Capturar rehenes es
un mecanismo al que recurren terroristas, guerrilleros y gobiernos
totalitarios. En Venezuela Maduro con su actuación demuestra su verdadera
naturaleza.
Leopoldo López
viene de ser declarado “rehén”, una persona privada de libertad, para ser
utilizada como moneda de cambio, una garantía de ejecución a futuros acuerdos
políticos o militares.
El Gobierno lo tomó
como rehén, según sus propias declaraciones, lo utiliza como mecanismo de
presión contra otros Estados, en este caso las declaraciones de Maduro permiten
afirmar que fue contra los EEUU, a fin de llevarlo a ceder en sus exigencias.
En este caso intercambiarlo por un terrorista puertorriqueño que cumple condena
por atentados realizados dentro del territorio norteamericano.
En consecuencia
tenemos razón en afirmar que estamos en manos de un gobierno delincuente. La mayoría
de las legislaciones del mundo, califican como un delito contra los derechos
humanos la toma de rehenes.
Leopoldo es una
persona retenida prisionera por su secuestrador, su vida y su liberación
dependen de las exigencias y de los intereses del régimen.
Los rehenes pueden
tener un objetivo económico, el pago de un rescate, en ese caso se habla a
menudo de un secuestro, modalidad que reduce al ser humano al nivel de una
mercancía. Los grupos guerrilleros como las FARC lo han utilizado para
conseguir fondos que financien sus operaciones.
Los terroristas los
utilizan para intercambiarlos por cómplices, para negociar su liberación, o
como salvoconducto para evadirse. En ocasiones los intercambian también por
dinero y por armas.
Los regímenes
totalitarios se trazan como objetivo final tomar como rehenes a sus pueblos y a
los pueblos que conquistan, los primeros en sufrir el rigor de la opresión son
las poblaciones autóctonas. Basta con recordar los pequeños pueblos del norte
dentro del Estado Soviético oprimidos por el régimen central de Moscú.
Los rehenes son
siempre personas inocentes a los cuales la violencia, la fuerza, las armas, el
fanatismo y el poder, intentan utilizar como un medio para conseguir sus fines.
Es intolerable que el mundo acepte que un régimen totalitario los detenga como
mecanismo de intercambio, como argumento para paralizar reacciones y como
víctimas inocentes de la violencia humana.
La humanidad ha
presenciado teatros enteros, escuelas de niños, parlamentos, convertidos en
escenarios de los peores crímenes. También hemos sufrido las terribles imágenes
de la represión brutal contra estudiantes, ejecuciones ciegas y brutales contra
ciudadanos inocentes.
Nos hemos sentido
degradados como seres humanos cuando se obliga a los secuestrados a apoyar con
declaraciones y letreros las causas de sus secuestradores y mayor horror cuando
se jactan con sus videos, donde filman el acto de barbarie en el cual degüellan
a un periodista, un cristiano o un miembro de una ONG.
Para alguien que
sufrió ser secuestrado por el terrorista Carlos es cosa de principios denunciar
un régimen que anuncia con total desfachatez estar dispuesto a intercambiar a
un compatriota, un hombre inocente, detenido sin juicio y prisionero político,
por un terrorista condenado por la justicia de su propio país.
En este mismo
momento en Francia se desarrolla un drama, los periodistas se encuentran en la
mira de los extremistas islámicos, 12 periodistas y caricaturistas asesinados
en el asalto al periódico Charlie Hebdo, dos civiles dentro de un supermercado
hebreo y 3 policías. Un horror que no sabemos cómo terminará.
No existe razón
alguna que justifique que en nombre de un Dios, una causa o una revolución, la
vida humana pierda totalmente su valor. Fundamentalistas, guerrilleros y
revolucionarios terminan convirtiéndose en simples delincuentes y asesinos.
Leopoldo López ha
sido sometido al acoso político, se le ha inhabilitado porque se le teme como
líder, se le han negado sus derechos y el debido proceso. Perseguido,
calumniado y condenado sin juicio, él encarna la esperanza de que el espíritu
de libertad sigue vivo dentro del corazón de todos los venezolanos.
El régimen
terrorista debe ser condenado y repudiado. Los venezolanos tenemos un
compromiso histórico, verdaderamente unidos y dejando de lado intereses
partidistas, todos debemos salir en defensa de un hombre bueno que está
ofreciendo su vida para permitir que no desaparezcan los espacios democráticos
ni la libertad en Venezuela.
Cuando un
periodista no puede ejercer la libertad de opinión, cuando un cristiano no
puede vivir dentro del territorio donde nació, cuando la guerrilla te obliga a
desplazarte de tu territorio o cuando un político no puede disentir, estamos
frente a una decisión primordial. Decidir entre rendirnos o luchar por seguir
existiendo como seres humanos, con nuestros derechos y nuestras obligaciones.
El ser humano que
está preso en Ramo Verde ha sido denigrado, insultado, vejado y torturado, su
prisión define el atropello gubernamental. El gobierno se equivoca como
cualquier fanático, ese tratamiento no disminuye de forma alguna a Leopoldo
López, por el contrario lo engrandece.
Todos sabemos de su
lucha, de su incansable coraje para enfrentar una banda que desde La Habana ha
arruinado al país con su ineficiencia y con la manera corrupta como se ha
conducido. Un gobierno que ha comprometido nuestro futuro. Un régimen que ha
sembrado odio y violencia… que ha derramado la sangre de nuestros jóvenes. Que
nos tiene haciendo colas para poder comer.
Maduro sin
vergüenza alguna ha solicitado un canje, al mejor estilo de las FARC o ELN de
Colombia, actúa como cualquier terrorista… igual que el Chacal. Viola las leyes
de manera pública, desconoce la norma Constitucional, no respeta acuerdos,
convenios ni las reglas diplomáticas, utiliza la disidencia política como
mercancía de intercambio. Llegar a estos términos es el inicio del fin, de aquí
en adelante la manera autocrática de gobernar es una evidencia.
La otra cara de la
misma moneda es la dictadura, la represión y la barbarie. Presenciamos la hora
final, los 60 presos políticos que se encuentran en las mazmorras bolivarianas
representan a cada uno de nosotros, su suerte es la nuestra, su suerte es lo
que nos espera.
Las fuerzas democráticas se encuentran en un
impasse, ¡Es ahora o nunca!
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
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