La reunión de Unasur
en Uruguay, aprovechando la toma de posesión de Tabaré Vásquez, así como las
declaraciones del Canciller Ecuatoriano, Ricardo Patiño, a la salida de la
reunión señalando “que los cancilleres se
comprometieron a buscar los canales de diálogo que permitan superar esta
situación promovida desde Estados Unidos, que comprende además una guerra
económica contra el pueblo y sanciones contra funcionarios y sus familiares” y
concluyendo que “ tenían previsto convocar próximamente una nueva reunión
extraordinaria de cancilleres para dar continuidad a las evaluaciones sobre las
acciones de desestabilización emprendidas por Estados Unidos contra Venezuela”,
constituyeron un verdadero prólogo o antesala de lo que sería la visita de estos “cancilleres
a Venezuela”, que posteriormente se corroboró que venían principalmente con la intención de apoyar a la autocracia venezolana y no en
la reactivación de un diálogo para una salida a la grave crisis
política, social y económica en la que la nos ha metido la incompetencia
bolivariana de Chávez y Maduro.
Las aclaratorias aquí en Venezuela de que no
venían a buscar un diálogo sino a conversar e informarse sobra la situación del
país fue más bien una excusa para en situs respaldar la posición del gobierno
bolivariano del famoso golpe de estado y la injerencia americana que Maduro
posteriormente ratificó cuando señaló “Gracias a Dios tenemos a Unasur, que nos
proteja, nos acompañe, nos permita transitar estas batallas contra golpes de
Estado, imperialismos intervencionistas. Nuestro camino es el sur”. Todo esto
ha sido un burdo Show unasureño típico del mañoso de Samper y del incondicional
canciller ecuatoriano Patiño.
Lo que resulta
curioso o tal vez deberíamos interpretarlo como falta de experiencia política
del Nuncio Apostólico, es el que se haya
prestado al juego de los intereses políticos de Samper, Patiño y del gobierno
bolivariano, convocando una reunión ya no de la Mesa Democrática sino dirigida
malintencionadamente a personalidades políticas particulares de la oposición,
con lo cual, los visitantes demostraron
de inmediato el juego retorcido con el gobierno de Maduro, hecho este de
gravedad que de plano los descalifica en un futuro inmediato como posible
mediador, facilitador o cualquier epíteto que le quieras dar al concepto para
una resolución de la crisis en la que está sumergida Venezuela. Está más que demostrado que el
Unasur es un apéndice del gobierno de Maduro, tanto es así, que Samper supo
primero que los actores políticos venezolanos que las elecciones legislativas
se realizarían en septiembre próximo, aun cuando fue regañado y tuvo que
recular, pero además, las declaraciones de los visitantes a los medios
desgarrándose las vestiduras hablan por sí solo y lo peor, es que ya ni las
formas guardan.
Las condiciones planteadas por Chuo Torrealba
para una posible reactivación del diálogo con los cancilleres de Unasur son
impecables solo que habla de los presos políticos aludiendo a Ledezma y López,
pero se olvidan que hay también líderes políticos fundamentales importantes que están en el exilio desde hace
años como Manuel Rosales, excandidato presidencial, Carlos Ortega, ex
presidente de la Confederación de los Trabajadores de Venezuela, entre muchos
otros y que pudieran ser claves en el proceso político de negociación y
restitución de la democracia venezolana. El triunfo de la democracia sobre la
autocracia es la lucha mancomunada de una unidad amplia sin mezquindades
políticas, sin protagonismos y todos juntos,
permitiendo abrir el camino hacia la democracias y cuando esto lo
logremos, los liderazgos políticos de los distintos partidos tendrán la
oportunidad de busca el apoyo popular y legitimar su liderazgo y alcanzar la
Presidencia de la República en libérrima y justa lid. El aprovechamiento por
parte de cualquier sector político o de la sociedad civil de circunstancias o
situaciones determinadas, conducen al
suicidio político o a perpetuar las injusticias y los autoritarismos.
Definitivamente
Unasur no es el mecanismo idóneo para la búsqueda de una solución a la crisis
de envergadura que tenemos encima y que puede llegar a la Crisis Humanitaria
que la Comunidad Internacional percibe llegaremos. Tampoco puede ser la OEA que
ha sido hasta hoy inoperante y adolece de los mismos problemas del Unasur y
donde los gobiernos democráticos han abandonado a su suerte a Venezuela; no
obstante, hay mecanismos internacionales mucho más fluidos, menos públicos y
perturbadores que los que propones Ramos Allup, que han tenido éxito en graves
crisis políticas en la región. Las Naciones Unidas pudiera ser un organismo que
auspiciara una facilitación , una
mediación o unas negociaciones convocando a un experto negociador del
Vaticano, que lo hay y muy buenos, y a tres grandes figuras o Personalidades
Internacionales de la región, sin parcialidad
y con verdadero interés en encontrar una solución política y económica
transitoria que evite la confrontación política, el quiebre y la ruina
económica y social de la nación Venezolana y abra caminos a la democracia, pero
además, la ONU tienen la autoridad moral y los mecanismos de imponer el
cumplimiento de los acuerdos establecidos, para evitar que las negociaciones y
el diálogo no solo sean un saludo a la bandera o un mecanismo para bajar la
presión política o para que el gobierno continúe con sus tropelías, como
ocurrió con los diálogos del Unasur el año pasado.
Luis Ochoa Teran
luisrey.ochoa@gmail.com
@lot8a
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