RUBÉN CONTRERAS |
Es que acaso 300 años de calma no bastan? Esa
fue una de las frases pronunciadas por Simón Bolívar, en la madrugada del 4 de
Julio de 1811, cuando propuso que el
Congreso de Venezuela, en sus deliberaciones debía decretar la Independencia de
Venezuela.
Con esa declaración, los patriotas salieron a
luchar para romper con la atadura umbilical que teníamos como colonia con la
madre patria, España. Inmediatamente los hilos de las relaciones
internacionales se movieron y se deslizaron hacia nuevos horizontes dominados
por la Gran Bretaña y el país independiente de Norteamérica, el país de la
libertad racional, como lo describió el mismo Bolívar, cuando estuvo en él,
durante su viaje a Europa después de la muerte de su señora esposa.
Con ambos y otros países, hubo una relación
comercial por la cantidad de préstamos obtenidos para cubrir los gastos de la
guerra de independencia y luego para realizar obras de infraestructura, entre
las cuales pudiéramos destacar la construcción de las carreteras de Caracas a
La Guayra y Valencia Puerto Cabello, el pago a los propietarios por la
Manumisión de los esclavos, la construcción de los ferrocarriles de Caracas a
El Encantado, Caracas a Coche, Caracas La Guayra, La Construcción del Palacio
Federal Legislativo, el acueducto de Macarao a Caracas, Las obras del Calvario
y El Arco de La Federación, la construcción de la Iglesia de Santa Teresa y la
conversión de la Iglesia de La Santísima Trinidad en Panteón Nacional, entre
tantas obras construidas, con capital europeo, especialmente inglés.
A esto debemos sumarles también los préstamos
logrados a través de los diversos gobiernos venezolanos después de la guerra
federal, hasta que a principios del siglo XX, se inicia con fuerza la
penetración del capital norteamericano mediante inversiones en exploración,
producción y refinación del petróleo, lo cual va a permitirle a los diversos
gobiernos venezolanos, dictatoriales y demócratas, avanzar a paso firme en
cuanto a la construcción de instituciones y a generar un estado de bienestar a
través de políticas de sustitución de importaciones, al desarrollar industrias,
servicios y democratizar la educación a niveles y estándares nunca vistos en
Venezuela y América Latina.
Este nuevo coloniaje fue realizado sin dogmas
ideológicos y sin pretender vender a los venezolanos paradigmas inculcados de
veneno, para ganar incautos y mal poner a unos contra
otros, sino construyendo obras públicas y realizaciones de desarrollo, que
permitían generar un estado de crecimiento en libertad a los ciudadanos para obtener bienes y
servicios que se traducían en calidad de vida.
Lo importante es que durante los ejercicios
gubernativos de los siglos XIX y XX, Venezuela se alineaba con los países
industrializados como USA, Inglaterra, Francia, Italia, entre otros, que tenían
mayor desarrollo y crecimiento en el globo terráqueo y sus habitantes podían discernir lo más
conveniente para cada uno de ellos, dada la libertad de pensamiento que
imperaba en el país, a pesar de las
diversas corrientes ideológicas que se disputaban la preferencia del
electorado, y los gobiernos de turno que se sucedieron a partir de 1958,
al aprobar una nueva constitución,
respetaron sus postulados en cuanto al sistema democrático y a la libertad de
pensamiento, sin imponer ni estigmatizar a los venezolanos en cuanto a la
imposición de un pensamiento único.
Luego a partir de 1999, al asumir el poder un
oscuro y primitivo militar, de pensamiento heterodoxo y de accionar pretoriano,
a quien sus malos deseos lo llevaron a la tumba, este pretendió imponer a los venezolanos mediante un discurso
embaucador lleno de esperanzas florido
de gamelote, las ideas de un socialismo utópico basado en el pensamiento único,
y proponer un callejón sin salida al querer imponer hegemónicamente un nuevo
coloniaje, mediante el cual Venezuela se subordinaba a un país arruinado en el
cual se cercenaron las libertades públicas a partir de 1959, debido a que Cuba
desde la llegada del último dinosaurio que existe en él globo terráqueo, Fidel
Castro, este propuso mancillar a sus ciudadanos al cercenarles la posibilidad
de pensar en ideales de libertad y de crecer con autonomía democrática; y a
China, un hibrido en el cual domina un partido único, con un viraje en lo
económico hacia la economía social del mercado.
El caso es que en la actualidad los ductores del gobierno venezolano, en una
actitud incompresible para quienes
promueven ideas basadas en el estudio de la ciencia sociopolítica y
demás que permiten el crecimiento y desarrollo de la sociedad en general, en
todos sus ámbitos, dado que sería por primera vez en la historia de la
humanidad, que un país con condiciones económicas ideales para lograr su
desarrollo y auto sustentabilidad, se está auto flagelando al subordinarse
ideológicamente a un país que esta complemente arruinado por políticas
heterodoxas, basadas en la aplicación del socialismo real, como es Cuba y en lo
económico de China, países carentes de oportunidades de desarrollo y de
libertad de pensamiento para sus ciudadanos, y
están llevando a nuestro país hacia una nueva dependencia primitiva,
basada en lo ideológico y en lo económico.
Esto lo acabamos de comprobar con el nuevo
viaje que ha realizado el presidente de Venezuela a China, en el cual se acordaron
préstamos por 20 mil millones de dólares, los cuales sumados a los préstamos
anteriores con el gobierno chino llegan a 80 mil millones de dólares, para redondear una deuda pública externa que
asciende a 254 mil millones de dólares, adquirida en casi su totalidad por este
régimen militarista y a la cual estamos empeñados los ciudadanos de este país
en varias generaciones, pero como este
gobierno es hablador de paja por excelencia, según el vicepresidente no es
deuda sino un nuevo financiamiento, cuestión que todos quisiéramos que nos
tocara a cada uno de los venezolanos, no endeudarnos sino financiarnos.
El quid de la cuestión es que
cronológicamente, de acuerdo a las diversas etapas históricas que ha vivido Venezuela desde la llegada de los españoles en 1498,
esta que estamos viviendo, con la subordinación a Cuba y a China, se
circunscribe a la 4ta. Colonización y Dependencia, la cual choca de una manera
abrupta con los deseos democráticos y de libertad de pensamiento de los
venezolanos, por la forma tautológica que ha utilizado el gobierno comunista de
Venezuela al secuestrar los poderes públicos y ponerlos a disposición del pensamiento único y cambiar
el petróleo de todos los venezolanos por baratijas de línea blanca al mejor
estilo de la llegada de los hispanos a partir de 1498.
Rubén G. Contreras G.
rubencontrerasg@gmail.com
@RubenContreras
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