciller del Reich, manipulaba desde el bunker en
Berlín la información para Alemania haciéndoles creer que la victoria era
posible, que Hitler en persona dirigía la guerra y los encaminaba a la
victoria, cuando la realidad era totalmente distinta.
No le tembló la mano en enviar a una muerte
segura a cientos de niños y niñas alemanes, que estaban encerrados en
dormitorios del partido, fueron sacados y apenas con un entrenamiento de días,
llevados al frente donde fueron masacrados por las fuerzas invasoras, esas
reservas de las Juventudes Hitlerianas fueron inútilmente inmoladas en uno de los
actos más absurdos en la historia de la guerra.
Ralf Georg Reuth en su relato de los últimos
momentos de Hitler y sus secuaces es realmente espeluznante y merece ser leído
con atención, las locuras milenaristas solo tienen una salida; y es la muerte y
el terror.
La biografía de Irving va más hacia lo que su
subtitulo sugiere, “La mente maestra del Tercer Reich”, el propagandista
consumado, el estratega ideológico que montó, paralelamente al imperio militar
que Hitler construía, esa idea monumental de un nuevo imperio milenario en la
tierra, con raíces en la mitología y la conciencia colectiva del pueblo alemán,
como dueños absolutos de los destinos de la humanidad.
Ambos libros dan una idea mucho más detallada
y profunda de este genio del mal que todas las demás versiones que hasta ahora
habíamos tenido, los Goebbles de Reuth e Irving, son los retratos del demonio a
cuerpo completo. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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