El populismo encontró en el desorden establecido, el terreno ideal para atropellar la moral pública y perturbar proyectos institucionales y personales a partir de un ostentoso maniqueo demagógico.
LAS
MANOS LARGAS DEL BACHAQUEO
Si bien la teoría económica no acuñó el
término: “Nuevo Orden Económico Internacional”, algo de ello le debe a las
pretensiones de una nueva economía política toda vez que ésta ha buscado el
sano, aunque difícil y controversial, equilibrio entre el manejo prudente de la
economía y la construcción de gobernabilidad social. La idea de formalizar
“condiciones de estabilidad y bienestar
necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre naciones
basadas en el respeto al principio de igualdad de derechos y al de libre
determinación de los pueblo” tal como fue acordado por la Organización de
Naciones Unidas en 1974, en verdad no fue suficiente para contener la voracidad
propia de criterios políticos incitadas por la perversidad de regímenes no del
todo coincidentes con fundamentos sobre los cuales gravita la democracia como
sistema político. Tampoco, para moderar las demandas de la globalización de la
economía que para entonces comenzaba a despuntar con suma intensidad.
La estructura política, económica y social
que se fraguó en algunos países latinoamericanos, fue desviándose de principios
que exaltaban las libertades y los derechos humanos como razón de fuerza mayor
a los fines de profundizar condiciones de inclusión y de equidad social
sostenibles en el tiempo. No obstante, siguieron imponiéndose las mismas dificultades.
Tanto fue así, que se dieron graves distorsiones que terminaron en la
concentración social y territorial de la riqueza, del poder y de las
oportunidades en manos de quienes se arrogaban la titularidad de escaños de
gobierno. El estado de confusión y desaliento comenzó a allanar importantes
espacios de la sociedad nacional. El populismo encontró en ello el terreno
ideal para atropellar la moral pública y perturbar proyectos institucionales y
personales a partir de un ostentoso maniqueo demagógico.
Venezuela no fue la excepción. Igual que
otros países caracterizados por instituciones débiles, fue presa de problemas
de índole político, social y económico. Sobre todo, luego que el militarismo
envolvió la propuesta electoral que tomó el poder en 1999. Fue entonces cuando
se acentuó el proceso de enrarecimiento del Estado de Derecho. La oferta de la
desdibujada revolución, de animar el fortalecimiento de la sociedad civil, sólo
sirvió para avivar trémulos engaños que conmocionaron el panorama nacional.
El principio sobre el cual se deparó la
noción del “Nuevo Orden Económico Internacional”, inspiró criterios políticos y
económicos que se prestaron para
elaborar políticas públicas dirigidas a superar inconveniencias generadas de
problemas marcados por el desequilibrio de patrones tecnológicos. Asimismo, por
la propagación de desigualdades económicas y por la creciente marginalidad de
sectores de la población en contrario con objetivos de desarrollo social
pautados por planes nacionales. No obstante, este nuevo planteamiento de los
factores de la economía, no fueron del todo idóneos para contrarrestar los
problemas de la desbordante intolerancia que comenzó a aplastar valores de
justicia y democracia.
No hubo forma de que dichos criterios
ordenaran el deterioro de las condiciones de vida del venezolano que vino
dándose desde 2002, particularmente, impulsado por una gestión de gobierno que
no entendió la necesidad de aceptar el conflicto y la disidencia como forma de
distender y resolver problemas que, como es usual en política, no tienen
solución consensual. La Venezuela de la segunda década del siglo XXI, entró en
franca decadencia no sólo a consecuencia de la pérdida de fuerza sobre la cual
pretendió sustentarse la democratización del sistema político. También, como
resultado de la incapacidad de la estructura social y económica de proveer a
una parte importante de la población, indistintamente del nivel intelectual
alcanzado por sus miembros, de lo necesario para lograr las metas individuales
y colectivas que, inclusive, exhorta la Constitución de la República.
Ante la dificultad de armarse un robusto
modelo de país, la vida del venezolano se vio abatida por lo cual improvisó
modos de trabajo que tendieran a compensar los desequilibrios que padecía. Así que
amenazado por la posibilidad de transitar una senda de empobrecimiento cuyas
proyecciones echarían por tierra logros y
naturales anhelos, le dio por imponerse a las contingencias. De esa
manera, optó por salirle al paso a la escasez y al desabastecimiento causado
por la falta de visión gubernamental. Fue así como se aventuró a lidiar con la
incertidumbre, apostándole a una especie de pernicioso comercio denominado
“bachaqueo”. Tanto que ahora Venezuela está poseída por las manos largas del
bachaqueo.
VENTANA DE PAPEL
EL DEBATE IMPOSTERGABLE
Más que estar pensando en absurdos ataques de
un enemigo extranjero, el país político debería dedicarse a reflexionar sobre
asuntos cuya seriedad pone en evidencia la estupidez de quienes, por ser
gobierno nacional, dirigen costosos esfuerzos por hacerle creer a la población
que la Patria está en peligro. Y que de no procederse a armar venezolanos, sin
formación militar, el país se verá a merced de graves amenazas. Totalmente
falso y ridículo.
El problema propiamente se suscita al
desconocer la exacta realidad que se vive y por la cual el país padece ingentes
dificultades. Mientras que esta Patria esté confiscada por una ideología, su
principal enemigo no será otro que el miedo al desarrollo. Por supuesto, éste asociado
a una nueva clase de necesidades insatisfechas a causa de la ceguera
gubernamental, además incapaz de ver la magnitud de la crisis económica que
tiene en la debacle al país. Pero también esta situación se debe a la
obstinación demostrada al momento de no atender las exigencias que demanda la
educación en todas sus manifestaciones y etapas. No hay duda de que un país sin
educación, está condenado a vivir todos los males. Las autoridades
educacionales siguen obnubiladas por pretensiones que lejos de ser reales,
lucen fuera de toda pertinencia. Sobre todo, por ofuscarse ante incongruencias
que se convirtieron en gastos innecesarios.
Así dejaron de prestarle atención a problemas
que revelan la precariedad de programas cuya intención se quedó en simples declaraciones.
Hoy, el país educativo real se parece muy poco al que muestra la propaganda que
asfixia la realidad nacional. Así que no hay razón alguna para insistir en
propuestas que se quedan en el papel. Siguen sin darse cuenta de que a pesar de
las contingencias que azotan al país, la educación es la base fundamental sobre
la cual descansa su devenir. Debería entenderse como el debate impostergable.
FELIZ TRISTEZA
No todas las felicidades son pletóricas de
alegrías. Algunas rozan la tristeza. Otras, por el contrario, son fuente de
emociones tan intensas como la melancolía. Sobre todo, cuando se ven
acompañadas por la soledad, sentimiento éste de profunda adhesión en medio de
cualquier circunstancia. Pero esa felicidad, no es la que comúnmente se vive.
Es aquella que pone de manifiesto la capacidad de remover el alma para elevarla
al cielo. Y desde el cielo, disfrutar la visión que brinda el Universo.
Inclusive, ella permite atreverse a estimar el infinito. Sólo que cuando
advierte la contradicción entre la realidad y la imaginación que debe tenerse
para deleitarse al contemplar lo interminable del Cosmo, esa felicidad se
convierte en tristeza. Quizás fue la razón que motivó a que el primer “hijo de
papel” de Arianna Isabel Monagas Boada, llevara por nombre: Feliz Tristeza.
Bajo tan sugerente apelativo, intituló su poemario publicado por la Editorial
Nocturna, de la ciudad universitaria de Córdoba, Argentina.
Cada poema de Arianna Isabel, es una
exquisita invitación a la apasionante aventura de recorrer parajes de vida,
momentos de sentimientos y caminos de nostalgia. Aunque también, rutas de osado
optimismo y de positivos anhelos. O simplemente, para navegar por mares de
letras soñadoras o sobre cauces de claras aguas movidas por olas de esperanzas,
afectos y sueños en una serena embarcación de la mano de una periodista ganada
al mundo de palabras. De palabras que surcan el cielo, cual atrevido vuelo de
gaviotas. En tan alto vuelo, que pareciera acariciar el umbral de las
estrellas.
Justamente, el lugar donde puede alcanzarse a
vivir una Feliz Tristeza. ¡Enhorabuena!, hija bella…
“Ante la indolencia de un gobierno
negligente, poco valen discursos, menos planes de acción, que prometan
reordenar situaciones en avanzado estado descomposición ética y moral”
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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