Argentina
como país hoy nos plantea una pregunta: ¿nos reímos o lloramos? Algunos hechos
consiguen que hagamos las dos cosas al mismo tiempo. Lo que nos pasa es a veces
inverosímil, en particular si recordamos el eslogan de Kirchner / Scioli 2003: “Argentina, un país en serio”.
No es cierto, no lo somos.
Le
cuento que tenemos un sindicato integrado a la CTA de Hugo Yasky, el SUTPLA,
sindicato único de trabajadores privados de la libertad ambulatoria. Cobran
$4.400 por mes, pretenden vacaciones y aguinaldo. Un jubilado que trabajó 35 o
30 años aportando todos los meses, gana la mínima de $3.800.
De
los que les descuentan unos $160 por mes. A los presos no se les descuenta. Y
ahora, Renzo Germán Rainieri, que en un robo en una confitería de Belgrano,
mató a un policía, desde 2014 cumple cadena perpetua. Estaba detenido en
Devoto, trabajaba en un taller del servicio penitenciario. Lo trasladaron a
Ezeiza. Se siente despedido, exige $60.000 de indemnización.
¿Será
por eso que tenemos tantos delincuentes? Es mejor negocio que trabajar toda una
vida y recibir $3.600 y algo; no tienen
sindicatos que los defienda, ni siquiera consiguen que se cumpla el fallo de la
Corte que habilita el 82% móvil. Y no les dan ni casa ni comida, se la pagan.
Para llorar.
Al
fiscal Alberto Nisman los asesinaron el 18 de enero. Pasaron 55 días, la fiscal
Fein sigue intentado probar que fue un suicidio, acompañada por los peritos de
la Corte (alumnos del Dr. Raffo), todos ellos enfrentados a la ex mujer de
Nisman, Arroyo Salgado y sus peritos de parte, que prueban asesinato, con el
Dr. Raffo encabezando el grupo.
No
se pretende que prueben el asesinato en los 53’ que dura cualquier CSI, pero 55
días es un poco demasiado hasta para una republiqueta de cuarta, algo que
estamos consiguiendo ser. Hemos visto demasiada TV, sabemos qué es el luminol
(ya no se usa, es viejo), y ni eso usaron cuando encontraron el cadáver.
Y
da la sensación que si no queda más
remedio que reconocer el asesinato se lo van a endilgar a Lagomarsino,
porque no se va a buscar “el” culpable, se va a buscar “un” culpable, y este
les viene de regalo. ¿Y la justicia? ¿La qué? Seamos serios nosotros, estamos
en Argentina, preguntas tontas, no.
Lilita
Carrió no tiene ninguna simpatía por Aníbal Fernández y se lo hace saber cada vez que habla en
público. No le importa que Aníbal sea ministro del interior, de justicia (ja
ja), de gabinete, senador o el cargo que el multi funcionario ocupe, ella lo
acusa de ser el jefe del narco del país, y de saber sobre el triple crimen de
la efedrina de Gral. Rodríguez, hace
unos años.
Aníbal
contra ataca y le dice que “no tiene los patitos en fila” y otras ternezas. Por
supuesto, la demanda. Han tenido hasta ahora 5 juicios donde Aníbal la acusó de
calumnias e injurias. Hasta hoy, Lilita 5,
Aníbal 0. En este último juicio, el juez que falló a favor de Lilita fue
Eduardo Caruso. Pero Aníbal siga siendo jefe de gabinete con esas acusaciones a
cuestas!!!
El
Papa Francisco se preocupa por la droga en Argentina, que recordemos es su país
natal. Espera que no nos “mexicanicemos” y sostiene que acá, se produce droga.
Salta Aníbal retrucando que Argentina es por poco una virgen de la droga. Es
más, ni siquiera sabemos qué es, ni de qué se trata.
Siendo
el Papa el Cardenal Bergoglio (ya ya cumplió 2 años como Papa), mandó curas
villeros para defender de alguna manera a los chicos de las villas de los
narcos. Tenían la orden de intentar sacarlos de la droga y neutralizar el poder
de los narcos en las villas, de las que son dueños. Ya entonces. ¿Aníbal vive
en otro país? Quizás en el maravilloso y perfecto país de Cristina.
El
puente Río Gallegos Marambio no funciona. De los muchos Hércules (aviones todo
terreno) que teníamos, quedan tres, de esos tres, uno no funciona. Para el
cierre de la Campaña Antártica 2014/2015, viajaron a Río Gallegos 60
personajes, el Jefe del Estado Mayor, brigadieres y todo alto funcionario que tiene que ver con
el tema. Subieron al avión.
Los
motores se pusieron en marcha. El avión siguió en tierra, se avisó que no
funcionaba. Se alojaron en un hotel para pasar la noche. Al día siguiente
abordaron el otro Hércules “que
funcionaba”. Encendieron los motores, carretearon, levantaron vuelo. Un vuelo
de 3 horas. 30’ después dieron la vuelta, los motores no respondían. Los
mecánicos deben llegar de Buenos Aires. Y arreglar los Hércules en la pista.
Por ahora, la Antártida queda muy lejos. Tan lejos como la falta de
mantenimiento de los pocos aviones no presidenciales, que todavía nos quedan.
Hay
mucho más, pero ya resulta aburrido. Ni jocoso, ni indignante, aburrido por
reiterado. Y estamos hablando de nuestra Patria, de nuestra calidad de vida, de
lo que hemos y seguimos permitiendo. Hablamos de nosotros.
Usted
decide: llora o se ríe. O hace todo al mismo tiempo. Pero mientras se decide,
en un año de vital importancia para Argentina, piense qué nos pasa, por qué nos
pasa y qué podemos hacer para cambiar y volver a ser lo nunca debimos dejar de
ser, una nación en serio y con futuro.
Malu
Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
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