lunes, 16 de febrero de 2015

JOSÉ JOAQUÍN URDANETA CASTRO, LUCHA, PASIÓN Y MUERTE DE RUBEN DARÍO BARBOZA CARROZ, PRESIDENTE DE FEDENAGA

RUBEN DARÍO BARBOZA 
El 11 de  Febrero del 2.014 exactamente hace un año ante una multitudinaria asamblea pocas veces vista en la región, Rubén Darío Barboza Carroz  presentó en el auditorio de Asodegaa en la ciudad del Vigía, el “Segundo Plan Nacional Productivo Pecuario Alberto Adriani, el objetivo principal del plan era dotar a los pequeños y medianos productores rurales venezolanos de los insumos, maquinarias y herramientas financieras y tecnológicas necesarias para la repotenciación del aparato productivo y de esta manera lograr el autoabastecimiento de leche y carne para todo el país.
Fue juramentado el 25 de Noviembre del 2.013 en una oscura, mediocre y gris asamblea anual de la federación de ganaderos, allí el punto principal a tratar había sido el cobro de acreencias por parte del anterior presidente emitidas durante su gestión y lograr de su parte hacerlas efectivas solicitando el único vehículo que quedaba para uso del presidente, un acto vil y típico de nuestra absurda “viveza criolla”,  propuesta que fue aprobada. Nunca se discutieron estrategias del sector, ni acerca del futuro de la federación, toda la discusión se centró en un pingue carro. Algunos de los presentes sentimos pena ajena, tristeza y dolor por la triste escena presenciada.
Rubén Darío había sorteado emboscadas y conchunpancias que conspiraban al igual que el crimen en las sombras del misterio para que no pudiera llegar a la presidencia, pero con su característica perseverancia recorrimos juntos miles de kilómetros del territorio nacional para buscar apoyo y logró ser electo como presidente de Fedenaga.
Tres meses después el 11 de Febrero Rubén Darío presentó su propuesta para el sector agropecuario que contaba con 20 programas, un día después estallan las protestas a nivel nacional y dónde clamaban y claman en la actualidad por mayor producción nacional. Algunos de los directivos de la asamblea anterior lo objetaron entre rumores e intrigas porque no habían sido consultados y ellos eran los expertos y quienes dominaban el tema, ellos lo “sabían todo”.
En los setenta años de la Federación nadie había presentado ninguna propuesta formal y Rubén Darío se atrevió. El narcisismo y la mediocridad creció en adeptos y la envidia carcomía los huesos de los más mediocres y vanidosos, pero Rubén con la humildad que lo caracterizaba hizo llegar el documento a cada uno de los directivos en todo el país, estando seguro que muy pocos lo leyeron.
Habíamos trabajado “Ad honorem”, sin interés crematístico alguno durante dos largos años en una comisión presidida por mí e integrada por amigos fraternos con raíces agropecuarias que habían ocupado cargos de ministros, presidencia de bancos, expertos agrarios e institucionales.
Con la fe, la paciencia, perseverancia  y constancia heredadas de Bolívar y Urdaneta, Rubén Darío fue abriendo puertas, entregando y explicando a las autoridades nacionales su propuesta programática, ella contemplaba su visión y pasión por el rescate del sistema de producción nacional, una tarea titánica que menguó su salud, ya resentida en tiempos anteriores con la aparición de la diabetes cómo enfermedad. Hasta fue juramentado en la “Comisión Presidencial Agroalimentaria. A pesar de un inmenso e incansable esfuerzo nunca recibió respuestas concretas para desarrollar sus propuestas.
Las excelentes luchas y gestiones anteriores de José Luis Betancourt y Genaro Méndez eran cosa del pasado, la mediocridad y soberbia de Manuel Cipriano Heredia presidente de la fantasmal “Fegabarinas”, acompañado de directivos “eternos”, como Armando Chacín de Fegalago, David Govea de Gadema,  Ángel Rincón de Ugavi y Luis Hernández Guanipa de Asogata  habían convertido la Federación de Ganaderos en un cascarón vacío, estoy plenamente seguro que con estos dirigentes nunca seremos soberanos alimentariamente, A pesar de esta triste realidad Rubén trató de recuperar a Fedenaga a costa de su sacrificio físico, familiar y económico.
Mientras en Venezuela impere la estúpida actitud del” deber ser” y no la del “deber hacer”, estas actuaciones decepcionan a quienes entregan con honestidad lo mejor de sí para alcanzar los logros necesarios que permitan el bienestar y el progreso colectivo. El excesivo narcisismo, la inmediatez, el egoísmo, las oscuras pretensiones y el individualismo son causas importantes de la debacle ética y moral que vive nuestra sociedad.
Es imperativo que los hombres de bien demos un paso al frente para el rescate y renovación de nuestras instituciones. Martin Luther King dijo: "No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos".
Un hombre cómo Rubén Darío, una reserva moral venezolana, bondadoso desde su nacimiento hasta su muerte, un titán íntegro y honesto hasta lo más profundo de su corazón, no podrá ser fácilmente sustituido por aquellos que día a día hacen esfuerzos importantes para destruir las instituciones y aprovecharse en lo personal de ellas. Hoy lloro en silencio y en soledad rememorando su lucha, pasión y muerte, es mi deber moral decir la verdad en su honor.
Soy testigo de los silencios, reflexiones e inquietudes de Rubén, pero también de sus tristezas y decepciones. Hasta una “Quinta Columna”, le formaron tratando de condicionarlo, hacerlo con Rubén Darío era cómo amansar al viento, cómo intentar  detener la lluvia inclemente del trópico cuándo se precipita impetuosa e indómita contra las llanuras y praderas venezolanas. Deja en la orfandad a sus dos cachorros cómo cariñosamente los llamaba,
Sé que hay acuerdos de duelos en su honor, sinceros en la mayoría de los casos, en las Asociaciones de Ganaderos existen muchos hombre de bien, desafortunadamente la Revolución Bolivariana ha hecho brotar de la mente y el corazón de los venezolanos los más oscuros deseos y sentimientos pérfidos que eran inexistentes en el gentilicio nacional. Mejor dicho abunda la barbarie.
En esta hora menguada de Venezuela en que la muerte abordó a nuestro fraternal  amigo, compadre y hermano Rubén Darío Barboza Carroz vemos con preocupación  que a nuestra patria le esperan los Jinetes del Apocalipsis convertidos en carestía,  inflación, escasez, desabastecimiento, inseguridad y una profunda violación a los derechos humanos consagrados en nuestra constitución.
Dios brinde paz a sus restos
José Joaquín Urdaneta Castro
josejoaquinurdanetacastro@yahoo.es

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