lunes, 26 de enero de 2015

RICHARD CASANOVA, LAS DICTADURAS Y DIOS

Hoy recordaba a un joven sindicalista de carácter revolucionario que logró ser el Primer Mandatario de su país. No pensaran mis lectores que me refiero a Nicolás Maduro pues éste no fue sindicalista sino un reposero, no tiene carácter revolucionario sino que fue adoctrinado por los cubanos y para colmo, nadie considera un logro propio su arribo al poder.  

En fin, me refería a Benito Mussolini, aunque ciertamente “Il Duce” viene a mi memoria gracias a la dislocada frase “Dios proveerá”, pronunciada por un desconcertado e irresponsable presidente ante un país inmerso en una crisis abismal.

Mussolini fue un ateo contumaz que llegó al extremo de desafiar a Dios en público, dándole cinco minutos para que lo aniquilara y “si no lo hace es porque no existe”.  Años después, siendo Primer Ministro de Italia, ese ateo desalmado firmó un pacto con el Vaticano (1929), reconociendo a la Santa Sede como Estado soberano, sujeto a Derecho Internacional. Los “Pactos de Letrán” permitieron además la educación católica en Italia y le dio el estatus de Iglesia Oficial. ¿Acaso un ángel tocó el corazón de este sanguinario revolucionario?  Nada de eso, solo entendió que no podría gobernar a Italia enfrentando al mundo católico. Simple populismo, pragmatismo puro y elemental. Así son todas las dictaduras, sean de izquierda o derecha.

Marx, Mao y Fidel Castro –figuras idolatradas del régimen- fueron igualmente ateos e inescrupulosos.  La diferencia es que Chávez comprendió –y Maduro lo aprendió- que nuestro pueblo es profundamente religioso: la Virgen del Valle, José Gregorio Hernández, La Divina Pastora, San Antonio o El Nazareno, entre otros, forman parte esencial del venezolano. Pero la boliburguesía roja-rojita es cultural y religiosamente bipolar. 

Quieren parecer monaguillos pero son ateos, otras veces son santeros, budistas o musulmanes, según convenga. Los que profanaron la tumba de El Libertador, sacrifican animales durante oscuros rituales en Miraflores o insultan a las autoridades eclesiásticas, son los mismos que salen lloriqueando con un crucifijo en la mano cuando la situación se complica. 

¡Así son!  En medio de esta terrible escasez que sufre el pueblo, decir “Dios proveerá” no es algo casual sino una vulgar manipulación del sentimiento religioso de los venezolanos. 

Es una forma de no dar respuesta a la demanda social y evadir su responsabilidad en esta tragedia que vive la Nación.  Pero será inútil, nadie les cree ni el Padre Nuestro.  La gente sabe que no existe guerra económica y conoce a los culpables de este desastre nacional.

Por otra parte, Dios ha sido un proveedor generoso: petróleo, extraordinarias riquezas minerales, tierras fértiles, caudalosos ríos, un clima excepcional y un maravilloso pueblo que ha escrito gloriosas páginas de nuestra historia. Esta fortuna ha sido dilapidada por las cúpulas podridas que hoy ejercen el poder. Ahora, luego de 15 años de desenfrenada corrupción, ni los chinos ni los rusos le prestan un centavo a este gobierno putrefacto, entonces ¿Por qué Dios si les va a dar crédito?  

Claro que Dios proveerá pero no para que sigan robando.  Proveerá un aliento a quienes luchan por un cambio, una luz que ilumine nuestro camino. Dios proveerá, en su momento...

Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova

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