Hace 70 años, al avanzar el ocaso de la
llamada segunda guerra mundial, queda liberado el campo de concentración nazi
de Auschwitz, Polonia, centro del horror y crueldad de la más profunda estirpe
y contenido.
La pregunta es inevitable: ¿en realidad quedó
liberada la humanidad del horror-crueldad-exterminio? Todos sabemos que aquel
fue un capítulo de los más criminales de la historia de lo que se ha nombrado y
nombra como humanidad.
Y si es humanidad ¿cómo se explica su
inclinación hacia el horror, el crimen,
el exterminio, la perversión?
Eso que se ha llamado y llama hombre, cuyo
conjunto establece la sociedad, a partir de la aparición de la propiedad,
deriva sus poderes de la acumulación de cuya suma se construyen imperios, polos
de dominación.
Los nazis, como tantos otros aspirantes a
conformar imperios, entendieron que para avanzar debían exterminar todo cuanto
se opusiese a su afán de grandeza y
sometimiento. Sólo un fanatismo convertido en dogma-ideología-religión
es capaz de llegar tan lejos en la liquidación de quienes se consideran
enemigos, inferiores y no de una tal “aria condición”. Fue la hora de la
“limpieza” para imponer la mayor de las civilizaciones bajo la conducción de Adolf Hitler.
Esta es una etapa más de la sucesión de
hegemonías. Porque desde la aparición de la sociedad-propiedad, todo está
dispuesto por la lucha de poderes-fuerzas y el deslinde entre privilegiados y
sometidos. El disparo es el mismo para el avance del exterminio.
Ahora en la era nuclear, la guerra computarizada
asesina de múltiples maneras. Tiempo de las bombas sólo-mata-gente, o del
explosivo atado a la cintura de un niño. Fanatismos distintos para los mismos
fines, con propiedad acumulada dispuesta para imperar.
Hoy son los altos mandos financieros quienes
rigen la totalidad del cuadro histórico y quienes disponen y controlan el
mundo. La guerra sigue siendo la del poder global contra todos sus súbditos. Es
la extensión y dimensión de Auschwitz. Un mundo tomado por los asesinos y
atiborrado de desechos que es lo que hoy se considera como humanidad.
Por ello, aquí el poder militar-policial-civil hoy dispone “el uso de armas mortales para enfrentar manifestaciones desestabilizadoras”. Sancho, con los imperios de la huella Auschwitz nos seguimos topando!
Agustin
Blanco Muñoz
abm333@gmail.com
@ablancomunoz
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