Si algo positivo podemos resaltar de la III
Cumbre del CELAC realizada entre los días 26 y 30 de Enero en Costa Rica, ha
sido la habilidad diplomática del Presidente Luis Guillermo Solís -acompañado por países de la región- de impedir la “albanizacion” total del
organismo que pretende impulsar Cuba,
Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Argentina en su pretensión de eliminar
a la OEA y sustituirla por el CELAC. En San José se ratificó una vez más el deseo mayoritario de mantener
a la institución como simple mecanismo de consulta siguiendo con el papel que
deriva de sus orígenes del Grupo Contadora y luego del Grupo de Rio, y
negándose a convertirlo en un organismo permanente con una secretaria
ejecutiva.
Si algo negativo debemos destacar, han sido
intervenciones lamentables como las de Correa, al proponer se suprima el
sistema interamericano de protección de los derechos humanos, sumado al silencio de los asistentes en
relación a los principios consagrados en la Carta Interamericana Democrática y
en las clausulas democráticas que se aprobaron en los organismos
sub-regionales.
Ello demuestra que existe una mala influencia que se basa en un
eje en el que se logra impulsar un
“consenso” que los Gobiernos no quieren
ir en contra, sea por afinidades políticas, pragmáticas, ideológicas o por
temor.
No hay duda que en la Declaración Final acertadamente se privilegia la
lucha contra la pobreza y ello constituye un tema fundamental de la agenda
latinoamericana.
Pero lo grave de este encuentro es que se eludió el tema de
los derechos humanos, de la democracia y de las libertades dejando de lado
situaciones tan graves como las que vive Venezuela, mientras se respalda la
ficción de una supuesta “guerra económica. Otro tema preocupante es la
asimetría de los invitados no gubernamentales. Mientras en Costa Rica
estuvieron invitados Rigoberta Menchu quien habló una y otra vez con los
delegados sobre el tema de los derechos humanos, no estuvieron presentes
ni Human Rights Watch ni Amnesty
International ni mucho menos el Premio Nobel de la Paz, el ex Presidente del
país anfitrión Don Oscar Arias. Mientras vimos en los espacios de televisión
muy activo entre los delegados al chavista francés Ignacio Ramonet, no estuvo
invitado Marcel Granier o Miguel
Henrique Otero. Y qué decir de la
descarada actitud de Ortega de tratar de dejar Presidiendo la Delegación
Nicaragüense al dirigente independentista de Puerto Rico Ruben Berrios, quien
fue rechazado por más de 95% de los electores de su país, mientras que el
organismo que pretende defender la
autodeterminación, se la niega al pueblo Borinquén! Muy acertada la decisión
del Presidente Solís de anular la reunión privada de Presidentes para impedir
que se produjera su intervención.
Es muy estimulante constatar que a pesar de ello, el respaldo a los venezolanos que luchan por la libertad no estuvo ausente. La plenaria de la Asamblea Nacional de Costa Rica aprobó una moción impulsada por el diputado Mario Redondo de ADC, en la que se exhorta a los Jefes de Estado a pronunciarse sobre la detención de los presos políticos y en la que se exige la liberación de Leopoldo López. En el mismo sentido Oscar Arias ha reiterado su solidaridad, al igual que otros dirigentes, la prensa y los jóvenes, mostrando el respaldo a Venezuela y a los principios de libertad, pluralismo y tolerancia en nuestro Continente.
Milos
Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@milosalcalay
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