lunes, 23 de marzo de 2015

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, LAS MANOS LARGAS DEL BACHAQUEO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

El populismo encontró en el desorden establecido, el terreno ideal para atropellar la moral pública y perturbar proyectos institucionales y personales a partir de un ostentoso maniqueo demagógico.

LAS  MANOS LARGAS DEL BACHAQUEO

Si bien la teoría económica no acuñó el término: “Nuevo Orden Económico Internacional”, algo de ello le debe a las pretensiones de una nueva economía política toda vez que ésta ha buscado el sano, aunque difícil y controversial, equilibrio entre el manejo prudente de la economía y la construcción de gobernabilidad social. La idea de formalizar “condiciones de estabilidad y bienestar  necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre naciones basadas en el respeto al principio de igualdad de derechos y al de libre determinación de los pueblo” tal como fue acordado por la Organización de Naciones Unidas en 1974, en verdad no fue suficiente para contener la voracidad propia de criterios políticos incitadas por la perversidad de regímenes no del todo coincidentes con fundamentos sobre los cuales gravita la democracia como sistema político. Tampoco, para moderar las demandas de la globalización de la economía que para entonces comenzaba a despuntar con suma intensidad.

La estructura política, económica y social que se fraguó en algunos países latinoamericanos, fue desviándose de principios que exaltaban las libertades y los derechos humanos como razón de fuerza mayor a los fines de profundizar condiciones de inclusión y de equidad social sostenibles en el tiempo. No obstante, siguieron imponiéndose las mismas dificultades. Tanto fue así, que se dieron graves distorsiones que terminaron en la concentración social y territorial de la riqueza, del poder y de las oportunidades en manos de quienes se arrogaban la titularidad de escaños de gobierno. El estado de confusión y desaliento comenzó a allanar importantes espacios de la sociedad nacional. El populismo encontró en ello el terreno ideal para atropellar la moral pública y perturbar proyectos institucionales y personales a partir de un ostentoso maniqueo demagógico.

Venezuela no fue la excepción. Igual que otros países caracterizados por instituciones débiles, fue presa de problemas de índole político, social y económico. Sobre todo, luego que el militarismo envolvió la propuesta electoral que tomó el poder en 1999. Fue entonces cuando se acentuó el proceso de enrarecimiento del Estado de Derecho. La oferta de la desdibujada revolución, de animar el fortalecimiento de la sociedad civil, sólo sirvió para avivar trémulos engaños que conmocionaron el panorama nacional.

El principio sobre el cual se deparó la noción del “Nuevo Orden Económico Internacional”, inspiró criterios políticos y económicos  que se prestaron para elaborar políticas públicas dirigidas a superar inconveniencias generadas de problemas marcados por el desequilibrio de patrones tecnológicos. Asimismo, por la propagación de desigualdades económicas y por la creciente marginalidad de sectores de la población en contrario con objetivos de desarrollo social pautados por planes nacionales. No obstante, este nuevo planteamiento de los factores de la economía, no fueron del todo idóneos para contrarrestar los problemas de la desbordante intolerancia que comenzó a aplastar valores de justicia y democracia.

No hubo forma de que dichos criterios ordenaran el deterioro de las condiciones de vida del venezolano que vino dándose desde 2002, particularmente, impulsado por una gestión de gobierno que no entendió la necesidad de aceptar el conflicto y la disidencia como forma de distender y resolver problemas que, como es usual en política, no tienen solución consensual. La Venezuela de la segunda década del siglo XXI, entró en franca decadencia no sólo a consecuencia de la pérdida de fuerza sobre la cual pretendió sustentarse la democratización del sistema político. También, como resultado de la incapacidad de la estructura social y económica de proveer a una parte importante de la población, indistintamente del nivel intelectual alcanzado por sus miembros, de lo necesario para lograr las metas individuales y colectivas que, inclusive, exhorta la Constitución de la República.

Ante la dificultad de armarse un robusto modelo de país, la vida del venezolano se vio abatida por lo cual improvisó modos de trabajo que tendieran a compensar los desequilibrios que padecía. Así que amenazado por la posibilidad de transitar una senda de empobrecimiento cuyas proyecciones echarían por tierra logros y  naturales anhelos, le dio por imponerse a las contingencias. De esa manera, optó por salirle al paso a la escasez y al desabastecimiento causado por la falta de visión gubernamental. Fue así como se aventuró a lidiar con la incertidumbre, apostándole a una especie de pernicioso comercio denominado “bachaqueo”. Tanto que ahora Venezuela está poseída por las manos largas del bachaqueo.

VENTANA DE PAPEL

EL DEBATE IMPOSTERGABLE

Más que estar pensando en absurdos ataques de un enemigo extranjero, el país político debería dedicarse a reflexionar sobre asuntos cuya seriedad pone en evidencia la estupidez de quienes, por ser gobierno nacional, dirigen costosos esfuerzos por hacerle creer a la población que la Patria está en peligro. Y que de no procederse a armar venezolanos, sin formación militar, el país se verá a merced de graves amenazas. Totalmente falso y ridículo.

El problema propiamente se suscita al desconocer la exacta realidad que se vive y por la cual el país padece ingentes dificultades. Mientras que esta Patria esté confiscada por una ideología, su principal enemigo no será otro que el miedo al desarrollo. Por supuesto, éste asociado a una nueva clase de necesidades insatisfechas a causa de la ceguera gubernamental, además incapaz de ver la magnitud de la crisis económica que tiene en la debacle al país. Pero también esta situación se debe a la obstinación demostrada al momento de no atender las exigencias que demanda la educación en todas sus manifestaciones y etapas. No hay duda de que un país sin educación, está condenado a vivir todos los males. Las autoridades educacionales siguen obnubiladas por pretensiones que lejos de ser reales, lucen fuera de toda pertinencia. Sobre todo, por ofuscarse ante incongruencias que se convirtieron en gastos innecesarios.

Así dejaron de prestarle atención a problemas que revelan la precariedad de programas cuya intención se quedó en simples declaraciones. Hoy, el país educativo real se parece muy poco al que muestra la propaganda que asfixia la realidad nacional. Así que no hay razón alguna para insistir en propuestas que se quedan en el papel. Siguen sin darse cuenta de que a pesar de las contingencias que azotan al país, la educación es la base fundamental sobre la cual descansa su devenir. Debería entenderse como el debate impostergable.

FELIZ TRISTEZA

No todas las felicidades son pletóricas de alegrías. Algunas rozan la tristeza. Otras, por el contrario, son fuente de emociones tan intensas como la melancolía. Sobre todo, cuando se ven acompañadas por la soledad, sentimiento éste de profunda adhesión en medio de cualquier circunstancia. Pero esa felicidad, no es la que comúnmente se vive. Es aquella que pone de manifiesto la capacidad de remover el alma para elevarla al cielo. Y desde el cielo, disfrutar la visión que brinda el Universo. Inclusive, ella permite atreverse a estimar el infinito. Sólo que cuando advierte la contradicción entre la realidad y la imaginación que debe tenerse para deleitarse al contemplar lo interminable del Cosmo, esa felicidad se convierte en tristeza. Quizás fue la razón que motivó a que el primer “hijo de papel” de Arianna Isabel Monagas Boada, llevara por nombre: Feliz Tristeza. Bajo tan sugerente apelativo, intituló su poemario publicado por la Editorial Nocturna, de la ciudad universitaria de Córdoba, Argentina.

Cada poema de Arianna Isabel, es una exquisita invitación a la apasionante aventura de recorrer parajes de vida, momentos de sentimientos y caminos de nostalgia. Aunque también, rutas de osado optimismo y de positivos anhelos. O simplemente, para navegar por mares de letras soñadoras o sobre cauces de claras aguas movidas por olas de esperanzas, afectos y sueños en una serena embarcación de la mano de una periodista ganada al mundo de palabras. De palabras que surcan el cielo, cual atrevido vuelo de gaviotas. En tan alto vuelo, que pareciera acariciar el umbral de las estrellas.

Justamente, el lugar donde puede alcanzarse a vivir una Feliz Tristeza. ¡Enhorabuena!, hija bella…

“Ante la indolencia de un gobierno negligente, poco valen discursos, menos planes de acción, que prometan reordenar situaciones en avanzado estado descomposición ética y moral”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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