Bajaron los precios
del petróleo. Las reservas internacionales muy disminuidas desde antes. No hay
producción ni dólares para importar. El desabastecimiento es la orden del día y
cada pueblo es una cola. La deuda externa es escandalosa. La matazón sigue en
todas partes. El gobierno sigue en la inercia.
Venezuela se
desmorona a una velocidad pasmosa y Maduro anuncia que seguirá haciendo lo
mismo. Acusa a otros de una conspiración contra la economía y es él quien
controla el Banco Central, maneja a su antojo el presupuesto, decreta las leyes
económicas mediante la habilitante, controla la asignación de divisas, confisca
industrias y expropia fincas.
Hace todo sin
control. La Asamblea Nacional es eco de sus baladronadas. Repiten a placer
mentiras y disparates. En vez de asumir rectificaciones necesarias con leyes
valientes, le siguen la corriente y abren una investigación contra el supuesto
golpe económico.
Maduro no asume
responsabilidad alguna por miedo a las consecuencias políticas. No sabe qué
hacer. Hasta el aumento de la gasolina se lo pelotea a los demás y convoca un
debate nacional para así repartir la paternidad del aumento.
Al país hay que
sacarlo del foso ya. Cada día que pasa son más familias enlutadas por el
malandraje o porque no hay medicamentos para tratar la gravedad de los
pacientes. La pobreza y la indigencia siguen creciendo. Cunde la desesperación,
los conflictos se incuban y la explosión está a la vuelta de la esquina. El
país está al garete.
Hay que cambiar ya el
modelo económico y político. Hay que estimular la producción con incentivos a
la inversión, con respeto absoluto para la propiedad privada. Hay que revertir
las expropiaciones de las empresas de las que el Estado se apropió para nada y
devolver a sus dueños centenares de fincas para que las pongan a producir.
Nadie puede producir
ni vender por debajo de lo que los productos le cuestan. Nadie trabaja a
pérdida. Sobran controles caprichosos.
No hay dólares porque
los controla el gobierno. El control de cambio ha traído corrupción. Unos pocos
se enriquecen con los dólares y el país se arruina.
Basta de compras de
armas que exprimen el erario y enriquecen a la cuerdita. Basta de regalar el
petróleo y de gobernar con los sobrinos y los guardaespaldas. Hay que llamar a
gente preparada. Hay que tratar a Venezuela con seriedad.
Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
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