jueves, 15 de enero de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, EL REHÉN, CASO LEPOLDO LOPEZ


Capturar rehenes es un mecanismo al que recurren terroristas, guerrilleros y gobiernos totalitarios. En Venezuela Maduro con su actuación demuestra su verdadera naturaleza.
Leopoldo López viene de ser declarado “rehén”, una persona privada de libertad, para ser utilizada como moneda de cambio, una garantía de ejecución a futuros acuerdos políticos o militares.
El Gobierno lo tomó como rehén, según sus propias declaraciones, lo utiliza como mecanismo de presión contra otros Estados, en este caso las declaraciones de Maduro permiten afirmar que fue contra los EEUU, a fin de llevarlo a ceder en sus exigencias. En este caso intercambiarlo por un terrorista puertorriqueño que cumple condena por atentados realizados dentro del territorio norteamericano.
En consecuencia tenemos razón en afirmar que estamos en manos de un gobierno delincuente. La mayoría de las legislaciones del mundo, califican como un delito contra los derechos humanos la toma de rehenes.
Leopoldo es una persona retenida prisionera por su secuestrador, su vida y su liberación dependen de las exigencias y de los intereses del régimen.
Los rehenes pueden tener un objetivo económico, el pago de un rescate, en ese caso se habla a menudo de un secuestro, modalidad que reduce al ser humano al nivel de una mercancía. Los grupos guerrilleros como las FARC lo han utilizado para conseguir fondos que financien sus operaciones.
Los terroristas los utilizan para intercambiarlos por cómplices, para negociar su liberación, o como salvoconducto para evadirse. En ocasiones los intercambian también por dinero y por armas.
Los regímenes totalitarios se trazan como objetivo final tomar como rehenes a sus pueblos y a los pueblos que conquistan, los primeros en sufrir el rigor de la opresión son las poblaciones autóctonas. Basta con recordar los pequeños pueblos del norte dentro del Estado Soviético oprimidos por el régimen central de Moscú.
Los rehenes son siempre personas inocentes a los cuales la violencia, la fuerza, las armas, el fanatismo y el poder, intentan utilizar como un medio para conseguir sus fines. Es intolerable que el mundo acepte que un régimen totalitario los detenga como mecanismo de intercambio, como argumento para paralizar reacciones y como víctimas inocentes de la violencia humana.
La humanidad ha presenciado teatros enteros, escuelas de niños, parlamentos, convertidos en escenarios de los peores crímenes. También hemos sufrido las terribles imágenes de la represión brutal contra estudiantes, ejecuciones ciegas y brutales contra ciudadanos inocentes.
Nos hemos sentido degradados como seres humanos cuando se obliga a los secuestrados a apoyar con declaraciones y letreros las causas de sus secuestradores y mayor horror cuando se jactan con sus videos, donde filman el acto de barbarie en el cual degüellan a un periodista, un cristiano o un miembro de una ONG.
Para alguien que sufrió ser secuestrado por el terrorista Carlos es cosa de principios denunciar un régimen que anuncia con total desfachatez estar dispuesto a intercambiar a un compatriota, un hombre inocente, detenido sin juicio y prisionero político, por un terrorista condenado por la justicia de su propio país.
En este mismo momento en Francia se desarrolla un drama, los periodistas se encuentran en la mira de los extremistas islámicos, 12 periodistas y caricaturistas asesinados en el asalto al periódico Charlie Hebdo, dos civiles dentro de un supermercado hebreo y 3 policías. Un horror que no sabemos cómo terminará.
No existe razón alguna que justifique que en nombre de un Dios, una causa o una revolución, la vida humana pierda totalmente su valor. Fundamentalistas, guerrilleros y revolucionarios terminan convirtiéndose en simples delincuentes y asesinos.
Leopoldo López ha sido sometido al acoso político, se le ha inhabilitado porque se le teme como líder, se le han negado sus derechos y el debido proceso. Perseguido, calumniado y condenado sin juicio, él encarna la esperanza de que el espíritu de libertad sigue vivo dentro del corazón de todos los venezolanos.
El régimen terrorista debe ser condenado y repudiado. Los venezolanos tenemos un compromiso histórico, verdaderamente unidos y dejando de lado intereses partidistas, todos debemos salir en defensa de un hombre bueno que está ofreciendo su vida para permitir que no desaparezcan los espacios democráticos ni la libertad en Venezuela.
Cuando un periodista no puede ejercer la libertad de opinión, cuando un cristiano no puede vivir dentro del territorio donde nació, cuando la guerrilla te obliga a desplazarte de tu territorio o cuando un político no puede disentir, estamos frente a una decisión primordial. Decidir entre rendirnos o luchar por seguir existiendo como seres humanos, con nuestros derechos y nuestras obligaciones.
El ser humano que está preso en Ramo Verde ha sido denigrado, insultado, vejado y torturado, su prisión define el atropello gubernamental. El gobierno se equivoca como cualquier fanático, ese tratamiento no disminuye de forma alguna a Leopoldo López, por el contrario lo engrandece.
Todos sabemos de su lucha, de su incansable coraje para enfrentar una banda que desde La Habana ha arruinado al país con su ineficiencia y con la manera corrupta como se ha conducido. Un gobierno que ha comprometido nuestro futuro. Un régimen que ha sembrado odio y violencia… que ha derramado la sangre de nuestros jóvenes. Que nos tiene haciendo colas para poder comer.
Maduro sin vergüenza alguna ha solicitado un canje, al mejor estilo de las FARC o ELN de Colombia, actúa como cualquier terrorista… igual que el Chacal. Viola las leyes de manera pública, desconoce la norma Constitucional, no respeta acuerdos, convenios ni las reglas diplomáticas, utiliza la disidencia política como mercancía de intercambio. Llegar a estos términos es el inicio del fin, de aquí en adelante la manera autocrática de gobernar es una evidencia.
La otra cara de la misma moneda es la dictadura, la represión y la barbarie. Presenciamos la hora final, los 60 presos políticos que se encuentran en las mazmorras bolivarianas representan a cada uno de nosotros, su suerte es la nuestra, su suerte es lo que nos espera.
Las fuerzas democráticas se encuentran en un impasse, ¡Es ahora o nunca!

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher

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