domingo, 22 de marzo de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, LA CONTRA-JUSTICIA DEL SEGREGACIONISMO FUNDACIONISTA

«Siempre fue tiempo de abolir toda clase de gobierno porque el concepto del mando  contradice la Inmanencia de la Libertad y Emancipación del Ser Consciente»
La «segregación» es un eficaz recurso para conducir, sin responsabilidad ni esfuerzo intelectual, los destinos de individuos todavía sometidos a regímenes de gobierno que hace centurias debieron ser abolidos para dar paso a la «Universalidad de la Conciencia Despierta»: a nuestra ruptura de cofradías de rastacueros lesivos a la Inmanente Libertad y Emancipación del Ser Humano.

En sus días de infante, el Fundacionismo Segregacionista se devela con maniqueos protocolos políticos para la agitación y unidad social: proclamas vindicativas o slogans donde la súbita e irracional venganza halla condiciones para florecer. El volitivamente pobre y sin oficio que experimenta regusto por serlo (antítesis del otro que lo es por víctima de la inequidad en materia de repartición de riquezas, o ausencia de ofertas de empleo como resultado del aporreamiento al Capital Antropomórfico») arrastra fatales hábitos: fomentar la ignorancia, resignación, pereza, conformismo u odio hacia los ilustrados y quienes prosperan o idean formas lícitas para superar su exculpada y paupérrima existencia.

Bien administradas, las riquezas de las naciones siempre lucirán providenciales: pero, políticamente fustigadas degeneran en esa miseria que reina con bochorno e indignidad sin redimir a nadie. Con ella igual lo hacen los  cazadores de frustrados, resentidos e incautos mediante La Contra-Justicia del Fundacionismo Segregacionista. Ellos los proveen de palabrejas ofensivas y amenazantes, también de cilindros llenos de iracundia que tienen detonantes mientras «fasto discursean» en mítines porque la venturanza estaría a su espera: se han disfrazado de salvadores de «parias» pero jamás de ciudadanos, y quieren investirse de reyezuelos.

En esta inferna que llamamos Firmamento todos somos «recursos sustituibles», criaturas desafiadas a vivir y morir con dignidad pero apriorísticamente condenadas a padecer «desfaloladas» e «invaginados» letales. La escisión que no admite prórrogas nos aguarda a victimarios y víctimas incapaces de pacífica, solidaria y fraternamente cohabitar a causa de la «parasitomiasma» que infecta nuestra especie. Si la Inmanente Libertad y Emancipación del Ser Humano no fuese con saña y persistencia golpeada, nuestra fugaz presencia en lo que parece Realidad e igual nuestra partida hacia La Nada serían celebración perpetua.

La Contra-Justicia del Fundacionismo Segregacionista separa a mujeres, hombres y niños para decirles que los espejos de sus recámaras reflejan objetivos de guerra. Cada cual es adoctrinado para sentir que está amenazado por un fortuito y al acecho enemigo. El Cuerpo Social comienza a exhibir enormes y purulentas llagas. Deja de ser ciudadano para convertirse en un timado, en custodio de los privilegios de su opresor henchido de privilegios.

No exigirá Justicia sino que la implorará como vasallo para jamás recibirla. Una de las mayores tribulaciones de la Humanidad es la exención de la violencia para extinguir de su corpus a enquistados y letales arrastracueros con mando sobre naciones.

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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