sábado, 28 de febrero de 2015

PEDRO BENÍTEZ, LEOPOLDO LÓPEZ Y ANTONIO LEDEZMA: AHORA SON DOS PROBLEMAS

El chavismo va a salir del poder porque los dos pilares que le sostenían ya no existen: los precios del petróleo y el liderazgo de Chávez. Sin eso, el proyecto de poder que nominalmente encabeza Nicolás Maduro se dirige a una inevitable y catastrófica debacle. No se trata aquí de asomar algún tipo de reivindicación del extinto expresidente, después de todo estamos pagando las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, es razonable pensar que él hubiera tenido una mayor capacidad política para controlar los daños.

Se me dirá que tenemos ya dos años anunciado el fin de la presidencia de Maduro. Es cierto, pero eso se ha debido (en parte) a los errores en los que hemos incurrido desde la oposición en la ejecución de la estrategia electoral. Errores que nos llevaron a recibir innecesarias derrotas en las elecciones de gobernadores de diciembre de 2012, y en las municipales del año siguiente. Desmovilizar y desmoralizar a la base opositora en esas dos contiendas le hizo perder impulso y capacidad de presión al movimiento opositor.

Ya no vale pena llorar sobre la leche derramada, lo que pasó, pasó. Pero al menos, aprendamos de la derrotas.

La evidente incompetencia de Maduro ha agravado una situación económica y social que de por sí ya estaba destinada a ser bastante mala. Eso forzosamente va a pasar una factura electoral que el grupo en el poder está buscando desesperadamente la manera de evitar.

Pero una cosa es querer y otra cosa es poder.

A Maduro sólo le queda el apoyo militar y la cruda represión. Sin embargo, la peor de las dictaduras siempre ha contado con una base social de sustentación. Nadie se mantiene en el poder solamente con las bayonetas. 

Hay sociedades que aceptan las dictaduras porque nunca han conocido la democracia o porque vienen de tales convulsiones internas que están dispuestas a tolerar tiranías a cambio de la paz.

No es el caso de Venezuela. El chavismo construyó su hegemonía sobre el reparto populista de la renta petrolera, y eso, se acabó. Su base de apoyo se erosiona aceleradamente.

Así las cosas, lo más razonable que pueden hacer Maduro y su grupo es organizar una transición ordenada del poder por la vía electoral y la negociación política. No obstante, han tomado el camino más peligroso para ellos: sostenerse por medio de la pura represión. Y todo para terminar como terminan siempre estos regímenes: negociando el abandono del poder.

Leopoldo López privado de libertad era un problema adicional para el gobierno. Ahora con Antonio Ledezma tiene dos.

@PedroBenitezF

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