El movimiento de los
astros, los pánicos, la gira hacia ninguna parte de Nicolás Maduro y el sonido
inconfundible de la multitud enfurecida plantean escenarios...
Bajada sin frenos. Se
sigue como ahora. Parálisis y deterioro. El país se desmadra. La furia se
amplía pero no revienta. Las colas y la escasez consumen la energía social. Se
imprime más dinero. Se acusa al imperio. Se inventa un nuevo magnicidio.
Protestas cada vez más violentas.
Variante
catastrófica. Se unen varias “candelitas” y se enciende una bronca
generalizada, inmanejable. No sería El Caracazo, pero puede ser caos total.
Variante homicida. El
gobierno apela a la represión aún más brutal y logra contener por un tiempo
más, hasta que el deterioro vuelva a retomar velocidad.
Iluminación
inesperada. Maduro decide romper con la izquierda. Acuerda un viraje con
medidas para tratar de controlar la crisis terminal que ahoga el país y a su
régimen.
Variante sonreída. Se
entiende con los empresarios. Llama a Fedecámaras y no sólo a los
boliburgueses. Habla con la oposición. Llama a todos, especialmente a los
líderes más destacados y radicales. Busca consenso. Cambia a un gabinete
“modernizador”. Por fin recibe una llamada de Obama.
Variante estreñida.
Toma algunas medidas para atenuar la catástrofe. Devalúa, sin unificar el tipo
de cambio. Aumenta un poquito el precio de la gasolina. Trata de cortar la
hemorragia fiscal con torniquetes disfuncionales. Gana tiempo.
El PSUV dice: “Adiós
Nicolás”. La corriente ahora mayoritaria en el PSUV, según la cual Maduro debe
ser reemplazado dentro de las filas rojas, se decide a actuar. Lo dejan sin
apoyo, suspendido en el vacío, renuncia y ocurre un reacomodo dentro de las facciones
civiles y militares.
Consenso de las
cúpulas. Un sector del régimen se entiende con un sector de la oposición,
tratan de aislar a la izquierda roja y a “los radicales” opositores, para un
régimen con algún suplente al frente, “viable” hasta las elecciones
parlamentarias y, si el cuero da, hasta el revocatorio.
Atención firr… Se
produce una presión militar hacia el cambio. El “pronunciamiento” lleva al
reemplazo inmediato del régimen.
Variante Augusto
Pinochet. Se asienta un gobierno autoritario, de extrema derecha, que aniquila
partidos rojos y azules e instala represión.
Variante Wolfgang
Larrazábal. Los militares conjuntamente con un movimiento civil, abren el
camino hacia elecciones presidenciales en un plazo relativamente breve.
Lector, ¿cuál le
parece más probable? ¿Cuál le gustaría?
Carlos
Blanco G.
carlos.blanco@comcast.net.
@carlosblancog
.
www.tiempodepalabra.com
cblanco@bu.edu
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